( datos actualizados)
https://ncov2019.live/
Pues sí, claro que estamos en guerra. Pero no contra un virus con el que nos hemos visto de repente abocadas a convivir física e intelectualmente.
El enemigo ya estaba aquí mucho antes y ahora se ve algo más claro, tras el corrimiento causado por el aguacero. Son los rentistas que no van a renunciar a dejarnos en la miseria si ello conlleva que sus beneficios económicos se reduzcan. Es una clase necropolítica, gobierno y oposición y satélites, incapaz de gestionar la vida tras años de solo amasar números. Son el brazo armado de estos, los matones con placa de las FCSE, que reprimen hoy con más impunidad que nunca. Son los medios de comunicación totalitarios y necrófagos que solo valen lo que vale el espectáculo. Son los empresarios, banqueros, administradores y demás agentes del capitaloceno que, a fuerza de reducir espacios seguros en su propio beneficio, han facilitado esta pandemia y las que vendrán. Es la parte de nosotras que se ha encogido de hombros aun achatada y molida bajo todo lo anterior. Lo que nos separa y nos deprime y nos vende y nos mata.
Es una guerra, sí. Biopolítica. La misma que estábamos librando hace tres meses, la misma de hace tres años y la de hace una década. Desde que se declarase la alerta sanitaria, nuestros derechos y libertades se han restringido de manera drástica y el biocontrol por venir va recortarlo todo aún más. Esta batalla ha dejaro clarísimo que estamos más solas de lo creíamos y eramos mucho más ignorantes de lo que temíamos; que sin resistencia, horizontalidad, apoyo mutuo, autogestión, empatía e inteligencia no valemos más que el precio al que quieran saldarnos los que trafican con nosotras y con los nuestros.
Ya que parece que la retórica bélica nos gusta tanto, entendamos que el Covid-19 no es cuerpo o estructura en la trinchera de enfrente sino, de algún modo, arma dejada en la escasa tierra de nadie que nos queda. Veremos quién se hace con ella y si la sabe usar.
07/04/2020.
Copio esto en mi muro porque los momentos, merece la pena compartirlo.
"No puedo más, todo tiene un límite, no estoy dispuesto a seguir callado y tragando bilis.
Ya está bien de sembrar odio, ya está bien de tanta mentira y manipulación. Lo que algunas y algunos están haciendo estos días es profundamente mezquino e inhumano. Es indecente intentar sacar provecho del dolor y la muerte.
NADIE, repito, NADIE, se imaginaba la magnitud que iba a alcanzar esto. Ni los gobiernos occidentales, ni las organizaciones políticas, ni la mismísima Organización Mundial de la Salud, prestaron atención a lo que ocurría en China. El capitalismo veía con placer el desmoronamiento del gigante asiático, ganar la guerra comercial era lo más importante y las muertes nos pillaban lejos. ¿Alguien se planteó en aquel momento tomar medidas? NADIE. Tampoco nadie las tomó cuando el virus picó a la puerta de Europa. La falta de previsión y medidas también se globalizaron y el virus nos pilló con los deberes sin hacer. Nos equivocamos, claro que sí, hay que asumirlo. A toro pasado es fácil decir que sobraban todos los actos y eventos, políticos, sindicales, sociales, deportivos, etcétera, que hubo en el último mes, pero, de una manera u otra, todas y todos participamos en ellos. Es más, si alguien hubiera decidido cancelarlos hubiéramos puesto el grito en el cielo y lo habríamos acusado, como poco, de alarmista.
A este gobierno le está tocando lidiar con una situación caótica, con una situación que nadie querría gestionar porque no hay precedentes en la historia reciente que sirvan de guía de actuación, pero ahí están dando el do de pecho. Han puesto todos los recursos del estado a disposición del pueblo, están intentando salir de este infierno de la mejor manera posible, sin dejar a nadie en la estacada. Han salido de la burbuja en la que generalmente se cobijan las élites políticas y están luchando a nuestro lado. Podrá salir mejor o peor, pero no están regateando esfuerzos. Ayer, en la comparecencia de Pedro Sánchez, al igual que me ha ocurrido durante estos días con otras y otros miembros del gobierno, vi responsabilidad, vi sufrimiento, vi humanidad. Y, aún así, los llamáis asesinos.
¿Cómo podéis ser tan miserables? ¿Cómo podéis seguir escupiendo veneno? ¿Sabéis por qué se muere la gente? Porque faltan recursos, porque mientras votabais para llenar los balcones de banderas rojigualdas, dejabais los hospitales sin batas blancas. Ahora recogemos el fruto de las privatizaciones que sembrasteis. Lo público no os interesó defenderlo y ahora, hipócritas de mierda, aplaudís desde las ventanas.
¿Dónde están ahora vuestros ídolos? ¿Dónde están vuestros filántropos? Especulando y haciendo negocio con materiales de primera necesidad, ocultos tras el humo de vuestras hogueras de rencor y mentiras.
Ahora somos las y los "privilegiados", las clases trabajadoras, las que estamos dando el callo, en los hospitales, en los supermercados, en los comercios, en los campos, en las carreteras. Este que aquí escribe salió del paro cuando se decretó el estado de alarma y lleva nueve días desinfectando vehículos ferroviarios. Jugándonos la salud, sin descanso, pero convencidas y convencidos de que hay que hacerlo, anteponiendo el bienestar colectivo al individual. No hacemos política, no distinguimos colores, ahora todos somos una. Vosotras y vosotros sois la excepción, bestias carroñeras que buscáis la vida en la muerte ajena. Lo que hacéis, además de repugnante, es delictivo y espero que paguéis por ello.
Yo no soy del PSOE, no me gusta ni el partido ni Pedro Sánchez, de hecho, si de mi hubiera dependido, mi organización, IU, nunca hubiera formado parte de un gobierno suyo, pero ahora, en este contexto, voy a luchar a su lado hasta la extenuación. Cuando lleguen tiempos mejores, cuando dejemos atrás esta pesadilla, volveremos a ser adversarios y ahí me tendrán, como una gota malaya, recordándoles que sin la sanidad pública y sin las clases trabajadoras nunca hubiéramos salido del atolladero. Y si no nos dan recursos, dignidad y reconocimiento, volverán a ser mis adversarios.
Hasta entonces, lo más lejos a su lado.
https://ncov2019.live/
#COVID19 #CORONAVIRUS #PANDEMIA #VIRUS
Encuesta. ¿De dónde viene la escasez de máscaras en los hospitales?
(En filosofía moral, la posición "consecuencialista", como su nombre lo indica, juzga las elecciones morales de acuerdo con sus consecuencias: si, por ejemplo, uno debe sacrificar una vida para salvar cinco, el balance neto de consecuencias se encuentra allí su cuenta. La posición opuesta, llamada "deóntica", juzga no según las consecuencias sino según los principios: aquí, por ejemplo, lo sagrado en principio de una vida singular. La filosofía consecuencialista es, por lo tanto, una filosofía de sacrificio, mientras que la filosofía deóntica rechaza categóricamente la lógica de sacrificio. )
"Un metro de distancia. Es la nueva unidad de medida cívica para la supervivencia"
El mensaje de calma inicial ha sido perjudicial para hacer una planificación adecuada...”
A meditar por los países que aún NO han tomado medidas drásticas de aislamiento social.
VIENE UNA RECESIÓN ....
"Tengo que salir al menos al día un poco a la calle, a caminar, no puedo estar encarcelado, lo siento...
y como no tengo perro, busco las manzanas de la calle por donde sé que no van a pasar los locales..."
George Orwell: “Lo importante no es mantenerse vivo sino mantenerse humano.”
"Podemos parar el virus, y podemos además aprender algunas cosas que nos sirvan para afrontar las otras crisis que están en marcha y las que vendrán."
jmc.
CUARENTENA ( escribía esto el 13/02/2020)
Son días extraños. Ya sabéis por qué, así que no voy a dedicar esta entrada a darle más vueltas a nuestro apocalipsis pequeñito de hoy. Sí, creo, cabe puntualizar que estoy muy a favor del confinamiento y de hacer lo humanamente posible para contribuir a contener la pandemia que nos ha caído encima. #QuédateEnCasa y tal.
Como también creo que en momentos así todos tenemos la responsabilidad de hacer pasar el trago a los demás. La alerta sanitaria, las cuarentenas decretadas en varios puntos del país y las recomendaciones de los departamentos de sanidad conllevan que se hayan suspendido presentaciones, recitales, conferencias, obras de teatro y que se hayan cerrado museos, centros cívicos y cines. Y sería muy triste si ahora, por las circunstancias, rindiésemos la resistencia cultural en la que peleamos a diario a los ídolos de estiércol de Amazon, las plataformas de streaming o, peor, la televisión. Lo mínimo que podemos hacer, pues, es liberar algo de lo nuestro y que lo tome quien quiera, como quiera, si acaso eso ayuda.
Os recomiendo comer bien, leer mejor y de paso visitar buenas páginas web. Ver también buen cine y hablar entre vosotros...
Las noticias que aparecen en este post-apocalíptico van con fechas de la más reciente a las del comienzo del Coronarvirus.
entre el día 23-03-20 y el 02/04/2020 no he introducido nada...
LAS FECHAS MÁS RECIENTES APARECEN AL PRINCÍPIO : BUCEA...
ALGUNA CABECERAS PARA EMPEZAR : 230320 Francia
al 27/03/2020 |
Información sobre el coronavirus
- Aquí puede seguir la última hora sobre la evolución de la pandemia
- En caso de tener síntomas, estos son los teléfonos que se han habilitado en cada comunidad
- Pincha aquí para suscribirte a la newsletter diaria sobre la pandemia
25/0/2020
- El Senado de EE.UU. y la Casa Blanca llegan a un acuerdo sobre un paquete de dos billones de dólares para contrarrestar la crisis del coronavirus
- "¿Dónde están los respiradores?": El gobernador de Nueva York critica la respuesta de Trump ante el coronavirus
- Dos trabajadores de la salud de Georgia mueren de COVID-19 en medio de una grave carencia de equipos de protección
- California procura agregar 50.000 camas de hospital antes del pico de casos de COVID-19
- El estado de Washington inspeccionará hogares de la tercera edad tras el fallecimiento de 37 adultos mayores a causa del coronavirus
- Hermano de la vicegobernadora de Minnesota fallece de COVID-19; el esposo de la senadora Klobuchar se encuentra hospitalizado
- Desafiando el consejo de los médicos, Trump hace una llamado a "retornar a la normalidad" y a abarrotar las iglesias el domingo de pascua
- Agencias de inmigración de EE.UU. ponen en cuarentena a nueve solicitantes de asilo
- La cárcel de la isla de Rikers liberará a 300 reclusos no violentos como medida ante el brote de COVID-19
- Estados Unidos se convierte en el epicentro mundial de la pandemia, mientras India ordena el confinamiento de 1.300 millones de personas
- Las muertes por COVID-19 se aceleran en toda Europa y el príncipe Carlos da positivo por coronavirus
- El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, critica la "histeria" por el coronavirus, mientras São Paulo decreta medidas de confinamiento
- Enjambres de langostas en Sudán del Sur amenazan aún más el suministro de alimentos, al tiempo que se teme que aumenten los casos de COVID-19
Comenzamos:
23/03/20
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La pérdida de bosques y el deterioro ambiental da ‘alas’ a los virus y lo que ‘vendrá’ |
El sida, la gripe A, el ébola y, ahora, el coronavirus. Cada cierto tiempo, un nuevo brote de una terrible enfermedad pone en jaque a la humanidad. |
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23/03/2020
Los alemanes llevan haciendo test de coronavirus desde finales de enero. No le han dicho nada a nadie, pero sin capaces de hacerlos al ritmo de 12.000 al día. Tienen de todo y todo planificado. Llevan 50 muertos y sin embargo hoy en Italia han alcanzado los 800 en un solo día, y no han llegado al pico máximo.
23/03/2020
Comentarios varios en redes :
Ayuda de la República Popular China llega a España. 1 millón de mascarillas y otro material, también especialistas. No viene de Estados Unidos, no.
... saber lo que no sé, y suponer, lo cierto es que está sucediendo...luego veremos como queda el orden mundial.. ... ser o no ser,
20/03/20
Ahora una película
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AHORA UN POCO DE MÚSICA
1. LITTLE LITTLE 00.00 2. NEUROTIC REACTION 3:09 3. SING A SONG 5:49 4. MIND MY OWN BUSINESS 9:44 5. LITTLE QUEEN 13:14 6. MAN IN THE MOON 16:23 7. LOVE 13:35 8. WHITE HOUSE 21:27 9. SUNDAY MORNING 24:33 10. CHOO CHOO TRAIN 27:49 11. ELENOR 29:07 12. COSY ROSY 32:10
Coronavirus. El examen masivo podría salvar vidas: ¡para pruebas accesibles para todos!
"Prueba, prueba, prueba": el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, lo dice. Si bien las recomendaciones de la OMS no han estado más allá de cualquier reproche desde el comienzo de la epidemia, tienen el mérito de haber evolucionado, basadas en particular en la efectividad de la campaña de detección masiva accesible para todos los que se llevan a cabo en Corea. Sur La gestión, que por el momento, ha permitido circunscribir la epidemia evitando el escenario italiano, miles de muertes. Sin embargo, en Francia, el número de pruebas sigue siendo muy bajo y los datos son completamente opacos.
