TE QUIERO, QUIERO SER YO Y EN 1940 MORIR...

martes, 9 de septiembre de 2025

LA CONSTRUCCIÓN DEL PAISAJE COMO IDEA EN MÉXICO TESIS

 


UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
PROGRAMA DE MAESTRÍA Y DOCTORADO EN ARQUITECTURA 
 
LA CONSTRUCCIÓN DEL PAISAJE COMO IDEA EN MÉXICO 
TESIS 
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: 
DOCTORA EN ARQUITECTURA 
 
PRESENTA: 
MTRA. AMAYA LARRUCEA GARRITZ 
 
TUTOR PRINCIPAL: 
DRA. GENEVIEVE LUCET 
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTÉTICAS UNAM 
COMITÉ TUTOR: 
 
DRA. GENEVIEVE LUCET  
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTÉTICAS UNAM 
DR. OMAR MONCADA MAYA  
INSTITUTO DE GEOGRAFÍA UNAM 
DRA. CATHERINE ETTINGER MC ENULTY  
FACULTAD DE ARQUITECTURA UMSNH 
 
MÉXICO, D.F. NOVIEMBRE DE 2013 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
  
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
  
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Tesis para obtener el grado de Doctora en Arquitectura 
M. en Arq. Amaya Larrucea Garritz 
 
 
 
Programa de Maestría y Doctorado en Arquitectura 
Universidad Nacional Autónoma de México 
Noviembre 2013 
  
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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COMITÉ TUTOR 
Tutor principal 
Dra. Genevieve Lucet 
Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM 
 
Dr. Omar Moncada Maya 
Instituto de Geografía, UNAM 
 
Dra. Catherine Ettinger Mc Enulty 
Facultad de Arquitectura, UMSNH 
 
 
 
SÍNODO 
(alfabéticamente) 
Dr. Xavier Cortés Rocha 
Dra. Catherine Ettinger Mc Enulty 
Dra. Genevieve Lucet 
Dr. Gabriel Mérigo Basurto 
Dr. Omar Moncada Maya  
 
 
Nerea eta Irunentzaco  
Aita eta Amarentzako 
  
 
 
 
 
 
 
 
 
Agradecimientos 
 
 
Agradezco la ayuda y paciencia a los miembros de mi comité tutoral, a la Dra. Genevieve 
Lucet, al Dr. Omar Moncada Maya, la Dra. Catherine Ettinger McEnulty, el Dr. Xavier 
Cortés Rocha y el Dr. Gabriel Mérigo Basurto. Gracias también al Dr. Carlos Chanfón 
Olmos y al Dr. Leonardo Icaza Lomelí quienes fueron parte indispensable de mi formación 
y de mi desarrollo como investigadora.   Agradezco también a los coordinadores del 
programa de Maestría y Doctorado en Arquitectura, Gemma Verduzco Chirino y Alejadro 
Cabeza Pérez. 
 
Mi gratitud por los comentarios y la ayuda a María del Carmen Meza Aguilar, Elisa 
García Barragán, Eduardo Baéz Macías, Rosa María Camelo, Ilitia Sauer, Javier Sanchíz 
Ruiz y sobre todo a Amaya Garritz Ruiz. 
 
  
 
 
ÍNDICE 
 
 
 
 
INTRODUCCIÓN  
 
 
 
 
CAPÍTULO I.  
EL TERRITORIO COMO UN BIEN LIMITADO 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
PARTE 1.  UN TERRITORIO PROPIO 
Los mapas en la construcción del imaginario de la nación 
México, un territorio recóndito 
Humboldt, un punto de partida 
          El Atlas 
          Las Tablas 
          El Ensayo político 
¿Descubre Humboldt México para los mexicanos?  
Los primeros mapas del México Independiente  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
PARTE 2. MAPAS MEXICANOS 
México sin mapa 
México en un mapa. La Carta General de la República Mexicana 
Los mapas y los paisajes. La auto representación de la nación 
Los paisajes en el Atlas Pintoresco como expresión de México 
          La Carta Orográfica 
          La Carta Hidrológica 
          La Carta Arqueológica 
          La Carta Agrícola 
          La Carta Minera 
          La Carta del Valle de México 
Valores geográficos en el paisaje mexicano 
 
 
 
 
CAPÍTULO II.  
LA REALIZACIÓN DEL TERRITORIO COMO BELLEZA PAISAJÍSTICA 
 
 
 
 
 
 
 
 
PARTE 1. IMÁGENES DEL PAISAJE MEXICANO 
Paisaje e imagen visual. (Vislumbres sobre el paisaje) 
Algunos antecedentes de la pintura de paisajes en México 
Lo pintoresco 
La pintura mexicana en la Academia 
La cátedra de pintura de Eugenio Landesio 
 
 
 
 
 
 
 
 
PARTE 2. PINTURAS EMBLEMÁTICAS DEL PAISAJE MEXICANO 
José María Velasco, paisajista mexicano 
El paisaje de Velasco, entre la orientación positivista y el arte 
El valle de México, paisaje mexicano emblemático 
Los paisajes en las pinturas de José María Velasco 
Arte y Paisaje 
 
 
 
 
CAPÍTULO III.  
ACERCAMIENTO AL PAISAJE MEXICANO EN LA POESÍA 
 
 
 
Algunos antecedentes del paisaje mexicano en la poesía 
Poesía y romanticismo 
Paisajes mexicanos en Heredia, Payno, Altamirano y Othón 
 
 
 
CONSIDERACIONES FINALES 
 EFEMÉRIDES
 BIBLIOGRAFIA CONSULTADA 
 BIBLIOGRAFIA ESPECIALIZADA 
  
 
 
 
 
 
 
 
  
INTRODUCCIÓN 
 
 
De la noción de un paisaje mexicano 
El tema central de este trabajo es el paisaje.  Paisaje es una palabra que empleamos cada 
vez con más frecuencia y que quizá por un sobreuso frívolo empieza a perder su sentido. En 
el lenguaje común lo asociamos con la vista de un bello escenario natural como una imagen 
idílica que deseamos.  La palabra se ha arraigado como un comodín en el ámbito de la 
política, la biología, la pintura, la geografía o el urbanismo y se ha convertido en un 
término difuso. 
Su constante presencia en el lenguaje actual y su consecuente desgaste irreflexivo, 
sin embargo, dejan ver que existe una creciente atención y preocupación por el paisaje; algo 
común en nuestro tiempo.  Es evidente para todos que hoy vivimos en paisajes 
deteriorados, faltos de equilibrio, lejanos y feos.  Esos paisajes amenos se han ido.  Los 
sabemos perdidos y reiteramos la preocupación desgastando su verdadera importancia.  Su 
definición se pierde en una idea compleja, de esas que no se dejan apresar y que al llenarse 
de muchos significados pierde fuerza haciendo evidente la importancia de su atención pero 
no en términos retóricos, sino de una reflexión y acción profundas. 
El paisaje es una gran experiencia de la emoción, de la visión y de la contemplación, 
y asimismo del trabajo humano sobre el territorio y el ambiente.  Es un resultado cultural, 
no intelectual, porque la naturaleza de la que constituye una revelación en el ámbito de las 
formas, es vivida, sentida y modificada por el ser humano en el transcurso de la historia.  
Está sujeto a presiones cada vez mayores y su estado exige hondas investigaciones desde 
las diversas disciplinas que lo abordan.  Desde la mía, la arquitectura de paisaje, la 
reflexión es perentoria ya que esta profesión tiene la peculiaridad de contar con las 
herramientas para intervenir, diseñar directamente en el paisaje y es su deber proponer 
proyectos que estén a la altura de este gran reto.  Para esto, el momento inicial de la 
reflexión teórica es indispensable y en nuestros días, urgente.  Necesitamos una idea de 
paisaje que no sea reductiva, pero tampoco excesivamente amplia en la que todos podamos 
hacer converger nuestras actuaciones sobre el mismo. Requerimos pensar más y mejor 
antes de actuar. 
Aún siendo un campo de estudio reciente, la investigación sobre el paisaje goza en 
otros países, entre ellos en España, de un prestigio cada vez mayor.  Su gestión y la 
intervención en el mismo, tal y como se lleva a cabo entre ingenieros, agrónomos, 
 
 
geógrafos, arquitectos y urbanistas, es lo suficientemente importante como para que 
algunos editores se hayan encargado de publicar textos que introduzcan a los especialistas 
en su práctica.  Entre ellos desde 2005 destacan en castellano tres colecciones españolas: 
Biblioteca Nueva, Abada Editores y las coediciones de la Universidad Autónoma de 
Madrid y la Fundación Duques de Soria.  Esto desde luego no quiere decir que son los 
únicos textos sobre el paisaje pero su principal aportación es haber logrado conjuntar los 
diferentes puntos de vista y los más actuales en series temáticas. 
Biblioteca Nueva se ha encargado de traducir a varios de los primeros teóricos del 
paisaje ofreciendo sendos estudios introductorios.  Destacan los textos del geógrafo y 
hermeneuta  Augustín Berque1 que expone la existencia de un estado previo al actual donde 
el pensamiento paisajero garantizaba la relación armónica del ser humano con la naturaleza; 
del teórico Alain Roger2 que reflexiona sobre la muerte del paisaje y las confusas relaciones 
entre el paisaje, el medio ambiente y el arte; y del italiano Raffaele Milani3 historiador de la 
estética y la relación de esta con la concepción del paisaje. 
Tres son las colecciones que ha impreso Abada Editores, Lecturas de paisaje, 
Pensar el paisaje y Textos de paisaje.4  Javier Maderuelo, en una labor encomiable, se ha 
encargado de compilar, editar y comentar en estas series, los más recientes trabajos que 
sobre el paisaje se han producido y ha intentado que los diversos enfoques tengan un 
horizonte común. Pensar el paisaje es una compilación de textos presentados en las 
reuniones que desde 2006 organiza el CDAN (Centro de Arte y Naturaleza) de la 
                                                          
1 Augustín Berque, El pensamiento paisajero, traducción de Maysi Veuthey a La pensee paysagere; edición 
de Javier Maderuelo,  Madrid, Biblioteca Nueva, 2009, 134 p., ils. 
2
 Alain Roger, Breve tratado del paisaje, traducción de Maysi Veuthey a Court traité du paysage, edición de 
Javier Maderuelo, Madrid, Biblioteca Nueva, 2007, 211 p., ils. (Colección Paisaje y Teoría, 2). 
3 Raffaele Milani, El arte del paisaje, edición de Federico López Silvestre, traducción de Carmen Domínguez, 
Madrid, Editorial Biblioteca Nueva, 2007, 250 p. (Paisaje y Teoría). 
4 Javier Maderuelo, dir., Paisaje y pensamiento, Simón Marchán, Antonio Gómez Sal, Raffaele Milani, 
Nicolás Ortega Cantero, Jean Marc Besse, Eduardo Martínez de Pisón. Anne Caliquelin, Augustin Berque, 
Miguel Aguilo, Javier Maderuelo,  Madrid, Abada Editores Pensar el Paisaje, Centro de Arte y Naturaleza, 
2006, 254 p. (Historia del Arte y de la Arquitectura).  
John Brinckerhoff Jackson, Descubriendo el paisaje autóctono, Joan Nogué, ed., Madrid, Editorial Biblioteca 
Nueva, 2010, 280 p. (Paisaje y Teoría). 
La construcción social del paisaje, Joan Nogué, ed., Madrid, Editorial Biblioteca Nueva, 2007, 344 p. 
(Paisaje y Teoría).  
El paisaje en la cultura contemporánea, Joan Nogué, ed., Madrid, Editorial Biblioteca Nueva, 2008, 302 p. 
(Paisaje y Teoría). 
 
 
Fundación Beulas de Huesca; Textos de paisaje contiene tres tomos de Michel Baridon5 
titulados “Los jardines, paisajistas, jardineros, poetas” de una enorme riqueza  reflexiva y 
reproduciendo además vitales fuentes históricas directas sobre el tema.  Por último, 
Lecturas de paisaje incluye un libro que para mí ha resultado esencial: “El paisaje, génesis 
de un concepto”, obra del mismo Maderuelo6 en la que busca los momentos de la creación 
de esta idea y proponiendo que en tanto la palabra paisaje no surge y es usada, el concepto 
no ha logrado cuajar en la cultura. 
La Universidad Autónoma de Madrid y la Fundación Duques de Soria han 
producido importantes textos que son encabezados por Nicolás Ortega Cantero7 y Eduardo 
Martínez de Pisón.8 En ellos se incluyen las ponencias presentadas en los seminarios que 
ambos organizan en el Instituto del Paisaje, fundado en 1999.  Estas ponencias se dedican a 
reflexionar algunos aspectos característicos de la visión moderna del paisaje, teniendo en 
cuenta su doble dimensión natural y cultural.  La producción, en este caso desde el año 
2000, cuenta con nueve títulos ricos en disertaciones históricas y teóricas.   
                                                          
5 Michel Baridon, Los jardines, paisajistas, jardineros, poetas, traducción Juan Calatrava, revisión de la 
terminología británica José Tito Rojo, Madrid, Abada editores. Textos de Paisaje, 2004, 550 p. (Historia del 
Arte y de la Arquitectura). 
6 Javier Maderuelo, ed.,  El paisaje. Génesis de un concepto, Madrid, Abada Editores. Lecturas de Paisaje, 
2005, 342 p. (Historia del Arte y de la Arquitectura). 
7 Nicolás Ortega Cantero, Lenguajes y visiones del paisaje y del territorio = Langages et visions du paysage 
et du territoire = Languages and visions of landscape and territory, editado por Nicolás Ortega Cantero, 
Jacobo García Álvarez, Manuel Mollá Ruiz-Gómez, Madrid , Universidad Autónoma de Madrid, Universidad 
Carlos III de Madrid, Asociación de Geógrafos Españoles, c2010,  516 p., mapas. [Texto en español, francés e 
inglés]. 
Nicolás Ortega Cantero, ed., Estudios sobre historia del paisaje español, Universidad Autónoma de Madrid, 
Fundación Duques de Soria y Los Libros de la Catarata, 2002, 186 p.  
Nicolás Ortega Cantero, ed., Naturaleza y cultura del paisaje, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid y 
Fundación Duques de Soria, 2004, 221 p.  
Nicolás Ortega Cantero, ed., Paisaje, memoria histórica e identidad nacional, Madrid, Universidad 
Autónoma de Madrid y Fundación Duques de Soria, 2005, 294 p.  
Nicolás Ortega Cantero, ed., Imágenes del paisaje, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid y Fundación 
Duques de Soria, 2006, 332 p 
8 Eduardo Martínez de Pisón, Miradas sobre el paisaje, Madrid, Biblioteca Nueva, 2009,  285 p. (Paisaje y 
teoría, 5).  
Eduardo Martínez de Pisón y Concepción Sanz Herráiz, (eds.), Estudios sobre el paisaje, Madrid, 
Universidad Autónoma de Madrid y Fundación Duques de Soria, 2000, 368 p. 
Eduardo Martínez de Pisón y Nicolás Ortega Cantero, (eds.), La conservación del paisaje en los Parques 
Nacionales, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid y Fundación Duques de Soria, 2007, 237 p.  
Eduardo Martínez de Pisón y Nicolás Ortega Cantero, (eds.), La recuperación del paisaje, Madrid, 
Universidad Autónoma de Madrid y Fundación Duques de Soria, 2008, 311 p. (Colección-serie 
conferencia estudios, 131). 
Eduardo Martínez de Pisón y Nicolás Ortega Cantero, (eds.), Los valores del paisaje, Madrid, Universidad 
Autónoma de Madrid y Fundación Duques de Soria, 2009, 322 p.  
 
 
Las discusiones y exposiciones en estos textos, hoy accesibles en las librerías, 
tienen la virtud de sumirnos en la perplejidad que nos lleva a preguntarnos qué es el paisaje 
y a hacernos conscientes de que el concepto de paisaje como hoy lo entendemos no ha 
existido siempre.  Nos acerca a la curiosidad entonces de ¿qué tipo de valoración del 
paisaje había antes? ¿Qué acercamiento al paisaje tenían los antiguos?  Estas dos preguntas 
permanecen irresueltas todavía y en un alto grado de indefinición teórica.  Pero la lectura de 
estos textos me indujo y comprometió a intentar encarar el problema teórico del paisaje 
desde el ámbito de mi competencia: la arquitectura de paisaje y desde mi paisaje, México. 
También existen publicaciones en México cuyo tema es el paisaje aunque 
lastimosamente son textos que aparecen dentro de publicaciones especializadas y no en 
cuerpos temáticos.  Su búsqueda es compleja y por lo tanto las discusiones sobre el tema se 
ven delimitadas en las diferentes especialidades. Destaco aquí las aportaciones de Johanna 
Broda9 sobre las concepciones del paisaje desde el mundo mesoamericano.  No hay textos 
específicos, sin embargo México es pionero en Latinoamérica en la creación de la 
Licenciatura en Arquitectura de Paisaje en la Universidad Nacional Autónoma de México 
en 1985. 
El paisaje mexicano es sin duda uno de los valores patrimoniales más grandes de 
México, sin embargo, la teoría y la historia del paisaje carecen en nuestro país de estudios 
profundos y del reconocimiento a la altura de su importancia.  El problema es paradójico, 
se está enseñando a intervenir y se está interviniendo el paisaje con poca discusión sobre su 
naturaleza o los cimientos teóricos e históricos sobre los que ha sido pensado, no existen 
hoy documentos teóricos e integrados que reflexionen sobre el paisaje en nuestro país y que 
puedan orientar la construcción de un pensamiento propio. Las consecuencias de este 
proceder irreflexivo son visibles en nuestro territorio, el deterioro irreversible de los 
ecosistemas, el uso de la tecnología sin límites y la explotación de la tierra en aras de un 
progreso mal entendido, han destruido nuestro paisaje. 
En México, aunque no se trata de textos contemporáneos, debo nombrar algunos 
autores que en el campo de la investigación científica destacan en la botánica y los estudios 
fundamentales producidos en el área de ciencias que han contribuido sin duda a conocer 
                                                          
9
 Johanna Broda, Stanislaw Iwaniszewki y Arturo Montero, La montaña en el paisaje ritual, México, UNAM, 
Instituto de Investigaciones Históricas, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Instituto Nacional de 
Antropología e Historia, 2001, 487 p. 
 
 
nuestros paisajes.  Maximino Martínez,10 uno de los máximos exponentes de la botánica 
mexicana que publicó en 1923 el Catálogo de nombres vulgares y científicos de plantas 
mexicanas.  Faustino Miranda,11 quien además organizó el Jardín Botánico del Instituto de 
Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México en 1958, y que publicó Los 
tipos de vegetación de México y su clasificación en 1963 y Jerzy Rzedowski12 autor de la 
Vegetación de México en 1971 que se ha convertido en el libro de referencia sobre el tema.  
En el ámbito geográfico resalta Enriqueta García Amaro13 con la Carta de climas de la 
República Mexicana que relacionó el sistema de Köppen con el análisis de la vegetación en 
México en 1965 que sigue siendo indispensable para la climatología mexicana.  Es 
necesario mencionar también el Anuario de Geografía (1961-1979) editado por la Facultad 
de Filosofía y Letras.  En el ámbito histórico mencionaré a Miguel León Portilla, cuya 
sensibilidad y profundidad al tratar los temas sobre lo mexicano resulta indispensable para 
entender todos sus ámbitos, incluyendo desde luego al paisaje en términos conceptuales, 
cartográficos y e histórico.  
En cuanto a las aportaciones de la Universidad en el ámbito estético son importantes 
dos figuras: Manuel Toussaint14 quien fundó el Laboratorio del Arte Mexicano en 1935, 
antecedente del Instituto de Investigaciones Estéticas, y el destacado historiador del arte 
mexicano Justino Fernández,15  quien es una autoridad en estos temas.  
 
