“Considero mi deber estimular la reflexión sobre lo esencialmente humano y eterno en cada alma, algo que con demasiada frecuencia se pasa por alto, aun cuando el destino está en manos de la persona. Se pierde demasiado en la búsqueda de quimeras y la veneración de ídolos. Al final, todo se reduce a un único elemento fundamental en la existencia: la capacidad de amar. Este elemento puede crecer en el alma hasta convertirse en el factor supremo que determina el sentido de la vida.”

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