Crédito de la foto: foto ilustrativa: AdobeStock)
¿Cuánto practica Francia las pruebas diarias? Imposible saberlo en ausencia de datos transparentes proporcionados por las autoridades sanitarias. A principios de marzo, el gobierno dijo que evaluó a 1,000 personas por día. El último informe epidemiológico publicado el 10 de marzo reportó 2,350 pruebas realizadas hoy. El ministro de Salud, Olivier Véran, anunció que se realizaron 4000 pruebas durante el día miércoles 18 de marzo. A pesar de esta opacidad, está claro que el número de pruebas sigue siendo completamente insignificante frente a la grave crisis de salud que actualmente está en curso.
Es suficiente estar convencido de echar un vistazo a las cifras y métodos implementados en otros países. En Corea del Sur, la elección se realizó desde el comienzo de una estrategia que combina la transparencia en el desarrollo de la epidemia con información periódica de la población, detección masiva, accesible para todos a través de camiones de libre acceso, con 260,000 pruebas realizadas en unas pocas semanas. Si a través de este ejemplo, no se trata de reclamar una receta de "milagro" dado que Corea del Sur también ha utilizado métodos que sorprenderían en términos de incursión en la vida privada, Está claro que esta detección temprana masiva ha jugado un papel fundamental para detener la epidemia, por el momento (la vacuna sigue siendo el único remedio "real").
Otros ejemplos muestran que establecer campañas de pruebas masivas en una etapa temprana tiene el efecto de reducir la mortalidad, al permitir un manejo temprano. Con respecto a Alemania, que tiene un número muy bajo de muertes, una de las razones invocadas por el presidente del Instituto Robert Koch se refiere a la implementación del cribado masivo : “Desde el comienzo [de la epidemia ], les pedimos sistemáticamente a nuestros médicos que evaluaran a las personas ", dijo el Dr. Lothar H. Wieler en la conferencia de prensa diaria de la organización el 11 de marzo, citada por Euronews.. De hecho, el país tiene una capacidad de detección masiva evaluada "por las autoridades alemanas a 12,000 pruebas por día" gracias a una "red territorial significativa de laboratorios", subraya Laurent Desbonnets. Incluso se han establecido "unidades" en el país, como en Corea del Sur o los Estados Unidos, para evaluar rápidamente a muchas personas, señala el New York Post . Pruebas que se implementaron muy temprano y ante los primeros signos de la epidemia, a partir de enero. Otros casos como el Reino Unido, cuya gestión catastrófica ha sido señalada, el aumento exponencial en el número de casos y el aumento en el número de muertes ha obligado al gobierno a anunciar este 18 de marzo el aumento drástico en la detección subir hasta 25.
Con respecto a Francia, las autoridades francesas continúan practicando muy pocas pruebas, en la opacidad más total. Una política que el gobierno incluso intenta justificar en el sitio de información dedicado a Covid-19: “Debe entenderse que las pruebas son útiles para comprender dónde circula el virus. Se están volviendo menos esenciales en áreas de circulación activa donde la atención médica se vuelve central ”. Una estrategia que el Primer Ministro tuvo que defender este jueves ante la Asamblea Nacional ante el aumento en el número de casos: "sería inútil hoy evaluar masivamente a todos, de manera preventiva o de acuerdo con los síntomas", Dijo, descartando con el dorso de su mano cualquier implementación de un examen generalizado para el coronavirus en Francia. Luego justifica que esta generalización de pruebas pesaría en "habilidades analíticas y no tendríamos respuestas lo suficientemente rápidas donde sea absolutamente necesario". En resumen, ¿sería por lo tanto una cuestión de costo económico? De todos modos, esto muestra que el número de 9.134 casos anunciados por Jérome Salomon se subestima en gran medida. Por lo tanto, la etapa de propagación del virus sigue siendo desconocida.
Ante la propagación del virus, lo que los expertos repiten es que la implementación de una política de pruebas masivas es la condición para establecer una estrategia de salud coherente. Si la OMS no está necesariamente exenta de responsabilidad en esta crisis de salud, entonces sus recomendaciones fueron erráticas, subestimándola de manera significativa al principio , su director cambió de posición afirmando ahora, siguiendo el experiencia acumulada en pocos meses:“Hemos visto una rápida escalada de las medidas de distanciamiento social, como el cierre de escuelas y la cancelación de eventos deportivos y otras reuniones. Pero no hemos visto suficiente escalada urgente en las pruebas, el aislamiento y el rastreo de contactos, que son la columna vertebral de la respuesta al virus " . Es por eso que la OMS ha enviado 1,5 millones de pruebas a 120 países en los últimos días.
Contrariamente a lo que dice el gobierno, esta estrategia de prueba masiva es esencial, no solo al principio, sino en todo momento en el manejo de la epidemia. De hecho, cómo detener un virus "inteligente" como lo afirman ciertos expertos y que tienen especificidades que favorecen la propagación, como su enorme tasa de personas asintomáticas (que son portadoras sanas pero pueden transmitir el virus) y una tasa de contagio muy importante, todo en ausencia de una vacuna y un tratamiento efectivo? El gobierno francés está tratando de resolver la crisis de salud mediante un solo confinamiento autoritario masivo, rechazando dogmáticamente la implementación de pruebas masivas argumentando que estaríamos en una etapa epidémica que se ha vuelto "descontrolada".
Pero incluso en esta etapa epidémica real, que, además, está vinculada a la negativa a realizar pruebas sistemáticas, la prueba es una necesidad. Fabio Sabatini, investigador en Italia, ofrece algunas respuestas interesantes que muestran que las únicas medidas de "distanciamiento social" de ninguna manera les permitirán controlar solo este virus.. Para el investigador, "ahora al menos en Italia (hasta la fecha), la situación parece haber escapado a la posibilidad de un control temprano y la contención necesaria. Comenzaremos a ver las frutas en aproximadamente dos semanas. Sin embargo, si no seguimos a las personas infectadas y su red de contactos para aislarlas y tratarlas, tan pronto como se libera el bloqueo, incluso para una persona, la epidemia puede comenzar nuevamente al galope. Si no interviene ningún factor exógeno nuevo para desacelerar la epidemia (calor o una mutación viral, por ejemplo), nuestros esfuerzos pueden no ser decisivos. Tener el "sistema coreano" en paralelo con nuestro bloqueo ayudaría a obtener resultados finales. "
En resumen, incluso si no lo asume abiertamente, como lo han hecho el Reino Unido o Alemania, "Francia está apostando por la" inmunidad grupal "para detener el coronavirus", es lo que Le Figaro también señala. El gobierno francés combina esta estrategia con medidas de contención para suavizar la curva, una contención que trata de evitar en la medida de lo posible invadir el trabajo de las empresas privadas, incluidas las no esenciales. Esta estrategia se niega a luchar realmente contra el virus y causará una serie de muertes que podría haber sido posible evitar, como lo ilustra el caso coreano. Sin embargo, como explica el Sr. Fabio, las pruebas a escala masiva, incluso en una etapa epidémica avanzada, pueden ayudar a prevenir muertes o incluso comenzar a contener la epidemia. Y aún más, ¿no es un derecho democrático que todo trabajador puede saber si está contaminado o no?
Para combatir la epidemia, la prueba a escala masiva es una condición necesaria. Desde este punto de vista, la primera medida elemental debería ser poner a disposición pruebas masivas y gratuitas para todos, comenzando con todos aquellos obligados a trabajar . Esto permitiría, en particular, detectar a todas las personas infectadas para evitar la propagación del virus y poner fin a la contaminación en el lugar de trabajo. Basta mirar las cifras anunciadas por el periódico Le Monde : “El miércoles 18 de marzo, se identificaron 98 casos entre los agentes del grupo ferroviario público contra 22 el día anterior y casi 600 agentes están actualmente en confinamiento porque presentan un riesgo contaminacion », ¡Sabiendo que solo las personas con síntomas graves se hacen la prueba! También es cada vez más imperativo cerrar todos los negocios no esenciales donde millones de trabajadores continúan contaminándose, lejos de la "contención total" anunciada por el gobierno. Finalmente, una política masiva de pruebas permitiría a todos saber si está infectado o no, para aliviar la ansiedad de millones de personas consideradas "en riesgo" que no saben si son portadoras, y adaptar su comportamiento en función de datos individualizada.
Matrix del miedo Archivado en: Alfred KaltschmittColumnas diarias
Desde los tiempos bíblicos, el hombre reacciona en los momentos de
crisis, guerras, pestes y cataclismos naturales, de maneras
irracionales. El ser humano reacciona de acuerdo a los estímulos que
recibe de sus semejantes. Y si hay que quemar gatos negros para evitar
la peste, o echarse cenizas de rana para calmar los espíritus malignos,
porque todos lo están haciendo, pues así lo harán, tal como lo vienen
practicando desde los tiempos medievales, con diversos tintes de
adaptación transgeneracional. El común denominador es el reflejo
irracional causado por el temor y el pánico.
De esa cuenta nos volcamos a los supermercados para comprar para “los
malos tiempos, en caso de que esto se alargue”… Más papel higiénico,
más alimentos, más alcohol, sí, mucho alcohol y desinfectantes, y
Maseca, y muchas latas. Y ayer mi concuño no podía entrar a un Walmart
de nueva Orleans porque estaba saturado y habían llegado al límite de
300 compradores a la vez. ¿Por qué esa vorágine de compradores? Es el
resultado de las cadenas de mensajitos “chupacabras”, de esos que dicen
que dicen, que hay que hacer algo más que lavarse las manos y estornudar
tapándose con el antebrazo, no dar la mano, evitar tocarse la cara y
evitar las aglomeraciones. Es el síndrome denominado “fomo” (fear of
missing out) o temor a perderme algo o estar excluido de algo.
Hay que aterrizar en la realidad. Estamos frente a una
crisis compleja, multidimensional, difícil de manejar con la precariedad
sistémica institucional que tenemos como país tercermundista. Los
hospitales viven al borde del colapso, sin estar en crisis. El
cumplimiento de las normas sanitarias para la prevención es compleja,
dada la escasez de agua en un porcentaje considerable de asentamientos y
colonias, escuelas, etc. El transporte público es el lugar más
vulnerable para la transmisión del virus. Cada pasajero es un potencial
portador asintomático. Evitar las aglomeraciones en las paradas es casi
imposible, especialmente por las nuevas disposiciones de reducir a 50
personas por transporte.
Podemos adelantar con bastante certeza los escenarios que nos esperan
comparando lo que Italia, España, Corea del Sur y China están
enfrentando. El panorama es sombrío, especialmente cuando se examinan
las posibles medidas de contención a implementar y sus respectivos
costes económicos y sociales: 1. La vacuna contra el coronavirus ya
existe: es quedarse en casa. La reclusión total. Esta medida, cuando se
observa ante cuadros estadísticos, es clarísima. Es lo que hicieron en
China y bajaron la propagación del virus en forma dramática. La
paralización total, aunque de enormes costes económicos, a la larga es
la única manera de detener el virus a un costo más bajo, especialmente
por el ahorro en el costo por paciente infectado, internado, recluido y
en cuarentena.
Guatemala no podría implementar tal medida. Aunque ya la inercia
propia de la crisis ha afectado a la mayoría de la industria de
servicios, especialmente la turística. La industria hotelera con las
fronteras cerradas entra en crisis.
Se pueden adelantar los escenarios que se vienen en cuanto se
propague el virus y el sistema hospitalario colapse, por eso es una
buena idea utilizar el Parque de la Industria como un centro para
recepción del desfogue hospitalario.
Hay mucha confusión en cuanto a las pruebas del coronavirus, y es que
no funciona en pacientes asintomáticos; es decir, con personas que no
tienen fiebre, tos, etc. Pero eso es otro tema. La cantidad de pruebas,
su accesibilidad y su coste. #juntos saldremos adelante. La vacuna
contra el virus eres tú, somos todos.
Con la ayuda de Dios.
18/03/20
Jefe médico chino insta a Europa a tomar medidas drásticas y a hacer «test, test y más test»
El jefe del equipo médico de
expertos designado por China para combatir el coronavirus, Zhong
Nanshan, ha instado a Europa a adoptar medidas más proactivas contra el
coronavirus, identificar los contagios más rápido, y ser más eficaz a la
hora de poner en marcha restricciones y cuarentenas.
«Creo que Europa está afrontando ahora la primera ronda de
la epidemia y debería tomar medidas más proactivas. No esperen a que
sea demasiado tarde y duela«, ha comentado este miércoles Zhong Nanshan
durante una rueda de prensa en la ciudad meridional de Cantón, en la que
también ha resaltado la importancia de realizar más pruebas de
detección del virus o proteger a los profesionales sanitarios.
«Hay países europeos que están llevando a cabo confinamientos en las ciudades. Pero la gente sale a por un café, se reúnen... Así no es como funcionan este tipo de cuarentenas», ha dicho el prestigioso neumólogo chino, de 83 años, que jugó un papel destacado en la lucha contra la epidemia del SARS en el país asiático en 2003.
Zhong ha señalado que son necesarios otros esfuerzos como aislar a todos los contactos cercanos de las personas contagiadas por el Covid-19, aunque no presenten síntomas.
La experiencia de Wuhan
Según el doctor, en la capital de la provincia de Hubei, Wuhan, la ciudad donde se originó el brote, la concienciación sobre el virus y las medidas para protegerse eran muy bajas al principio, lo que provocó su rápida expansión y el contagio de muchos profesionales sanitarios.
Lo más importante es «primero protegerse a uno mismo y después a los otros», para lo cual se deben evitar aglomeraciones, llevar mascarilla y, sobre todo, «hacer test, test y más test» para detectar nuevos casos, que es la forma en que China consiguió ralentizar la epidemia.