Estructura de la tesis  
Partiendo de estos antecedentes, el objetivo de esta investigación es discernir qué 
tipo de imaginario colectivo se fue construyendo sobre el paisaje mexicano en el transcurrir  
del siglo XIX, momento que coincide también con la constitución de la nación.  Conocer 
sus características es indispensable para entender nuestra visión y la forma en que estamos 
                                                          
10 Maximino Martínez, Catalogo de nombres vulgares y científicos de plantas mexicanas,  México, Botas, 
1937, 552 p. 
11 Faustino Miranda y Efraín Hernández, Los tipos de vegetación de México y su clasificación,  México, 
Sociedad Botánica de México, 1963, p. 29-129. 
12 Jerzy Rzedowski, Vegetación de México, con la parte correspondiente de la vegetación litoral marina a 
cargo de Laura Huerta M., 1a ed., México, Editorial Limusa, 1978, 432 p., ils. 
13 Enriqueta García Amaro de Miranda: Antología, Roger Orellana Lanza y Rosalía Vidal Zepeda, editores,  
México, Centro de Investigación Científica de Yucatán, UNAM, Instituto de Geografía, 2005, 558 p., ils. 
14 Manuel Toussaint, Arte colonial en México, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1948, 
501 p. 
15 Justino Fernández, El arte del siglo XIX en México, [2ª ed.], México, UNAM. Instituto de Investigaciones 
Estéticas, 1967,  vi, 256 p., láms. 
 
 
actuando hoy sobre el mismo.  Como señala Hegel, “lo conocido no por ello es 
reconocido”. Debemos enfrentarnos con este imaginario para descubrir en cual estamos 
inmersos porque no lo podemos ver inmediatamente.  Solamente a través de esa 
consideración  podemos constatar cuáles son nuestros valores actuales y anteriores, que se 
ganó y perdió o que es necesario recuperar y en suma si hay una idea de identidad nacional 
en ese imaginario paisajístico o no. 
El punto inicial de búsqueda es que el paisaje se constituye, a partir del siglo XIX, 
como un elemento central en el imaginario colectivo de lo mexicano. Esta tesis se 
construye desde dos reflexiones de Javier Maderuelo: la primera, la importancia del uso de 
la palabra paisaje como un signo de su existencia y la segunda el origen del concepto en la 
pintura. 
Sobre el primer asunto empezaré por citarlo, “El paisaje no tiene una existencia 
autónoma porque no es un lugar físico sino una construcción cultural, una serie de ideas, de 
sensaciones y sentimientos que surgen de la contemplación sensible del lugar”.16  Afirma 
también que la génesis del concepto paisaje en la historia, puede rastrearse en diferentes 
manifestaciones, tales como el diseño y creación de jardines, la mención en la literatura de 
parajes agradables, la representación pictórica de lugares reales, la aparición de logias y 
miradores en los edificios y sobre todo, la consolidación de un término lingüístico para 
nombrarlo.   
El uso de la palabra es antiguo, sin embargo en castellano, el término localiza su 
definición en el Diccionario de Corominas17 en 1708 y en el Diccionario de Autoridades, 
donde se define:  
Paisaje: Pedazo de país en la pintura. Topia.   
País: Región, reino, provincia o territorio.  La pintura en que están pintadas villas, 
lugares, fortalezas, casas de campo y campañas. Pintase por lo común en lienzos más anchos 
que altos, para que comprendiendo más horizonte se puedan variar más los objetos. 
En el origen, como vemos, hay dos relaciones indispensables en el nacimiento 
formal del término paisaje, el país y la pintura.  País, no es solamente un área soberana 
perfectamente delimitada en kilómetros cuadrados como ahora se entiende, sino que se 
refiere a un territorio con el que se identifica un pueblo. La pintura y las implicaciones del 
                                                          
16 Javier Maderuelo,  Nuevas visiones de lo pintoresco.  El paisaje como arte, Teguise,  Fundación César 
Manrique, 1996, p. 10. 
17 J. Corominas,  Breve Diccionario etimológico de la lengua castellana, Madrid, GREDOS, 1983, p. 628. 
 
 
paisaje en la relación con la imagen y el sentido de la vista, son otro de los aspectos que se 
desarrollarán en este texto.  
México como nación independiente se construyó y se sostiene con diversos 
puntales, entre ellos, de vital importancia, al menos durante el periodo decimonónico, fue la 
idea de paisaje mexicano.  Se estableció aquí una relación de doble consecuencia ya que el 
paisaje sostiene también la idea del país. 
El término de la guerra por la independencia en 1821 fue el inicio de México como 
país pero todavía se tendría que recorrer un larguísimo camino para construir cabalmente la 
Nación.  Este camino tiene un momento definitorio en la valoración del paisaje como 
elemento esencial.  Poco a poco surge una estructura política y una identidad social-étnica 
pero el momento de la valoración del paisaje propio es central en la autoconciencia de un 
país.  El auto reconocimiento del territorio como paisaje mexicano tiene su momento 
constitutivo cuando se cantan las bellezas del paisaje identitario y en esta exaltación surge 
el orgullo nacional.   
La segunda reflexión de Maderuelo está vinculada a que el origen del concepto está 
en la pintura de paisaje.  Este autor explica que la noción de paisaje que nosotros tenemos 
surge en la modernidad y se ha quedado fijada en el arte de manera más visible.  Surge 
desde las discusiones filosóficas de la escuela de Chartres sobre lo bello en la naturaleza 
pasando por las idealizaciones de los lugares en la literatura arcádica del siglo XVII hasta 
llegar a la madurez de la escuela flamenca de pintura de paisaje en donde este aparece en 
toda su plenitud.  La idea nace de la mano de la pintura.  Otro autor, Eduardo Martínez de 
Pisón ha escrito, “un paisaje no es solo un lugar, es también su imagen”.18  La producción 
de una imagen, de una pintura requiere de la distancia entre el humano y la naturaleza.  En 
esta percepción, el paisaje se mira a través del sentido de la vista y se parte de la forma 
propia de la ilustración, que requiere de un observador y un objeto observado.  Sobre este 
precepto debatiré a lo largo de la tesis, ya que considero que ahondar en lo que  implica en 
nuestra concepción del paisaje es indispensable para entender como nos relacionamos hoy 
con él.  Me parece vital estudiar las características de este discurrir histórico en México 
                                                          
18
 Nicolás Ortega Cantero,  “Naturaleza y cultura en la visión geográfica moderna del paisaje”, en Naturaleza 
y cultura del paisaje,  Madrid, Fundación Duques de Soria, 2004, p. 10.  
 
 
mirándolo como fenómeno complejo y no madurado únicamente como imagen en la 
pintura.  
Pues bien, en esta tesis y para acercarme al fenómeno del paisaje mexicano 
propongo un abordaje a través de los enfoques que nos llevan a las diferentes aristas que 
construyeron el origen de su imaginario.  La idea sobre el paisaje mexicano tomó una forma 
clara, a mi juicio, alrededor de la segunda mitad del siglo XIX y para comprenderlo 
cabalmente he armado este  texto a partir de tres enfoques  –racional cuantitativo, estético y 
poético–.  Desde estas visiones intento tematizar la confluencia entre estos tres aspectos 
para asomarme a entender lo que significó el paisaje mexicano a los ojos del momento 
histórico que lo concibió.  Con la finalidad de hacer el escrito claro y de recalcar las ideas 
más importantes sin perdernos en datos que tratados de forma extensa podrían perder su 
fuerza, he seleccionado un personaje central para cada momento que me ayude al análisis 
para fijar una línea reflexiva más clara.  
Así, el primer momento de corte del conocimiento –racional cuantitativo–, aparece 
el capítulo titulado El territorio como un bien limitado, en el que se describe el desarrollo 
de la cartografía de México.  Para dibujar un mapa en el siglo XIX se requería del 
conocimiento de un territorio y de la definición política de sus límites.  La representación 
de un mapa inaugura su imagen como símbolo asociado a la idea de una nación. El texto 
parte de una breve descripción de los mapas novohispanos, de la obra de Humboldt, 
antecedente fundamental de la cartografía decimonónica y de los diferentes intentos de 
construirla. En este caso, la línea central está estructurada a partir de los trabajos del célebre 
geógrafo Antonio García Cubas quien además de haber sido el primer mexicano en publicar 
en México el indispensable y esperado mapa de México, tiene la peculiaridad de ilustrar sus 
trabajos con paisajes lo que nos descubrirá la esencia de un paisaje vinculado al territorio. 
Para esta parte he tomado como base los escritos de Miranda19 sobre Humboldt, de 
Moncada Maya sobre la historia de la geografía en México20 y la compilación de textos de 
                                                          
19 José Miranda, Humboldt y México, 2ª ed., México, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 1995, 
246 p. (Serie Historia novohispana, 19). 
20 José Omar Moncada Maya, El nacimiento de una disciplina la geografía en México, siglos XVI a XIX, 
México, UNAM, Instituto de Geografía, 2003, 131p. (Temas selectos de Geografía de México).   
El quehacer geográfico instituciones y personajes, 1876-1964, coord. José Omar Moncada Maya, Patricia 
Gómez Rey, México, UNAM, Instituto de Geografía, 2009, 140 p. (Geografía para el siglo XXI Serie textos 
universitarios, 5) 
 
 
reciente aparición coordinados por Herrejón21 ambos sobre la formación de la Geografía en 
México, específicamente sobre el siglo XIX el texto de Tamayo22 y el de O ´Gorman23 el 
texto sobre las divisiones territoriales. 
El valor estético del paisaje mexicano aparece en el segundo capítulo La realización 
del territorio como belleza paisajística.  Inicio con las disertaciones sobre la definición de 
paisaje como un término ligado a la pintura y las implicaciones que tiene el predominio 
visual en su conceptualización.  Paso así al tema que parte del cierre del capítulo que lo 
antecede, en el que se hace patente que se poseía un territorio y se había logrado 
delimitarlo, pero quedaba por construirse una valoración estética que lo ligara 
emocionalmente a sus habitantes.  Aquí el nombre que está indisolublemente ligado al 
paisaje pictórico de México es José María Velasco.24   Este artista observó y decidió 
plasmar en sus pinturas la belleza del territorio de su nación y a través de su representación 
despertó un aprecio artístico por su paisaje que, representado en sus pinturas se hicieron 
imágenes emblemáticas. La obra de Velasco es el detonador de la valoración estética del 
paisaje mexicano y una piedra angular en el imaginario paisajístico nacional.  Como 
antecedentes novohispanos se hace mención de los paisajes en los cuadros de castas y sobre 
la influencia de la visión paisajística de los viajeros extranjeros a este territorio. 
Aquí desde luego el investigador que más ha trabajado a Velasco como pintor es 
Xavier Moyssén 25 y considero también indispensables los enfoques de  Elías Trabulse 26 en 
la visión del pintor como científico y Elisa García Barragán 27 desde el arte y la estética. He 
utilizado también la obra de María Elena Altamirano,28 cuya cuidada edición me ha 
permitido ver con calma y lupa los idílicos paisajes de Velasco. 
                                                          
21 Carlos Herrejón Peredo, La formación geográfica de México, México, CONACULTA, 2011, 312 p. 
22 Luz M. Oralia Tamayo P. de Ham, La geografía, arma científica para la defensa del territorio, México, 
UNAM, Instituto de Geografía, 2003, 131p. (Temas selectos de Geografía de México).  México 2001, 188 p. 
23 Edmundo O´Gorman, 3ª ed., Historia de las divisiones territoriales de México, México, Porrúa, 1966, 319 
p. 
24 Ver Anexo (Bibliografía especializada sobre José María Velasco. Su obra y estudios sobre ella). 
25 Xavier Moyssén, José María Velasco: un estudio sobre su obra, Xavier Moyssen, México, SEP, Fondo 
Editorial de la Plástica Mexicana, 2004, 143 p., il. 
26 Elias Trabulse, La ciencia en el siglo XIX, 2ª ed., México, Fondo de Cultura Económica, 2006, 299 p. 
(Biblioteca Universitaria de Bolsillo). 
27Elisa García Barragán, Dibujo y grabado en los siglos XIX y XX, Madrid, La Muralla, 1982, 41 [1] p. + 60 
diapositivas. (Historia del Arte Mexicano, 11). 
28 María Elena Altamirano, Arte teotihuacano, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1994, 
vii, 28 p., + 36 diapositivas. (Imágenes de Arte Mexicano). 
 
 
Por último, en el Acercamiento al paisaje mexicano en la poesía, intento una mirada 
a los escritos que se ha ocupado del paisaje de México para buscar las primeras huellas y la 
evolución de la idea en el imaginario literario. Se abordan como antecedente algunos textos 
novohispanos de gran interés y se incluyen fragmentos y comentarios sobre la poesía de la 
primera parte del siglo XIX.  La poesía está hoy tan lejos de nuestras vidas que es muy 
difícil imaginarla indispensable en la creación del vínculo entre el alma humana y el 
paisaje.  La poesía que aborda el paisaje mexicano, es una forma de apreciación que no es 
la cultura de la mirada sino una manera empática en la que la naturaleza se concibe en un 
todo con el humano.  Dada la complejidad del tema, considero que esta parte del trabajo es 
una propuesta abierta que es un primer intento de acercarse al mundo de la poiesis 
decimonónica buscando sus aportaciones para construir la idea del paisaje mexicano. En la 
prolífica obra poética del siglo XIX y en su participación en la vida cotidiana burguesa 
veremos algunos ejemplos en los que podremos asomarnos a la idea del paisaje mexicano 
en poetas como Bernardo de Balbuena,29  Rafael Landivar30 y Juan Francisco de Castañiza 
Larrea31 entre otros y más adelante abordo a José María Heredia,32 Ignacio Manuel 
Altamirano33 y Manuel José Othón. 34 
Una falta de fortuna para redactar este capítulo, signo de la poca importancia que se 
da a la poesía en nuestros días, que no puedo dejar de mencionar, es la escasa publicación 
accesible de la obra de estos autores.  Por esta razón, además de la necesidad de acotar el 
tema, para abordar este capítulo partí de dos textos que me guiaron para la revisión 
específica de los autores y obras más significativas y cercanas al tema del paisaje.  El 
primero es un ensayo de Alfonso Reyes, escrito y publicado en 1911 que  se intitula: El 
                                                          
29
 Bernardo de Balbuena. La grandeza mexicana y Compendio apologético en alabanza de la poesía,  estudio 
preliminar de Luis Adolfo Domínguez, [1ª ed.], México, Editorial Porrúa, xl, 155 p. (Colección “Sepan 
cuantos”, 200). 
30
 Rafael Landívar, Rusticatio Mexicana, Bononiae, Ex Tip. S. Thomae Aquinatis, 1782, xxviii, 209 p., il 
31
 Juan Francisco de Castañiza Larrea y González de Agüero.  Publicado por Felipe de Zúñiga y Ontiveros 
con el título Obras de eloquencia y poesía premiadas por la Real Universidad de México en el certamen 
literario que se celebró el 28 de diciembre de 1790, 5 páginas y 20 estrofas 
32
 José María Heredia.  Poesía completa. Edición de Carmen Alemany Bay. Madrid, Verbum, 2004, 294p. 
33 Paisajes y leyendas, tradiciones y costumbres de México: primera y segunda series, introducción 
de Jacqueline Covo; recopilación Ralph E. Warner, México, Porrúa, 1999, xxxvi, 274 p. (Colección 
“Sepan cuantos, 275”). 
34
 Manuel José Othón, Paisajes, prólogo y selección Manuel Calvillo, México, UNAM, Coordinación de 
Humanidades, 1994,  116 p. 
 
 
paisaje  en la poesía mexicana del siglo XIX.35  El segundo, el libro de Montserrat Galí 
Boadella, Historias del bello sexo36 que discute los términos de la introducción del 
romanticismo en México en la primera mitad del siglo XIX con  la visión propuesta por la 
historia cultural.  He contado también con la publicación de reciente aparición de la obra 
completa de Ignacio Manuel Altamirano editada por el Consejo Nacional para la Cultura y 
las Artes.37   
La poesía se presenta en este capítulo como la posibilidad, que al menos como 
anhelo existió, de una relación diferente con la naturaleza.  Lo ilustro a través de una bella 
y sugerente  frase de Vasconcelos: 
 
…he pensado en alguna religión nueva que alguna vez soñé predicar; la religión del paisaje, la 
devoción de la belleza exterior, limpia y grandiosa, sin interpretaciones y deformaciones;  como 
lenguaje directo de la gracia divina.  La adoración del paisaje que es hálito maestro y temblor del 
mundo en toda su infinita magnificencia.  El alma y el mundo fundidos y como recién creados en el 
seno de la potencia que supera la realidad ordinaria y redime las dos vidas, la vida atormentada del 
alma y la vida inerte de la naturaleza.38 
 
En la última parte se incluyen las reflexiones finales, una suerte de repaso de lo que 
significó el paisaje mexicano que se construyó a la par de la construcción de la nación 
desde la ciencia, la pintura y la poética.  Una reflexión también o un esbozo de hacia dónde 
pueden haber derivado estas líneas y un asomo al estado de conservación de los sitios que 
fundaron emblemáticamente el paisaje mexicano.  
                                                          
35 Alfonso Reyes. “El paisaje en la poesía mexicana del siglo XIX”,  en Obras completas. Tomo I. Letras 
mexicanas, México,  Fondo de Cultura Económica, 1989, p. 195-245. 
36 Montserrat Galí Boadella, Historias del bello sexo.  La introducción del Romanticismo en México, México, 
UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas, 2002, 548 p. (Estudios de fuentes del arte en México, 72). 
37 Obras completas. Ignacio Manuel Altamirano, Iconografía, 2ª ed., México, Consejo Nacional para la 
Cultura y las Artes, Gobierno Constitucional del Estado de Guerrero, Fondo de Cultura Económica, 1998, 
prólogo de José Luis Martínez, investigación iconográfica, antología, introducción y notas de Catalina Sierra 
y Cristina Barros.  
Ignacio Manuel Altamirano. Para Leer la patria diamantina. Una antología general, selección y estudio 
preliminar de Edith Negrín, ensayos críticos de Manuel Sol, Rafael Olea Franco, Luzelena Gutiérrez de 
Velasco; cronología de Nicole Girón, México, Fondo de Cultura Económica, Fundación para las Letras 
Mexicanas, UNAM, 2006, 426 p. (Biblioteca Americana. Viajes al siglo XIX).  
Obras completas. Ignacio Manuel Altamirano, XII. Escritos de Literatura y Arte, Tomo 1, 2ª ed., Dirección 
General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Tribunal Superior de Justicia del 
Distrito Federal, 2011. 
38 Citado en José María Lugo, Esquemas para una religión del paisaje. Ensayo sobre la poesía de Carlos 
Pellicer, Monterrey, México,  Universidad de Nuevo León, 1965,  p.70.  
 
 
A manera de guía he preparado una semblanza alrededor del complejo México 
decimonónico que intercala los principales acontecimientos políticos con la historia de los 
personajes de cada capítulo y he incluido también una relación bibliográfica extensa de 
cada autor con el interés de que los lectores puedan acercarse a las fuentes directas y a los 
textos producidos por y sobre los mismos.  
Para vislumbrar el paisaje mexicano he tomado el consejo de Joan Nogué, quien 
afirma que  “El paisaje se concebirá como una forma, pero también como una metáfora y 
como un sistema de signos y de símbolos.  Para entender un paisaje es necesario acercarse a 
sus representaciones escritas y orales, no solo como ilustraciones de dicho paisaje, sino 
como imágenes constitutivas de sus significaciones.” En esta tesis, aquí, he revisado la 
producción geográfica más destacada, he estudiado las magnificas representaciones del 
territorio de México, he observado con cuidado las pinturas del más grande paisajista 
mexicano y he leído con tiento la bella poesía mexicana de paisaje para aclarar los 
significados y valores que lo fundaron, como luz para buscar los caminos que nos lleven 
hoy a su resignificación y rescate. 
Con el fin de destacar el origen de esta investigación y el método empleado en la 
misma considero pertinente incluir explícitamente un resumen de estos. 
La problemática de la que parte el tema es la constante intervención sobre el paisaje 
que se hace sin tener una reflexión sobre la naturaleza de la idea del paisaje mexicano y sus 
valores. Prácticamente no existen en México documentos que de manera integral aborden 
los cimientos teóricos e históricos sobre los que se sostiene la idea del paisaje mexicano, 
asunto que hoy en día resulta impostergable.  Si bien esta tesis no pretende dar una solución 
a este enorme problema su objetivo es contribuir al inicio de una discusión sobre este tema 
a través de la búsqueda del imaginario que le dio origen que aliente a una reflexión teórica 
que construya un pensamiento propio y consciente de los valores que contiene. 
Partiendo de estos antecedentes, el objetivo de esta investigación como señalé es 
discernir qué tipo de imaginario colectivo se fue construyendo sobre el paisaje mexicano en 
el transcurrir del siglo XIX, momento que coincide también con la constitución de la 
nación.  
La hipótesis de trabajo está en que la idea del paisaje mexicano se construyó durante 
el siglo XIX como un elemento central en el imaginario colectivo que formaba la idea de 
 
 
México.  El paisaje mexicano surge del auto-reconocimiento del territorio como un paisaje 
propio que al valorarse desde distintos ámbitos de la cultura se hace un puntal indispensable 
para la propia idea de la nación mexicana.  El foco de la investigación está en el paisaje 
mexicano que en sí mismo forma parte de un imaginario que se fija de manera ideal sobre 
el concepto de la totalidad de la nación.  Es en realidad una idea conformada por la 
selección de imágenes y conceptos que dan origen a su significación.   
México está formado por múltiples paisajes, que podríamos llamar regionales o 
locales, sin embargo durante el siglo XIX, en diferentes ámbitos culturales y momentos 
históricos, se hace una selección de los que pasarán a conformar la idea totalizadora del 
paisaje mexicano que la materia de trabajo de este estudio.  
El método empleado para acercarme al fenómeno de la génesis del paisaje mexicano 
toma herramientas de análisis utilizadas por la investigación en las ciencias sociales y en la 
investigación histórica.  Se partió de la revisión de los aspectos relevantes en la cultura 
decimonónica a fin de conocer las manifestaciones más relevantes de la época en relación 
con el paisaje mexicano. Por otra parte, se hizo un análisis detallado de los autores más 
destacados y actuales sobre temas de teoría sobre el paisaje para encontrar las bases de las 
distintas posturas ante el estudio de este fenómeno y sentar la base de abordaje de la 
investigación.  Así, se revisaron fuentes documentales del siglo XIX, y las publicaciones 
recientes sobre la cartografía, las imágenes del paisaje y la poesía decimonónica para 
analizar las características particulares de cada una, su contexto y su producción, así como 
el papel que jugaron en la vida cotidiana de México independiente para encontrar a su vez 
las relaciones que existieron entre estas.  Inicialmente a través de la síntesis se buscó 
partiendo de muestras culturales simples como mapas, pinturas o poemas para lograr 
encontrar los símbolos complejos que se encuentran relacionados con la idea del paisaje.  
En una segunda etapa y después de una descripción detallada del material localizado se 
utilizó el método comparativo para confirmar o descartar la hipótesis de trabajo y a través 
de este poder explicar las razones y los hallazgos novedosos.   
La hipótesis central habla del reconocimiento del valor del paisaje mexicano en 
diferentes ámbitos culturales y como parte del método de trabajo se decidió acotar los 
objetos de estudio limitándolos a la cartografía, la pintura y la poesía al detectar su 
importancia en contexto mexicano decimonónico para lograr un análisis más completo de 
 
 
los fenómenos y a través de ellos contar con la profundidad suficiente para fundamentar las 
ideas y hallazgos en el trabajo.  Con este mismo sentido, el trabajo incluye los paisajes que 
se relacionan con la idea de la totalidad en la que se imagina a la nación mexicana y por lo 
tanto no se analizan de manera detallada los paisajes relacionados con diferentes regiones o 
localidades.  Estos límites en el estudio dotaron a la investigación, de un campo lo 
suficientemente fértil para aportar conocimiento novedoso redondeando las ideas 
principales y no dispersando la profundidad en los puntos de análisis.   
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO l. 
EL TERRITORIO 
COMO UN BIEN LIMITADO 
 
 
PARTE I.  UN TERRITORIO PROPIO 
 
Los mapas en la construcción del imaginario de la nación 
Los mapas son espejo en que se miran las tierras del 
mundo. Miguel León Portilla1 
Los mapas se realizan para representar un territorio y al ser una imagen encierran la 
posibilidad de ser interpretados bajo la lupa de cada momento histórico.  En su momento 
son dibujados con un fin determinado pero nos permiten mirar más allá de su propósito 
inicial.  Un mapa del pasado puede verse hoy como parte del fenómeno cultural al que 
pertenecieron y lograr entenderlos en la complejidad que los produjo. En este capítulo me 
acerco a la cartografía producida en el México Independiente, mientras germinaba la nación 
–México– en un ambiente convulso, se intentaba solidificar la imagen de su territorio en un 
mapa nacional.  Estos mapas son un símbolo asociado a la idea de nación.  Al mirar con 
detenimiento el que hoy podemos considerar el primer mapa de México de Antonio García 
Cubas, descubro que la idea del territorio mexicano está indisolublemente ligada a la idea 
de la grandeza de su paisaje.  A este vínculo están dedicadas las siguientes líneas.  
Como comenta Enrique Delgado, “Los documentos cartográficos guardan siempre 
un significado que brota con todo un trasfondo cultural, rico en mensajes que revelan las 
concepciones del espacio”. 2  Los mapas del siglo XIX mexicano ya han absorbido la 
cultura, los símbolos y la ciencia propia del mundo occidental y por lo tanto el lenguaje 
valorativo en ellos está ya severamente reducido, sin embargo aún contienen los rastros de 
los valores que destacaron en la fundación de la nación.  Estos comprenden una serie de 
datos que buscan representar un territorio además de sus características cuantitativas.  En 
este intento de representación gráfica, el cartógrafo necesita seleccionar algunas 
particularidades, en algunos casos la topografía, en otros los límites políticos o algún otro 
contenido temático, que develan una elección de valores nacionales entre los que sin duda 
destaca el paisaje. 
                                                          
1 Miguel León Portilla, prólogo a Mercedes Montes de Oca Vega, et al., Cartografía de tradición 
hispanoindígena. Mapas de mercedes de tierra siglos XVI y XVII, México, UNAM, Instituto de 
Investigaciones Históricas, Archivo General de la Nación, 2003, p. 5. 
2 Enrique Delgado López, “Paisaje y Cartografía de la Nueva España. Análisis de dos mapas que acompañan 
al corpus de las relaciones geográficas”, en Estudios de Historia Novohispana, v. 28, México, UNAM, 
Instituto de Investigaciones Históricas,  2003, p. 95, 97. 
 
