TE QUIERO, QUIERO SER YO Y EN 1940 MORIR...

sábado, 29 de mayo de 2021

Capitalismo industrial vs. capitalismo de vigilancia

 



*La nueva era económica se fragua en plena crisis de las 'puntocom'
*Google descubrió cómo hacer predicciones sobre las personas y monetizarlas
*La gratuidad en los servicios promueve un sistema que espolea la adicción  En el mundo feliz que dejó plasmado el escritor británico Aldous Huxley en su novela homónima de 1932, las personas viven drogadas y felices, manipuladas por un plan superior en el que la ciencia más puntera sólo sirve a una estructura de dominación. Ahora no tomamos 'soma' -la droga que consumen los personajes de Huxley-, pero tenemos un abanico infinito de aplicaciones y servicios gratis diseñados específicamente para convertirnos en felices adictos y en los auténticos recursos que surten la acumulación de riqueza en el nuevo capitalismo que ordena el mundo. Bienvenidos al capitalismo de vigilancia, el lugar en el que nunca nos hemos sentido tan libres pese a ser observados sin descanso.

Tu smartTV te observa. Pero también tu teléfono, tu coche, tu robot de limpieza, tu asistente de Google y hasta esa pulserita que monitoriza el número de pasos que das. Una pista: todos los productos que llevan la palabra smart o incluyen la coletilla de 'personalizado' ejercen de fieles soldados al servicio del capitalismo de vigilancia. Así lo resume Shoshana Zuboff, profesora emérita de la Harvard Business School y creadora del concepto llamado a sepultar el capitalismo que hemos conocido hasta ahora.

Su origen se remonta a hace dos décadas con la burbuja de las 'puntocom', y aún no somos conscientes de que la era económica ha cambiado. Establezcamos primero el nuevo mapa para saber orientarnos en esta realidad económica.

Capitalismo industrial vs. capitalismo de vigilancia
En el capitalismo industrial, los propietarios de los medios de producción son los emprendedores que, a través de una inversión, compran las materias primas y la estructura necesaria para la producción de bienes y servicios, y contratan mano de obra con este fin. El objetivo último es colocar estos productos en el mercado, donde los clientes coinciden con los trabajadores. El medio sobre el que reposa todo el sistema del capitalismo de vigilancia, sin embargo, es la infraestructura digital. Las redes de internet, las tecnologías informáticas y las propias vidas humanas son los medios de producción imprescindibles para proveer datos personales, la auténtica materia prima del sistema.

El ser humano es un terminal de corrientes de datos. Con este saber se puede influir, controlar y dominar totalmente a las personas

La mano de obra ya no está configurada por empleados que reciben un salario a cambio de su trabajo, sino por usuarios de aplicaciones y servicios gratuitos, satisfechos de adquirirlos a cambio de ceder sin consentimiento a múltiples empresas un registro de sus experiencias vitales.

En el nuevo capitalismo, los datos personales se acumulan para producir el bien que se pondrá a la venta en el mercado: predicciones sobre nosotros mismos. Los propietarios de los medios de producción, ya lo habrán adivinado, no son otros que los que ejercen el monopolio del negocio digital: Google, Facebook, Apple y Amazon. A su modelo, sin embargo, se han sumado todo tipo de compañías del entorno tradicional. "El capitalismo industrial, con todas sus crueldades, era un capitalismo para las personas. En el de vigilancia, por el contrario, las personas apenas somos ya clientes y empleados, somos por encima de todo fuentes de información. No es un capitalismo para nosotros, sino por encima de nosotros", sentencia Shoshana Zuboff en una entrevista en la BBC.

El filósofo surcoreano Byung-Chul Han, profesor en la Universidad de las Artes de Berlín y autor de una decena de libros, profundiza en esta idea: "El ser humano es un terminal de corrientes de datos, el resultado de una operación algorítmica. Con este saber se puede influir, controlar y dominar totalmente a las personas".

Cómo descubrió Google la bola de cristal
Volvemos a la crisis de las 'puntocom'. A finales del siglo pasado, Google, una compañía entonces alérgica a la publicidad, tuvo que replantearse su modelo de negocio y cómo lograr rentabilidad. Sheryl Sandberg, directiva al frente de la publicidad on line de la firma, llegó a la conclusión de que la combinación de la información derivada de su algoritmo y los datos computacionales recogidos de sus usuarios podían ofrecer un análisis muy interesante para que los anunciantes no erraran su objetivo. Con una predicción de quién necesitaba o deseaba qué, el anunciante sabía a quién dirigirse y qué venderle.