«Muchos médicos que estaban en primera línea se contagiaron. Si ellos se infectan, se mina la confianza para ganar la batalla. Nosotros enviamos a Wuhan a cerca de 40.000 médicos de otras ciudades que estaban equipados y tenían la capacidad necesaria. Ellos no se infectaron. La protección es clave», ha recalcado.
El neumólogo también ha advertido de que no se debe dejar que el virus se propague y apelar a la inmunidad de las personas: «No hay datos que avalen que una persona curada lo esté para toda la vida. Debemos cooperar más, trabajar juntos en todo el mundo para encontrar soluciones».
«Diferentes países tienen un entendimiento diferente sobre cómo combatir el virus, pero deberíamos compartir experiencias. Luchamos con el mismo objetivo. Esto es una epidemia y ningún país está a salvo», ha añadido.
China, que el pasado día 12 declaró que ya había cruzado el pico de transmisiones para iniciar un rápido descenso, debe «seguir alerta», especialmente por los casos importados de otros países, según ha indicado Zhong.
«Hay países europeos que están llevando a cabo confinamientos en las ciudades. Pero la gente sale a por un café, se reúnen... Así no es como funcionan este tipo de cuarentenas», ha dicho el prestigioso neumólogo chino, de 83 años, que jugó un papel destacado en la lucha contra la epidemia del SARS en el país asiático en 2003.
Zhong ha señalado que son necesarios otros esfuerzos como aislar a todos los contactos cercanos de las personas contagiadas por el Covid-19, aunque no presenten síntomas.
La experiencia de Wuhan
Según el doctor, en la capital de la provincia de Hubei, Wuhan, la ciudad donde se originó el brote, la concienciación sobre el virus y las medidas para protegerse eran muy bajas al principio, lo que provocó su rápida expansión y el contagio de muchos profesionales sanitarios.
Lo más importante es «primero protegerse a uno mismo y después a los otros», para lo cual se deben evitar aglomeraciones, llevar mascarilla y, sobre todo, «hacer test, test y más test» para detectar nuevos casos, que es la forma en que China consiguió ralentizar la epidemia.
«Muchos médicos que estaban en primera línea se contagiaron. Si ellos se infectan, se mina la confianza para ganar la batalla. Nosotros enviamos a Wuhan a cerca de 40.000 médicos de otras ciudades que estaban equipados y tenían la capacidad necesaria. Ellos no se infectaron. La protección es clave», ha recalcado.
El neumólogo también ha advertido de que no se debe dejar que el virus se propague y apelar a la inmunidad de las personas: «No hay datos que avalen que una persona curada lo esté para toda la vida. Debemos cooperar más, trabajar juntos en todo el mundo para encontrar soluciones».
«Diferentes países tienen un entendimiento diferente sobre cómo combatir el virus, pero deberíamos compartir experiencias. Luchamos con el mismo objetivo. Esto es una epidemia y ningún país está a salvo», ha añadido.
China, que el pasado día 12 declaró que ya había cruzado el pico de transmisiones para iniciar un rápido descenso, debe «seguir alerta», especialmente por los casos importados de otros países, según ha indicado Zhong.
Sensatez. Barra neutra, sin espectro, con humanidad..
18/03/20
El virus de la consciencia
En estos días de recogimiento obligado, mucha gente aprovecha
el tiempo para reflexionar sobre lo que estamos viviendo. En la marea
de discursos e imágenes que circulan sobre el coronavirus hay por lo
menos dos tendencias.
Hay discursos que tienen un tono «catastrofista», y se centran
principalmente en los números del contagio, las consecuencias económicas
o los gráficos de la epidemia. Otros adoptan un tono «constructivista»,
es decir, plantean criterios o preguntas para tratar de entender. En
este segundo tono quiero escribir aquí, proponiendo la idea que estamos
ante una crisis que puede convertirse en un momento de despertar de la
consciencia.
Lo que está ocurriendo alrededor del coronavirus
evidencia varias cuestiones que en nuestra vida diaria normal –la que
teníamos hasta hace pocos días– tendíamos a obviar, hacíamos como que no
existieran o no nos incumbieran, pues lo necesitábamos para seguir
funcionando y respondiendo a nuestras obligaciones sociales.
Ahora
tenemos que quedarnos en casa, observando a nuestra sociedad ante esta
situación. Estamos en un estado de shock, ya no de incredulidad: las
barreras mentales que en una situación normal nos hacen interpretar la
realidad según esquemas rígidos y recurrentes, se agrietan ante una
situación desconocida, que no habíamos previsto, ni siquiera imaginado.
En este sentido, si lo sabemos aprovechar, éste puede ser un virus de
consciencia.
En las circunstancias actuales, por ejemplo, vemos
de manera concreta que nuestra existencia individual –que normalmente es
el único prisma desde el que interpretamos el mundo– se desarrolla
dentro de un océano, que es la sociedad en que vivimos, que nos
condiciona y que a su vez condicionamos.
De repente hemos tomado
consciencia que nuestros comportamientos y modo de vida afectan a éste
«todo» y que tenemos una responsabilidad frente a ello, aunque sea solo
la de lavarnos las manos o quedarnos en casa. Normalmente tendemos a
olvidar nuestro rol ante lo colectivo o lo común, no porque no tengamos
informaciones sobre lo que nos rodea, sino porque vivimos en una cultura
individualista que nos ha enseñado a actuar como si nuestras decisiones
solo tuvieran que ver con nosotras mismas o con nuestro entorno
inmediato, aunque en el fondo sepamos que no es así.
En este
momento, como si de un cambio gestáltico se tratara, percibimos que lo
que hacemos o dejamos de hacer tiene consecuencias y es relevante ante
algo que nos trasciende. Y eso no tanto porque tenemos que obedecer a
las medidas preventivas que imponen las autoridades, sino por algo más
sutil y más noble, que podemos llamar «sentido cívico» o
«responsabilidad social».
Este cambio de perspectivas,
generado en la situación de emergencia, tiene en realidad mucho
potencial. El coronavirus nos concierne a todas, y lo estamos asumiendo.
Pero igualmente nos concierne, por ejemplo, el cambio climático o la
garantía de los derechos humanos. Nos conciernen porque nos
afectan directamente, como personas y como sociedad, al igual que esta
epidemia, y porque tenemos una responsabilidad y un rol en ello. La
mayor parte del tiempo nos olvidamos de esta responsabilidad, pero lo
sensato sería asumirla tan radicalmente como lo estamos haciendo con
esta epidemia. Ojalá que la chispa de consciencia social que se ha
encendido en estos días pueda mantenerse y prosperar, pues si nos puede
salvar del coronavirus, a lo mejor también nos podrá servir para cambiar
el rumbo que llevan tantas otras catástrofes.
Vinculado con
este cambio de perspectiva, la situación actual nos permite también
hacer una autocrítica de lo restringido que es el punto de vista desde
el que normalmente vemos el mundo. Acostumbramos vivir en una suerte de
esquizofrenia: podemos planificar nuestras vacaciones a algún país
exótico o nuestras compras, a la vez que sabemos que los hielos de la
Antártida se están derritiendo, que nuestros mares se están llenando de
plástico y que hay gente hundiéndose en ellos mientras tratan de llegar a
«nuestra» Europa.
Sabemos además que existe una conexión entre
nuestra forma de vida y estos problemas globales. Lo sabemos con la
cabeza, pero en el fondo no lo asumimos, para poder seguir en nuestra
«normalidad». Tendemos a normalizar estas situaciones como algo que no
afecta nuestra vida, nos es ajeno, solo le afecta a «otros».
En
varios sentidos, la emergencia del virus nos hace tomar conciencia de
que esos «otros» podríamos ser nosotras, y de hecho, lo somos.
Nuestra
seguridad primermundista se tambalea al sentirnos ante una epidemia
descontrolada, para la que nuestra ciencia y medicina no tienen
remedios. Siempre hemos sabido de la existencia de epidemias que
provocan números tremendos de víctimas y situaciones de emergencia
crónica a gran escala. Pero eso era en otros lugares, en países pobres,
subdesarrollados, que sólo hemos conocido a lo mejor como metas
turísticas.
Ante el coronavirus de repente nos vemos en su
lugar, en el lugar de las que padecen las consecuencias de la
globalización, en vez que disfrutar sus beneficios. Tomamos conciencia
que nuestros sistemas sanitarios, tras los años de privatizaciones y
recortes que han precedido esta crisis, podrían no dar abasto.
Vislumbramos hospitales donde los pacientes de neumonía se ahogan en los
pasillos mientras no hay dispositivos de cuidado intensivo ni
implementos de seguridad para el personal. Descubrimos que nuestros
países no producen respiradores, sino que los compran a multinacionales
que en cualquier momento pueden dejar de vendérnoslos. Los médicos
deberán seleccionar a los pacientes por edad –es decir, dejar morir a
los mayores- y circulan rumores espantosos de cadáveres contagiados que
nadie entierra. Escenas que nos parecen medievales o africanas, y que
vienen a ponernos en el lugar de esas «otras» que de normal sentimos tan
distantes. Ahora nos sentimos en su misma fragilidad.
El
coronavirus nos permite tomar conciencia también de las «otredades» que
nos rodean más de cerca, con las que convivimos todos los días sin
extrañarnos. De repente, como una ironía de la historia, países
asiáticos y latinoamericanos nos impiden entrar en sus territorios,
cuando estamos acostumbrados a ser nosotros los que construimos vallas y
militarizamos fronteras, mientras circulamos libremente por todos los
rincones del mundo.
De repente, si somos ciudadanas europeas
residentes en otros países de la Unión, descubrimos lo que significa no
poder entrar en nuestro propio país. Descubrimos el sentimiento de
angustia ante la posibilidad de que nos pase algo malo, a nosotras o a
nuestros familiares, y que no podamos reunirnos.
Compartimos en
un instante lo que viven continuamente miles de personas refugiadas y
migrantes en nuestras ciudades: personas que en muchos casos no pueden
volver a sus países durante años, porque allí su vida está en riesgo o
porque no tienen pasaporte. Una situación que la mayoría de nosotras,
nunca antes había experimentado.
La epidemia nos da la
posibilidad de ponernos en el lugar del «otro» en muchos ámbitos,
también porque es una plaga que nos afecta a todas: ricas y pobres,
europeos y chinos, autóctonas e inmigrantes. Nos afecta a todas, pero de
manera ciertamente distintas, y sobre esto también conviene
reflexionar.
Frente al imperativo general de quedarse en casa,
por ejemplo, podemos preguntarnos qué estará pasando con las personas
que viven en la calle, cuando se está estableciendo un control policial
estricto para mantener el espacio público vacío. ¿Dónde estarán las
personas «sin techo»? ¿Cómo estarán viviendo todo esto?
O a un
nivel incluso más cercano, podemos imaginar lo diferente que es
«quedarse en casa», con los colegios cerrados y sin poder salir al
parque, si se vive en el campo, con espacio y naturaleza, o si se vive
en un piso de cuarenta metros cuadrados, por el que además se paga un
tremendo alquiler, que es lo que hacemos normalmente en nuestras
ciudades.
Mientras nos lavamos las manos, con jabón y agua
caliente, podemos pensar en lo que están viviendo quienes no tienen agua
ni saneamiento, como los trabajadores migrantes de los campos de fresas
de Huelva, que tampoco está tan lejos de aquí y donde también rige el
«estado de alarma».
Asimismo, podemos preguntarnos qué significa
la amenaza del coronavirus para comunidades que no tienen comida
suficiente, ni agua, ni asistencia sanitaria, como pasa en los campos de
refugiados. No son especulaciones ociosas, sabemos perfectamente que
hay miles de personas atrapadas en la frontera greco-turca, aunque los
medios, compulsivos de coronavirus en estos días, hayan dejado de hablar
de ello. El coronavirus nos acomuna a la población de esos campos,
porque llega aquí y también allí, y porque tanto aquí como allí estamos
encerradas, nosotras en nuestras casas, y ellas en una frontera. En
nuestra frontera. Podemos hacer el ejercicio de ponernos en su lugar, en
el lugar de personas que, para mantener nuestro modo de vida,
condenamos y expulsamos cada día, pensando absurdamente que eso no nos
afecta.
Ahora que estamos en casa tranquilas, podemos
aprovechar para reflexionar sobre todas estas cosas, y sentir lo que
normalmente no nos permitimos sentir: el miedo, la empatía, la
indignación… Aprovechemos este momento para abrir los ojos de
nuestra conciencia, analizar a nuestra época y a nosotras mismas, y
plantearnos los cambios que necesitamos! Y ojalá mientras dure el
coronavirus nos vayamos preparando para cambiar el mundo, pues si no lo
hacemos nosotras, alguien más lo hará, y podría no gustarnos nada
18/03/2020:
Alainet.org Al Día - 18/03/20 ( DESDE LA IZQUIER DALATINA)
- Coronavirus
y Guerra de Big Data
Aunque las apariencias de la guerra comercial engañan, Xi Jimping y Trump están ambos enfrentados a los globalistas financieros, aunque por objetivos diferentes, por ello cooperan en ciertos hechos. Wim Dierckxsens, Walter Formento
- En
casa y sin tocar a los otros: coronavirus o
reingeniería social a escala planetaria
Nuestro modelo societal capitalista se estructuró alrededor de la producción de mercancías y el consumo, con una epistemología derivada de la primera y segunda revolución industrial. Luis Bonilla-Molina
- Rep. Dominicana
Triunfo
municipal del PRM, ¿inicia nueva época?