 
El nacimiento consciente del nacionalismo mexicano puede situarse alrededor de la 
mitad del siglo XIX, momento en el cual la construcción de mapas más precisos empezaba 
a ser posible gracias a los avances y las herramientas técnicas de medición que se 
empezaban a utilizar en nuestro país.  Los mapas más puntuales nos hablan de la necesidad 
de conocer el territorio para fundar las bases certeras de la nación, forman una relación de 
doble consecuencia, en el que las ideas, los valores del momento se permean en los mapas, 
que a su vez contribuyen a formar los imaginarios sobre la nación. 
Existen importantes estudios sobre la construcción del nacionalismo que podrán 
apoyar esta idea. Benedict Anderson, destacado teórico del fenómeno del nacionalismo 
afirma en su más conocido texto sobre el tema, Comunidades imaginadas: “No hay duda de 
que la cartografía desempeñó un importante papel en la formación del Estado - Nación en 
el sentido de contribuir a la consolidación de identidades nacionales.”  El autor considera al 
mapa como “logotipo” que en el siglo XIX, “penetró profundamente en la imaginación 
popular, formando un poderoso emblema de los nacionalismos que por entonces nacían”.3  
La nación, explica este autor es una construcción imaginada que requiere de apoyos para 
establecer vínculos, lazos entre los grupos humanos y su conciencia sobre un territorio 
común.  Lo que refuerza la idea de nación es la posibilidad de que un grupo amplio de 
personas esencialmente ajenas entres sí, se conciban como propietarias de un bien común.  
Esta idea es una tarea impuesta a partir de elementos culturales concebidos políticamente y 
que tienen diferentes manifestaciones, entre ellas, la manifestación de la existencia de un 
territorio que pertenece a ese grupo de personas es el uso de la cartografía.  Un mapa 
contiene los datos racionales-cuantitativos necesarios para delimitar y conocer un territorio 
y contiene también los valores, los símbolos y la sensibilidad que los reconoce como un 
bien común.  Son símbolos en sí mismos y fundan símbolos nacionales al mismo tiempo. 
Para lograr la creación de las naciones, fenómeno propio del paso entre el siglo 
XVIII y XIX en gran parte del mundo, en materia científica y objetiva era necesario 
afianzar el territorio a través de su representación cartográfica y los mapas que fueron 
realizados o los proyectos que se iniciaron para construirlos son también una huella, una 
interpretación sobre el mismo.  Como una construcción cultural, el lenguaje, al ser una 
                                                          
3 Benedict Anderson, Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo, 
México, Fondo de Cultura Económica, 1997, p. 244-245. 
 
 
manera de describir un sitio tanto lingüística como gráficamente, conforma el entorno; el 
mapa forma parte de ese lenguaje, de esa ansiedad por describirlo.  “Los mapas no solo 
trazan los contornos de algún territorio, sino que se convierten en documentos que 
contribuyen a reelaborar una interpretación del mundo conocido, enmarcando en ello toda 
una concepción cultural”. 4  Los mapas de esta época muestran las búsquedas de lo nacional 
y lo que esto significa para cada uno de los estados en formación. 
En los mapas, producto del género humano, el espacio representado es cambiante y 
su calidad y su realidad se altera en la proporción de la demanda de los requerimientos 
vitales, es decir un mismo territorio puede ser representado de maneras diferentes de 
acuerdo a lo que se busque destacar sobre el mismo y por lo tanto, siguiendo a Delgado, 
“como documento histórico-geográfico −el mapa− detiene el tiempo y se convierte en una 
ventana que permite asomarse a una cosmovisión del pasado. 5 Los mapas del siglo XIX 
mexicano representan las preocupaciones de su momento histórico, caracterizado por la 
construcción de la nación a partir de momentos de conflicto e incertidumbre en la primera 
parte y de la posible fragmentación en la segunda.  En esta parte buscaré los valores 
destacados en los primeros mapas de México para analizar los que contienen elementos 
paisajísticos que a mi parecer contribuyeron a construir la nación y su idea sobre paisaje 
mexicano. 
 
México, un territorio recóndito 
Desde luego que fueron muchos los efectos de la escisión novohispana de la corona 
española.  La ganancia de la soberanía y la propia capacidad de conducción estuvieron sin 
duda entre las más apreciadas, pero en términos espaciales, tangibles este grupo de 
habitantes había conseguido la posesión de un territorio.  Un territorio rico que tenía un 
gran valor simbólico pero que era desconocido, una incógnita en muchos sentidos.  Este 
desconocimiento fue la constante durante al menos la primera mitad del siglo XIX y una 
tarea prioritaria durante la segunda.  
Después de la lucha independentista, como señalé, la nación era un bien 
ampliamente imaginado y vagamente preciso. La empresa que quedaba por delante no 
                                                          
4 Delgado López, op cit., p. 94. 
5 Ibídem., p. 97. 
 
 
solamente era compleja sino incierta en términos de política interna y externa.  La realidad 
nacional se veía modificada en brevísimos lapsos de tiempo, entre convulsiones y 
levantamientos, decisiones y consecuencias.  En este ambiente nacía la imperiosa necesidad 
de asir los bienes objetivos que pertenecían a la nación, entre ellos y de primer orden, el 
territorio del país que consolidaría los sueños independentistas y evitaría el 
desmoronamiento de la nación. 
Describiré aquí brevemente algunos de los antecedentes cartográficos novohispanos 
como un punto de partida  ya que concuerdo con la idea de O’ Gorman de que estos “son 
solo el antecedente geográfico, pero no ideológico de los del México independiente”. 6 Para 
lograr la creación de las naciones, fenómeno propio del paso entre el siglo XVIII y XIX en 
gran parte del mundo,  era necesario afianzar el territorio a través de su representación 
cartográfica y los mapas que fueron realizados o los proyectos que se iniciaron para 
construirlos, son también una huella, una interpretación sobre lo nacional.  Como una 
construcción cultural, el lenguaje, al ser una manera de describir un sitio tanto lingüística 
como gráficamente, conforma el entorno y el mapa forma parte de ese lenguaje, de esa 
ansiedad por describirlo.  “Los mapas no solo trazan los contornos de algún territorio, sino 
que se convierten en documentos que contribuyen a reelaborar una interpretación del 
mundo conocido, enmarcando en ello toda una concepción cultural”. 7  Los mapas de esta 
época muestran las búsquedas de lo nacional y lo que esto significa para cada uno de los 
estados en formación. 
Hay una diferencia fundamental entre la cartografía virreinal y la de México como 
nación independiente.  La conformación novohispana carece del aspecto político que es la 
esencia de la republicana. . “en la colonia tratase de una necesidad de hecho; en la 
República, de una necesidad de derecho.  En la colonia las provincias surgen como 
resultado de fenómenos históricos reflejados sobre el territorio y reclaman un 
reconocimiento legal; en la República las entidades se crean o desaparecen por ministerio 
de la ley”.8  Podemos así entender que los mapas novohispanos especialmente los anteriores 
a los Borbones, pertenecen a un mundo muy diverso que ideológicamente está muy lejos de 
                                                          
6 Edmundo O’Gorman,  Historia de las divisiones territoriales de México,  3ª. ed., México, Editorial Porrúa, 
1966, p. 3. 
7 Delgado López, op.cit., p. 94. 
8 O’Gorman, op. cit., p. 4. 
 
 
las búsquedas del México Independiente, sobre este asunto se podría profundizar en otro 
estudio sobre los importantes mapas incluidos en las Relaciones Geográficas del siglo XVI. 
Puedo distinguir en la cartografía novohispana dos momentos productivos, uno 
entre los siglos XVI y mediados del XVIII y otro en concordancia con el pensamiento 
ilustrado que podemos considerar que fueron el punto del que se partió para formar las 
cartas de México. 
Al mirar los antiguos mapas novohispanos podemos diferenciar entre las 
representaciones de al menos tres escalas, la local, la regional y la del territorio general.  
Los planos a escala local y regional de los siglos XVI y XVII son particularmente 
interesantes para acercarnos a la idea del paisaje en la Nueva España por ser muchos de 
ellos ilustrados en una suerte de amalgama con las formas mesoamericanas.  Ya que este 
asunto no forma parte de los objetivos de este trabajo me parece pertinente recomendar dos 
libros, Cartografía de Tradición Hispanoindígena9 en el que se analizan los mapas 
mestizos que a juicio de León Portilla se elaboraron como respuesta a requerimientos de la 
vida diaria.  En estos mapas, explica, “se contemplan montes, ríos, caminos, casas, templos 
animales y gente… a través de ellos podemos asomarnos a sus formas de concebir el 
espacio y el tiempo. Y El realismo circular. Tierras, espacios y paisajes de la cartografía 
novohispana, siglos XVI y XVII de Alessandra Russo, 10 en el que reflexiona sobre la obra 
cartográfica novohispana de los siglos XVI y XVII producida a raíz del choque cultural 
entre europeos e indígenas como una invención que logró redibujar un territorio inédito 
para los conquistadores y para los habitantes. Para esto selecciono mapas entre los más de 
ochocientos conocidos de este periodo resguardados en el ramo de Tierras del Archivo 
General de la Nación.  Las distintas formas de representación del territorio en ambos 
mundos fueron encontrándose a partir de varios modelos cartográficos que produjeron esta 
novedosa forma.  En este periodo se recurrió a la mano de los indígenas por lo que los 
mapas conjuntan las dos visiones.  El poder otorgado a los artistas indígenas, conocedores 
del territorio y de las herramientas simbólicas se explica por ser ellos quienes sabían mejor 
que nadie como plasmar en papel su propio espacio geográfico.  En estos planos se puede 
leer la transformación del territorio y la visión de los indígenas sobre su entorno geográfico 
                                                          
9 Cartografía, op. cit.  
10 México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 2005, 250 p., ils..  
 
 
más inmediato, para resolver problemas específicos y nunca como parte de la totalidad del 
territorio novohispano y desde luego merecen ser objeto de un profundo estudio sobre la 
visión del paisaje en este momento.  
Sobre la escala del territorio general, el plano más emblemático es el de José 
Antonio de Álzate y Ramírez de 1768. 11  
 
Fig. 1. José Antonio Álzate y Ramírez. Nuevo Mapa Geográfico de la América Septentrional, 1768. 67.3 x 
53.3 cm. 12 
Álzate, el más prolífico científico entre los criollos ilustrados, lo dibujó utilizando 
información preexistente sobre todo el mapa del siglo XVII de Sigüenza y Góngora, pero 
contando con nuevas mediciones que lo mejoraron.  Humboldt por cierto lo acusó más 
tarde de no haberlo logrado.  Existen tres versiones del mapa de Álzate, uno publicado en 
Madrid e impreso en dos placas, los otros dos publicados en Paris. Tomó datos de mapas 
                                                          
11 José Antonio de Alzate y Ramírez, Nuevo Mapa Geográfico de la América Septentrional, perteneciente al 
Virreynato de México, 1768. 
http://www.raremaps.com/gallery/detail/31332rg/Nuevo_Mapa_Geografico_De_La_America_Septentrional_
Perteneciente_al/Alzate%20y%20Ramirez.html. 
12 Ibídem.  
 
 
preexistentes haciendo correcciones a uno que el mismo había producido. Este es el mapa 
del territorio novohispano que se conserva hasta hoy y recuerda Michel Antochiw13 que 
Humboldt mencionó la existencia de otro dibujado en 1787 por Antonio Forcada y Plaza y 
otro mencionado por Orozco y Berra anónimo titulado Plano geográfico de la América 
Septentrional, comprehendida entre los paralelos de la línea equinoccial y el 73° de latitud 
N. y entre los meridianos 50 y 165° Occidl. Del Meridiano de Paris, ambos perdidos en el 
tiempo.   
Estos mapas tienen ya una visión de conjunto y comienzan a desarrollarse a partir 
del avance de las técnicas de proyección y medición.  Estos son planos más precisos, se 
distinguen sobre todo por un viraje en sus intenciones; denotan una necesidad de 
representar el territorio que pertenecía al Virreinato de la Nueva España.  Como vemos, las 
fronteras no aparecen, el plano termina en el encuadre de las medidas graduales. La línea 
divisoria hasta entonces “no fue precisa, como por otra parte no lo era ninguna en aquella 
época” 14 y consistía en la descripción escrita de la misma y no aparece en el mapa.  La 
frontera se movía en función de la ocupación muchas veces temporal del territorio por 
habitantes novohispanos. 15   
En el plano de Álzate, el territorio novohispano se representa sin límites ni 
precisiones.  El paisaje que se dibuja resume de manera muy sucinta, y hoy diríamos 
incorrecta, algunas cadenas montañosas pequeñas sobre todo en la parte norte.  Las 
características del paisaje en el resto del territorio se distribuyen alrededor de los cuerpos de 
agua, especialmente los ríos entre los que se destacan los que tienen salida directa al mar y 
los lagos y lagunas.  Otro elemento que llama la atención es la inclusión de los aspectos 
culturales entre los que destaca la división del territorio en el Arzobispado de México y los 
obispados de Puebla, Oaxaca, Valladolid, Guadalaxara y Durango.  Contiene la mención de 
las tribus que habitan algunas regiones, las misiones fundadas en otros y se localizan 
también los principales pueblos. A simple vista vemos un territorio profusamente habitado 
                                                          
13 Michel Antochiw, “La visión total de la Nueva España. Los mapas generales del siglo XVII”, en Héctor 
Mendoza Vargas,  coordinador,  México a través de los mapas, México, UNAM, Instituto de Geografía, 2003, 
p. 71 a 88. 
14 O’Gorman, Historia, op. cit., p. 8. 
15 Sobre este fenómeno ver: José Omar Moncada Maya, El nacimiento de una disciplina: la Geografía en 
México (siglos XVI a XIX), México, UNAM, Instituto de Geografía, México, 2003 y “La Cartografía 
Española en América durante el siglo XVIII: La actuación de los ingenieros militares”, ponencia presentada 
en el I Simposio Brasileiro de Cartografía histórica, Paraty, Brasil del 10 al 13 de marzo de 2001. 
https://www.ufmg.br/rededemuseus/crch/simposio/_MONCADA_MAYA_JOSE_OMAR.pdf. 
 
 
en la parte sur y lo contrario en las amplias regiones del norte.  Por otra parte y sobre todo 
en el norte se incluye los nombres de los personajes que describieron estas tierras. Este es 
un mapa que muestra la búsqueda de la representación de la totalidad de un territorio que se 
presenta construido alrededor de aspectos naturales y culturales, destacando en los primeros 
la presencia hidráulica y en los segundos los asuntos históricos destacados en la época.  El 
paisaje está presente en una línea de continuidad de los planos coloreados que muestra el 
final de esta forma de representación para dar una mayor importancia a la forma 
cartográfica con el lenguaje científico propio del mundo ilustrado occidental. 
Puedo decir que a grandes rasgos éste era el estado de las cosas respecto a la 
cartografía que heredó el México Independiente, y que fue tomada como base para los 
trabajos de  Alexander  Humboldt que como veremos más adelante fueron el punto de 
partida.  Así que el México independiente contó con muy poca información sobre los 
rasgos geográficos de su territorio y esta información era poco accesible.  Conocer sus 
límites y características era un enorme desafío en términos técnicos y políticos.  
Recordemos que México contaba con una extensa área territorial de un poco más de 4 
millones de kilómetros cuadrados, lo doble de lo actual, en gran parte deshabitada e ignota 
y vuelvo a hacer hincapié en que los límites del territorio no existían y será la tarea de la 
primera mitad del siglo XIX la de pelearlos, negociarlos y precisarlos. 
Poseer un territorio como un bien nacional fue un proceso lento y complicado.  La 
incertidumbre constante, consecuencia de los acontecimientos políticos y de las múltiples 
intervenciones extranjeras complicaron en gran medida las posibilidades de la construcción 
de una nación sobre bases sólidas.  Destaca por supuesto, la invasión norteamericana por 
sus terribles consecuencias. Mucho tiempo pasó desde la independencia política para poder 
lograr un mapa de México. 
Resulta muy ilustrativa sobre la condición de los mapas mexicanos, la anécdota de 
1853 –ya mediados de siglo– que cuenta  Antonio García Cubas en El libro de mis 
recuerdos cuando le presentó a Santa Anna la Carta de la República que él había formado 
basándose entre otros en el Mapa de Pedro García Conde como veremos más adelante: 
El omnipotente personaje examinó con detenimiento la carta que se le presentó, y al 
observar en ella la grande extensión del territorio que injustamente nos arrebataron nuestros 
vecinos, dijo no sé qué palabras llenas de amargura, lo que no dejó de causarme grande 
 
 
extrañeza pues advertí que antes de la presentación de aquella Carta, no se tenía la menor 
idea de la importancia del territorio perdido. 16 
Esta Carta fue realizada por el famoso ingeniero García Cubas, de quien hablaremos 
más adelante, para la Secretaría de Fomento y fue la primera que daba cuenta del territorio 
que se conservaba después de la intervención norteamericana de 1847.  Habían transcurrido 
ya tres décadas de vida independiente y México seguía sin tener claras sus fronteras.  Esta 
carta fue uno de los efectos que tuvo la invasión norteamericana al hacer indispensable la 
marcación de los límites de un territorio que había perdido la mitad de su superficie. 
Desde luego que la cartografía mexicana no empieza con este mapa, hay 
importantes antecedentes, pero la situación que describe García Cubas hace muy evidente 
que la tarea fue lenta y compleja.  La búsqueda racional  - cuantitativa sobre la extensión y 
los límites del territorio que tras la independencia fue una lógica preocupación temprana. 
Tanto que la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, que en su título primero 
declara a la nación mexicana para siempre libre e independiente del gobierno español y de 
cualquiera otra potencia, indica además en el artículo 2º: 
Su territorio comprende el que fue del virreinato llamado antes Nueva España, el que se 
decía capitanía general de Yucatán, el de las comandancias llamadas antes de provincias 
internas de Oriente y Occidente, y el de baja y alta California con los terrenos anexos e islas 
adyacentes en ambos mares.  Por una ley constitucional se hará una demarcación de los 
límites de la federación, luego que las circunstancias lo permitan. 17 
El asunto incluido en el primer apartado de la constitución era complicado porque 
no se trataba únicamente de demarcar los límites, sino de precisarlos. Existía la urgencia de 
delimitar el territorio propio y se intuían las dificultades que presentaba esta empresa.  La 
primera que es mencionada en el texto constitucional es la necesidad de esperar mejores 
circunstancias, podemos pensar que políticamente épocas menos convulsas, y la segunda 
dificultad era la imposibilidad de fijar y cartografiar límites precisos donde nunca 
estuvieron marcados, es decir donde no existieron. 
                                                          
16 Antonio García Cubas,  El libro de mis recuerdos: narraciones históricas, anecdóticas y de costumbres 
mexicanas anteriores al actual estado social, ilustradas con más de trescientos fotograbados, facsímil de la 
primera edición de 1904, México, Editorial Porrúa, 1986, p.  452. 
17 Documentos constitucionales de México: Parte 1, v. 9. Constitución de los Estados Unidos Mexicanos de 
1824, p. 125. Luis Malpica de Lamadrid,  La independencia de México y la Revolución Mexicana: a través de 
sus principales documentos constitucionales, textos políticos y tratados internacionales, 1810-1985, México, 
Limusa, 1985. “175 aniversario de la independencia y 75 de la revolución mexicana”. 
 