Los servicios que ofrece el capitalismo de vigilancia consisten en predicciones basadas en datos sobre nuestros comportamientos, y estas predicciones se venden a otras empresas

"Google había encontrado una fórmula para predecir comportamientos humanos", resume Zuboff, quien establece en este punto un "giro oscuro e inesperado" en el capitalismo de vigilancia, "pues reclama experiencias humanas privadas para convertirlas en datos de comportamiento e integrarlas en el mercado".

Entre 2001 y 2004, los ingresos del motor de búsqueda crecieron casi un 3.600%. En marzo de 2008 Sandberg fue fichada por Mark Zuckerberg para Facebook, donde implantaría el mismo modelo de éxito.

A partir de aquí, esta estructura de negocio se extendió a todos los ámbitos económicos, donde los datos suponen ahora la verdadera fuente de riqueza. "Los servicios que ofrece el capitalismo de vigilancia consisten en predicciones basadas en datos sobre nuestros comportamientos, y estas predicciones se venden a otras empresas como anunciantes, aseguradoras, grandes almacenes o proveedores sanitarios", desgrana la economista norteamericana.

La mentira del consentimiento y la adicción
Para la creación de estos datos en cantidades masivas para extraer predicciones como de una bola de cristal, los humanos resultan agentes imprescindibles. La singularidad es que, en este nuevo capitalismo, nadie les cuenta que suponen la mano de obra gratis. Tampoco lo importantes que son sus comportamientos, sus hábitos, sus deseos, sus miedos, sus sueños, sus proyectos, sus dudas. Todos estos detalles, esta intimidad, es extraída desde la infraestructura digital para ser vendida. Y ni siquiera hay una remuneración por ello. ¿Cómo hemos llegado a consentir esto?

Las aplicaciones están basadas en un inteligentísimo sistema de adicción y gamificación. Diseñan esto para hacernos adictos

Para Paloma Llaneza, abogada, experta en ciberseguridad y autora de Datanomics, la respuesta se reduce, primero, a que el consentimiento en realidad no existe cuando escribimos nuestros datos personales rápidamente para bajarnos aún más rápido una aplicación gratis o recibir una newsletter semanal. "El consentimiento es una de las grandes mentiras de internet", afirma en una conversación con elEconomista. La experta asegura que el problema empieza cuando nuestros datos son usados para otras finalidades y cedidos a terceras empresas que buscan conocernos mejor y sacar un perfil de cómo somos. Esto es legal, pero el usuario normalmente accede a los términos sin haberlos leído en profundidad. E incluso cuando lo hace, resulta difícil no perderse en la terminología legislativa, técnica y los conceptos. "Sin saberlo, el usuario puede estar dando consentimiento a ser escaneado en redes sociales y, de ahí, se saca el perfil de la persona. Solo con las fotos de Instagram ya se pueden deducir cosas del comportamiento", explica.

Paloma Llaneza, abogada y experta en seguridad informática. Imagen: elEconomista.es

Si cada vez más empresas nos están utilizando, la siguiente pregunta es ¿por qué lo aceptamos como algo irremediable? ¿Por qué no decir 'basta'? Llaneza -quien, por cierto, no utiliza WhatsApp ni está en Facebook- nos invita a enfocar la atención en otro punto, a adentrarnos en aspectos de la psicología humana. Sólo entonces resulta obvio que tampoco un alcohólico dice 'basta' frente a otro botellín de cerveza. "Las aplicaciones están basadas en un inteligentísimo sistema de adicción y gamificación. Diseñan esto para hacernos adictos, todo es como un juego y tienes que participar para formar parte de la sociedad", resuelve.

Una vez que somos adictos, parece prácticamente imposible decir 'no' a ceder nuestra vida una vez más a cambio de la 'app' del momento. La abogada considera que las personas no son inconscientes, sino adictas, y que viven en un estado de infantilización ante la tecnología. "A mí me preguntan: '¿cómo puedes vivir sin WhatsApp?', y yo les contesto: '¿y tú cómo puedes vivir tan enganchado?", relata.