La aplastante victoria del Partido Revolucionario Moderno (PRM) en las elecciones extraordinarias municipales permite apreciar que los dominicanos nos encaminamos hacia una nueva etapa política, con indudable repercusión en los resultados de las elecciones Manuel Díaz Aponte
- Las
diabluras de Vladimir
Los petroleros de Estados Unidos están lívidos, se enteraron de que Rusia no hará recortes en su producción. Hay una estrategia típica rusa detrás del anuncio de que Rusia se negó al acuerdo de reducir producción, propuesto por los sauditas Umberto Mazzei
- Las
pandemias de la globalización neoliberal
Según los especialistas, el “Coronavirus” y sus diversas cepas tiene muy baja letalidad (de un 2 a 3 % entre los afectados), y se reitera con harta frecuencia que hay muchas otras dolencias que a diario causan mayor mortandad que el COVID-19. Sergio Barrios Escalante
- Argentina Medios
no hay virus que por bien no venga
Comuna
-
Este 22 de marzo, más que nunca, a liberar y desprivatizar las aguas en Chile
Francisca Fernández Droguett
17/03/20200
"Nadie parece advertir que nada de esto podría estar ocurriendo en el mundo si China Popular fuera un país libre y democrático y no la dictadura que es. Por lo menos un médico prestigioso, y acaso fueran varios, detectó este virus con mucha anticipación y, en vez de tomar las medidas correspondientes, el Gobierno intentó ocultar la noticia, y silenció esa voz o esas voces sensatas y trató de impedir que la noticia se difundiera, como hacen todas las dictaduras" , Mario Vargas ... ( HOY DÍA 18, EN CHINA , HAN RETIRADO TODOS LOS LIBROS DE LLOSA) LIBERAL
17/03/2020
Papelón asqueroso de la Unión Europea. No ha llegado nada de ayuda sanitaria, material de hospital, nada. No se ha montado ninguna unidad especial de nada. Ha tenido que ser China la que mande equipos a Italia y parece que a España. Alemania se ha guardado todos sus equipos. Miserables es poco... ( de alguien rojo)
17/03/20
Alemania se ha guardado su material sanitario. La UE se hace el sueco UK y USA escogen el sacrificio de su propia población para salvar sus finanzas Y es la China Popular la que acude en ayuda de Italia y España. Tomad nota. Por mucho postureo que vemos en China, vemos algo que no vemos ni EEUU ni en la UE... OPINADORES DE EL PAÍS ...
China se adelanta
por El País.1703.20
LA GENTE HABLANDO EN REDES:
OTRAS FUENTES
Coronavirus, un riesgo mayor para el mundo que para China
El 31 de diciembre de 2019 apareció el coronavirus (COVID-19) en Wuhan, China. Si bien esto explica la velocidad de la caída de las bolsas, no es suficiente para explicar por qué se asemeja a lo vivido en la crisis de 2008 – 2009. Oscar Ugarteche, Alfredo Ocampo
Coronavirus, un riesgo mayor para el mundo que para China
EN EL CINE :
https://www.vistazo.com/seccion/vida-moderna/contagion-la-pelicula-que-predijo-el-coronavirus-en-2011
https://youtu.be/vh2vybuVgn0
El 31 de diciembre de 2019 apareció el coronavirus (COVID-19) en Wuhan, China. Si bien esto explica la velocidad de la caída de las bolsas, no es suficiente para explicar por qué se asemeja a lo vivido en la crisis de 2008 – 2009. Oscar Ugarteche, Alfredo Ocampo
Coronavirus… o el fin del mundo
Las alarmas se dispararon mundialmente. Llegó el Apocalipsis. ¿Qué sucede? Llegó el Apocalipsis. ¿Qué sucede? Apareció un nuevo virus en la China (COVID-19) que, según la marea mediática global dominante, es más peligroso que la energía atómica desbocada, que la peste bubónica Marcelo Coluss
EEUU En 7 días, el coronavirus demuestra la anacrónica del sistema público de salud y de leyes laborales
Alejandro Villamar
Alejandro Villamar
EN EL CINE :
https://www.vistazo.com/seccion/vida-moderna/contagion-la-pelicula-que-predijo-el-coronavirus-en-2011
https://youtu.be/vh2vybuVgn0
Ya está aquí la distopía, y nos ha pillado pagando la hipoteca. Para ver qué tipo de distopía padece usted, toca ir al oculista que es quien gradúa la vista cansada. Hay distopías de cerca y de lejos. Las primeras deforman el presente, dejándolo sin papel higiénico. Las segundas, el día de mañana, repleto de bosques contaminantes, que escupen CO2 como un viejo diésel, y rodaballos anoréxicos que vomitan plástico. Tarde o temprano se llega al futuro, sólo hay que seguir las cruces luminosas de las farmacias de guardia.
"Hay que fijarse muy bien en las cosas de las que somos testigos para poder contarlas tal como fueron a los que están lejos y a los que vengan después", dice Antonio Muñoz Molina (1). Que el gobierno declare el estado de alarma es una pataleta, los mass media lo hicieron mucho antes, creando el canal 24 horas de coronavirus, escudados en no sé qué transparencia que sirve para aumentar el público de los telediarios. La situación lo requiere, pero aquí, como en todo, hay quien se frota las manos. El apocalipsis siempre es un buen negocio para la venta de adosados en el cielo. Estamos justo donde soñaban algunos: sin roce, medio tibios, viviendo del whatsapp. "Alguien dijo que el miedo mueve la Historia. Y en eso estamos, avanzando a paso lento, a susto fuerte", escribía Antonio Lucas después de los atentados de París, en un artículo que levantó polvareda mediática y que tituló El miedo, el mismo título que ha escogido para su columna de esta semana: "Un metro de distancia. Es la nueva unidad de medida cívica para la supervivencia"(3). Nos han "precintado" los abrazos. Y nos han dejado la sospecha. Somos una suerte de ciudadanos en clausura, eremitas con derecho a Skype que pasan la cuarentena viendo porno como mandriles, consumiendo megas, que es el nuevo opio de los solitarios, y usando toneladas de gel desinfectante para los nudillos.
Es la hora perfecta para el entrenamiento con doble pivote defensivo a puerta cerrada. "El asunto es que los hospitales se han llenado y algunos súper se han vaciado", describe con precisión Jorge M. Reverte (4). Gana Netflix. O Amazon. O quien cojones sea que haya detrás de las pantallas. Y lo peor es que los supervivientes (siempre queda alguien vivito y coleando, ya sea Will Smith u Olivia de Havilland) tendrán que lidiar con las secuelas económicas. Veremos entonces de qué ha servido todo esto. Me temo que de poco. A la vuelta tocará recuperar los partidos aplazados. Más histeria, balances, sacrificios, objetivos, recortes... Le llaman conciliación pero quieren decir abuelos exprimidos hasta el tuétano. Bastaría, cuando pase la peste, con que hubiéramos aprendido algo tan simple como que "nada, excepto la salud, es imprescindible". Y que tal y como destaca Gerardo Tecé, "nuestro tesoro nacional no es Rafa Nadal, sino la enfermera que hace horas extras en un hospital público"(5).
(1) https://elpais.com/cultura/2020/03/11/babelia/1583939599_864895.html
(2) https://www.elmundo.es/opinion/2015/11/18/564b877a268e3e35758b457a.html"Hay que fijarse muy bien en las cosas de las que somos testigos para poder contarlas tal como fueron a los que están lejos y a los que vengan después", dice Antonio Muñoz Molina (1). Que el gobierno declare el estado de alarma es una pataleta, los mass media lo hicieron mucho antes, creando el canal 24 horas de coronavirus, escudados en no sé qué transparencia que sirve para aumentar el público de los telediarios. La situación lo requiere, pero aquí, como en todo, hay quien se frota las manos. El apocalipsis siempre es un buen negocio para la venta de adosados en el cielo. Estamos justo donde soñaban algunos: sin roce, medio tibios, viviendo del whatsapp. "Alguien dijo que el miedo mueve la Historia. Y en eso estamos, avanzando a paso lento, a susto fuerte", escribía Antonio Lucas después de los atentados de París, en un artículo que levantó polvareda mediática y que tituló El miedo, el mismo título que ha escogido para su columna de esta semana: "Un metro de distancia. Es la nueva unidad de medida cívica para la supervivencia"(3). Nos han "precintado" los abrazos. Y nos han dejado la sospecha. Somos una suerte de ciudadanos en clausura, eremitas con derecho a Skype que pasan la cuarentena viendo porno como mandriles, consumiendo megas, que es el nuevo opio de los solitarios, y usando toneladas de gel desinfectante para los nudillos.
Es la hora perfecta para el entrenamiento con doble pivote defensivo a puerta cerrada. "El asunto es que los hospitales se han llenado y algunos súper se han vaciado", describe con precisión Jorge M. Reverte (4). Gana Netflix. O Amazon. O quien cojones sea que haya detrás de las pantallas. Y lo peor es que los supervivientes (siempre queda alguien vivito y coleando, ya sea Will Smith u Olivia de Havilland) tendrán que lidiar con las secuelas económicas. Veremos entonces de qué ha servido todo esto. Me temo que de poco. A la vuelta tocará recuperar los partidos aplazados. Más histeria, balances, sacrificios, objetivos, recortes... Le llaman conciliación pero quieren decir abuelos exprimidos hasta el tuétano. Bastaría, cuando pase la peste, con que hubiéramos aprendido algo tan simple como que "nada, excepto la salud, es imprescindible". Y que tal y como destaca Gerardo Tecé, "nuestro tesoro nacional no es Rafa Nadal, sino la enfermera que hace horas extras en un hospital público"(5).
(1) https://elpais.com/cultura/2020/03/11/babelia/1583939599_864895.html
(3) https://www.elmundo.es/opinion/columnistas/2020/03/13/5e6a5283fc6c831e428b477c.html(4) https://elpais.com/elpais/2020/03/11/opinion/1583929475_852594.html
(5) https://ctxt.es/es/20200302/Firmas/31339/Gerardo-Tece-tecetipos-coronavirus-un-domingo-cualquiera-Al-Pacino.htm
Opiniones sobre el Coronavirus de distintos medios de comunicación: DESDE BLOG ECONÓMICOS LIBERALES
Un
evento tan trágico e inesperado como el rápido contagio de miles de personas en
todo el mundo (y, desgraciadamente, la muerte de muchos, ¡terrible!) está
consiguiendo que nuestras economías se tambaleen. Los acontecimientos se
desarrollan con tal rapidez que las cifras de afectados van cambiando hora a
hora. La OMS ya ha anunciado que nos enfrentamos a una pandemia. Sin
inmunización previa, ni vacunas ni retrovirales, por el momento, nuestra única
forma de prevención es mucha higiene, y más responsabilidad aún para evitar los
contagios.
Este es un caso donde hay una
clarísima externalidad negativa y donde la coordinación en las respuestas,
gestionada por los poderes públicos, es imprescindible para poder salir de esta
crisis económica, que ya está aquí. Actualmente nuestros gobiernos están
tomando medidas severas para prevenir contagios (teletrabajo, limitación de la
posibilidad de viajar, prohibición de aglomeraciones). El objetivo fundamental,
como tanto se está insistiendo desde la Administración Pública y los medios de
comunicación, es que el sistema de Sanidad no colapse: para ello, el flujo de
infectados en un momento dado no puede ser desorbitado. De ahí la necesidad de
observar estrictamente las medidas de prevención, aislamiento y distancia
social. Por ejemplo, la estrategia de Corea del Sur para
monitorizar a los potenciales enfermos vía App a la vez que haciendo chequeos
masivos a la población en espacios públicos abiertos habilitados al efecto, en vez
de casa por casa o en hospitales y, con ello mitigar contagios y colapsos, ha
sido tremendamente exitosa. Deberíamos aprender de ellos. En cualquier caso, la
distancia social es fundamental para disminuir la tasa de crecimiento de los
contagios.
Esta crisis nos está recordando
que nuestra sociedad, tan individualista, está más interconectada que nunca.
Nuestra vida de ocio y cultural, a pesar de las plataformas digitales, sigue
siendo fundamentalmente social: cines, conciertos, museos, estadios. ¡Iglesias!
Incluso la forma en que ha cambiado el sector servicios, con grandes centros
comerciales a los que acuden miles de personas, favorece el contagio masivo. El
turismo es un excelente mecanismo de propagación. El que podamos estar en menos
de cuatro horas en Berlín, París, Viena, Milán, facilita inmensamente la
infección. A pesar de las impresoras 3D, aún la producción de manufacturas
sigue haciéndose en plantas donde muchas personas trabajan codo con codo. En
suma, la especialización productiva y los rendimientos crecientes a escala (sin
tener en cuenta la huella climática, pero esa es otra cuestión), con todos sus
beneficios, nos agrupan, nos interconectan. Nos hacen a todos más vulnerables a
lo que le ocurra a cada uno de nosotros.
Pues bien, aquello que tenemos
que hacer para limitar que la infección se expanda implica, necesariamente, una
ralentización económica. Una cuestión muy importante es cuánto tiempo tenemos
que mantener estas medidas disruptivas de la actividad económica. No lo
sabemos, aunque hay algunas estimaciones al respecto de las que se hablará en
otro post. Unas semanas de interrupción en un sector tan estacional como el
turismo, abre un roto importante en nuestra economía. Si el shock pandémico es
finalmente transitorio afectará mucho a una parte relativamente pequeña de la
economía. Si fuera este el caso, el pánico observado en los mercados estos días
convierte a los responsables del mismo en auténticos irresponsables. Si, por el
contrario, los efectos del shock son duraderos, la acción pública es
determinante.