 
En 1824 Guadalupe Victoria entonces representante del recientemente instaurado 
poder ejecutivo del gobierno mexicano dijo en un acto público que el Ensayo Político de 
Humboldt era la descripción más completa y más exacta de las riquezas naturales del país y 
que la lectura de esta grande obra contribuya a reanimar la actividad industrial de la nación 
y a inspirarle confianza en sus fuerzas propias. 
El antecedente más inmediato que se utilizó para poder puntualizar las fronteras del 
territorio fueron los trabajos de Alexander  Humboldt.  Es importante recordar aquí que las 
características de estos mapas son su poca exactitud ya que el límite del territorio se basaba 
en la forma de apropiación virreinal que consistía en habitar el espacio estableciendo 
asentamientos españoles que algunas veces persistían, otras se diluían con población 
americana y unas mas desaparecían.  Estos límites, dependían de la existencia de los 
poblados identificados como parte del virreinato novohispano, pero quedaban sin precisar 
los territorios no habitados y por lo tanto las líneas limítrofes de gran extensión.  Las 
demarcaciones entonces eran vagas pero este fue el punto de partida.  
En el periodo novohispano la apropiación del territorio era práctica y no tenía aún 
características propias del pensamiento racional-cuantitativo.  El reconocimiento del 
territorio no fue aún completo porque este sistema de asentamientos resultó extensivo pero 
no fue suficiente para una ocupación intensiva.  El proceso de extensión y lucha por el 
territorio estaba vivo y en continuo movimiento y aunque las técnicas para su demarcación 
precisa aún no existían, no hubiera sido posible utilizarlas en términos de la imprecisión de 
la línea fronteriza.  En una carta que Humboldt escribió al virrey Iturrigaray en 1804, para 
entregarle la información que sobre la Nueva España había recopilado, le dice “La 
superficie de la Nueva España, cinco veces mayor que la de la península, por falta de 
buenas observaciones astronómicas nunca había sido calculada antes”. 18 
Veamos pues las características de la obra de Humboldt, hombre de pensamiento 
universal y visitante de estas tierras, quien fue un personaje central para el conocimiento 
del territorio novohispano y un elemento indispensable en la fundación de su valoración 
paisajística. 
                                                          
18 “Carta al virrey Iturrigaray. México 3 de enero de 1804”, en Alejandro  Humboldt, Tablas geográficas 
políticas del Reino de Nueva España y correspondencia mexicana, edición de homenaje, México, Secretaría 
de Industria y Comercio, Dirección General de Estadística, 1970, p. 99. 
 
 
 
Humboldt, un punto de partida 
Apenas hay un punto en el globo, en donde las 
montañas presenten una construcción tan 
extraordinaria como las de Nueva España. Humboldt. 
Como he mencionado, la referencia obligada para el inicio del México independiente en 
término de estudios sobre el territorio fue el Ensayo político sobre el Reino de la Nueva 
España de Alexander Humboldt, publicado en París en 181119 y resultado de su visita a 
estas tierras de 1803 a 1804. 
La actitud de la corona española durante los años de ocupación novohispana había 
sido reservada y caracterizada por mantener en secreto la información sobre sus colonias 
pero en los años postreros del reinado de Carlos III se dio un giro.  De esta mutación da fe 
un periódico inglés en 1810: 
En los últimos años ha acontecido una gran revolución en los principios del gobierno 
español con respecto de sus colonias.  Y en nada su cambio de política ha sido tan notable 
como en la proscripción del antiguo sistema de secreta ocultación de todo lo relacionado 
con sus colonias americanas pero se ha deslizado hasta el extremo opuesto y parece jactarse 
de revelar al mundo los secretos que su antigua política había sido mas celosa en ocultar.  
Para explorar las costas y bahías de su dilatado imperio utilizó flotas y organizó 
expediciones y apenas terminados los correspondientes estudios, los hizo públicos y a los 
exploradores cuyo reconocido objeto fuese el estudio de la geografía no los negó ya el 
permiso para visitar aquellos dominios.20  
Alexander  Humboldt fue uno de los beneficiados por esta nueva posibilidad 
contando además con la protección “más magnánima” otorgada por el monarca español 
durante los cinco años que duró su excursión por los países hispanoamericanos. 
La visita de Humboldt a la Nueva España fue parte una parte del viaje general que 
realizó por América; en el que diversas circunstancias modificaron su ruta inicial lo que lo 
                                                          
19 Alexander Humboldt, Essai politique sur le Royaume de la Nouvelle-Espagne. Avec un atlas physique et 
géographique, fondé sur des observations astronomiques, des mesures trigonometriques et des nivellemens 
barométriques, Paris, Chez F. Schoell, 1811, 5 v. 
Alexander  Humboldt, Essai politique sur le Royaume de la Nouvelle-Espagne. Avec un atlas physique et 
géographique, fondé sur des observations astronomiques, des mesures trigonométriques et des nivellemens 
barométriques, [Paris, Chez F. Schoeel, 1811], Amsterdam, New York, Theatrum Orbis Terrarum, Da Capo 
Press, a Division of plenum Publ. Corporation, 1971, 2 v., ils. y atlas. 
20 Edinburg Review, v. XVI, p. 62. Fundado en 1802, fue una de las revistas británicas mas influyentes en el 
siglo XIX. 
 
 
obligó a llegar al país después de lo planeado permaneciendo aquí por un año, aunque su 
plan inicial era una estancia de cinco meses. 
Después de atravesar el mar del sur arribó a Acapulco el 22 de marzo de 1803 y ahí 
inició sus actividades dominadas por viajes de exploración y estudios. Sus actividades y las 
de sus acompañantes –Bonpland y Montúfar– se centraron en la recolección de objetos 
naturales –plantas, minerales, etc. – y a la toma de alturas y determinación de posiciones.   
Humboldt fue un hombre con habilidades extraordinarias y dotes excepcionales para 
comprender, relacionar y generalizar y también fue admirado por sus capacidades para las 
relaciones sociales lo que hizo posible que con su buena acogida en el territorio 
novohispano tuviera en sus manos la información entonces existente en los diversos 
ámbitos, personajes e instituciones. 
Apenas llegó a la capital novohispana, el virrey Iturrigaray le abrió los archivos y 
los datos que tomó de ellos, según él mismo explica, están vertidos en su Ensayo político.  
Incluyó las cifras del censo mandado levantar por el virrey Revillagigedo en 1790, las 
noticias geográficas fundamentales sobre las californias y otras regiones noroccidentales y 
numerosas cartas y planos.  Del Colegio de Minería obtuvo también mucha información, 
auxiliado por sus profesores y alumnos se realizaron los dibujos, análisis, ensayos y demás 
trabajos de gabinete correspondientes a las observaciones y datos que había recogido en sus 
viajes.  Tuvo asimismo ayuda del Tribunal de Minería que puso a su disposición los datos 
que poseía sobre reales de minas y explotaciones mineras y del arzobispo de México quien 
le proporcionó la información sobre la población de varias parroquias.  Pudo acercarse 
además a la cartografía moderna ilustrada que habían producido los ingenieros militares 
cuya principal característica fue el uso de las observaciones astronómicas para la fijación de 
la latitud y longitud y  por lo tanto el alcance de una mayor precisión.  
Los estudios más profundos sobre la labor cartográfica de los ingeniero militares 
son de Omar Moncada quien los ubica como parte de una corporación técnico-científica 
productora de una importante cantidad de mapas.  Humboldt, explica, tuvo un estrecho 
contacto con Costanzó,21 en su opinión el ingeniero más importante de cuantos trabajaron 
                                                          
21 José Omar Moncada Maya, “La cartografía americana y el reconocimiento de un espacio propio”, en 
“Debates y Perspectivas”, no 1 México, 2000, p. 151-167. (Cuadernos de historia y ciencias sociales.  
Fundación histórica Tavera). 
 
 
en este territorio.  Humboldt intercambió ideas  y datos de noticias geográficas con Dávalos 
y Sonneschmidt, y Costanzó, le facilitó materiales sobre algunas regiones del norte. 
Su producción escrita relacionada con México consta esencialmente de cuatro 
partes.  La primera es una sección de la obra dedicada al paisaje y a la arqueología 
americana, a las grandes escenas de la naturaleza y las obras monumentales del hombre, 
que lleva por título Atlas Pittoresque du voyage. Vues des Cordillères et Monuments des 
peuples indigènes del L’Amérique. 22  Apareció en París en el año de 1810 aunque la 
versión española de esta obra no vería la luz hasta 1878. 23  No fue una obra de gran 
impacto en parte por lo tardía de la edición española y lo poco que se tradujo a otros 
idiomas.  Fue después un documento importante por las consideraciones que hace sobre el 
origen del hombre americano, la procedencia de las naciones del Nuevo Continente, las 
lenguas indígenas y los adelantos culturales de sus pueblos.  Todas estas son 
consideraciones sobre la visión y el juicio europeo sobre América. 
Las tres obras que versan exclusivamente sobre México fueron: el Atlas geográfico 
y físico del reino de la Nueva España, las Tablas geográficas políticas del Reino de Nueva 
España, que manifiesta su superficie, población, agricultura, fábricas, comercio, minas, 
rentas y fuerzas militares y El Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España, éstas en 
realidad forman un solo gran libro que fue corrigiendo y completando conforme conseguía 
y elaboraba mas información.   
 
El Atlas 
El Atlas geographique et physique de la Nouvelle-Espagne (Atlas geográfico y físico del 
reino de la Nueva España)  fue publicado en francés en 180824 y tiene un gran interés 
cartográfico.  Su autor lo completó con un largo comentario que a modo de introducción 
geográfica antepuso en su obra posterior, el Ensayo político bajo el título de Análisis 
                                                          
22 Atlas pittoresque du voyage; Vues des cordillères, [Paris, [F. Schoell], 1810], Amsterdam, New York, 
Teatrum Orbis Terrarum Da Capo Press, a Subsidiary of Plenum publ. Corporation, 1972, 2 v., ils. 
23 Sitios de las cordilleras y monumentos de los pueblos indígenas de América, Madrid, Gaspar, 1878, 439 p. 
(Sus Obras). 
24 Atlas geographique et physique du royaue de la Nouvelle-Espagne, Fr. Schoell, et Tübingue, chez J. G. 
Cotta libraire, Paris, 1808. 
Atlas géographique et physique des régions équinoxiales du nouveau continent, fondé sur des observations 
astronomiques, des mesures trigonométriques et des nivellemens barométriques, Paris, F. Schoeell, 1814-
1834, [Amsterdam, New York, Theatrum Orbis Terrarum, Da Capo Press, a Subsidiary of Plenum Publ. 
Corporation, 1971], 2 v., ils. 
 
 
razonado del Atlas.  En él se muestra la obra novohispana realizada durante el siglo XVIII 
en materia de cartografía y geografía que logró acumular y relacionar.  Sin duda uno de sus 
grandes contribuciones fue la de lograr reunir estos trabajos y darles cuerpo como un todo 
propio. Contiene veinte grandes láminas, diez y seis de las cuales fueron dibujadas o 
corregidas por él mismo. Además, todos los grabados se apegaron rigurosamente a sus 
instrucciones.  En español se publicó una colección de los mapas sin texto en 1827. 25
 
  
Fig. 2. Friedrich Georg Weitsch, acercamiento de Alexander von 
Humboldt, 1806. 126 x 92.5 cm26 
Fig. 3. Alexander Humboldt. Atlas 
geographique et physique du 
royaue de la Nouvelle-Espagne, Fr. 
Schoell, et Tübingue, chez J. G. 
Cotta libraire, Paris, 1808. 
Humboldt señala en la introducción que  utilizó los trabajos de Velázquez, 
Constanzó, Pagaza, Sonneschmidt, Del Río, Valencia, Oteiza, Espinosa, Corral, Cramer, 
García Conde, Orta y Urrutia, el Tribunal de Minería y los acopios de las expediciones de 
Malaspina.  Como dijimos, tomó de base la información que existía y que fue autorizado a 
consultar.   
La mayor riqueza de imágenes sobre el paisaje de México está incluida en las 
láminas de este Atlas,27 de entre ellas la Carta General de la Nueva España que se imprimió 
                                                          
25 Atlas geográfico y físico de la Nueva España, París, Jules Renouard Librero, 1827, [27] h., mapas sin texto. 
26
 http://alexandervonhumboldt2013.blogspot.mx/. 
27 Estos son: I. Mapa reducido del reino de la Nueva España, II. Mapa de la Nueva España y de los países 
limítrofes al norte y al este, III. Mapa del valle de Méjico o del antiguo Tenochtitlan, IV. Mapa que presenta 
 
 
en dos partes.  Este mapa está enmarcado con referencia a las coordenadas geográficas es 
una planta topográfica sombreada en la que destacan los accidentes más abruptos del 
terreno.  
 
Fig. 4. Alexander Humboldt, Carta General de la Nueva España. Parte 1, 1808.28 
                                                                                                                                                                                 
los puntos en los cuales se han proyectado comunicaciones entre el océano atlántico y el mar del sur, V. Mapa 
reducido del camino de Acapulco a Méjico, VI. Mapa del camino de Méjico a Durango, VII Mapa del camino 
de Durango a Chihuahua, VIII. Mapa del camino de Chihuahua a Santa Fe del Nuevo México, IX: Mapa de la 
parte oriental de Nueva España, desde la llanura de Méjico hasta las costas de Veracruz, X. Mapa de las falsas 
posiciones, XI. Plano del Puerto de Veracruz, XII. Descripción física de la falda oriental del llano de 
Anáhuac, XIII. Mapa físico de la falda occidental del llano de Nueva España, XVI. Mapa físico del llano 
central de la cordillera de la Nueva España, XV. Perfil del canal de Huehuetoca, XVI. Vista pintoresca de los 
volcanes de Méjico o de la Puebla, XVII. Vista pintoresca de los volcanes de Orizaba, XVIII. Plano del 
puerto de Acapulco, XIX. Mapa de los diversos caminos por los cuales refluyen las riquezas metálicas de un 
continente al otro,  XX. Figuras que representan las superficies de la Nueva España y de sus intendencias, los 
progresos del laborío metálico y otros objetos relativos a las colonias de los europeos en las dos Indias. 
28 Carta General de la Nueva España. Parte 1  Atlas geographique et physique du royaume de la Nouvelle-
Espagne, Fr. Schoell, et Tübingue, chez J. G. Cotta libraire, Paris, 1808. 
 
 
 
Fig. 5. Alexander Humboldt. Carta General de la Nueva España. Parte 2, 1808.29 
A diferencia del plano de Álzate, vemos que aquí se prioriza la aparición de las 
grandes cadenas montañosas, no son ya montañas aisladas, sino que su conjunto expresa las 
variaciones altitudinales del terreno.  El mapa se dibuja a partir de la topografía cadenas 
montañosas, los principales valles y escurrimientos y cuerpos de agua superficiales.  A 
simple vista podemos apreciar que el contorno del territorio en este mapa es bastante 
cercano a la forma que hoy reconocemos como México, sin embargo destaca también el 
gran error de la ubicación de una sierra en la parte central que divide el territorio de norte a 
                                                          
29 Carta General de la Nueva España, parte 2.  Atlas geographique et physique du royaume de la Nouvelle-
Espagne, Fr. Schoell, et Tübingue, chez J.G. Cotta libraire, Paris, 1808. 
 
 
sur. La frontera sur no aparece y al norte aunque se representa el territorio, los límites no 
están dibujados. Se incluye la división interna por intendencias, 30 los principales puertos en 
las costas y el nombre de algunas regiones y pueblos. Este mapa es una sugerente búsqueda 
científica sobre todo en términos del uso de las herramientas que permiten la precisión 
topográfica y aunque el uso del sombreado ayuda poco, ilustra la situación del paisaje.  Este 
cometido se logra al haber agregado al documento las vistas que veremos a continuación.  
Diez de los dibujos están dedicados al estudio de posibilidades de comunicación 
entre mares y ciudades, Acapulco, Veracruz, Ciudad de México, Durango, Guanajuato, 
Chihuahua y Santa Fe.  Los puertos de Acapulco y Veracruz ocupan sendas láminas, así 
como el Valle de México y perfil del canal de Huehuetoca. Por último y con especial 
interés para este trabajo se incluyen dos vistas pintorescas de los volcanes de México y del 
Volcán de Orizaba. 
 Aparecen también dos láminas que muestran las condiciones topográficas del valle 
de México y la propuesta de estudio del Canal de Huehuetoca a través del cual se lograría 
el desagüe del lago que al ocupar su espacio inundaba la ciudad.  
 
Fig. 6. Alexander Humboldt. Valley of Mexico, 1808.31
 
                                                          
30 Sobre la división por intendencias consultar Aurea Commons,  Las intendencias de la Nueva España, 
México, UNAM, Instituto de Geografía, Instituto de Investigaciones Históricas, 1993, 254 p. 
31 Valley of Mexico. Atlas geographique et physique du royaume de la Nouvelle-Espagne, Fr. Schoell, et 
Tübingue, chez J.G. Cotta libraire, Paris, 1808. 
 
 
 
Fig. 7. Alexander Humboldt. Perfil du Canal de Huehuetoca, 1808.32 
 
Fig. 8. Alexander Humboldt. Volcans de la Puebla, 1808. 33 
                                                          
32 Perfil du Canal de Huehuetoca.   Atlas geographique et physique du royaume de la Nouvelle-Espagne, Fr. 
Schoell, et Tübingue, chez J.G. Cotta libraire, Paris, 1808. 
 
 
En la ilustración de los “Volcans de la Puebla” impreso en color sepia los volcanes 
se perfilan en el horizonte con sus cimas nevadas y sus características siluetas.  Surgiendo 
de un plano valle, aparece en primer plano el Iztaccihuatl y al fondo el cono del humeante 
volcán Popocatepetl.  Esta imagen es sin duda una de las que desde el principio se 
identifica como propia del majestuoso paisaje mexicano.  Su magnitud y presencia física es 
imposible de ignorar, aunque Humboldt la haya mostrado desde su visión científica, la 
inclusión de este dibujo es parte de una línea de tradición y continuidad que los ha 
reconocido siempre. 
.  
Fig. 9. Alexander Humboldt. Pic d’Orizaba, 180834
 
Otro de los volcanes emblemáticos de México, el “Pic d’Orizaba”, se dibuja con su 
humeante cono empinado destacado en blanco.  Éste es también un caso tradicional, el gran 
Citlatepetl, hito indispensable del paso entre Veracruz y el valle de México que se reconoce 
en su secuencia paisajística. 
Humboldt había ascendido gran parte del Chimborazo del Ecuador, donde inició el 
estudio de la distribución geográfica de las plantas como expresión de la relación de estas 
con la tierra.  Humboldt propuso entonces la posibilidad de estudiar la naturaleza de 
                                                                                                                                                                                 
33 Volcans de la Puebla.  Atlas geographique et physique du royaume de la Nouvelle-Espagne, Fr. Schoell, et 
Tübingue, chez J.G. Cotta libraire, Paris, 1808. 
34 Atlas geographique et physique du royaume de la Nouvelle-Espagne, Fr. Schoell, et Tübingue, chez J.G. 
Cotta libraire, Paris, 1808. 
 
 
acuerdo con el orden figurativo de un cuadro y escogió la complejidad paisajística de la 
montaña como el lugar ideal para esbozarlo.   
Según Castrillón, “Las montañas tropicales fueron el laboratorio natural que le 
permitió de un lado la formación de los conceptos determinantes para la geografía de las 
plantas como disciplina y por otro la elaboración de un registro paisajístico comparativo 
que hizo posible la invención de múltiples paisajes.” 35  La geografía de las plantas fue para 
Humboldt el punto de partida para empezar a comprender la naturaleza desde la precisión 
de la clasificación botánica de una planta hasta las infinitas relaciones de esta con el medio, 
el suelo, la geología, el clima, la altitud, etc, que forman un paisaje dado y las elevaciones, 
las montañas y los volcanes su sitio predilecto para estudiarlos. Humboldt afirmó:  
 
He amado apasionadamente la botánica y algunas partes de la zoología.  He podido 
enorgullecerme del hecho de que nuestras investigaciones añadirán nuevas especies a 
aquellas ya descritas.  Pero, prefiriendo al conocimiento de hechos aislados, aunque nuevos, 
el encadenamiento de hechos observados, el descubrimiento de un género desconocido me 
ha parecido mucho menos interesante que una observación sobre las relaciones geográficas 
de los vegetales, sobre la migración de las plantas sociales, sobre el límite de altura a la cual 
se elevan sus diferentes tribus hacia la cima de las cordilleras”.36 
 
En su viaje a México Humboldt exploró la inclinación oriental de la cordillera de la 
Nueva España y midió geométricamente la altitud de los volcanes de Puebla, el 
Popocatepetl y el Iztaccihuatl.  Después de atravesar los bosques de pino y encino llegó a 
Xalapa y a Perote y exploró el Pico de Orizaba donde se sorprendió por la vegetación del 
bosque de niebla.  Descendió después hacia la costa de Veracruz, México y de ahí pasó a la 
Habana.  Atravesó justamente por las partes más elevadas de la topografía del país desde 
los paisajes de las nieves perpetuas de las cimas de los volcanes hasta el paisaje del trópico 
a nivel del mar.  En todo este recorrido selecciona como ilustraciones para su libro 
justamente los paisajes de los grandes volcanes mexicanos. En este caso los incluye como 
                                                          
35 Alberto Castrillón Aldana, Alejandro de Humboldt, del catálogo al paisaje. Expedición naturalista e 
invención de paisajes, Medellín, Colombia, Editorial Universidad de Antioquia, 2000, p. xxii. 
36Alexander  Humboldt, Voyages ax regions equinoxiales du Nouveau Continent, Paris, Schöell, 1914, v. I., p. 
3.  
 
 
pinturas o cuadros de paisaje al considerarlos como un medio estético para la comprensión 
de la naturaleza.  
Estos fueron sus objetivos de viaje y de estudio, sin embargo, el haber incluido estas 
vistas en sus trabajos sobre México tuvo consecuencias más allá de estos.  Los volcanes 
mexicanos son elementos simbólicos de gran fuerza desde tiempos mesoamericanos y sus 
mitos y presencia continuaron durante el periodo novohispano.  Su presencia en los trabajos 
de Humboldt desde un punto de vista científico pero también artístico impulsó su inclusión 
como hitos emblemáticos del paisaje mexicano.  
A lo largo de su trabajo vemos como la teoría de las plantas se va transformando a 
través de la concepción estética que hace posible una visión de la naturaleza según paisajes 
diferenciados y de una forma científica que apunta a relacionar todas las ciencias naturales 
con el fin de fundamentar los paisajes característicos de cada región.  
 