La gamificación, la técnica por la que cualquier cosa adquiere formato de juego, es capital en el nuevo sistema
El fervor adolescente de querer formar parte de lo último, recibir atención y no perder comba de lo que hace el grupo afecta ahora a todos los grupos de edad. Como los personajes de Huxley, las personas son felices con aplicaciones que les ahorran tareas tan sencillas como apagar la luz. En otros casos, ni siquiera eso. ¿Recuerda esta app que cotejaba una foto de la cara con pinturas clásicas para ver a qué rostro inmortal se parecía más? La finalidad de este juego era crear modelos para el reconocimiento facial y servirlos en bandeja a la inteligencia artificial para que, en el futuro, quizá nos puedan denegar el acceso en un local determinado. De haberlo sabido, probablemente nadie hubiera caído en la trampa. De ahí que la gamificación, la técnica por la que cualquier cosa adquiere formato de juego, sea capital en el nuevo sistema.

"Se nos está engañando por partida doble" -expone en uno de sus artículos Evgeny Morozov, escritor e investigador experto en la implicación social de la tecnología, "en primer lugar, cuando hacemos entrega de nuestros datos a cambio de unos servicios relativamente triviales, y, en segundo, cuando esos datos son después utilizados para personalizar y estructurar nuestro mundo de una manera que no es ni transparente ni deseable".

El cebo no es un regalo
Además de la gamificación, la otra clave que explica que se ponga en funcionamiento el ciclo de la adicción reside en la gratuidad de estos servicios. Las apps gratuitas son el cebo, no un regalo que le hace una empresa magnánima. A través de ellas, comienza la extracción de datos, la acumulación de comportamientos que serán horneados para poner en bandeja un festín de predicciones listas para ser transformadas en dinero. "Detrás de todo esto está el problema de la gratuidad", incide Paloma Llaneza, para quien el cebo de los servicios gratis emergió como fórmula alternativa de la monetización.

Si no estás acostumbrado a pagar por contenidos, por servicios, por información especializada, al final alguien perderá su trabajo y, antes o después, a ti te va a tocar

La gratuidad no sólo hace más sencillo que las compañías sigan recolectando datos personales, sino que quede abierto el grifo de la precarización laboral. O más bien, de una "autoprecarización" que acabará afectando al mismo ciudadano que ha descargado un servicio gratis. Así lo explica la experta en ciberseguridad: "Si no estás acostumbrado a pagar por contenidos, por servicios, por información especializada, al final alguien en el otro lado de la cadena de valor se resentirá. Alguien perderá su trabajo y, antes o después, a ti te va a tocar".

Margrethe Vestager: O regulamos los datos o las grandes compañías dominarán el mundo
Margrethe Vestager: "O regulamos los datos o las grandes compañías dominarán el mundo"

Las personas, felices con la innovación tecnológica -como en cualquier religión, la crítica no es tolerada-, han abierto las puertas de su casa a que la vigilancia continúe en su refugio más íntimo. El llamado Internet de las Cosas, que ya cuenta con sus primeros escándalos tras convertir a ingenuos juguetes en espías de niños, ha llegado para maravillarnos con sus efectos hipnóticos. "Le digo a Alexa que me apague las luces y las apaga. ¡Es magia!", ejemplifica con sorna Llaneza, aludiendo al 'asistente' de Google.

Los robots de limpieza conocen el perímetro de tu casa, tu coche sabe si metes bien o mal las marchas, tu libro electrónico registra qué prefieres leer, y Alexa... Alexa lo sabe todo
Los aparatos conectados a internet nos ofrecen un panorama oscuro donde la vigilancia queda sellada. En concreto, la autora de Datanomics alerta sobre la evolución de la televisión inteligente -smart TV-. Los últimos modelos están concebidos para que la conexión a la red sea 24 horas los siete días de la semana. "Es como tener un micrófono en tu casa", se queja Llaneza, quien advierte de otra perversión más: las apps que permiten encender la televisión desde el propio móvil. Así, los hábitos que se tienen ante la televisión, el tiempo que pasas viéndola, "si paras en una escena determinada de sexo, de amor o violencia", quedan guardados y se mezclan con los datos extraídos del móvil.

Los robots de limpieza conocen el perímetro de tu casa, tu coche sabe si metes bien o mal las marchas, tu libro electrónico registra qué prefieres leer, y Alexa... Alexa lo sabe todo. "El hombre y sus datos se ponen al servicio de internet. Pienso que estoy leyendo un ebook, pero en realidad es el ebook el que me lee a mí", critica el filósofo surcoreano Byung-Chul Han.