La cuestión es que, por
prevención, para no exponernos al contagio, o porque ya estemos enfermos, ni
podemos producir ni podemos consumir. Al no poder producir ni consumir no se
puede vender ni generar beneficios. Las empresas, lógicamente, quieren despedir
trabajadores para reducir costes. Los plazos de los créditos vencen aunque no
se pueda trabajar. Los alquileres hay que pagarlos. No solo eso; cuando la
economía real está paralizada, la economía financiera carece de ancla real (los
beneficios de las empresas cotizadas) y se mueve exclusivamente por
expectativas, que en estos tiempos pueden ser delirantes. De ahí que la Bolsa
de Nueva York suspendiera temporalmente
la cotización y que ese cierre aguara el festín de pánico que se estaban dando
los bajistas.
Y, finalmente, la cuestión es
qué hacer. La respuesta la llamamos los economistas risk sharing. Podría
parecer que este shock es de naturaleza sistémica, y en parte lo es. Sin
embargo, este shock afecta de manera distinta a distintos sectores: pensemos en
los sectores de la alimentación o de las telecomunicaciones frente a la
hostelería y el transporte aéreo. Más aún, afecta distinto a deudores y a
prestamistas, a los dueños de grandes empresas frente al dueño de una pyme, o
al trabajador de un banco y a un funcionario frente al trabajador de un centro
comercial. Risk sharing es solidaridad: hoy por
ti y mañana por mí. El refrán popular nos dice que el risk
sharing, por propia naturaleza, es dinámico. Nos conviene que no
haya pérdidas de tejido productivo aunque el virus no nos afecte directamente
hoy. Se trata de solidaridad pecuniaria, claro, que es la que importa. Queremos
enfatizar lo dicho arriba: esta es una crisis generada por una enfermedad
contagiosa, es una externalidad negativa. Por tanto, las acciones de los
agentes privados, dirigidas a maximizar beneficios, no van a internalizar el
coste social de esas acciones. En una situación de este tipo cada ciudadano o
empresa se enfrenta a un “dilema del prisionero”. La Teoría Económica
nos dice que, en ausencia de coordinación, cuando la acción de cada agente
tiene consecuencias sobre el otro, la asignación de equilibrio es ineficiente
porque los agentes maximizadores de beneficios no cooperan. El dilema del
prisionero muestra que esos mismos ciudadanos estarían mejor si alguien les
sometiera a coordinación. Y, aunque sea de Perogrullo, la Administración
Pública debe coordinar. Debe liderar. Tanto más cuanta más artillería tiene.
La primera medida es que toda
la información sobre
la enfermedad debe estar accesible de forma centralizada y sencilla para los
ciudadanos. Los que enferman y los que sanan. Eso solo puede hacerlo el
Ministerio de Sanidad. Luz y taquígrafos es la mejor medicina contra el miedo y
las conductas de pánico (las escenas de gente comprando compulsivamente papel
higiénico y pasta son el equivalente sanitario de un pánico bancario). Todo el
sistema sanitario, público y privado, debe estar al servicio de contener la
pandemia. Las compañías sanitarias privadas deben ceder sus hospitales y camas
a la Sanidad Pública, así como hacer chequeos gratuitos (ya se verá si la
Administración, --es decir, todos-- puede compensarles). Idealmente, nos
gustaría copiar el sistema de tests diagnósticos masivos de Corea del Sur, pero
lleva tiempo. Como hace Corea del Sur, hay que racionar la compra de
mascarillas por parte de los ciudadanos. También hay que limitar su precio. Son
artículos de primerísima necesidad hasta que termine esta emergencia. No se
puede hacer negocio con la enfermedad. Simultáneamente, hay que contratar a más
profesionales, es una emergencia. La prioridad es sostener el sistema
sanitario.
La segunda medida fundamental,
al menos desde la óptica de los economistas, es sostener la producción. Antes
de cerrar los servicios, como en Lombardía, puede explorarse subir el IVA, temporalmente,
a aquellas actividades que lleven a la aglomeración y así desincentivar su
consumo (tanto más justificado cuanto menos populares sean
dichas actividades). El gobierno ya está tomando medidas asimilando las
cuarentenas a bajas por accidentes laborales. Pero hay que tener un plan
global. Para ello debe estar muy claro que esta no es una crisis como en
2008. Esta crisis se debe a que tenemos que paralizar la
economía real para frenar los contagios. Y mientras que la economía real esté
parada, la economía financiera no puede seguir al albur de las expectativas.
Aunque la economía financiera no tuvo disciplina en el 2008 nos parece que
este, sin duda, es el momento para que la tenga y, para que quien tiene la
autoridad para exigírsela, lo haga.
Debemos tener claro que
esta es una crisis de liquidez. Cuando una buena parte del país
echa el cierre en agosto no pasa nada. Y no pasa nada porque es algo
planificado. Coordinado. Esta crisis no es un desastre natural. No se incendian
los bosques, la fuerza del agua no se traga las carreteras, no se caen las
viviendas ni las factorías por un terremoto. Nuestro potencial productivo
sigue intacto. Las muertes, aunque todas trágicas, no amenazan nuestra
economía. Es la conjunción de parálisis productiva e hiperactividad
financiera lo que amenaza la economía si no hay
coordinación. Hay que contener la economía financiera mientras que la real no
se recupere. Mientras que la pandemia no se controle, la mayoría de actividades
financieras y decisiones de empleo deben ser supervisadas.
Hay que
hacer una moratoria financiera para los sectores más golpeados por las medidas
encaminadas a frenar el contagio. Nos referimos a los
sectores de turismo, comercio (presencial, no online), transporte aéreo… Se
trata de una moratoria para las decisiones de despido, para los vencimientos de
todo tipo de créditos (en las empresas pequeñas y medianas, especialmente). Los
bancos deben extender los créditos que puedan vencer en los próximos tres
meses, por ejemplo, de acuerdo con la previsión actual de efectos. Hay que
abrir líneas de crédito a las empresas bajo la condición de que no despidan a
trabajadores y en función del Impuesto sobre Sociedades que hayan venido
pagando, o que vayan a pagar en el futuro gracias a las ayudas. La crisis financiera
debería haber servido para completar mercados; es decir, para contribuir a
mejorar las condiciones en las que los órganos supervisores y la Justicia
distinguen la mala suerte (el shock) de la mala fe. Lamentablemente, en este
asunto no parece que se haya avanzado demasiado, por lo que lo más prioritario
puede ser no convertir “ayudas justificadas” en un “free lunch.” Pero sí, se
trata de evitar las quiebras.
Los tipos de interés no deben
subir. Los sindicatos y la patronal deben actuar. Los agentes sociales tienen
que sentarse y decidir para cada tipo de empresa cuál es la mejor solución. Hoy
ha aparecido una primera propuesta.
Nosotros creemos que, si las empresas pueden mantener las nóminas, deben
hacerlo y lo que no se trabaje ahora se puede devolver en el futuro. Como
siempre, las empresas grandes serán capaces de resistir mejor el envite. Hay
que aguantar el empleo en las pequeñas y medianas empresas. Hay que imponer una
moratoria a los desahucios, a los vencimientos de préstamos a las familias y
asistir a los más vulnerables. Hay que decidir, en fin, cuál puede ser la
contribución del Sector Público, y con ello, de los empleados públicos, para sostener
al Sector Privado. Siempre empezando por los que parten en posición más
favorecida. Las medidas que
acaba de anunciar el Presidente del Gobierno (hoy, jueves 12 de marzo) van en
esta dirección pero aún nos parecen tímidas.
Hay que pedir a la Comisión
Nacional del Mercado de Valores y al Banco de España que vigilen a la Bolsa y
al sector financiero para evitar episodios de “depresión irracional” como hizo
la Bolsa de Nueva York. En concreto, hay que limitar las “ventas en corto”
(préstame tus acciones –ayer, que te las devuelvo mañana cuando valgan la
mitad), y evitar que los tiburones financieros hagan caja a costa de las primas
de riesgo cuando, con buenas palabras, el Eurogrupo relaje los requisitos de
límite de déficit. Esto es fundamental.
Todas
estas medidas necesitan liquidez. Las medidas que
acaba de anunciar el gobierno, con la moratoria en el pago de impuestos
anunciada, necesariamente van a afectar a las cuentas públicas. Hay que pedir
una moratoria a la EU para cumplir la regla del déficit. El Banco Central
Europeo debe facilitar la liquidez necesaria para que los gobiernos de cada
país puedan actuar sobre los sectores productivos más perjudicados por la
crisis. Roberto Perli en
Twitter hace un listado muy interesante de medidas que el BCE puede llevar a
cabo. En particular, queremos resaltar la propuesta de dar avales a las
pequeñas y medianas empresas para obtener líneas de créditos. Como indica
Roberto Perli, necesitamos un “Quantitative Easing”, pero este debe ser
selectivo porque no todos los sectores productivos están igualmente afectados.
Recordemos que es el tejido productivo lo que está en peligro, no el sistema
financiero. Y lo necesitamos ya.
¿Qué
podemos hacer sin contar con la UE? Las declaraciones recientes
de Lagarde diciendo que no van a tocar los tipos son muy elocuentes: le pasa la
patata caliente a los gobiernos y a la política fiscal para evitar que aumenten
las primas de riesgo. Pero la UE se niega a la
actuación fiscal conjunta por ahora. Mientras que
escribimos este post ha saltado la noticia de que España, en la persona de la
vicepresidenta Nadia Calviño, ha rechazado el
plan que pedían Francia e Italia de estímulos fiscales argumentando que el
Banco Europeo de inversiones puede canalizar las ayudas necesarias en estos
momentos. Sería bueno que el Gobierno explicara su posición para saber a qué
atenernos, pero todo apunta a que se está jugando una partida complicada. El
FMI nos recomienda subir
impuestos. Tendremos que hacerlo. En particular, hay que subir impuestos a las
grandes empresas (que disponen de más colateral para vadear la pandemia), algunas
en sectores que pueden salir incluso beneficiados de esta crisis. Es
el momento, por ejemplo, de gravar a las grandes tecnológicas.
Y hay que hacerlo ya. Existen dos razones poderosas para pedirles que paguen
más impuestos. La primera es que esta pandemia afecta a sus competidores más
que a ellos. Casi nadie puede ir al cine (bueno para Netflix). Nadie quiere ir
a un centro comercial a comprar (bueno para Amazon). Es decir, el coronavirus
es un arma de competencia desleal. Las grandes tecnológicas deben contribuir
por ese maná que reciben en estos tiempos de pandemia. La segunda razón es que
su posición dominante es tal, que impiden la competencia de manera expedita al
comprarse a quien se atreve a asomar la nariz por su mercado (digital, claro).
Es una cuestión de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia
(¿europea? ¿mundial?). Hay que pedirles su colaboración. Y dedicar esos
recursos a aumentar los ingresos del Estado.
En definitiva, hay que actuar con rapidez y determinación. Hay que
convencer a todos los socios de la Unión Europea para llevar a cabo una
respuesta coordinada, pero sin dejar de actuar en los mercados mientras tanto.
Hay que convencerles que hay que hacer risk sharing. Hay que
convencerles de que todos ganamos. Porque si no lo hacemos, nuestra confianza
en la Unión Europea se hundirá. Y una institución no puede sobrevivir sin la
confianza de sus ciudadanos. Sabremos si llegamos tarde mirando lo que ocurra
en Italia.
Por Luis Arroyo Jiménez
Han sido ya varias las crisis y emergencias sanitarias a las que ha tenido
que hacer frente la Unión Europea. Después de la causada por la gripe A (H1N1)
en 2009, las instituciones aprobaron la Decisión
1082/2013/UE sobre amenazas transfronterizas graves para
la salud. Se trata de una norma de gran relevancia cuya eficacia y
limitaciones vamos a poder valorar en este momento y a lo largo de las próximas
semanas, según cómo contribuya a facilitar la respuesta a la crisis del
COVID-19.
LIBERALES .
Naturaleza, finalidad y contenido de la Decisión
Desde el punto de vista de su posición en el sistema de fuentes, esta
Decisión es un acto legislativo adoptado a través del
procedimiento legislativo ordinario y aprobado, por tanto, por el Parlamento
Europeo y el Consejo, que otorga a la Comisión importantes atribuciones para la
adopción de actos de ejecución a través de un procedimiento de
comité.
La finalidad de la norma es mejorar la respuesta de la Unión Europea y de
sus Estados miembros ante amenazas graves para la salud, ya tengan éstas un
origen biológico, ambiental, químico, o incluso desconocido. La Decisión
establece un régimen integrado de prevención y reacción frente a riesgos
previstos en normas especiales, como los de origen alimentario o químico, pero
también frente a otras amenazas para la salud pública. En particular, con ella
se pretende mejorar la coordinación de la actuación de los Estados,
evitando que las medidas adoptadas unilateralmente por cada uno de ellos
puedan afectar
negativamente al resto, ya sea por responder a evaluaciones
diferentes, por contener modelos de respuesta inconsistentes o por generar
efectos externos, teniendo en cuenta que las amenazas a las que se refiere son
de carácter transfronterizo.
La norma establece un régimen muy detallado de la actividad de
planificación de la preparación y respuesta ante las amenazas que incluye la
posibilidad de adquirir conjuntamente productos médicos de respuesta sanitaria,
de la actividad de vigilancia epidemiológica y seguimiento ad hoc, así como
del Sistema de Alerta Precoz y Respuesta (SAPR) que canaliza
las notificaciones de amenazas transfronterizas graves para la salud.