Fig. 10. Alexander Humboldt. Plan du Port d’Acapulco, 1808.37 
Aparece también un mapa del puerto de Acapulco, muy significativo por ser el que 
se utilizaba ampliamente para la comunicación y el comercio con el mundo. La forma en 
que se representa esta bahía en el sentido topográfico y marítimo, señala su importancia 
                                                          
37 Plan du Port d’Acapulco.  Atlas geographique et physique du royaume de la Nouvelle-Espagne, Fr. Schoell, 
et Tübingue, chez J.G. Cotta libraire, Paris, 1808. 
 
 
comercial pero también se añade un sentido emblemático como paisaje costero mexicano 
que desde luego no desaparecerá del imaginario social.  
Las diferencias importantes entre el trabajo realizado por Humboldt y el que 
desplegaron, a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII los científicos hispanos que 
visitaron diversos sitios de la América española, estriba en que todos esos trabajos (entre 
los que cabe contar los de José Celestino Mutis y Francisco José de Caldas en el Nuevo 
Reino de Granada; los de Martín de Sessé y José Mariano Mociño en el interior de la 
Nueva España y en sus límites septentrionales o los de Alejandro Malaspina en el Océano 
Pacífico), fueron para uso exclusivo de los funcionarios de la Corona y se guardaron con 
celo en los archivos. Pero sobre todo intentaban encontrar el orden de la naturaleza a través 
de la clasificación botánica de índole específica no general.  Humboldt contribuyó a la 
fundación de un imaginario sobre el territorio mexicano, lo que no lograron, al menos 
directamente, todos los estudios anteriores a él, los de Humboldt fueron publicados y 
abiertos a los interesados y más tarde ampliamente difundidos y sus imágenes fueron vistas 
en México y en el extranjero y sus publicaciones incluyeron paisajes, más que las fichas 
botánicas características de los viajeros anteriores.  Las ilustraciones y menciones sobre 
partes del territorio mexicano son siempre referencia a un todo que forma la Nueva España 
y esta resulta ser una de las peculiaridades de su trabajo.38 
 
Las Tablas 
Las Tablas geográficas fueron consideradas por Humboldt un ensayo estadístico sobre el 
Reino de la Nueva España y su primer bosquejo atrajo la atención del virrey en 1804.  
Consta del acopio de los datos estadísticos que el autor realizó en los archivos de la ciudad 
de México.  Es interesante y revelador que el virrey Iturrigaray le pidiera algunos 
materiales sobre el territorio novohispano que resultaban novedosos para la corona.  
Reunió en estas tablas todos los cálculos que había hecho sobre la superficie o área, 
la población, la agricultura, las minas y el comercio de la Nueva España y los entregó el 3 
de enero de 1814 en el escrito intitulado Tablas geográficas políticas del Reino de Nueva 
                                                          
38 Plan du Port d´Acapulco. Atlas geographique et physique du royaume de la Nouvelle-Espagne, Fr. Schoell, 
et Tübingue, chez J.G. Cotta libraire, Paris, 1808. 
 
 
España, que manifiesta su superficie, población, agricultura, fábricas, comercio, minas, 
rentas y fuerzas militares. 
Las Tablas fueron redactadas en español y las cifras que incluyen se acompañan de 
comparaciones y cifras sobre altura, población etcétera, de otros lugares o países al lado de 
las referentes a México.  En algunos casos intenta explicaciones de fenómenos naturales o 
sociales que algunas veces resultan aventuradas.  Destacan en lo general sus señalamientos 
sobre la falta de agua en la mesa central, la insalubridad de la costa oriental y los datos 
sobre el incremento de la población. 
Humboldt pensaba editar las Tablas con varios añadidos, justamente sobre asuntos 
geográficos, a saber: un gran mapa de México con los nombres de novecientas minas y las 
nuevas divisiones provinciales; el gran mapa del valle de México y los alrededores; el perfil 
desde la villa de México hasta el mar; el corte de un mar al otro y una nota sobre los 
materiales empleados para la elaboración del mapa.  Esto no sucedió y en realidad las tablas 
se limitan a describir una serie de mediciones cuantitativas de diversos aspectos del 
territorio y de su población, economía y comparaciones con otros sitios principalmente 
europeos. 
Todos los datos que fue agregando a las Tablas hicieron que estas se convirtieran en 
el gran documento del Ensayo político. Las tablas fueron consultadas durante una década 
tanto en México como en el extranjero. Aunque el virrey Bustamante anunció en el Diario 
de México de 1807 que las imprimiría, no fue así, sin embargo sabemos que hubo varias 
copias que fueron profusamente consultadas y citadas. Las Tablas fueron publicadas en 
México más adelante, aunque sin los últimos arreglos que hizo Humboldt, existiendo tres 
ediciones en español de los años 1822, 1869 y 1886.39  El original corregido se encuentra 
en el Ramo de Historia del Archivo General de la Nación y fue publicado como versión 
completa en México en 1970.40 Su influencia más que en términos visuales, estuvo en la 
consideración de las cuantificaciones de su territorio y sus habitantes, que comparadas con 
otros sitios elevan a México como un sitio destacado entre las naciones del mundo. En las 
                                                          
39 Tablas geográfico-políticas del reyno de Nueva España que manifiestan sus superficie, población, 
agricultura, fábricas, comercio, minas, rentas y fuerza militar, México, Imprenta de Mariano Zúñiga y 
Ontiveros, 1822, 36 p.; Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (Segunda época. I. 1869. 
p. 635-657); La voz de México, Diario político, religioso, científico y literario, 10-18 julio de 1886. 
40 Tablas geográficas políticas del Reyno de Nueva España y correspondencia Mexicana, México, Dirección 
General de Estadística, 1970, 158 p., ils. 
 
 
tablas, el paisaje mexicano prueba en términos cuantitativos y comparativos ser grandioso y 
a la altura de los entonces más conocidos.  
 
El Ensayo político  
El Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España es para José Miranda donde, “por 
primera vez, una gran región americana es contemplada a través de los prismas científicos e 
históricos labrados por la Ilustración”. 41  Si bien la información fue tomada de lo existente 
y aumentada con sus propios viajes de observación, la aportación humboldtiana  fue el 
enfoque ilustrado y en su forma de análisis,  “se juntaban el genial explorador, por la rara 
coincidencia, el científico y el sociólogo, que tenían un denominador común: el observador 
empírico, el devoto fanático de la experiencia que mostró un grande y complejo país, en sus 
principales aspectos, conforme a los dictados de la ciencia contemporánea”. 42  Añado aquí 
que coincidió también el sensible hombre que miraba el paisaje de cada parte que visitó, 
consciente de que formaba un todo cósmico.  
Junto a lo cifrable o descriptible en términos científicos y adjudicables a las 
conquistas de la razón, existen también en el Ensayo juicios y opiniones referentes al 
hombre social e imputable a sus cualidades sensibles.  “Entidad de doble ladera tiene pues 
el Ensayo: científica, la una, moral y política, la otra.  Es, a la par, inventario y alegato, 
descripción objetiva de la naturaleza y los recursos, y visión subjetiva de la vida social”. 43 
En el texto destacó la imposibilidad de conocer los límites novohispanos  “No se 
está de acuerdo acerca de los límites que deben asignarse a la Nueva España, al norte y al 
este, porque no basta que un misionero haya pasado por un país o que un navío de la marina 
haya visto una costa, para tener tal o tal país como perteneciente a las colonias españolas de 
América”. 44  Aclaró en este texto que las divisiones del territorio eran desconocidas del 
todo a los geógrafos y declaró que el Mapa General de su elaboración es el que señala los 
límites de las intendencias establecidas desde 1776.  En el Ensayo mostró la configuración 
de México, minas, agricultura y comercio de manera clara y precisa, con conceptos y 
términos modernos, en fórmulas, cuadros y cifras, en grados de longitud y latitud; la 
                                                          
41 José Miranda, Humboldt y México, 2ª. ed., México, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas,  1995, 
p. 118. 
42 Ibídem., p. 119 
43 Ibídem., p. 120. 
44 Humboldt, Ensayo, op. cit.,  p. 280. 
 
 
situación de comarcas y ciudades; en metros, la altura de montañas y lugares; en grados 
centígrados, la temperatura ambiente de zonas y localidades; en números, la población, y en 
unidades de medida y valor, la producción y el comercio. 
La precisión y el rigor científico se hacen patentes en sus aclaraciones. El mapa está 
levantado según la proyección de Mercator y su escala es de 32 milímetros por cada grado 
del Ecuador y las latitudes crecientes se fundan en las tablas de Mendoza.  Describió 
también científicamente los animales, las plantas y los minerales.  Todo ordenado, 
clasificado tal como marcaba la visión racional - cuantitativa, esta información en muchos 
sentidos general estaba reducida a una síntesis que pretendía, sin lograrlo, la comprensión 
de complicados conjuntos. Con este Ensayo parecía fácil presentar a México como un país 
con determinadas características geográficas y climáticas, habitado por ciertos grupos y con 
ciertas riquezas. 
 
Fig. 11. Alexander Humboldt. Carta du Mexique, 1822.45 
 
                                                          
45 Carta du Mexique . Alexander  Humboldt, Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, trad. al 
español por Vicente González Arnao, Paris, Rosa, 1822, 4 v. 
 
 
La traducción al español del Ensayo Político fue publicada con severos cambios en 
1822. 46 Esta edición incluyó únicamente dos mapas.  En este caso, el error de la ubicación 
de la cadena montañosa que divide el territorio de norte a sur y la topografía accidentada de 
la península de Yucatán, son muy visibles y nos explican que el territorio norte, que 
coincide con los ecosistemas más secos del mismo, no fue correctamente representado ni al 
parecer suficientemente conocido. 
Como ya dije, una de las diferencias importantes entre los trabajos anteriores y los 
de Humboldt estriba en que los primeros fueron para uso exclusivo de los funcionarios de 
la corona y se guardaron con celo en sus archivos. Por el contrario la obra de Humboldt 
estuvo a disposición del mundo culto y de los científicos de la época ya que el mismo autor 
se ocupó de asegurar su publicación en una edición que destaca por sus lujosas y cuidadas 
características.  Humboldt fue leído en México tanto en la mencionada versión castellana 
impresa en París en 182247 con dos mapas y la de 1836 48 como en otros idiomas 
principalmente en francés. La primera edición mexicana data de 1869. 49  Para consultar las  
referencias de otras ediciones, ver el anexo bibliográfico al final de la tesis.  
 
Fig. 12. Alexander  Humboldt. Portada del Ensayo Político de la Nueva España, 1822.50 
                                                          
46 Humboldt, ibídem. Ensayo político 1822. 
47 Ibídem. 
48 Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, 3a. ed. correg., aum. y adornada, trad. al castellano por 
Vicente González Arnao, Paris, Librería de Lecointe, 1836, 5 v., con mapas. 
49 Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, trad. al castellano por Vicente González Arnao, Jalapa, 
Imprenta Veracruzana de A. Ruiz, 1869. (Biblioteca Histórica Mexicana). 
50
 Alexander  Humboldt, Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, trad. al español por Vicente 
González Arnao, Paris, Rosa, 1822, 4 v. 
 
 
 
Describiré  aquí brevemente algunos de los contenidos del Ensayo especialmente en 
los términos territoriales a que se refiere. 
De las consideraciones que hace sobre la extensión y el aspecto físico de la Nueva 
España, describe la importancia sumida por México en razón de su territorio y posición 
geográfica y la entidad que tenía como nación frente a los Estados Unidos de América.  La 
posición de México como puente intercontinental induce a Humboldt a tratar el problema 
de la comunicación entre los dos océanos y de la posibilidad de abrir un paso fluvial entre 
ambos, señalando como uno de los lugares más apropiados el Istmo de Tehuantepec.  
 
Fig. 13. Alexander Humboldt. Mapa de Mégico, 1869.51 
Humboldt desliza algunos reparos que vinculan el territorio y sus habitantes.  Trata 
el influjo ejercido por las desigualdades del suelo sobre el clima, el cultivo de la tierra, el 
comercio y la defensa militar del país.  En primer término hace una observación general 
acerca de tal influencia, “la fisonomía del país, el agrupamiento de las montañas, la 
extensión de las llanuras, todo lo que constituye la construcción física del globo, guarda 
relación fundamental con los progresos de la población y con el bienestar de los 
                                                          
51 Mapa de Mégico en Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, trad. al castellano por Vicente 
González Arnao, Jalapa, Imprenta Veracruzana de A. Ruiz, 1869. (Biblioteca Histórica Mexicana). 
 
 
habitantes”.52  Un país magnífico forja y alberga grandes hombres.  Estas ideas tuvieron un 
gran eco en etapas posteriores, viene al caso recordar el texto del discurso de Justo Sierra 
con motivo de la inauguración de la Universidad Nacional de México el 22 de septiembre 
de 1910. 53 
…nuestro territorio constituido por una gigantesca herradura de cordilleras que, emergida 
del océano en plena zona tórrida, la transforma en templada y la lleva hasta la fría y la sube 
a buscar la diadema de nieve de sus volcanes en plena atmósfera polar…, nos presenta el 
hecho, único quizá en la vida étnica de la tierra, de grandes grupos humanos organizándose 
y persistiendo en existir, y evolucionando y llegando a constituir grandes sociedades, y una 
nación resuelta a vivir. 
En términos paisajísticos incluye un resumen donde selecciona lo que considera las 
características más destacadas de las ciudades y villas de la intendencia de México: 
Sobre las comunicaciones dirá que a causa de la naturaleza abrupta del terreno, 
resulta muy caro el transporte y esto encarece los productos reduciendo su competitividad 
comercial y por lo tanto la formalización de un camino entre Veracruz y México sería 
benéfico para el bienestar de todo el reino novohispano.  Sobre las minas indica que 
México goza de una gran ventaja ya que estas se encuentran a una altura relativamente baja 
y por ello están rodeadas de campos y pueblos que facilitan la explotación de las riquezas 
subterráneas.  Considera que la distribución de las riquezas territoriales ha sido mal 
aprovechada pues la población se ha agrupado en una pequeña extensión de terreno, en el 
centro del reino, sobre la meseta de la cordillera dejando deshabitadas las regiones más 
fértiles y más próximas a las costas.  
Las observaciones que hace sobre la economía mexicana en general emanan de los 
principios fisiocráticos que profesaba.  Esta teoría afirma que las riquezas se obtienen de la 
tierra y que mientras más usufructo se ostenta de ellas, las naciones serán más ricas. Esta 
idea prevalece en el muchos aspectos del imaginario mexicano al menos hasta el siglo XX 
como veremos en un ejemplo más adelante. 
Escribe ideas como “Los productos de la tierra, los agrícolas son la única base de 
opulencia duradera”, y quitándole méritos a la minería dice que esta “no influye 
                                                          
52 Alexander  Humboldt,  Ensayo Político sobre el reino de la Nueva España, traducido al español.  edición 
facsimilar, México, Miguel Ángel Porrúa, 1985,  v. I, p. 256. 
53 http://www.100.unam.mx/pdf/dicurso-sierra.pdf. 
 
 
directamente en la prosperidad pública y no cambia más que el valor nominal del producto 
anual de la tierra”.  La riqueza de una nación está determinada por la producción agrícola 
de la misma, pero su freno está en la desigualdad social y en el desconocimiento del 
territorio, describe que: 
 
…la mayor parte del extenso reino de la Nueva España es de los países más fértiles de la 
tierra.  El vasto reino de Nueva España, bien cultivado, produciría por si solo todo lo que el 
comercio va a buscar en el resto del globo; el azúcar, la cochinilla, el cacao, el algodón, el 
café, el trigo, el cáñamo, el lino, la seda, los aceites y el vino.  Proveería de todos los metales, 
sin excluir ni aun el mercurio.  Sus excelentes maderas de construcción y la abundancia de 
hierro y de cobre favorecerían los progresos de la navegación mexicana, bien que el estado de 
las costas y la falta de puertos desde el embocadero del Rio Alvarado hasta el rio Bravo, 
oponen obstáculos que serian difíciles de vencer. 54 
 
Insiste reiteradamente que el progreso de la Nueva España está en la agricultura, por 
encima incluso de la minería, recalcando que el conocimiento de las cualidades particulares 
del territorio podría garantizar un mayor desarrollo.  “La vista de los campos recuerda al 
viajero que el suelo alimenta en la Nueva España a aquel que lo cultiva y que la verdadera 
prosperidad del pueblo mexicano no depende de los azares del comercio exterior ni de la 
política inquieta de Europa”.55 Reflexiona sobre el desaprovechamiento de las tierras 
agrícolas ricas y en particular de las tropicales próximas a las costas.  Ignorando los 
mexicanos la sabiduría de la desigual distribución que la naturaleza ha hecho de sus bienes. 
“han aprovechado poco las riquezas que les son ofrecidas”. 56   
Las montañas del Nuevo Continente encierran hierro, cobre, plomo y un gran 
número de otras substancias minerales indispensables para las necesidades de la agricultura 
y las artes mecánicas.  Reduce la importancia de la exclusividad de la extracción de oro y 
plata e intenta promover la explotación de otros minerales útiles para la agricultura y 
especialmente de la caña de azúcar. 
Uno de los temas de constante preocupación en la época virreinal, no podía dejar de 
ser estudiado por Humboldt: el desagüe del valle de México.  Llama la atención su 
                                                          
54 Ibídem, v. II, p. 142. 
55 Ibídem. 
56 Ibídem., v. II. p. 295. 
 
 
capacidad de observación, después de dar su opinión sobre cómo lograrlo escribe: “no se ha 
mirado al agua sino como un enemigo de que es menester defenderse, sea por medio de 
calzadas, sea por el de canales de desagüe. Ya en otro lugar hemos probado que este modo 
de obrar y sobre todo el sistema europeo de un desagüe artificial, han destruido el germen 
de la fertilidad en una gran parte del llano de Tenochtitlan (sic)”. 57 El medio natural para 
Humboldt puede modificarse pero es consciente de que su manejo implica las pérdidas que 
si en su época eran apenas visibles, hoy son la catástrofe de la cuenca de México. 
El Ensayo tuvo nueve ediciones en la segunda y tercera décadas del siglo XIX, 
cuatro en inglés, dos en francés, una en español y una en alemán, lo cual es un record para 
la época sobre todo si se toma en cuenta que constaba de cuatro o cinco volúmenes 
dependiendo de la edición. Se hicieron también numerosas versiones resumidas o 
extractadas que circularon probablemente más que las completas. 
La crítica mexicana al Ensayo reconoció la gran calidad de las obras de Humboldt 
referentes al Nuevo Mundo y derramó alabanzas sobre el autor.  Los halagos resultaron 
algunas veces exagerados y abrieron una importante polémica sobre la veracidad o 
exageración de sus escritos.  En el extranjero fue considerado una pasmosa revelación de 
México que tuvo también la virtud de desvanecer antiguos prejuicios tocantes a la situación 
cultural del mundo hispanoamericano y de atraer la atención de muchos extranjeros hacia la 
Nueva España. 
En él abrevaron ávida y abundantemente, casi sin excepción, los autores, geógrafos 
y viajeros en particular los que publicaron obras sobre México entre 1810 y 1830 e incluso 
después.  Sobre los viajeros extranjeros a estas tierras y en particular sobre la producción de 
imágenes litográficas de paisajes, hablaré con detalle en el siguiente capítulo.  
 