Vigilados pero 'libres' y felices
"No vivimos en un mundo conectado, vivimos en un mundo vigilado", sentencia la experta en seguridad. El doctor en Filosofía instalado en Alemania se suma a esta idea y compara la nueva observación de los ciudadanos con el sistema del panóptico de la arquitectura carcelaria. "En la cárcel, hay una torre de vigilancia. Los presos no pueden ver nada pero todos son vistos. En la actualidad se establece una vigilancia donde los individuos son vistos pero no tienen sensación de vigilancia, sino de libertad", explica en su obra La expulsión de lo distinto (Herder), que analiza el impacto de la hipercomunicación y la hiperconexión en la sociedad. Para Han, la sensación de libertad que brota en los individuos es engañosa: "Las personas se sienten libres y se desnudan voluntariamenate. La libertad no es restringida, sino explotada". El profesor asiático expone que "la gran diferencia entre internet y la sociedad disciplinaria es que en esta última, la represión se experimenta. Hoy, en cambio, sin que seamos conscientes somos dirigidos y controlados".

¿Han pasado por delante de un gimnasio e inmediatamente han recibido una notificación con una irresistible oferta para apuntarse? ¿Han chateado con un amigo por WhatsApp sobre un viaje a Estocolmo y han empezado a recibir anuncios de alojamiento en Suecia? ¿Han comentado en voz alta que les apetece comer una pizza y su pantalla les bombardea con ofertas de alguna conocida pizzería? Si alguna vez les ha pasado algo de esto, no se maravillen y párense a pensar. No es magia, es el capitalismo de vigilancia alimentándose de sus vidas.



martes, 25 de mayo de 2021

A OTRA ORILLA DEL IMAGINARIO

Nos movemos ahora por la zona más reaccionaria del entorno . Este blog, no tiene forjas y se mueve en todas direcciones para quienes lleguen aquí, se instalen en la amplitud de miras.. .  


lunes, 10 de mayo de 2021

FORTUNATA Y JACINTA

 


Fortunata y Jacinta

Un programa de análisis filosófico que aborda algunas de las problemáticas históricas que dan forma a nuestro presente: España como sociedad política en crisis, ¿cómo, por qué y en beneficio de qué o de quiénes?, América, Hispanidad…

→ Estadísticas del canal Fortunata y Jacinta según socialblade
válidas para la evolución de visitas y suscriptores, no de ingresos: el canal no está monetizado

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Relación de entregas publicadas
las columnas de la tabla son reordenables