Intercambio de información, consulta y coordinación
Entre los tipos de medidas que habilita la Decisión una vez que se ha
notificado una amenaza, conviene destacar los dos siguientes. El primero se
refiere a la coordinación de la actuación de las autoridades nacionales: (i)
la información relevante circula entre las diversas
autoridades nacionales a través del SAPR; (ii) la Comisión y las agencias
europeas especializadas pondrán a disposición de las autoridades nacionales,
también a través del SAPR, las correspondientes evaluaciones de riesgos;
y (iii) el Comité de Seguridad Sanitaria (CSS), a petición de
un Estado o de la Comisión, coordinará la respuesta a la
amenaza.
Sin embargo, esta última actividad de coordinación a través del CSS se limita
a procurar mejorar la eficacia de las actuaciones de respuesta, que continúan
estando en manos de los Estados miembros. En efecto, la actividad supranacional
de coordinación se limita a facilitar las consultas entre los Estados y la
Comisión acerca de los riesgos y las respuestas nacionales, así como a asegurar
que los Estados informan al resto de actores acerca de las medidas que
pretendan adoptar contra dichas amenazas. En definitiva, quienes
deciden siguen siendo las autoridades nacionales, por más que lo hagan en
el marco de una estructura de colaboración administrativa. Desde la perspectiva
de la teoría general de la organización administrativa, por tanto, estas
medidas no son tanto de coordinación, cuanto de cooperación entre autoridades
públicas. No hay, en definitiva, una relación de supraordenación entre las
autoridades europeas y nacionales, a diferencia de lo que puede observarse en
otros ámbitos de la administración compuesta europea.
Los límites del tipo de relación interadministrativa que diseña la Decisión
a este respecto encuentran su expresión más clara en el supuesto de que
una amenaza grave supere las capacidades de respuesta nacional. La Decisión
permite aquí al Estado afectado pedir ayuda a otros Estados miembros a través
del Mecanismo Comunitario de Protección Civil establecido mediante la Decisión
2007/779/CE. Sin embargo, ni dicha solicitud ha de ser obligatoriamente
atendida por sus destinatarios, ni dicha obligación puede llegar a imponerse a
través de la coordinación supranacional.
Situaciones de emergencia, autorización de medicamentos y cuidado debido
El segundo tipo de medidas se refiere a la posibilidad de que la
Comisión reconozca formalmente una situación de emergencia para la
salud humana. La Decisión permite a la Comisión adoptar esa decisión, según
cual haya sido hasta ese momento la respuesta de la Organización Mundial de la
Salud, en casos de epidemia de gripe humana de carácter potencialmente
pandémico, o en caso de que otras amenazas transfronterizas de carácter transfronterizo
planteen necesidades médicas no cubiertas.
Como regla general, para adoptar esa decisión la Comisión tiene que seguir
un procedimiento de comité que, en esencia, conduce a la necesidad de obtener
un informe previo favorable de un comité de expertos nombrados por las
autoridades nacionales, y sin el cual la Comisión no podría reconocer
formalmente una situación de emergencia. Sin embargo, la Decisión permite a la
Comisión prescindir de ese informe y adoptar un acto ejecutivo inmediatamente
eficaz en caso de que así lo exijan razones imperiosas de urgencia debidamente
justificadas relacionadas con la importancia de una amenaza transfronteriza
grave para la salud humana o con la velocidad de su propagación entre los
Estados miembros. Como en tantas otras ocasiones, la situación de necesidad
permite la alteración de las reglas de procedimiento y competencia, en este
caso liberando a la Comisión de tener que decidir junto a los representantes de
los Estados.
El reconocimiento formal de la situación de emergencia por parte de la
Comisión sólo tiene un efecto jurídico: la aplicación de un régimen
especial contemplado en otras normas europeas para la
autorización de la comercialización de nuevos medicamentos, que se
caracteriza porque la decisión se puede fundar en datos clínicos menos
completos de lo que habitualmente se requiere, sin perjuicio de que, con
posterioridad, el titular deba terminar de aportarlos. Ese régimen especial
procura alcanzar un equilibrio entre
la necesidad de facilitar el acceso a medicamentos que
permitan satisfacer necesidades no cubiertas (en este caso vinculadas a una
amenaza grave de carácter transfronterizo), y el cumplimiento del principio
de debido cuidado, que obliga a la Administración a decidir previa la toma
en consideración de todos los elementos fácticos y jurídicos relevantes (en
este caso para evitar la comercialización de medicamentos con una relación
beneficio-riesgo desfavorable). Una vez más, la situación de necesidad permite
a la Administración hacer lo que ya podía hacer con carácter ordinario, pero
ahora prescindiendo de ciertas cautelas procedimentales que sirven a la
garantía de intereses públicos relevantes o, como aquí ocurre, de un derecho
fundamental como el de buena administración (artículo 41.1 de la Carta de los
Derechos Fundamentales de la Unión Europea).
Las medidas ejecutivas que puede adoptar la Comisión por su propia
autoridad se refieren a una cuestión verdaderamente relevante, como es la de
alterar el punto de equilibrio entre los principios de eficacia y precaución a
la hora de autorizar nuevos medicamentos para responder a la amenaza
transfronteriza. Sin embargo, las medidas de respuesta inmediata a
una situación como la que tenemos ahora mismo planteada, como pudieran ser las
restricciones a la comercialización de productos, las cuarentenas, los
seguimientos personales, las pruebas médicas obligatorias, los cierres de
fronteras, la limitación de desplazamientos transfronterizos, etc., continúan
estando exclusivamente en manos de los Estados miembros, de tal manera que
la intervención de la Comisión y de las agencias europeas (el European Centre
for Disease Prevention and Control) se limita a facilitar el
intercambio de información y a promover la consistencia de la actuación de las
autoridades nacionales.
¿Más poder para la Unión?
El tipo de actuación administrativa que
habilita la Decisión 1082/2013/UE en esta materia se encuentra, pues, en un
punto intermedio de la curva que tiene en sus extremos al modelo de
actuación administrativa descentralizada por las autoridades
nacionales y al modelo de ejecución centralizada por la Comisión
y las agencias especializadas. Está por ver si, tal y como ha sucedido en otras
crisis a las que ha tenido que hacer frente la Unión Europea recientemente, las
posibles limitaciones de la respuesta a la crisis transfronteriza por parte de
los Estados miembros terminan o no impulsando, también aquí, un proceso
de centralización del ejercicio del poder administrativo. No deja de ser
irónico que, al igual que sucedió con la crisis financiera o con el control de
las fronteras exteriores, ello dependa en gran medida del uso que hagan los
Estados miembros de su capacidad de respuesta a la amenaza.
El CGPJ establece las directrices para garantizar el servicio público
judicial adaptado a las recomendaciones de las autoridades sanitarias - La Comisión
Permanente aprueba una instrucción que contempla dos escenarios, uno general y
otro para los territorios en los que se hayan establecido medidas especialmente
intensas para limitar la propagación del coronavirus COVID-19. En el escenario
2, los jueces podrán suspender actuaciones procesales ya acordadas ...
12 Marzo 2020 10:33
por info@legaltoday.com
La Comisión Permanente aprueba una
instrucción que contempla dos escenarios, uno general y otro para los
territorios en los que se hayan establecido medidas especialmente intensas para
limitar la propagación del coronavirus COVID-19. En el escenario 2, los jueces
podrán suspender actuaciones procesales ya acordadas por razones sanitarias, lo
que precisará de previa autorización del presidente del TSJ o de la Audiencia
Nacional y de ratificación posterior por el Consejo. Se constituye una Comisión
de Coordinación y Seguimiento que podrá proponer nuevas medidas a la vista de
las recomendaciones sanitarias y de las incidencias que comuniquen los
presidentes de los distintos tribunales. Entre las recomendaciones generales se
incluyen las medidas de conciliación de la vida personal y laboral, el
teletrabajo o la dispensa del uso de la toga para los abogados
Fuente: Ecologistas en Acción ( ecosocialistas-ecopacifistas)
Ante la situación de crisis
sanitaria, social y económica generada por el coronavirus en España,
Ecologistas en Acción demanda al Gobierno y a todas las administraciones
públicas 19 medidas para darle respuesta y poner el cuidado de la vida en el
centro.
1.
Garantizar los medios humanos y materiales suficientes en los centros
sanitarios –urbanos y rurales– para diagnosticar y atender a pacientes por
coronavirus. Es urgente poner en marcha medidas de contratación de personal y
de compra de material para que las personas enfermas puedan tener una
asistencia adecuada y para garantizar la salud y el bienestar del personal
sanitario que está expuesto de manera especial en esta crisis.
2.
Aumentar el presupuesto para la sanidad pública que garantice que esta sea universal
y de calidad: es necesario más personal sanitario, con mejores condiciones
laborales, más camas, más medios, más y mejores servicios auxiliares que puedan
atender a toda la población, sin distinción de su clase social o procedencia.
La partida de sanidad de los presupuestos de 2020 debería incrementarse al
menos el 7 % del gasto público con el fin de alcanzar el 15 % al
final de la legislatura, para recuperarse así de todos los recortes que la
sanidad pública ha sufrido.
3.
Revertir los procesos de privatización y externalización de la sanidad y del
trabajo social en todos los niveles administrativos, porque la atención
primaria en un sistema de salud público financiado y provisto públicamente es
la ruta más adecuada para garantizar el derecho a la atención universal y de
calidad de la salud. Asimismo, exigir a los seguros y hospitales privados que
asuman el coste del tratamiento del coronavirus, para que la sanidad privada se
corresponsabilice de los enormes gastos que hasta este momento solo ha soportado
el sistema de sanidad público y no solo sea partícipe del reparto de
beneficios.
4.
Asegurar servicios públicos de calidad. No solo la sanidad, también la
educación, el transporte, la energía y el abastecimiento de agua son necesarios
para hacer frente a una crisis de estas dimensiones. Por ejemplo, es necesario
reforzar el sistema de transporte público para que metro, trenes y autobuses no
vayan saturados de gente y se minimicen los riesgos de contagio.
5.
Garantizar los derechos laborales, la protección social y la atención sanitaria
de las personas trabajadoras, especialmente aquellas con contratos precarios
(tales como falsos autónomos, contratos de cero horas o economía a demanda),
que son quienes cargan con el mayor peso y riesgo de la crisis causada por el
coronavirus.
6.
Facilitar las ayudas a familias a cargo de niñas y niños durante todo el
periodo de cuarentena escolar: apoyo financiero, bajas por cuidados con el
100 % del salario, reducción de la jornada laboral con el salario
completo, medidas para garantizar la corresponsabilidad en el trabajo de
cuidados y que estos no recaigan solo en las mujeres, etc. Además, facilitar
ayudas a personas mayores que no cuentan con cuidados familiares y no tienen
recursos para contratar ayudas profesionales para cuidados domésticos.
7.
Aliviar la precariedad asociada al impacto económico de la crisis: regular el
alquiler, suspensión del pago de las hipotecas e implantación de la renta
básica.
8.
Implantar medidas de protección a pequeños comercios, pequeñas empresas y a
personas en régimen de autónomos, que son las que ya están viendo un impacto en
sus economías. Fomentar el comercio de barrio y los canales cortos de
comercialización para abastecerse y dar apoyos fiscales a pequeñas empresas que
hayan sufrido el impacto de las medidas.
9.
Garantizar información fiable y que las medidas no afecten a las libertades
políticas. La población ha mostrado un alto grado de responsabilidad y es
importante que la crisis no vaya en detrimento de derechos políticos conquistados
durante siglos.
10.
Aumentar los ingresos del Estado a través de medidas fiscales que repercutan a
las grandes fortunas y aumentando la lucha contra la evasión fiscal. De ninguna
manera se deben aprobar medidas como rebajar impuestos a grandes empresas, pues
supone socializar las pérdidas de quienes han privatizado sus ganancias. Son
quienes más se han lucrado del modelo de la globalización (responsable de la
expansión del COVID-19) quienes más tienen que contribuir económicamente a
paliar la crisis.
11.
Disminuir aquellos gastos del Estado que son fuente de insostenibilidad y no
repercuten en la calidad de vida de las personas: grandes infraestructuras de
transporte (desdoblamientos de autopistas, ampliaciones de aeropuertos y
puertos, etc.), gasto militar (la crisis del coronavirus deja claro que la
seguridad no reside en el gasto armamentístico, sino en unos buenos servicios
públicos), subvenciones a líneas aéreas y rescates de autovías o bancos.
12.
Instar a la Unión Europea a poner fin a las políticas de austeridad
perjudiciales para la salud y a suspender los acuerdos comerciales con terceros
países que incluyen los servicios de salud y la seguridad social en los
capítulos de comercio de servicios y contratación pública.
13.
Exigir a las empresas farmacéuticas que hagan público los avances de sus
investigaciones y posibles curas al coronavirus de manera más rápida. El
gobierno debe adoptar medidas para abolir el sistema de patentes de
medicamentos y presentar una iniciativa en la Organización Mundial de Salud
para que en todos los países existan las condiciones que garanticen el acceso
universal a los tratamientos necesarios en crisis como con el COVID-19.
14.
Transmitir mensajes a la ciudadanía que desactiven los prejuicios racistas que
se han vertido hacia la población china y gitana, culpándolas de las
consecuencias de esta crisis.
15.
Mejorar la salud ambiental. La contaminación química, la mala calidad del aire
o la contaminación del agua, además de provocar una gran cantidad de muertes
prematuras al año, merman la salud de la población y nos hacen más vulnerables
a infecciones como la que supone el COVID-19. Por ello, se debe dar prioridad a
actuaciones que mejoren en binomio salud y medio ambiente en todas las
políticas públicas. Es fundamental, por ejemplo, que la administración pública
tome medidas para evitar que se utilicen sustancias tóxicas en las tareas de
desinfección de instalaciones sanitarias, edificios y transporte, así como que
se extremen las precauciones para proteger la salud de las personas que
trabajan en las tareas de desinfección.