¿Descubre Humboldt México para los mexicanos? 
Las obras aquí brevemente reseñadas ejercieron una influencia muy notable sobre los 
científicos, los políticos y los economistas de la Nueva España primero y del México 
Independiente más adelante.  Sin duda el signo más particular de trascendencia que tendría 
la famosa obra de Humboldt sobre la Nueva España fue la formación de la conciencia 
nacional mexicana en la que sus escritos fueron tomados como una autoridad para el 
                                                          
57 Humboldt,  Ensayo, 1822, p. 444- 445. 
 
 
conocimiento del territorio.  Recordemos aquí que fueron estos los documentos impresos 
que contenían por primera vez información ilustrada y pública. 
La atención de los lectores sobre la obra de Humboldt, según se advierte en las 
reseñas críticas, se dirigió principalmente a las descripciones y las estadísticas, dejando a 
un lado la parte comprensiva de las reflexiones, consideraciones y juicios que realizó el 
autor. 
Mucho tuvo que ver, como dije, que el Ensayo hubiera sido traducido al español en 
1822 y que en el mismo año apareciera publicada en México la versión castellana abreviada 
de las Tablas Geográfico Políticas.  Las ofertas de las librerías que se publicaban 
regularmente en los principales periódicos de la capital, muestran el considerable aumento 
que tuvo la venta del Ensayo desde que comenzó a ser distribuida en México la traducción 
española de González Arnao. 
El Ensayo que llegó a México cuando comenzaba la guerra de independencia, no 
fue muy utilizado públicamente sino hasta el final de esta en 1821. Desde la consumación, 
éste se convirtió en una de las obras extranjeras más leídas, comentadas y citadas en 
México.  Adquirió pronto una alta y casi exclusiva autoridad para la geografía, economía y 
estadística mexicanas. 
Afirmaciones contundentes y recuentos de riqueza como “entre las colonias sujetas 
al dominio del rey de España, México ocupa actualmente el primer lugar, así por sus 
riquezas territoriales como por lo favorable de su posición para el comercio con Europa y 
Asia”,  “su actual estado de civilización que es muy superior al que se observa en las demás 
posesiones españolas”, 58 o  “la mayor parte del extenso reino de la Nueva España es de los 
países más fértiles de la tierra” colaboraron después de consumada la independencia a la 
idea de la valoración en términos exagerados sobre la riqueza del territorio, llegando 
incluso más tarde publicaciones donde se anunciaba  a los pueblos que “está establecido el 
Imperio más rico del globo”. 59 
Podemos ver el seguimiento de estas ideas en publicaciones como la de la Gaceta 
Imperial de México de 1821 que incluye frases que suenan como ecos parciales de la obra 
de Humboldt añadidos de un necesario entusiasmo, como “nuestro país con los preceptos 
                                                          
58 Humboldt, Ensayo 1985., v. I, p. 8-9. 
59 El Águila Mexicana, 19 de febrero de 1824. 
 
 
que le dará el Congreso, manifestará toda su fertilidad y preciosidades, constituyéndose en 
el primero en el universo”. 60 
Las críticas sobre estas exageraciones no se hicieron esperar, personajes como 
Lucas Alamán denunciaron la ponderación de estas denunciando su origen en los trabajos 
de Humboldt que provocaron que los mexicanos se formaran un concepto exagerado de la 
riqueza de su patria y se figuraron que ésta, siendo independiente, vendría a ser la nación 
más poderosa del universo.  José Miranda afirma que ante los trabajos de Humboldt, los 
hombres de la independencia cerraron los oídos a todo lo que en el Ensayo podía haber 
enfriado su optimismo y dejaron la lectura que el documento “bien mirado, más, mucho 
más, había en él para preocupar que para entusiasmar”. 61  No podemos dejar de 
comprender que las visitas de Humboldt a la Nueva España se limitaron al centro del 
territorio, lo más al norte, el actual estado de Guanajuato y por lo tanto sus comentarios en 
todo caso aplicarían para las zonas que visitó. 
En la prensa, en las publicaciones mayores o menores y en el Parlamento, salían a 
relucir continuamente tanto el Ensayo como su autor, casi siempre en apoyo de opiniones o 
dictámenes que apoyaban las palabras o expresiones de elogio y admiración.   
En la presentación de la edición de 1836, el editor del Ensayo político de Humboldt 
destaca sobre el territorio de México “Su situación entre las costas que bañan los mares del 
Asia y de Europa y su colocación en las faldas y cima de las cordilleras, variando así los 
climas como en anfiteatro, señalan la alta ventura a que estos pueblos se hallan destinados 
por naturaleza”.   
No quiero dejar de mencionar que en valoraciones posteriores sobre el trabajo de 
Humboldt existió un malestar en México y fue acusado de traidor por haber dado 
información sobre el territorio mexicano a los estadounidenses. Los más recientes estudios 
sobre el tema señalan que “Humboldt no fue un espía que hubiera puesto en las manos de 
Thomas Jefferson, presidente de Estados Unidos, el mapa que 43 años más tarde serviría 
para que México fuera invadido. Lo que Humboldt entregó a Jefferson lo había entregado a 
                                                          
60 Gaceta Imperial de México, 5 de marzo de 1821. 
61 Miranda, op. cit., p. 206. 
 
 
las autoridades novohispanas y lo publicó sin restricciones luego, para uso de todos los 
hombres de ciencias”. 62 
La atención que se dio a Humboldt durante el inicio de la vida independiente, en 
términos negativos y positivos, atrajo un importante debate que no solamente se centró en 
el personaje sino que hizo patente la enorme necesidad de estudiar y conocer México lo que 
impulsó muchos de las investigaciones posteriores. 
La influencia que tuvo la conceptualización de Humboldt sobre la idea del territorio 
y el paisaje mexicanos tiene muchas vertientes que podemos considerar que con el tiempo 
tuvieron consecuencias en el tratamiento del mismo.  
Primero, la atención de este viajero se centró en entender la composición de un todo 
de grandes dimensiones pero su bagaje cultural hizo sin duda que destacara los aspectos 
que le fueron más llamativos sobre todo en términos de dimensión y exotismo, lo cual en 
cierta medida excluye lo que no está incluido o no posee estas características.  Para sus 
estudiosos, Humboldt descubre nuevamente a América para la ciencia, la literatura y el arte.  
“El exotismo, exuberancia y grandeza del paisaje americano se convierten en la meta de ese 
romanticismo científico que se caracteriza por el afán de conquistar lo desconocido y el 
infinito por las ansias de realizar un proyecto fabuloso, una identificación con la naturaleza, 
por la alegría y la tristeza de vivir, por el deseo de comprender mejor el destino del hombre, 
el disfrute de lo exótico y al mismo tiempo la nostalgia del pasado.  El Nuevo Mundo le 
ofrece por primera vez la variedad de paisajes de los trópicos”. 63  Sus trabajos atrajeron la 
atención de los mexicanos y también de muchos extranjeros que maravillados por sus 
descripciones visitaron México y realizaron interesantes trabajos artísticos y científicos. 
Segundo, en México como vimos, sus trabajos fueron citados por grandes 
pensadores como José María Luis Mora, y Lucas Alamán. El Humboldt historiador, 
lingüista y antropólogo es múltiplemente citado en la segunda parte del siglo XIX en 
autores como Manuel Orozco y Berra y por Alfredo Chavero.  Sus mapas fueron la base de 
dibujo de muchos de los posteriores y como inicio influyeron decididamente en su 
conformación. 
                                                          
62 Jaime Labastida, “Humboldt en la Nueva España”, Parte 4.  Culture and Society in the New World, en 
Alexander  Humboldt from the Americas to the Cosmos, New York, The City University of  New York, p. 39. 
63 Luisa V. de Castillo, “Científico y poeta”,  parte 22. “Culture and Society in the New World”, en Alexander  
Humboldt From the Americas to the Cosmos, New York, The City University of New York, p. 39. 
63 Delgado López, op. cit., p.  94. 
 
 
Encuentro una tercera influencia en las consecuencias del seguimiento del 
pensamiento fisiocrático que impulsó la idea de que el territorio mexicano era ideal para el 
trabajo agrícola y que su uso podría enriquecer a la nación sin límites.  Este concepto, basa 
el progreso de la sociedad humana en la explotación agrícola, el problema viene cuando el 
usufructo de la tierra no tiene límites.  Hoy, la falta de estos límites, la confianza en un 
desarrollo malentendido y desde luego la suma de muchos otros factores, ha traído enormes 
consecuencias de desequilibrio y desgaste sobre el paisaje mexicano.  
Considero que la forma en que se leyeron las afirmaciones de Humboldt en términos 
de la grandeza del territorio y de la posibilidad del progreso de sus habitantes a través de su 
explotación especialmente agrícola, influyó en la manera de utilizar el paisaje en México.  
Las transformaciones se inician de una forma pausada durante el siglo XIX y se aceleran al 
sumarse otros factores para traer consigo los enormes e irreversibles cambios en el paisaje 
que se produjeron el siglo XX.  La sobreexplotación agrícola y ganadera de los suelos y 
paisajes en el siglo XX ha transformado sin retorno la naturaleza mexicana, reduciendo su 
fertilidad y acabando con la biodiversidad característica de sus ecosistemas. Una muestra 
del pensamiento y la difusión de estas ideas son las consignas postrevolucionarias.  
Especialmente explícita, la de uno de los murales de Diego Rivera para la escuela de 
Chapingo: Aquí se enseña a explotar la tierra, no a los hombres. 
 
Fig. 14. Mural de Diego Rivera, Alianza obrero campesina, 1924. Fresco. Universidad Autónoma de 
Chapingo. 64 
                                                          
64 http://www.inehrm.gob.mx/Portal/PtMain.php?pagina=exp-muralismo-en-la-revolucion-galeria (Imagen 
tomada del libro: Desmond Rochfort, Pintura mural mexicana, Orozco, Rivera, Siqueiros, México, Limusa, 
1993, p. 68.) 
 
 
 Humboldt fue sin duda un personaje muy peculiar, con una amplísima capacidad 
intelectual y una sensibilidad delicada y decidida.  Como he explicado, sus trabajos fueron 
entendidos e interpretados en México de la manera en que convino en su momento, pero la 
influencia de su obra fue de gran importancia para este país y para el caso que aquí nos 
ocupa en términos de su jerarquía para  conformación de la idea del paisaje mexicano.  Uno 
de los textos que tratan ampliamente este tema es el de Castrillón65 con el sugerente título 
Alejandro de Humboldt, del catálogo al paisaje, en el que examina el paso que dio desde 
sus expediciones hasta la invención de paisajes.  México fue para Humboldt un paisaje 
exótico y rico que encaja en el rompecabezas de sus estudios de la tierra, un paisaje en 
muchos sentidos descrito por él como grandioso e imponente, así como rico y lleno de 
posibilidades. Por otra parte, los métodos de acercamiento al paisaje y los datos que 
Humboldt dejó sobre este territorio fueron determinantes para los estudios posteriores sobre 
el tema.  
A manera de conclusión sobre esta parte, recordaré que la idea del paisaje es un 
ejercicio teórico-práctico que une indisolublemente ambos aspectos y el trabajo de 
Humboldt ejemplifica esta relación.  En el periodo novohispano anterior a sus trabajos la 
conceptualización de paisaje, como la conocemos hoy, era todavía incipiente.  Se 
destacaban aspectos particulares del paisaje pero no el paisaje como totalidad, el trabajo de 
Humboldt, seguidor del empirismo razonado,  avanza y logra afianzar la idea global del 
paisaje distinguiendo sus características como las propiamente mexicanas, basándose en el 
método racional cuantitativo.  
La naturaleza considerada racionalmente, es decir, sometida en su conjunto al trabajo del 
pensamiento, es la unidad en la diversidad de los fenómenos, la harmonía (sic) entre las 
cosas creadas, es el Todo, penetrado por un soplo de vida –más– No se trata de reducir el 
conjunto de los fenómenos sensibles a un pequeño número de principios abstractos, que 
tengan por base la sola razón.  La física del mundo, tal como aquí intento exponerla, no 
tiene la pretensión de elevarse a las peligrosas abstracciones de una ciencia puramente 
racional de la naturaleza.  Es una geografía física, unida a la descripción de los espacios 
celestes y de los cuerpos que llenan estos espacios.  Extraño a las profundidades de una 
                                                          
65 Alberto Castrillón Aldana. Alejandro de Humboldt, del catálogo al paisaje, Expedición naturalista e 
invención de paisajes, Medellín, Colombia, Editorial Universidad de Antioquía, Clío. 2000, 215 p.  
 
 
filosofía puramente especulativa, mi ensayo sobre el Cosmos es la contemplación del 
universo, fundado sobre un empirismo razonado.66 
Con todas las circunstancias que construyen la idea del paisaje mexicano es 
imposible focalizar en una de ellas y pretender encontrar su evolución como un fenómeno 
único, pero bastará decir que la influencia de Humboldt sobre este asunto fue decisiva.  
Entre sus grandes méritos estuvo acopiar y relacionar la información existente hasta 
entonces inaccesible y lograr publicarla. Sus descripciones, acompañadas de grabados y 
especialmente sus críticas halagüeñas fueron en el inicio del México Independiente 
determinantes como temas de discusión y de reafirmación del potencial nacional.  Es 
interesante destacar que seleccionó algunos paisajes en particular que aunque tenían ya una 
tradición emblemática, su mención reforzó sus valores.   
Humboldt dotó a la nación en construcción del material que necesitaba para 
asentarse en una base sólida, fuera ésta o no real.  Fue una autoridad en la que se apoyaron 
las ideas que necesitaba el país para seguir adelante en un clima políticamente complejo.  
Entre estas bases, sin duda el territorio y la idea de su paisaje fueron puntales esenciales.  
No es casualidad que justamente el siglo XIX puede ser caracterizado como el periodo 
paisajístico mexicano. 
 
Los primeros mapas del México Independiente 
 
La empresa de levantar un mapa general de la 
República y los parciales de los distritos y estados es 
ardua, pero no difícil, y aunque lo fuera, los intereses 
del gobierno, las exigencias de la sociedad y el honor 
nacional demandan imperiosamente que se inicie esta 
gran medida; y el empeño y la perseverancia que todo 
lo vence, la terminarán.   Tadeo Ortiz de Ayala 
Los antecedentes cartográficos mas a la mano para la nación mexicana fueron los 
estudios geográficos de Humboldt que como vimos partieron de la información que al 
respecto consultó de la cartografía novohispana como el pie para continuar desarrollando 
                                                          
66 Alexander von  Humboldt, “Introducción”, en Cosmos, Essai d’une description physique du Monde, París 
1866.   
 
 
los dibujos de los mapas de México. Muchos fueron los intentos por conseguir la empresa 
que significaba tener a la mano la información más importante sobre el país.  Los textos de 
Humboldt contenían datos valiosos pero no con el suficiente detalle para hacerlos útiles 
para la explotación de recursos.  Como dije, Humboldt dejaba claro que el territorio que 
había conocido era rico y los mexicanos iniciaban sus aspiraciones nacionales con la 
confianza de que el conocimiento de esta riqueza seria la base para el progreso de la nación, 
y estaban conscientes de que requerían esforzarse en precisarla. 
Un antecedente importante fue el tratado hoy conocido como de Adams-Onís  o 
Tratado de amistad, arreglo de diferencias y límites entre su Majestad Católica el Rey de 
España y los Estados Unidos de América, cuya negociación se inició en 1819 y se ratificó 
hasta 1831. La línea divisoria se describe en el documento, establece la Florida como 
territorio estadounidense y la frontera con México se marca en la desembocadura del río 
Sabina, cruzando el continente por el rio Rojo y el Arkansas hasta el paralelo 42° y de ahí 
hasta el océano Pacífico. Podemos verla dibujada el mapa publicado en 1833 en Filadelfia 
titulado A New American Atlas Containing Maps Of The Several States of the North 
American Union, Projected and drawn on a Uniform Scale from Documents found in the 
public Offices of the United States and State Governments, and other Original and 
Authentic Information, pero es importante destacar que no apareció en los mapas realizados 
en México y que el texto resulta muy simple para reconocer gráfica y realmente la 
ubicación de la frontera.  
 
Fig. 15. Henry Tanner S. Nuevo Atlas. Filadelfia, 1833. 
 
 
Sobre los primeros años del México independiente podemos distinguir la 
producción de mapas alrededor de tres temas: el primero sobre las zonas limítrofes 
internacionales y alrededor de los procesos de construcción de las muy cambiantes 
fronteras norte y sur.  Este fue el tema que se añadió como prioritario a partir de la vida 
independiente, ya que los otros dos eran parte de las búsquedas novohispanas y de los 
trabajos de Humboldt que ya hemos descrito.  
La segunda temática se distingue por la necesidad del conocimiento de las 
características particulares del territorio en las distintas regiones. Los mapas generales que 
se dibujan vienen acompañados de relatos sobre las cualidades de las diferentes regiones y 
algunos de ellos contienen datos sobre su población.  Se producen algunos mapas que 
podemos considerar temáticos como los de minería que estaban encaminados a la 
posibilidad de explotar un recurso específico o los que buscan características topográficas 
benéficas para la inserción de caminos.  
El tercer tema son los litorales marinos de los dos océanos, el Atlántico y el Pacífico 
que representaban la posibilidad de comunicación con el comercio europeo y asiático.  Para 
esto era indispensable localizar los sitios adecuados para la ubicación de puertos para los 
barcos que ofrecieran la posibilidad de comunicar las mercancías tierra adentro, lo que 
hacía necesario el trazo de vías de comunicación. 
Un asunto era poseer el territorio y reconocerlo como propio y otro distinguir sus 
fronteras y características.  Como mencioné, la Constitución de 1824 exponía como una 
prioridad  la necesidad de realizar la demarcación del territorio nacional.  Apenas tres años 
después de consumada la independencia, el congreso mexicano aprobó la legislación para 
impulsar los estudios superiores de Ingeniero Topógrafo a fin de contar con mexicanos 
preparados para conocer el territorio nacional.  Los liberales impulsaron la formación de 
profesionales como un requisito de evolución política para el país.  
Sobre el tema de fronteras, la defensa del territorio entonces aún en muchos sentidos 
desconocido, fue pronto una prioridad para la nueva nación al ser indispensable advertir sus 
características y delimitarlo para asegurarlo como sustento conformador del país y de su 
existencia política.  Así, el territorio se dividió en cinco departamentos compuestos por 
México, Veracruz, Yucatán, Estados Internos de Oriente y Estados Internos de Occidente.   
Destaca aquí la labor de los ingenieros militares ilustrados que fueron enviados a la 
 
 
Nueva España para participar en las labores de conocimiento y defensa de las tierras 
americanas.  Fueron responsables de grandes obras y bajo su dirección se trazaron mapas 
que en muchos casos acompañaron los  informes militares.  Colaboraron al trazo de 
caminos, grandes obras hidráulicas, canales y estructuras de defensa. Debido a los objetivos 
de su trabajo, la mayor parte de los mapas que realizaron fueron de escalas específicas para 
alguna obra y en la etapa final del virreinato se dedicaron especialmente a conocer y 
realizar mapas regionales de los dominios poco conocidos y despoblados del septentrión.  
La cartografía de corte ilustrada producida por estos, incorporó “las matemáticas, ciencia 
del racionalismo, a través de la utilización sistemática de las observaciones astronómicas 
para la fijación de la latitud y longitud”.67 Desde luego, Costanzó, el ingeniero militar más 
prolífico e importante de los que trabajaron en el territorio novohispano, quien ha sido 
ampliamente estudiado por Omar Moncada.68 
De estos trabajos destacan los mapas del Istmo de Tehuantepec iniciado en 1823, el 
del entorno de la ciudad de México de 1825 y el de la frontera noreste de México y Estados 
Unidos realizado entre 1827 y 1829. 
Algunas zonas, como el entonces muy amplio Estado de México, legislaron a favor 
de un plan de organización y de una Comisión Geográfica y Estadística que se formó en 
1827 y que tenía entre sus objetivos reunir información geográfica, estadística, 
mineralógica y botánica y elaborar un mapa particular a escala 1: 5000 de cada distrito. 
En 1831 el ministro Lucas Alamán, presentó ante el congreso mexicano la propuesta 
para elaborar el Atlas geográfico y minero de México a fin de impulsar la atracción de 
capital al país.  Una vez conseguido este efecto era indispensable dirigir el rumbo de las 
inversiones para lo que las compañías nacionales y extranjeras elaboraron diferentes mapas 
geográficos de gran escala.  Esta información podía ser utilizada para la formación de un 
atlas geográfico que evitaría la pérdida de las inversiones producida por la falta de datos 
fidedignos.  El principal objeto de este proyecto era la ubicación de regiones con potencial 
para la explotación de vetas mineras por empresas privadas.   
                                                          
67 José Omar Moncada Maya, “La cartografía americana y el reconocimiento de un espacio propio”, en 
“Debates y Perspectivas”, no 1 México, 2000, p. 151-167. (Cuadernos de historia y ciencias sociales.  
Fundación Histórica Tavera). 
68 Cfr. José Omar Moncada Maya, El ingeniero Miguel Constanzó. Un militar ilustrado en la Nueva España 
del siglo XVIII, México, UNAM, Instituto de Geografía, Instituto de Investigaciones Sociales, Dirección 
General de Asuntos del Personal Académico, 1994, 356 p.  
 