Forja
 
mm.ss
 
título
 
fecha
 
10880.32Ruina política en España, ¿hacia una nueva guerra civil?2021.0328
10730.50El pujolismo2021.0320
10631.42Polarización social: Europa, América y Asia2021.0314
10553.30Violencia en Cataluña, Pablo Hasél, CUP, Podemos y PSOE2021.0306
10438.02Blas Infante y la esencia islámica de Andalucía2021.0227
10331.52Factores económicos en el separatismo catalán con Jesús Laínz 2/22021.0224
10267.07Factores económicos en el separatismo catalán con Jesús Laínz 1/22021.0220
10140.41Esquerra Republicana de Cataluña2021.0213
10043.32Racialismo en el separatismo catalán2021.0207
09940.43Separatismos en España: Introducción2021.0131
09862.47Biden, Trump, China, globalismo, separatismo, comunismo y España2021.0124
09757.56Guerra Fría, antifranquismo y federalismo2021.0117
09648.33Globalización2021.0110
09554.41Corrupciones en el arte contemporáneo español2020.1220
09442.36Democracia2020.1206
09350.32¿Conspiración o conspiranoia? Señorías del CNI ¡espabilen!2020.1129
09241.09Pacto PSOE-Bildu: 25 claves para clarificar los planes reales del Gobierno2020.1121
09128.42Programa especial: 50.000 suscriptores2020.1114
09025.30La sacralización de la Democracia: del rito al mito2020.1108
08936.50Consolidación del Estado nacional en México: Benito Juárez y la Iglesia2020.1102
08849.10Historia político-religiosa de México: de la secesión a la guerra contra EEUU2020.1023
08729.3712 de Octubre: Contra la campaña lanzada por Correos en España2020.1010
08642.50Persecución religiosa en México2020.1004
08542.54¿España se equivocó de Dios en Trento? Análisis filosófico de la doctrina de Lutero2020.0927
08441.44Análisis del ISLAM desde el materialismo filosófico2020.0918
08322.52Unas palabras sobre la lucha anticatólica2020.0907
08223.11Plano religioso en el proceso de demolición de España2020.0831
08150.21Sucesos recientes en EEUU (subtitled to english)2020.0722
08025.36¿Qué pasó el 18 de julio de 1936?2020.0718
07947.45Sobre el racismo y trituración de Black Lives Matter2020.0713
07832.25Coronel Pérez de los Cobos y Ministro Grande-Marlaska2020.0628
07747.12Crónica de una pandemia y crítica de una gestión. Cuarta parte2020.0619
07630.45Podemos y la Transición española2020.0606
07526.58El FRAP y Podemos2020.0531
07443.27Redefiniendo a Podemos2020.0524
07355.59Crónica de una pandemia y crítica de una gestión. Tercera parte2020.0515
07250.14Crónica de una pandemia y crítica de una gestión. Segunda parte2020.0503
07141.58Crónica de una pandemia y crítica de una gestión. Primera parte2020.0422
07034.08Propaganda en tiempo de coronavirus: la Spanish Revolution2020.0412
06943.12Europa frente al coronavirus2020.0405
06833.25COVID-19: ¿Fin de la hegemonía de EEUU?2020.0329
06720.36Coronavirus: tumba del europeísmo y de otros -ismos2020.0323
06661.00Cuando España vacunó al mundo contra la viruela2020.0316
06531.37¿Por qué decir “traición” si podemos llamarlo “diálogo”?2020.0307
06442.18Los crímenes de la Guerra Civil2020.0301
06334.04La Ilíada y el mito maniqueo de las dos Españas2020.0222
06228.39El mito maniqueo de las dos Españas2020.0206
06132.38Masonería, Iglesia católica y poder político2019.1222
06033.31Masonería y anticlericalismo en España2019.1215
05943.12Ideología alemana, nación de naciones y Europa de los Pueblos2019.1209
05837.52Corrupción no delictiva2019.1129
05715.47Corrupción del PSOE2019.1123
05635.32Análisis crítico elecciones 10N España2019.1116
05535.55“FASCISMO: el 10N nos la jugamos”2019.1109
05431.09Semana trágica de Cataluña: octubre de 20192019.1023
05322.26Qué es el “Tsunami democràtic”2019.1018
05232.45HISPANIDAD: génesis de la festividad del 12 de octubre y función dentro de la dialéctica de estados y de imperios2019.1012
05147.38Contra la proposición de ley de memoria histórica y democrática del PSOE2019.1006
04019.50II República española. Introducción2019.0714
04130.16II República española. Pacto de San Sebastián y sublevaciones de 19302019.0726
04234.42II República española. Elecciones municipales de 1931 y proclamación de la República2019.0803
04323.02II República española. Memoria histórica y conciencia subjetiva2019.0812
04418.12II República española. Preparando la Constitución de 1931: la cuestión religiosa2019.0818
04526.20II República española. Constitución de 19312019.0824
04628.17II República española. La república de las insurrecciones2019.0901
04727.20II República española. Las elecciones de 1933 y la guerra civil en el PSOE2019.0907
04826.50II República española. La Revolución de Octubre de 1934. Primera parte2019.0915
04934.37II República española. La Revolución de Octubre de 1934. Segunda parte2019.0922
05035.04II República española. El fin de la Segunda República española2019.0929
03534.53¡Qué m… de izquierdas!2019.0609
03635.30¡Qué m… de derechas!2019.0618
03733.36¡Qué m… de extrema derecha!2019.0623
03827.52¡Qué m… de extrema izquierda!2019.0630
03932.34¡Qué m… de centro!2019.0707
03427.14PSOE: federalismo asimétrico o forma cortés de secesionismo2019.0524
03232.29¿Qué es España? parte primera2019.0512
03342.54¿Qué es España? parte segunda2019.0518
02324.43Hispanidad. Lo que no nos contaron en el colegio2019.0223
02423.52Afrancesamiento, latinidad y americanismo2019.0303
02523.48Mito del retraso científico en España: ciencia y técnica en el siglo XVI2019.0310
02628.08La inquisición española2019.0317
02717.04México no existía antes de Hernán Cortés. 1ª respuesta a AMLO2019.0328
02825.48AMLO y el Pensamiento Alicia. 2ª respuesta2019.0404
02929.59España, Yuval Harari, Star Trek, Hernán Cortes2019.0419
03025.29Contra los feminismos acríticos: ética, moral y política2019.0425
03131.28Diagnóstico Elecciones en España 28 abril 20192019.0505
01202.40Evento 19 nov 20182018.1117
01301.38Corrupción ideológica en las artes2018.1203
01401.52Fortunata y Jacinta presenta su proyecto en la Fundación Denaes2018.1211
01531.01Chalecos amarillos: ¿Francia es un mito?2018.1216
01619.23Anticlericalismo en España, parte 12018.1223
01808.48Primer aniversario y visita al estudio de Fortunata y Jacinta2019.0118
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