16.
Mejorar la biodiversidad como una forma de incrementar la resiliencia de los
ecosistemas (y con ello de nuestras sociedades), de los que formamos parte,
ante infecciones y plagas, que con las dinámicas de la globalización y del
cambio climático están siendo cada vez más frecuentes e intensas.
17.
Localizar la economía. Fomentar sistemas económicos de cercanía que permitan
que la población pueda satisfacer sus necesidades. Si algo muestra el modelo
económico actual es una enorme debilidad por su capacidad para globalizar las
crisis.
18.
Tener presente que hay situaciones, como la emergencia climática, que generan
tanto sufrimiento como el coronavirus y que merecen medidas igual de drásticas.
Las medidas adoptadas deben llevarnos a cuestionar que también es necesario
actuar drásticamente para realizar una transición ecológica justa y evitar
males mayores y que hay mucha población empobrecida en el planeta que padece
muertes evitables.
19.
A modo de deseo, pero sobre todo de necesidad: cambiar el sistema. El
coronavirus también pone de manifiesto la escasa resiliencia y la gran
fragilidad de nuestros sistemas económicos, basados en el lucro y el consumo de
recursos continuo. Un modelo que cuando “crece” genera gran cantidad de
problemas: contaminación, contribución al cambio climático, pérdida de
biodiversidad, injusto reparto de la riqueza y morbilidad y mortalidad
ambiental y laboral. Cuando está en crisis, mejoran los índices ambientales,
pero genera aún más pánico y desigualdad. La consecuencia es clara: es un
modelo que ataca la vida. Ante ello no queda otra opción que poner la vida en
el centro y dejar el lucro de lado.
Haciéndose
eco de estas propuestas, Ecologistas en Acción va a poner en marcha sus propias
medidas para colaborar a que no se extienda el virus. La apuesta por el
teletrabajo y reuniones virtuales, así como la cancelación de gran cantidad de
actos públicos, son parte de ellas. Se trata de un compromiso personal y
colectivo de coherencia y responsabilidad social que se suman a otros ya
practicados para combatir la crisis socioambiental: reducir el consumo,
adquirir productos agroecológicos, utilizar el transporte público más
sostenible en cada caso o participar de la economía social y solidaria.
Por
último, la organización ecologista quiere mostrar su más profundo
agradecimiento al personal sanitario por su encomiable trabajo. También a
profesionales del sector educativo y de todos los servicios que nos permiten
seguir viviendo en condiciones dignas. Agradecimiento, por último, a la
ciudadanía, que de manera responsable está aportando su granito de arena para
que esta crisis se resuelva.
El salto . (IZQUIERDA ACTIVISTA)
Contemplamos a un diminuto virus desde lo alto del
antropocentrismo, de Occidente, del neoliberalismo y de la globalización; pero
tal vez podamos aprender algo de é
12 MAR 2020 07:00
En
los últimos 6.000 años, pero sobre todo en los pasados 200 y, más
concretamente, a partir de los años 50, las sociedades humanas han ido tomando
altura. Mucha altura. Desde arriba, contemplamos a un diminuto virus y, tal
vez, podamos aprender algo de él.
DESDE LO ALTO DEL
ANTROPOCENTRISMO
El
ser humano primigenio era un predador que también podía ser cazado por otros
predadores. Pero gracias a su increíble capacidad de coordinación y su
desarrollo tecnológico ha conquistado la cúspide de la cadena trófica
concibiéndose como invulnerable y todopoderoso.
Sin embargo, la vida
surgió desde los seres vivos más minúsculos y sigue basándose en ellos. No en
los superpredadores. El reino de lo pequeño es el que permite que exista la
vida en el planeta. Sin las bacterias no habría suelo fértil y muchas otras
cosas. De manera más general, sin ellas no sería posible la reutilización de los
elementos (carbono, nitrógeno, fósforo, etc.) en grados de reciclaje
inimaginables por la tecnología humana (del orden del 99,5-99,8%). No olvidemos
que vivimos en un planeta en el que no entra materia nueva, que tenemos que
apañarnos con lo que hay.
El coronavirus puede
servir para hacernos recordar que lo minúsculo es determinante en la Tierra. Y
que, en la trama de la vida, realmente somos prescindibles.
DESDE LO ALTO DEL SISTEMA
AGROINDUSTRIAL
Para nuestro control
de todos los seres vivos, el sistema agroindustrial resulta determinante. La
domesticación de algunas especies animales y vegetales, y la transformación de
los ecosistemas para que puedan medrar estas y no otras.
Desde el principio de
la agricultura y la ganadería, esto ha provocado que distintos virus hayan
saltado de otros animales a los seres humanos: de las vacas, el sarampión y la
tuberculosis; de los cerdos, la tosferina; o de los patos, la gripe. Esto no ha
dejado de ser así en las últimas décadas. Es más, es algo que se ha acelerado conforme
se incrementaba la destrucción de distintos ecosistemas. Como refleja Sonia Shah:
“Desde 1940, han aparecido o reaparecido centenares de microbios patógenos en
regiones en las que, en algunos casos, nunca antes habían sido advertidos. Es
el caso del VIH, del ébola en el oeste de África o del zika en el continente
americano. La mayoría de ellos (60%) son de origen animal. Algunos provienen de
animales domésticos o de ganado, pero principalmente (más de dos terceras
partes) proceden de animales salvajes”. Este parece ser el caso del
coronavirus, que puede tener como huésped original a los murciélagos.
En un mundo donde la destrucción
ecosistémica es la norma, el ser humano no solo tiene cada vez menos defensas,
sino que sufre amenazas crecientes
Por otra parte, el
sistema agroindustrial también es uno de los factores directores del cambio
climático, como sabemos. Un reciente
estudio muestra cómo el cambio climático ayuda a la transmisión de
virus entre distintas especies de mamíferos. De este modo, en un mundo donde la
disrupción ecosistémica es la norma, el ser humano no solo tiene cada vez menos
defensas (por ejemplo, pierde potenciales principios farmacológicos, pues la
mayoría de ellos provienen de otros seres vivos), sino que sufre amenazas
crecientes. El desequilibrio ecosistémico es en todas las escalas, también la
microbiana, y afecta de lleno a los seres humanos. Un ejemplo es el
coronavirus.
DESDE LO ALTO DE OCCIDENTE
Entremos en las
sociedades humanas, porque en ellas también se han producido escaladas de unas
formas determinadas de organización social. La forma de vida occidental ha
arrasado con todas las demás. Se ha convertido en la hegemónica, lo que ha
supuesto una importante homogeneización social. Un ejemplo es la primacía de lo
urbano, de lo moderno, de lo tecnológico. Una primacía que ha ido igualando los
espacios de sociabilidad humana en todo el planeta pero que tiene,
indudablemente, su epicentro en las regiones centrales.
El coronavirus pone en
solfa esa primacía. La infección comenzó en el mundo urbano. En uno de sus
territorios de mayor desarrollo y, desde ahí, se está expandiendo a sus equivalentes
marcando casi a la perfección cuales son las venas por las que corre la
globalización. En todo caso, también es determinante que en el Hemisferio norte
es invierno (o como se soliera llamar a esta estación antes del cambio
climático).
El virus se expande de
manera sencilla porque hemos cercenado la diversidad humana en una “aldea
global”. En la historia de la vida, la aparición de formas más complejas no ha
conllevado la desaparición de las formas más simples, sino que se ha producido
una reacomodación simbiótica (desde la perspectiva macro). Esto ha permitido a
los sistemas tener más resiliencia. Sin embargo, en las sociedades dominadoras
—y más en el capitalismo—, el incremento de complejidad ha destruido las formas
menos complejas, perdiéndose diversidad cultural, económica y política.
DESDE LO ALTO DEL
NEOLIBERALISMO
El capitalismo ha
llegado a su paroxismo con la globalización y con el neoliberalismo, aunque en
realidad son dos caras del mismo proceso.
Una de las expresiones
de la victoria del neoliberalismo es el desmantelamiento de lo público. Tantos
años de desmontaje de la sanidad pública para que ahora, de manera dramática,
descubramos que es lo único que tiene alguna posibilidad de parar el coronavirus
y, a la vez, el sistema más vulnerable a la infección, ese por el que se
cierras escuelas, ciudades y países para que no colapse. Mientras, la sanidad
privada está escudada tras sus cláusulas de no atención en caso de pandemias.
Tantos años de desmontaje de la sanidad
pública para que ahora, de manera dramática, descubramos que es lo único que
tiene alguna posibilidad de parar el coronavirus
La segunda es el
desmantelamiento de lo común. Más dramático que el desmoronamiento de lo
público ha sido el de lo común. El de las redes de apoyo mutuo sociales que
permiten procesos de autoorganización. Es la victoria del sálvese quién pueda.
Del individualismo absoluto. La epidemia del coronavirus muestra lo absurdo de
esa estrategia. Las sociedades humanas están basadas en la hipercooperación
(asimétrica, muy asimétrica).
No hay posibilidad de
que nadie se salve en solitario porque dependemos del trabajo de muchísimas
otras personas. Nos creemos individuos porque ocultamos las relaciones de
cooperación forzada (podemos llamarlas explotación) que sostienen nuestra
“individualidad”. Pero el coronavirus llega más lejos. El aislamiento para no
expandir el contagio es, probablemente, el torpedo a la línea de flotación de
lo que somos como especie más importante de la situación que estamos viviendo.
DESDE LO ALTO DE LA
GLOBALIZACIÓN
El sistema
socioeconómico actual tiene elementos de resiliencia importantes. Uno es que la
alta conectividad aumenta la capacidad de responder rápido ante los desafíos.
Por ejemplo, si falla la cosecha en una región, el suministro alimentario se
puede garantizar desde otro lugar del planeta —si es que interesa— y lo mismo
se podría decir de una parte sustancial del sistema industrial.
Sin embargo, la
conectividad también incrementa la vulnerabilidad del sistema, ya que, a partir
de un umbral, no se pueden afrontar los desafíos y el colapso de distintas
partes afecta al conjunto. El sistema funciona como un todo interdependiente y
no como partes aisladas que puedan sobrevivir solas. A partir de un elemento
cualquiera, como el colapso por saturación de los servicios de emergencia, esta
carencia se transmite al conjunto. En este sentido, demasiadas interconexiones
entre sistemas inestables pueden producir por sí mismas una cascada de fallos
sistémicos. Además, una mayor conectividad implica que hay más nodos en los que
se puede desencadenar el colapso.
Pero el capitalismo
global no solo está interconectado, sino que es una red con unos pocos nodos
centrales. El colapso de alguno de ellos sería casi imposible de subsanar y se
transmitiría al resto del sistema. Algunos ejemplos son: i) Todo el entramado
económico depende de la creación de dinero (crédito) por los bancos, en
concreto de aquellos que son “demasiado grandes para caer”. Además, el sistema bancario
se ha hecho más opaco y, por lo tanto, más vulnerable con la primacía del mercado en la sombra. ii) La producción en cadenas
globales dominadas por unas pocas multinacionales hace que la economía dependa
del mercado mundial. Estas cadenas funcionan just in time (con
poco almacenaje), son fuertemente dependientes del crédito, de la energía
barata y de muchos materiales distintos. iii) Las ciudades son espacios de alta
vulnerabilidad por su dependencia de todo tipo de recursos externos que solo
pueden adquirir gracias a grandes cantidades de energía concentrada y a un
sistema económico que permita la succión de riqueza. Pero, a su vez, son un
agente clave de todo el entramado tecnológico, social y económico.
El colapso de esta
maraña interconectada no tendrá una única causa, sino que se producirá por la
incapacidad del sistema de solventar una multiplicación de desafíos en
distintos planos en una situación de falta de resiliencia. El colapso se da en
situaciones de altos niveles de estrés en distintos planos del sistema. Igual
que sucede con el coronavirus: las personas que mueren por la infección lo
hacen porque ya tenían un cuadro de patologías previas.
El Covid-19, más allá de una metáfora de
la vulnerabilidad de los sistemas con múltiples desafíos, es un desafío más a
este sistema
Pero el Covid-19, más
allá de una metáfora de la vulnerabilidad de los sistemas con múltiples
desafíos, es un desafío más a este sistema, como argumenta
Nafeez Ahmed. El capitalismo global ya estaba en crisis antes de la
pandemia de coronavirus —se puede leer a
Michael Roberts—, pero las medidas de salud pública que se están tomando la
refuerzan. Primero, al reducir de manera importante el número de personas
trabajando para la reproducción del capital. Segundo, disminuyendo el número de
personas que dan salida a los bienes y servicios producidos (el turismo es un
ejemplo claro). Tercero, porque la propia producción se ve comprometida por
cortarse las cadenas de producción (falta de actividad en unos lugares, falta
de transporte en otros).
Más allá de estos
elementos generales indispensables para la reproducción del capital, hay
elementos concretos en la actual coyuntura que son centrales. Las crisis
capitalistas conllevan un incremento de competencia entre los entes económicos
respaldados por sus Estados que puede ser fatal. Por ejemplo, en el campo
energético, donde ya hay una situación de crisis profunda fruto de haber
alcanzado el pico del petróleo convencional y de acercarse todos los demás, la
lucha se ha recrudecido. Arabia Saudí ha hecho que se desplomen los precios del
crudo (ya bajos por la crisis económica). Con esto trata de torcer la mano de
Rusia, pero quien más puede sufrir por todo esto es EE UU.