 
Un proyecto geográfico sin precedentes al iniciar la vida independiente fue la de 
Simón Tadeo Ortiz de Ayala que buscaba construir un Compendio Geográfico con 
información de todo el país que se diferencia de la anterior por la escala geográfica y la 
aplicación.  Buscaba formar un plano topográfico general trazado con exactitud 
astronómica y a gran escala a partir de la participación de astrónomos y geómetras, 
naturalistas, botánicos y dibujantes.  Para esto dividió el territorio en cinco secciones, 
distribuidas, dos en los puntos extremos, es decir en las fronteras, una en el centro y dos 
repartidas en los litorales del Pacífico y del Atlántico.  Cada sección llevaría un director y 
un ayudante astrónomos y dos auxiliares, un naturalista aplicado al desempeño de la parte 
geológica, zoológica y aspecto físico; un botánico, a la de las plantas y producciones; un 
joven auxiliar a cada uno, un médico y dos escribientes. 
En palabras de Tadeo Ortiz y ante su preocupación por el desmembramiento del 
país y el sistema federal, describe los problemas de los territorios del norte:  “si por una 
fatalidad las fronteras de California, Nuevo México y Texas continúan en el estado de 
abandono en que yacen, a una enorme distancia del centro de la población y los recursos, 
aislados sin comercio y sin vida, despoblados sus límites naturales, sus riberas y litorales 
desiertos, tarde o temprano es inminente su pérdida porque dígase lo que se quiera en 
cuanto a los derechos de posesión estos serán ilusorios e insostenibles a la distancia, delante 
de la política y las aspiraciones de la ambición del poderoso, siempre que una nación 
naciente tenga la desgracia de que sus administradores, por una ciega ignorancia y criminal 
apatía no cuiden de proporcionar a los pueblos…”69 
Entre sus proposiciones generales para el mejoramiento de la administración destaca 
la necesidad de disponer de información para la toma de decisiones.  La información es “la 
indispensable brújula de los gobiernos y la prenda mas estimable del hombre de estado, 
porque sin conocer a palmos el país, sus montañas, eminencias, obras, encrucijadas, flancos 
o descubiertas en sus fronteras, ríos, puertos y redes, y saber de memoria si es posible, el 
número de su pueblos, habitantes, producciones y calidades y hasta las necesidades, 
pasiones, inclinaciones y genio de sus vecinos ¿cómo será posible administrar a los pueblos 
con acierto y rectitud?” 70 Sobre los mapas dice “El Plan geográfico de Tadeo Ortiz ofreció 
                                                          
69 Tadeo Ortiz, México considerado como nación independiente y libre, o sean algunas indicaciones sobre los 
deberes más esenciales de los mexicanos, Burdeos,  Imprenta de Carlos Lawale Sobrino,  1832, p. 136. 
70 Ibidem., p. 137. 
 
 
una perspectiva que abría un programa de gobierno y directrices generales para el fomento 
a la educación, las ciencias y las artes, la agricultura y la industria, el comercio, la apertura 
de caminos y de canales fluviales, la colonización y la salud de la población del país.” 
He mencionado algunas propuestas, pero el mapa aún no se había realizado, los 
disturbios y desacuerdos políticos omnipresentes en la sociedad del momento, las 
dificultades económicas y los continuos conflictos hicieron que los proyectos emprendidos 
no concluyeran sus planes.  Un buen paso fue la fundación del Instituto Nacional de 
Geografía y Estadística en 183371 cuyo objetivo era elaborar la cartografía del nuevo país 
con sus regiones y fronteras pero el proceso fue muy complejo y lento, hubo de esperar 18 
años. 
El primer paso de la Sociedad consistió en acumular la información y experiencia 
existente. Se contaba con la cartografía de Humboldt y se añadió la de los conquistadores 
que definieron los litorales y las tierras sometidas, las del virreinato que fue consolidando 
las fundaciones poblacionales en los territorios ocupados, las jurisdicciones eclesiásticas, de 
los propietarios de minas y haciendas, las expediciones misionales y militares que se 
ocuparon en cartografiar las provincias septentrionales y las de los registros catastrales. 
También se consideraron todos los esfuerzos de los agrimensores y de los científicos 
ilustrados para definir la posición geográfica del país y desde luego, se recogieron en ella 
todos los mapas regionales. 
El dibujo de la Carta General fue encomendado al general Pedro García Conde.  La 
tradición de la recopilación de datos geográficos se inició a través de los gobernadores de 
las diferentes regiones.  La información recibida entonces fue muy limitada y desigual 
debido a la dudosa confianza de las fuentes informativas.  Así se procedió a armar el mapa 
                                                          
71 La Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística es la primera asociación científica fundada durante el 
México independiente.  Durante el siglo XIX  surgió como Instituto Nacional de Geografía y Estadística 
(1833-1839); posteriormente, se transformó en Comisión de Estadística Militar (1839- 1849) y, por último, 
cambió su nombre por el de Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (1850). 
Tradicionalmente se ha tomado como fecha de fundación de la Sociedad, la del Instituto Nacional de 
Geografía y Estadística, el cual se instituyó el 18 de abril de 1833 por orden del vicepresidente de la 
república, Valentín Gómez Farías, a través del entonces Secretario de Relaciones Interiores y Exteriores, 
Bernardo González Angulo.  Sus primeros miembros fueron José Justo Gómez de la Cortina, Ignacio Mora, 
Ramón Corral, Joaquín Velázquez de León, Juan Orbegoso, Miguel Bustamante, Juan Aragó, Manuel Gómez, 
José María Durán, y Cayetano Moro, entre otros; además, se contaba con socios corresponsales en los estados 
y en el extranjero, entre los que resaltan Humboldt y François Aragó, en París. Esta corporación científica 
orientó sus trabajos de geografía para el conocimiento del territorio mexicano, y la estadística para apoyar la 
política del gobierno, el cual desde un principio respaldó sus actividades. 
 
 
que resultó aún muy impreciso, especialmente en lo que se refiere justamente a los límites. 
Un cosa era dibujar un mapa y otra los acuerdos sobre las líneas limítrofes del territorio.  
Como se ve, este mapa ya ha tomado en su totalidad las formas cartográficas occidentales y 
destaca la representación de las cadenas montañosas. Para cuando por fin vio la luz México 
ya había perdido la mitad del territorio en la intervención norteamericana de 1847. 
 
Fig. 16. Pedro García Conde. Carta Geográfica General de la República Mexicana, 1845. 72 
El mapa fue terminado con grandes vaguedades en 1853 y el trabajo de Héctor 
Mendoza73 explica que fue publicado en Londres en 1850 a espaldas del gobierno y por lo 
tanto no fue conocido en México.  Como adelanté al principio, el tan esperado mapa fue 
realizado por Antonio García Cubas tres años después.  Sobre éste y por su particular 
importancia para la construcción de la idea del paisaje mexicano comentaré con detalle más 
adelante. 
Lo que había sido una advertencia o augurio de importantes mexicanos era una 
realidad, duramente aprendida.  El territorio que aun se conservaba seguía siendo fuente del 
                                                          
72 Carta Geográfica General de la Republica Mexicana, formada el año de 1845 con los datos que reunió la sección de 
Geografía del Ministerio de la Guerra por el general de brigada Pedro García Conde.  
http://www.raremaps.com/gallery/detail/15146?view=print  
73 Héctor Mendoza Vargas, Historia de la Geografía en México: siglo XIX, Tesis para obtener el título de 
Licenciado en Geografía, UNAM,  Facultad de Filosofía y Letras,  1989, 214 p. 
 
 
asedio de otras naciones. En 1854 México volvía a perder el territorio de la Mesilla.  La 
Constitución de la República Mexicana de 1857 precisó la división política del país.  El 
asunto de los límites era una grave herida y para evitar nuevas pérdidas era indispensable 
conocer y proteger el interior del país.  En realidad el territorio perdido era un sitio presente 
en muchos sentidos en la imaginación de los mexicanos, pero más como idea abstracta que 
real.  Era un territorio muy lejano identificado por la existencia de presidios y tribus 
nómadas y sin una identificación clara como territorio aunque presente como símbolo de la 
soberanía y extensión nacionales.  Esto no podía seguir sucediendo y llevaron a cabo 
estrategias como la división del territorio en 24 estados y un territorio, el de la Baja 
California que colaboraron a la tarea del conocimiento de las partes.  
La guerra de Reforma traería nuevos desequilibrios que aunque parecían terminar 
con la restitución del régimen constitucional lograda por el presidente Benito Juárez en 
1861 vieron nuevos tiempos violentos con la intervención francesa que durara 5 años. 
Las crisis políticas producidas por las intervenciones extranjeras, española, francesa 
y norteamericana, sobre todo esta última en la que perdimos la mitad del territorio, provocó 
una toma de conciencia que forzó a los dirigentes estatales en todas las posturas a pensar 
con hondura cual era nuestra real situación, ¿Qué éramos y cuántos?, ¿cuáles eran nuestros 
recursos, nuestras instituciones, en fin nuestra realidad material, social y cultural?  Había 
que inventariarlos, darlos a conocer, cuantificarlos y valorarlos.  Obras como las de Raynal 
apoyaron también la cuantificación. Ya no se trató de utilizar solamente a la historia, sino 
que se echó mano principalmente de las ciencias naturales, físicas y sociales para obtener 
un resultado más objetivo, seguro y firme. 74 
El presidente Juárez en 1861 publicó un decreto para la formación de las cartas 
hidrográfica y geológica del Valle de México que surge de la necesidad de dar solución al 
siempre presente problema del desagüe del Valle de México.  Se trataba aquí de intentar 
una transformación absoluta del paisaje, de terminar con los lagos para hacer posible una 
vida urbana y económica sin alteraciones.  El objetivo era determinar la cantidad de agua 
que recibían los lagos, la forma y capacidad de almacenamiento de éstos, la naturaleza de 
                                                          
74 Ernesto de la Torre Villar, reseña sobre México  en el Diccionario Universal de Historia y Geografía,  en 
Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, v. 22. 
http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc22/277.html 
 
 
los fondos de cada lago y los terrenos de los alrededores, así como las diferencias de nivel y 
el tipo de rocas. 
Mientras todo esto pasaba, la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística 
consciente de la imperiosa necesidad de su labor, continuaba con sus tertulias en la que se 
presentaron algunas propuestas que dejan entrever los objetivos en los que se centraba la 
utilidad de la producción geográfica. Se hicieron propuestas como la de realizar una guía 
para una obra mayor sobre la geografía nacional para registrar los límites territoriales, la 
superficie y la división de cada entidad del país, así como sus coordenadas geográficas y 
población.   
Otro proyecto similar pero menos conocido fue la propuesta de José María García, 
que incluía los temas sobre los límites territoriales, la superficie y la división de cada 
entidad del país así como sus coordenadas geográficas y su población.  Recordaba la 
necesidad de efectuar el empadronamiento y el censo general de población.  Señaló que el 
estudio de la Geografía y Estadística es “el más sólido fundamento de buen gobierno para 
las naciones”.75  Otra sugerencia en estas tertulias fue la de Tomás Aznar Barbachano quien 
señaló que el estudio de la geografía y estadística es “el más sólido fundamento de buen 
gobierno para las naciones”,76 afirmación que deja entrever el ánimo del momento y la 
confianza en estos avances. 
Las propuestas que se presentaron en las tertulias eran fruto de las preocupaciones 
del momento con cuyos proyectos se confiaba en  que la geografía podría contribuir al 
afianzamiento de la nación, pero en sus pocos logros se aprecia también lo complejo de la 
empresa.  Se aprecia en ellos la  continuidad y vigencia del anhelo y el optimismo que 
consideraba a la diversidad geográfica del territorio como la base material de los mexicanos 
para construir la “fortaleza de la patria.” 
Otra de las instituciones que tuvieron un papel importante en el avance de este tema 
fue el Ministerio de Fomento creado en 1853 como parte de la administración pública.  Su 
existencia sintetizaba los anhelos para estimular a la industria, la agricultura y las 
comunicaciones  El trabajo geográfico se encaminaba aquí al servicio de las reformas 
                                                          
75 Cfr. José María García, editor de la Revista Universal, “El Olivo”, México, Editorial Mexicana, 1870, 34 
p., ils. 
76
 Las Mejoras Materiales: periódico especialmente consagrado a la agricultura, industria, comercio, 
colonización, estadística y administración pública, publicado bajo la protección del Ministerio de Fomento 
por Tomás Aznar Barbachano, Campeche, Imprenta de la Sociedad Tipográfica, 1869. 
 
 
administrativas.  Un tiempo después, la rama reformista liberal requirió a escala y sobre 
papel de un Mapa topográfico del Distrito de México que se dispuso realizar desde el 
Ministerio de Fomento.  Para esto se integró la Comisión del Valle de México (1856-1858) 
pero se originó la guerra civil de 1858-1860 que impidió la medición de la periferia de la 
ciudad de México. 
Otra empresa que no podemos dejar de considerar fue la emprendida por los 
intelectuales principalmente conservadores que se reunieron para escribir entre 1853 y 1856 
su visión del país en el Diccionario universal de historia y geografía en 10 tomos, 
coordinados por Manuel Orozco y Berra. 77  Los colaboradores participaron en un proyecto 
de educación e identificación nacional que inscribió la historia y el sentido del paisaje 
mexicano en el marco universal de la cultura.  Se preocuparon por fijar los límites de su 
país en el mundo y levantaron un censo confiable y para la nación mexicana. 78 
Si bien el espíritu del Diccionario fue el de dar una idea totalizadora de la 
República, para lo cual recogió información de todo género, la más precisa y actuante hasta 
entonces, en sus nutridos volúmenes acumuló amplia e importante información histórica 
que más tarde con nuevas reflexiones surgidas de trágicas experiencias llevarían a otra 
generación a plantearse la necesidad de escribir maciza obra que concentraría el 
pensamiento liberal triunfante y forjaría la conciencia histórica de la república. México a 
través de los siglos es fruto del Diccionario. 
Por otra parte, la colaboración amplia que el Diccionario tuvo, las distintas 
filiaciones de sus participantes, preludian muy bien la acción conciliadora de Manuel 
Ignacio Altamirano con su Renacimiento.  Si Eguiara y Eguren79 elaboró auténtica “Suma” 
de la cultura novohispana con base en el análisis profundo de los aportes que el intelecto y 
espíritu habían logrado, el Diccionario añadió el elemento material, contable, demostrable 
científicamente, que se había alcanzado. No se trató de hacer una obra de erudición, sino 
                                                          
77 Diccionario Universal de historia y de geografía. Obra dada a la luz en España por una sociedad de 
literatos distinguidos y refundida y aum. considerablemente para su publicación en México con noticias 
históricas, geográficas, estadísticas, y biográficas sobre las Américas en general, y especialmente sobre la 
República Mexicana, por Lucas Alamán, José María Andrade, y otros, recogidos y coordinados por Manuel 
Orozco y Berra, México, Rafael, 1853-1855, 10 v. 
78Antonia Pi-Suñer Llorens, México en el Diccionario Universal de Historia y de Geografía, México, 
UNAM, Coordinación de Humanidades,  Facultad de Filosofía y Letras, 2000, 3 v. (Al siglo XIX. Ida y 
Regreso). 
79 Juan José Eguiara y Eguren,  Biblioteca Mexicana, edición preparada por Ernesto de la Torre Villar, 
México, UNAM, Coordinación de Humanidades, 1986, 5 v. 
 
 
una que mostrara, que revelara, cuál era la conciencia que se tenía del México en la mitad 
de la centuria en que se había formado como nación independiente.80
 
Sin olvidar ese antecedente, a través de una circular oficial, Manuel Orozco y Berra 
dio a conocer el contenido de un nuevo diccionario geográfico en 1861.  Esta vez el plan 
que no fue completado, estaría a cargo del Ministerio de Fomento, a través de unas 
instrucciones y en coordinación con los gobernadores y las autoridades locales.  Los 
artículos, escritos en cada lugar, estarían acompañados por la carta oficial de México, la de 
cada entidad de la federación, los planos de las ciudades y las viñetas y se planeaba incluir 
también las vistas más pintorescas del paisaje mexicano.  Más tarde, en 1875 asesoró a José 
María Pérez en su empresa del Diccionario geográfico, estadístico, biográfico, de industria 
y comercio de la República Mexicana, obra que no tuvo ni la calidad ni la envergadura del 
Diccionario de 1854. 
 
Fig. 17. Don Manuel Orozco y Berra, 1881, 10 x 15 cm.81 
Para instruir y educar al pueblo se adoptaron sistemas del exterior como base de los 
propios.  Para crear la conciencia cívica se escribieron catecismos políticos y para fortalecer 
la conciencia histórica se elaboraron las cartillas de geografía e historia como lo hizo 
Almonte. 
                                                          
80 Ernesto de la Torre Villar, reseña sobre México en el Diccionario Universal de Historia y Geografía, en 
Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, v. 22. 
http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc22/277.html 
81 Grabado de la ilustraccion española y americana, Manuel Orozco y Berra, 1881, sin montar. 10 x 15 cm. 
http://www.todocoleccion.net/manuel-orozco-berra-mejico~x7612027 
 
 
En la época de la administración imperial de Maximiliano de México, de 1863 a 
1867, los geógrafos no fueron ajenos a las crisis y las posturas políticas.  En este periodo  
se buscó integrar la información de la descripción geográfica y registrar la diferenciación 
del espacio geográfico a través del mapa. 
El 13 de marzo de 186582 apareció uno de los decretos más importantes del 
gobierno de Maximiliano, publicado en el Diario del Imperio, que proponía la primera 
división del territorio del nuevo imperio. Este trabajo había sido encomendado a Manuel 
Orozco y Berra que seguiría las siguientes características: una división de cincuenta 
departamentos en las que se elegiría de ser posible los límites naturales.  Para la extensión 
superficial de cada departamento se atendería a la configuración del terreno, clima y la 
tendencia a la igualdad en el número de habitantes.  Esta división en términos prácticos 
nunca fue utilizada y en el periodo posterior, de la República Restaurada, se regresó a la 
división preexistente. La interesante propuesta de Orozco y Berra, más lógica en el sentido 
ambiental, se perdió al regresar a la partición en términos políticos.  
                                                          
82 Diario del Imperio, 13 de marzo de 1865. Establecido el Imperio, se procedió a formar nueva división 
territorial. La ley que la establece lleva la fecha de 3 de marzo de 1865, y en la parte que hace a nuestro 
propósito dice así: Artículo 1. El territorio del Imperio lo forman todos los Estados ó Departamentos, 
Territorios é Islas situadas en los mares Atlántico, Pacífico y Rojo ó de Cortés, que de hecho y de derecho han 
pertenecido y pertenecen á lo que se llamó República Mexicana.  
Al Norte, son límites con los Estados-Unidos, los reconocidos por el tratado de Guadalupe Hidalgo, de 2 de 
febrero de 1848, modificados en parte por el tratado de la Mesilla, fechado en 30 de diciembre de 1853.  
Al Este, el Golfo de México, el mar de las Antillas y el establecimiento de Walize, poseído por los ingleses, 
conforme á los derechos que les concedió el tratado de Versalles.  
Al Sur, los límites con la República de Guatemala, serán definitivamente los que se señalen en un tratado 
especial. Al Oeste, el mar Pacífico, quedando dentro de su demarcación el mar de Cortés.  
Art 2. El Territorio del Imperio se divide en cincuenta Departamentos en esta forma:  
Departamento de Yucatán, II. Departamento de Campeche, III. Departamento de la Laguna., IV. 
Departamento de Tabasco, V. Departamento de Chiapas, VI. Departamento de Tehuantepec, VII. 
Departamento de Oaxaca, VIII. Departamento de Ejutla, IX. Departamento de Teposcolula, X. Departamento 
de Veracruz, XI. Departamento de Tuxpan, XII. Departamento de Puebla, XIII. Departamento de Tlaxcala, 
XIV. Departamento del Valle de México, XV. Departamento de Tulancingo, XVI. Departamento de Tula, 
XVII. Departamento de Toluca, XVIII. Departamento de Iturbide, XIX. Departamento de Querétaro, XX. 
Departamento de Guerrero, XXI. Departamento de Acapulco, XXII. Departamento de Michoacán, XXIII. 
Departamento de Tancítaro, XXIV. Departamento de Coalcoman, XXV. Departamento de Colima, XXVI. 
Departamento de Jalisco, XXVII. Departamento de Autlán, XXVIII. Departamento de Nayarit, XXIX. 
Departamento de Guanajuato, XXX. Departamento de Aguascalientes, XXXI. Departamento de Zacatecas, 
XXXII. Departamento de Fresnillo, XXXIII. Departamento del Potosí, XXXIV. Departamento de Matehuala, 
XXXV. Departamento de Tamaulipas, XXXVI. Departamento de Matamoros, XXXVII. Departamento de 
Nuevo-León, XXXVIII. Departamento de Coahuila, XXXIX. Departamento de Mapimí, XL. Departamento 
de Mazatlán, XLI. Departamento de Sinaloa, XLII. Departamento de Durango, XLIII. Departamento de 
Nazas, XLIV. Departamento de Alamos, XLV. Departamento de Sonora, XLVI. Departamento de Arizona, 
XLVII. Departamento de Huejuquilla, XLVIII. Departamento de Batopilas, XLIX. Departamento de 
Chihuahua, L. Departamento de California. 
 
 
 
Fig. 18. Decaen & Debray, Carta General del Imperio Mexicano. 1865.83 
Durante la  República Restaurada (1867) se insistió en la necesidad de ampliar y 
profundizar en el conocimiento del territorio como un paso indispensable para las élites 
políticas e intelectuales mexicanas, por aquellas fechas estrechamente vinculadas entre sí.   
En estos trabajos se distingue la búsqueda de las características particulares del 
territorio que son realizadas por instituciones gubernamentales más sólidas y definidas. Los 
mapas generales que se dibujan vienen acompañados de relatos sobre las cualidades de las 
diferentes regiones y algunos de ellos contienen datos sobre su población.  A finales de esta 
convulsa etapa se iniciaron también los esfuerzos por encontrar más a detalle las 
características de la riqueza en el interior de las diversas regiones.  Se producen algunos 
mapas que podemos considerar temáticos como los de minería que estaban encaminados a 
la posibilidad de explotar un recurso específico o los que buscan características 
                                                          
83 Decaen & Debray, Carta General del Imperio Mexicano. Formada y corregida con presencia de los ultimos 
datos y el auxilio de las autoridades mas competentes, 1865. 
http://www.raremaps.com/gallery/archivedetail/30643/Carta_General_del_Imperio_Mexicano_Formada_y_C
orregida_Con_presencia_de/Decaen%20&%20Debray.html  
 
 
topográficas benéficas para la inserción de caminos y particularmente sobre las 
posibilidades del trazo de vías férreas. 
El tema también recurrente se relaciona con la cartografía de los litorales marinos de 
los dos océanos, el Atlántico y el Pacífico que representaban la posibilidad de 
comunicación con el comercio europeo y asiático.  Para esto era indispensable localizar los 
sitios adecuados para la ubicación de puertos para los barcos que ofrecieran la posibilidad 
de comunicar las mercancías tierra adentro.   
Como dijimos, en la tarea de conocer el territorio se priorizó de forma cada vez más 
especializada las características particulares del territorio en sus distintos estados y la 
formación de cartas temáticas así como los levantamientos topográficos que hicieran 
posible el trazo de vías de comunicación especialmente ferroviarias entre centros mineros y 
productivos, áreas de comercio y hacia las zonas costeras que comunicaran por mar hacia el 
exterior.  
La producción de mapas en la llamada República Restaurada fue mucho más 
prolífica y compleja, las condiciones del país y los adelantos técnicos lo hicieron posible.  
Por la complejidad y variedad de mapas en este periodo y porque no todos están vinculados 
directamente a la construcción de la idea del paisaje he decidido centrar este trabajo en el 
autor que considero más importante para este asunto: Antonio García Cubas. 
Para Mendoza Vargas, esta apreciación indica “la vigencia del anhelo y el 
optimismo” 84 que consideraba la diversidad geográfica de nuestro territorio, los climas, la 
producción, la agricultura y la población, como la base material de los mexicanos para 
construir la fortaleza de la patria.  
                                                          
84 Mendoza Vargas, “Introducción”, op. cit. 
 
 
PARTE II. MAPAS DE MÉXICO 
 
¡Si se examina con atención mi mapa general del 
reino de Méjico!, claro un mapa es la fijación exacta 
de la patria: el título de sus límites: el retrato de su 
extensión, y México, recién mutilado no tenía un mapa 
digno! Antonio García Cubas.  
México sin mapa 
Incalculables fueron los efectos que tuvo la invasión norteamericana al territorio mexicano 
y las consecuencias que produjo la pérdida de una gran extensión en muchos de los ámbitos 
científicos y artísticos. 
En la primera mitad del siglo XIX,  los intentos por cartografiar y conocer el 
territorio mexicano no lograron consolidarse.  Los anhelados mapas de México no se 
pudieron dibujar pues no existían las circunstancias indispensables para realizarlos.  El 
suceso que agravaría la urgencia de contar con un mapa fue justamente la invasión 
norteamericana.  En la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo  México cedió más de la 
mitad de su territorio, a los Estados Unidos.  Resultaba indispensable marcar con precisión 
los límites negociados en el tratado para conocerlos y sobre todo conservarlos para frenar la 
expansión y garantizar la sobrevivencia de la nación. 
 