De los tres gigantes
de extracción de hidrocarburos, el último es, con diferencia, quien tiene los
costes de extracción más altos y, por lo tanto, quien va a sufrir más por unos
precios del crudo por los suelos. Y la cuestión no es solo de la industria
petrolera estadounidense, sino de su industria financiera, no en vano la
primera está sostenida por inversiones gigantescas de la segunda. Y decir que
hay problemas con las finanzas de EEUU es decir en realidad que están
comprometidas las del mundo. Recordemos el crac del 2007/2008.
La cuestión no es solo
de una crisis del sistema económico, sino también de la organización política,
del Estado. El Estado tiene cada vez menos capacidad de hacer frente a crisis
de amplio espectro. El coronavirus significa una desafío que pone al límite (ya
veremos si supera) al sistema de salud. Ahora entendemos en Europa la
construcción en Wuhan de un hospital gigantesco a marchas forzadas.
Si la mezcla entre desescolarización
infantil y cierre de empresas se prolonga, ¿cuánto tardaremos en ver estallidos
de las poblaciones más vulnerables?
Pero la cuestión no es
solo del sistema de salud. También está el control social. Hasta ahora, el
miedo al contagio y la responsabilidad cívica han permitido implantar medidas
muy duras de control social. Lo que hemos visto en China no tiene precedentes,
al menos en las últimas décadas. Pero en Europa se está tomando un camino
similar (con las adaptaciones político-culturales pertinentes). ¿Hasta cuándo
será eso posible? Por ejemplo, si la mezcla entre desescolarización infantil y
cierre de empresas se prolonga, ¿cuánto tardaremos en ver estallidos de las
poblaciones más vulnerables? No imaginemos estallidos organizados, sino más
bien estallidos desorganizados en forma de pillajes de supermercados. Unos
estallidos que podrían reactivar la expansión del coronavirus, añadiendo de
paso más complejidad a todo.
Ante estos estallidos,
podemos prever una respuesta muy virulenta —el adjetivo viene que ni pintado—
de la pujante extrema derecha, que pueda acrecentar la guerra que tiene
declarada a los grupos sociales más vulnerables. Esto podría complicar mucho
más la desestabilización sistémica si no logra tener éxito.
Tiremos de más hilos.
Sin lugar a dudas, el Estado intentará responder a todos estos desafíos. Pondrá
dinero para sostener las industrias petroleras, pondrá dinero para sostener los
fondos especulativos, pondrá dinero para reprimir a la población, pondrá dinero
para amortiguar el golpe en las clases más protestonas… Hasta que deje de poder
hacerlo. Esto puede ser más rápido que tarde en una situación de agotamiento de
las medidas tomadas frente a la crisis del 2007/2008, que aquí no hay espacio
de desarrollar.
El coronavirus no es el factor que va a
provocar el colapso de nuestro orden social, pero puede ser el que lo
desencadene en un contexto de múltiples vulnerabilidades del sistema
Estos son solo algunos
ejemplos, podríamos pensar en más. El resumen es que el coronavirus no es el
factor que va a provocar el colapso de nuestro orden social, pero puede ser el
que lo desencadene en un contexto de múltiples vulnerabilidades del sistema
(crisis energética, climática, material, de biodiversidad, de desigualdades,
agotamiento de los espacios de inversión, deslegitimación del Estado, etc.). Y
si no es el coronavirus, será otra la gota que colme el vaso.
DESDE LO ALTO DE LA
TECNOLOGÍA
En el imaginario
social está la idea de que, pase lo que pase, el ser humano será capaz de
resolverlo gracias a la tecnología. No lo decimos así, pero creemos que la
tecnología nos permite ser omniscientes y omnipotentes.
Sin embargo, esto no
es cierto. La tecnología tiene múltiples límites. Uno central —pero ni mucho
menos único— es que para su desarrollo necesita grandes cantidades de materia y
energía, justo dos de los elementos centrales que están fallando en la crisis múltiple
que estamos viviendo. En el pasado, los cambios climáticos y las pandemias
fueron factores determinantes en la evolución poblacional humana. Si en la
historia reciente esto no ha sido así, se ha debido a que hemos tenido a
nuestra disposición grandes cantidades de energía que, transformada en
tecnología, nos ha permitido sortear estos desafíos. Esta disponibilidad
energética —y por ello tecnológica)—abundante va a dejar
de ser una realidad para siempre.
Pero, más allá de eso,
la tecnología no genera soluciones inmediatas. En el caso de las
investigaciones médicas, diseñar una vacuna en casos óptimos puede llevar 12-18
meses. Y diseñar una vacuna no quiere decir tenerla disponible de manera
universal, pues después habría que resolver los problemas de rentabilidad,
financiación, fabricación y distribución, que no son nimios. Igual puede ser
demasiado tarde para sortear una crisis sistémica. Cuando las sociedades se
enfrentan a múltiples vulnerabilidades, el tiempo cuenta, y mucho.
Por todo ello, uno de
los principales aprendizajes que podríamos adquirir del coronavirus es que los
seres humanos somos vulnerables, vivimos en cuerpos que se pueden morir sin que
podamos evitarlo.
TOMANDO TIERRA
En conclusión, igual
lo que podemos aprender del coronavirus es que necesitamos tomar tierra. Bajar
de las alturas del capitalismo hipertecnológico hasta entendernos como parte de
la trama de la vida. Desterrar el antropocentrismo.
Desde una mirada
ecocéntrica, para el conjunto de la vida, para Gaia —de la que no somos más que
un simple organismo más—, el coronavirus es una excelente noticia. Está
significando un parón en la actividad económica que implica un freno a la
destrucción ambiental, la primera de todas la distorsión climática.
Este tipo de frenazos en seco son los
únicos que, a día de hoy, pueden evitar un cambio climático desbocado, que
sería una catástrofe para el conjunto de la vida inimaginable
No nos engañemos, este
tipo de frenazos en seco son los únicos que, a día de hoy, pueden evitar un
cambio climático desbocado, que sería una catástrofe para el conjunto de la
vida inimaginable. Este es el resultado de un
trabajo reciente, en el que hemos mostrado cuáles podrían ser esas
transiciones para la economía española. Lo único que permitiría tener opciones
de sortear el desastre climático sería abordar rápidamente la triada
decrecimiento-ruralización-localización con objeto de reintegrarnos de forma armónica
en los ecosistemas. Ese es el camino que nos enseña el coronavirus.
El microorganismo
también nos dice que para que esa reconversión se produzca con algo de garantía
para las mayorías sociales son imprescindibles fuertes repartos del trabajo y
de la riqueza.
Uno de los organismos
que componen Gaia, debido a una mutación, se ha convertido en una pandemia que
está poniéndola en serio riesgo. El coronavirus de Gaia son el
antropocentrismo, el capitalismo o la tecnolatría. Por ello, hay que
desterrarlos de forma urgente y tomando las medidas draconianas que sean
necesarias..
iZQUIERDA DE LA IZQUIERDA...
Artículo
de opinión de Rafael Cid
<>. Quién usaba tan zoológica metáfora era el
ministro de Sanidad de UCD, Jesús Sancho Rof, para <>
la crisis del síndrome tóxico desatada en 1981 con un saldo letal de 356
víctimas. Treinta y nueve años después historia se repite con una pandemia aún
sin denominación de origen. Y se reproduce en las palabras de madera del
presidente del Gobierno de coalición PSOE-UP. <>, manifestó Pedro Sánchez en
su comparecencia del jueves 13 de marzo, tras dos horas de tensa espera por
parte de una ciudadanía alarmada, para desgranar las medidas adoptadas a fin de
contener la plaga del coronavirus, que a esa hora se había cobrado 3018
afectados y 84 muertos.
Arrancada de caballo y parada
de burro. <>, << dónde haga falta>>
y << cuando haga falta>>, con una epidemia galopante, en cuestión
de horas podrían ser términos no solo inadecuados sino incluso incompatibles.
De hecho, en el lapso de tiempo que hubo entra la hora prevista para la
aparición pública del jefe del Ejecutivo y la efectiva, el Ibex 35 se desplomó
hasta el punto más bajo de su historia. A más más, pero en sus antípodas, nueve
días antes, el 4 de marzo, la ministra de Economía Nadia Calviño había
declarado a la prensa que <>. Palabras, palabras, palabras. Como
pasar de la estrategia de la <> a la de
<> mientras el Gabinete multiusos se sumaba
festivamente a la multitudinaria manifestación del 8-M.Ocurría apenas 24 horas
de que el ministro de Sanidad, el insípido Salvador Illa, lanzara las campanas
al duelo anunciando las primeras medidas de contingencia con la coletilla
<< y mañana habrá más>>. Una escalada hacia la incertidumbre que
derivó, como no podía ser de otra manera, en asaltó a los supermercados esa
misma tarde-noche.
El anuncio era el broche
extravagante de la política de comunicación aplicada por Moncloa desde los
primeros acordes del COVID-19, dejando al director de emergencias sanitarias
Fernando Simón como mascarón de proa <> para eximir a
Sánchez de actuaciones resolutivas que pudieran empañar los fatos de su
política <>. De hecho, contra todo
pronóstico y racionalidad, se produjo un apagón informativo en el seno del
Gobierno cuando muchos de sus miembros, que una semana antes se habían
prodigado en las televisiones amigas para su difundir su particular agit-prop,
pasaron de la noche a la mañana a estar missing. Una estrategia suicida a mayor
gloria del gurú de la comunicación monclovita Iván Redondo. En el momento en que
Pedro Sánchez se asomaba al país por videoconferencia (ahora <>), y con las preguntas de la prensa tasadas al mínimo, España
tenía ya más morbilidad en términos relativos que la alcanzada por China,
hechas las oportunas transferencias de población.
Y aun así, la clientela
política, ideológica y mediática habitual se empeñaba en buscar un enemigo
invisible detrás de la pandemia en la otra orilla. Resultó ridículo por más de
penoso ver al bueno de Simón valorar como <> las drásticas
medidas tomadas por el Gobierno amigo de La Rioja en el caso de Haro, mientras
deslizaba una crítica solapada al tachar de algo excesivas las adoptadas por la
Comunidad de Madrid, del bando contrario. Cuando por su mayor demografía es la
potencial bomba atómica del COVID-19. El fraude de la victimización siguió con
la opinión de los tertulianos de la casa remontándose a los recortes de la
herencia recibida (en realidad empezaron en el 2010 con Zapatero al timón) como
factor de cronificación. Por supuesto, nadie supo decir por qué un país de
nuestra idiosincrasia como Grecia, con una Sanidad pública infinitamente peor y
verdaderamente asediada por esos hachazos presupuestarios, apenas sufría los
embates del coronavirus (1 muerto al redactar esta nota) y sin embargo dispuso
controles en los accesos al territorio nacional nada más ver la secuencia
italiana.
Por el contario, la estrategia
pasaba por instar retóricamente a la resiliencia (la cadena virtuosa de la
probidad individual) mientras se despreciaba la sabiduría popular que
aconsejaba mejor prevenir que curar. Como no era para tanto y estábamos en
manos de los expertos, la doctrina que caló entre la gente, bien alimentada por
la casta político-mediática. Era que la gripe era peor que el coronavirus, fue
el lema de campaña. Y así, de tumbo en tamba, fuimos de la nada a la más
absoluta indigencia. Mientras, en otros países con una sociedad civil menos
acomplejada, la clase política evitaba seguir el modelo hispano de considerar a
los ciudadanos como niños sin capacidad mental. Ángela Merkel anunciaba a los
alemanes (3 defunciones) que el virus <>, y con la misma Boris Johnson advertía
sin paños calientes a los ingleses (8 muertos registrados) que <>. La opción
parecía clara: o asumir como sociedad adulta la responsabilidad de la gestión
del miedo o caer en la irracionalidad de permitir que cunda el pánico en un
especie de sálvense quien pueda.
Otra vez <> en versión <>. Desde que Moncloa disciplinó a sus cargos para rebatir
la suspensión del Mobile, el mantra oficial fue siempre del parecido calibre.
Negar la terrible evidencia que mostraban en cabeza ajea otros países, como la
atormentada Italia. Cuando en la última semana de febrero el país trasalpino
alcanzaba las 7 fallecidos, sus autoridades ya cursaron órdenes para restringir
la entrada de personas procedentes de zonas de riesgo. Y así y todo fue
imposible evitar la progresión exponencial del contagio. Aquí, por el
contrario, se impuso un negacionismo al que denominaron <>, que en román paladino significa
ir a remolque de los acontecimientos. Como si en plena ofensiva de un ejército
invasor, el alto mando decidiera dejar que avanzara el enemigo hasta que llegar
a la cocina para luego rechazarlo con más rabia.
Esa arriesga pachorra
gubernamental, que incluso llega hasta dilatar la declaración de Estado de
Alarma, instrumento constitucionalmente necesario para aislar poblaciones
(afortunadamente aquí aún no se puede actuar manu militari), contrasta con la
diligencia sobrevenida que muestran nuestros dirigentes políticos en ámbitos de
su exclusiva competencia. Aprovechándose de las circunstancias, se pretende que
la oposición parlamentaria otorgue un cheque en blanco al Gobierno para aprobar
de los presupuestos. Y la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, ha
dispuesto cerrar la sede de la soberanía popular durante 15 días para celebrar
plenos. Precisamente lo que se niega a hacer el Ejecutivo para bloquear
temporalmente la movilidad en la Comunidad de Madrid (competencia exclusiva del
Gobierno del Estado) hasta que la crisis escampe.
Manos mal que nos queda
Portugal (cero muertos y desde hace tiempo con los centros de reunión masiva
clausurados en diferentes zonas del país).
Rafael Cid
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