Fig. 19. Anónimo. Alegoría de la patria mexicana. Grabados. XIX. 
 
 
La gran pérdida territorial produjo un cambio de actitud hacia el territorio que se 
hizo patente a través de una mirada que buscaba destacar el valor de la superficie que se 
había conservado y una creciente necesidad de tener datos fidedignos sobre ella.  Contar 
con un mapa de la República y conocer a ciencia cierta sus características era 
impostergable.  Algunos personajes intentaron de diversas formas colaborar a su realización 
y finalmente el logro fue de Antonio García Cubas, quien además de haber dibujado la 
primera carta publicada y difundida en México aportó con sus muy diversos trabajos 
muchas de las ideas que irían construyendo la idea sobre el paisaje mexicano. 1 
Resulta este un personaje muy peculiar ya que podemos ver en su trabajo una 
evolución que ilustra el paso de la aprensión racional cuantitativa a la inclusión prolífica de 
términos propiamente paisajísticos.  Su fecunda obra va desde los importantes mapas y 
documentos dedicados a la geografía y estadística del territorio mexicano, pasando por sus 
textos didácticos sobre esta materia, hasta El libro de mis recuerdos2 donde recoge sus 
preocupaciones y retrata con el peculiar lenguaje romántico propio de la época el México 
que vivió.  Hay en este texto varias menciones sobre el estado de la geografía en México y 
las consecuencias que esto traía a nuestro país.  Llama la atención una denuncia muy dolida 
sobre la pérdida del territorio después de 1847. 
                                                          
1Carta general de la República Mexicana: formada en vista de los datos más recientes y exactos que se han 
reunido con tal objeto y constan en la noticia presentada al Exmo. Sr. Ministro de Fomento, [México], A. 
García Cubas, [1852], 2 mapas; 48 x 68 cm. 
2 Antonio García Cubas, El libro de mis recuerdos: narraciones históricas, anecdóticas, y de costumbres 
mexicanas anteriores al actual estado social (ilustradas con más de trescientas fotograbados), ed. facs., 
México, A. García Cubas, 1904, México, Porrúa, 1986, 635 p., ils. (Biblioteca Porrúa, 86). 
 
 
 
Fig. 20. Mapa de los Estados Unidos de Méjico, 1847. 3 
Con nostalgia cuenta en su libro: “grande era el abandono en que se encontraba la 
Geografía nacional, excepción hecha de los loables esfuerzos de la Sociedad de Geografía y 
Estadística.  Tan marcado era aquel abandono, que para el tratado de límites entre México y 
Estados Unidos se echó mano en 1848 de la incorrecta y muy deficiente carta de los 
Estados Unidos Mexicanos, publicada en Londres por J. Desturnell”.4 
Cabe aclarar que la discusión del Tratado de Guadalupe firmado en 18485 fue un 
“acuerdo” a puerta cerrada y por lo tanto no se puede saber que mapas o documentos se 
usaron como base. Pero en el artículo V se citó este mapa y se agregó que lo que impuso la 
decisión fue la fuerza del “destino manifiesto”, no la razón de mapas o documentos.  El 
mapa que se menciona en este artículo por cierto, fue publicado en Nueva York y no en 
Londres como se indica en el mismo.  
                                                          
3 Disturnel Map of 1847. http://www.flickr.com/photos/cindylu/4326747649/sizes/l/in/photostream/  
4 García Cubas, op.cit., p. 385. 
5 Tratado de paz, amistad, limites y arreglo definitivo entre la Republica mexicana y los Estados-Unidos de 
América: concluido por los plenipotenciarios en Guadalupe Hidalgo el 2 de febrero, ratificado en 
Washington el 10 de marzo, y en Querétaro el 30 de mayo de 1848, México, Imprenta de I. Cumplido, 1848, 
55 p. 
 
 
Para la negociación se utilizó un plano del Department of State norteamericano 
como base para delimitar la frontera.  En este mapa, el territorio que se “cedió” a los 
Estados Unidos contiene indicaciones con alusiones como “Apachería”, “Indios 
Cajuanches” y “Apaches Tontos”, algunos nombres españoles de presidios y misiones y 
sobre todo una gran superficie representada como vacía y sin ninguna característica 
notable, situación claramente ventajosa para la negociación norteamericana.   
Como iremos viendo a lo largo de este trabajo, la infancia de muchos de los 
personajes que consideramos indispensables en la construcción de la nación y como he 
propuesto del paisaje mexicano, fue marcada por la trágica experiencia que significó la 
invasión norteamericana. Podemos decir que este evento trastocó personalmente a los 
mexicanos y por lo tanto transformó la relación con su territorio.  En muchos sentidos 
inició su visión del mismo como paisaje propio. Describe García Cubas sobre este trágico 
episodio: 
“Era yo un adolescente cuando oí referir cierta mañana los tristes episodios de las 
primeras campañas libradas por nuestro ejército contra el invasor norteamericano.  Sentí 
oprimido el corazón y mis ojos se humedecieron.  El 21 (agosto de 1847) entró a Tacubaya 
la división Worth… Solamente comparable con mi dolor fue la indignación que me causó 
la presencia de la contraguerrilla de desnaturalizados mexicanos que formaban la 
vanguardia del ejército invasor, como guías y denunciantes”.6  El peligro estaba latente en 
este año y las consecuencias en la pérdida territorial se harían patentes un año después en el 
mencionado tratado, sin embargo no había certeza alguna sobre el territorio que se poseía ni 
sobre el que se conservaba, el desconocimiento era tanto para los implicados directamente 
en el asunto y mucho más para los habitantes de ese México en construcción.  
En el imaginario general, México tenía un territorio difuso. García Cubas reseña en 
su libro que la experiencia escolar de su infancia sobre geografía común en su tiempo 
“…jamás extendían sus conocimientos más allá de las generalidades de Europa siéndonos 
en todo punto desconocida la geografía nacional para la que no existía ni la más 
insignificante carta mural”. 7 
                                                          
6García Cubas, op.cit., p. 389. 
7 Ibidem., p. 396. 
 
 
Pero este desconocimiento no se ciñó a los pequeños estudiantes, lo era también 
para personajes tan definitorios e importantes como el general Santa Anna.  Recordemos 
aquí la impresión que tuvo García Cubas cuando le mostró a Santa Anna la Carta de la 
República que había dibujado al notar que apenas se daba cuenta de la cantidad de territorio 
que se había perdido”.8 
 
México en un mapa. La Carta General de la República Mexicana 
García Cubas elaboró la carta que fue presentada a Santa Anna.  Para construir el mapa de 
México aprovechaba los momentos que le dejaban libres sus ocupaciones en la Dirección 
General de Colonización e Industria (1851) que en 1853 se transformaría en la Secretaría de 
Fomento.  Para conseguirlo utilizó la información que existía en los archivos de la Sociedad 
de Geografía y Estadística.  
Esta sociedad se formó en buena medida gracias al esfuerzo de José Gómez de la 
Cortina, quien en 1833 fundó el Instituto Nacional de Geografía y Estadística que ya he 
mencionado y desde sus inicios tuvo entre sus objetivos resguardar y conservar los mapas y 
la información geográfica mexicana existente hasta el momento, misma que García Cubas 
utilizó como base de sus primeros trabajos. El crédito que da García Cubas a la información 
que utilizó para realizar esta primera carta es a “los señores Moral, Humboldt, García 
Conde, Terán, Rincón, Narváez, Camargo, Lejarza, Obregoso, Iberri, Harcort, Mora y 
Villamil, Clavijero, Prescott, Alamán, etc,” 
Después de la negociación en la que se obligó a México a la venta de La Mesilla en 
1853 por 10 millones de pesos, García Cubas inició “la ejecución de la entonces para mi 
obra magna de copiar la Carta General de la República, que en muy grande escala había 
formado la Sociedad de Geografía y Estadística, y que yacía, si no olvidada, por lo menos 
desconocida de todo el mundo.  Con el tesón propio de mi carácter y con las nociones del 
dibujo geográfico, pronto di término a tan laboriosa empresa; y si bien el trabajo adolecía 
de los defectos consiguientes a mi inexperiencia, tenía el mérito de ser el resultado de una 
gran fuerza de voluntad y de ofrecer importantes rectificaciones que me fueron aconsejadas 
por el ilustrado oficial mayor don Miguel Lerdo de Tejada”.9 
                                                          
8 Ibidem., p. 452. 
9Ibidem., p. 387. 
 
 
La Carta General a la que ya nos referimos fue realizada por el general Pedro 
García Conde en 1840,10 egresado del Colegio de Minas y del Colegio Militar.  Este dirigió 
los trabajos para formar la carta de y después de la guerra con Estados Unidos, fue 
nombrado comisario para la demarcación de límites. Esta carta según García Cubas explicó, 
fue la que  utilizó como base realizándole modestas modificaciones. 
Así la Carta General de la República Mexicana contuvo el primer mapa hecho por 
un mexicano e impreso en México en 1858.  La Carta permaneció expuesta por todo el 
tiempo que duró la Exposición Anual de la Academia de San Carlos y “fue acogida con 
elogios por la prensa, los que no me envanecieron, pero me alentaron para continuar esos 
trabajos apenas iniciados”.11 
La visita de los mexicanos a las exposiciones de San Carlos era copiosa y podemos 
distinguir este momento como el inicio de la inclusión del perfil del territorio en el 
imaginario de muchos habitantes de México. Este mapa inauguró desde entonces el 
territorio mexicano como un logotipo nacional a la manera en que lo explica Benedict 
Anderson en su libro Comunidades imaginadas, reflexiones sobre el origen y la difusión 
del nacionalismo.12 Anderson define a la nación como una comunidad política imaginada 
que se vale de variadas formas de representación entre ellas el mapa al que define como un 
logotipo que penetra profundamente en la imaginación popular y forma un poderoso 
emblema de los nacionalismos. Así pues el simbólico perfil del territorio se daba a conocer 
como una posesión de identidad nacional. Esta carta fue impresa mas tarde en una edición 
de 1858 titulándola Carta General de la República Mexicana.13 
 
Los mapas y los paisajes   La auto-representación de la nación  
Retomando la idea de Benedict Anderson sobre la nación podemos encontrar un claro 
vínculo con el trabajo geográfico y artístico que produjo Antonio García Cubas a lo largo 
de su vida.  
                                                          
10 Carta general de la República Mexicana,  formada en la Secretaría de Fomento con mejoramiento de 
datos, por disposición del Secretario del Ramo Ingeniero Manuel Fernández Leal,  París, Monroco, 1899, 1 
mapa. 
11 García Cubas, op. cit., p. 452.  
12 Benedict Anderson, Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo,  
México, Fondo de Cultura Económica. 2ª. Edición, 1997, p. 103. 
13 Atlas geográfico, estadístico e histórico de la República Mexicana, México, Imprenta J. M. Fernández de 
Lara, 1858, l v., 32 cartas pleg. 
 
 
Anderson define a la nación como una comunidad política imaginada.  Para él, las 
naciones no se distinguen por su falsedad o legitimidad política sino por el estilo con que 
son imaginadas y la obra de García Cubas expresa magníficamente el estilo con el que la 
nación mexicana inicia su auto representación imaginaria.  
Hacer una descripción de la iconografía del territorio mexicano resultaría una 
empresa imposible y por esto he elegido el trabajo de García Cubas al considerar que fue 
quien resumió y difundió en gran medida la representación de las imágenes de México, 
recurriendo a la tradición y adicionando los aspectos más relevantes de la época.  
Con toda justicia el arduo trabajo de producción cartográfica sobre el territorio 
mexicano de 1858 a 1885 podría denominarse la “época de García Cubas” y es justamente 
este espacio el inicio de la auto representación del México concebido como nación 
independiente.  Intentando explicar este fenómeno iremos observando los mapas más 
importantes de entre los muchos que produjo. 
A García Cubas el mapa cartográfico le parecía en muchos sentidos abstracto para el 
común de la gente, esos mexicanos a los que le interesaba compartir su trabajo, por lo que 
desde el inicio los acompañó con viñetas paisajísticas. La abstracción lograda en el mapa se 
complementa con la representación del paisaje que en este caso colabora a construir 
paradigmas del territorio mexicano. 
Pero ¿de dónde surge esta idea?  Los biógrafos de Antonio García Cubas mencionan 
que realizó algunos estudios en la Academia de San Carlos aunque extrañamente él no lo 
alude en su libro.14  Si comenta, que su interés por el dibujo de paisaje surgió en la escuela 
francesa, donde con gran preferencia le enseñaron sobre el tema  No queda claro en calidad 
de qué tipo de alumno asistió a San Carlos y específicamente que estudios realizó ahí. 
Sabemos que vivió una época en la que la pintura de paisaje se iniciaba con gran fuerza en 
la Academia. La Cátedra sobre la pintura de paisaje se inició en 1847 bajo la tutela del 
paisajista italiano Eugenio Landesio.  Es raro, dado lo puntual en sus descripciones, que 
García Cubas no mencione su estancia como aprendiz o estudiante en San Carlos, sin 
embargo en el archivo de la Academia consta que 1861 recibió un premio por un trabajo de 
grabado.15 
                                                          
14 García Cubas, op. cit. 
15 Eduardo Báez Macías, Guía del Archivo de la Antigua Academia de San Carlos (1844-1867). Documento 
6273, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1976, p. 265. 
 
 
Me ocuparé más delante de los asuntos relacionados con la pintura y la academia 
pero aquí recalco que la atmósfera intelectual del momento estaba atenta a la representación 
del paisaje mexicano que fue encabezada por Landesio y en la que colaboraban José María 
Velasco y Luis Coto.  Los  trabajos de García Cubas dejan ver que participó de este 
naciente interés por la representación pictórica del paisaje incluyendo recurrentemente 
paisajes en sus cartas.  Sabemos también que conoció y colaboró con Velasco y Coto como 
parte del grupo de la Comisión Científica de Pachuca. 
 
Fig. 21. Antonio García y Cubas. Cuadro Geográfico y Estadístico de la República Mexicana, 1858.16 
 
                                                          
16 “Cuadro Geográfico y Estadístico de la República Mexicana”, en el Atlas geográfico, estadístico e histórico 
de la República Mexicana, formado por Antonio García y Cubas, México. Imprenta de José Mariano 
Fernández de Lara, calle de la Palma número 4, 1858, disponible en: 
http://www.davidrumsey.com/luna/servlet/view/search?q=National%20Atlas%20Mexico%20Garcia%20Cuba
s%20Antonio%201832%201912&cic=RUMSEY~8~1&os=0&pgs=50&sort=Pub_Date,Pub_List_No,Series_
No 
 
 
 
Miremos pues las representaciones del paisaje en sus trabajos. La Carta General de 
la República Mexicana fue incluida en dos versiones en la publicación del Atlas 
Geográfico, Estadístico e Histórico de la República Mexicana del que se imprimieron 300 
copias en la Imprenta de José M. Fernández de Lara en 1858.  La primera está inserta en el 
Cuadro Geográfico y se dibuja en la parte central de la lámina ocupando algo menos de la 
mitad de la superficie de la misma.  Fue producida como se señala explícitamente en la 
misma por la imprenta litográfica de H. Iriarte.  Esta lámina ilustra gráficamente muchos de 
los aspectos que preocupaban a la sociedad de la época.  Se presenta con un sugerente 
emblema en la parte superior en el que aparece el águila del escudo nacional surgiendo de 
copiosos triunfos y armas, la nación forjada y ganada de un doloroso conflicto bélico. 
 
Fig. 22. Antonio García y Cubas. Fragmento del Cuadro Geográfico y Estadístico de la República Mexicana, 
1858.17 
Podemos leer en la carta el contenido relacionado con tres de los asuntos centrales 
del momento.  El que primero destaca es la línea divisoria con los Estados Unidos de 
Norteamérica, que se dibuja en un destacado color rojo y sobre la cual se alude al título de 
los tratados en los que ésta fue definida. Acentúa esta línea como una penosa cicatriz en el 
territorio y contiene la precisión de los tratados a los que aludió su puntualidad.  El 
segundo, aparece en la esquina inferior izquierda donde se incluye el plano físico o perfil 
del camino de Acapulco a Veracruz, una de las búsquedas de comunicación entre los 
océanos que desde mucho antes se había detectado como esencial para el desarrollo 
comercial y que en este momento cobraba nueva fuerza. Por último y por obvio algunas 
                                                          
17 Ibidem.  
 
 
veces desapercibido, aparece el territorio dibujado ya con una precisión muy cercana que 
con su particular forma destaca entre las tierras del planeta y que se colorea con la división 
política de sus estados que irrumpen sobre sus variaciones topográficas. Queda con este 
mapa definida la forma en que por cierto México empezaría a relacionarse con el “cuerno 
de la abundancia” que destaca en el perfil de las tierras del continente americano.18 
 
Fig. 23. Antonio García y Cubas. Carta general de la Republica Mexicana, 1858. 19 
En la segunda versión, el mapa aparece ocupando la mayor superficie de la 
litografía.  En la parte superior aparecen tres imágenes.  Al centro, el escudo nacional a 
cuyo pie se aclara que ésta fue presentada al Ministro de Fomento. A los lados dos 
imágenes de particular interés. A la izquierda se representa un paisaje imaginado en el que 
se montan dibujos de diferentes formaciones topográficas de México: Los órganos de 
                                                          
18 Sobre la cornotopia, consultar el texto de Irma Beatriz García Rojas, “El cuerno de la abundancia: mito e 
identidad en el discurso sobre el territorio y la nación mexicanos”, en Histoire(s) de l’Amérique Latine, v. 1- 
2005  www. Hisal.org/viewarticle.php’id-28 
19 Carta general de la Republica Mexicana. Formado en vista de los datos mas recientes y exactos que se han 
reunido con tal objeto, y constan en la noticia presentada al Exmo. Sr. Ministro de Fomento  en Atlas 
geográfico, estadístico e histórico de la República Mexicana, formado por Antonio García y Cubas, México. 
Imprenta de José Mariano Fernández de Lara, calle de la Palma número 4, 1858.   
 
 
Actopan, el Cofre de Perote, el Iztaccihuatl, el Popocatepetl, las Montañas de Jacal, Orizava 
(sic), y la Cascada de Regla.  
La selección claramente obedece a las formaciones más altas y emblemáticas en 
primer lugar, los volcanes nevados del altiplano central el Popocatepetl e Itztaccihuatl, el 
destacado pico de Orizaba y el Cofre de Perote los cuales ya habían sido dibujados o 
descritos por Humboldt como lugares significativos del paisaje mexicano.  En este grupo se 
incluyen al frente las Montañas de Jacal localizadas en Hidalgo.20
 
 
Fig. 24. Antonio García y Cubas. Fragmento de la Carta general de la Republica Mexicana, 1858. 21 
Enmarca la composición un primer plano que incluye los sitios que se reconocen 
por sus formaciones de particular extrañeza, todas ellas por cierto cercanas o en la parte 
central de México.  Es evidente que esta composición busca destacar un territorio 
majestuoso y bello por sus particularidades tomando para ello los sitios geográficos con una 
tradición indiscutible y sumando lo que en recientes fechas se estaba conociendo.  Sobre 
esta lámina no he encontrado referencias tan directas de grabados anteriores, pero puedo 
asegurar que no son copia de las de Humboldt. 
                                                          
20 Alexander Von Humboldt, Sites des cordilléres et monuments des peuples indigénes de l'Amérique,  Paris,  
L. Guérin, 1869, 531 p., ils. Reproducción electrónica: México, UNAM, Dirección General de Bibliotecas, 
2011. Vista de las cordilleras y monumentos de los pueblos indígenas, Cascada de Regla, lámina 22, Cofre de 
Perote, lámina 34, Órganos de Actopan, lámina 64, Montañas de Jacal, lámina 65. 
21 Carta general de la Republica Mexicana, op cit.   
 
 
 
Fig. 25. Antonio García y Cubas. Fragmento de la Carta general de la Republica Mexicana, 1858. 22 
 
A la derecha se incluye una lámina de particular interés.  Dibuja montando cuatro 
ruinas de sitios mesoamericanos.  Busqué grabados de los viajeros extranjeros a quienes 
describiré en el capítulo dedicado a la pintura y encontré interesantes y curiosas 
coincidencias. Al centro, la subtitulada Pirámide de Papantla a la que hoy nos referimos 
como la pirámide de los nichos de El Tajín en Veracruz.  Esta imagen es una copia de un 
grabado de Carl Nebel realizado en 1831 y publicado en Paris en el Voyage pittoresque et 
archeologique23 de 1836.  Nebel, como puntualizaré más adelante, fue uno de los viajeros 
alemanes más prolíficos en imágenes y paisajes mexicanos que permaneció en estas tierras 
de 1829 a 1834.  Se considera que este grabado fue el primero con el que se dio a conocer 
la pirámide de El Tajín y en el texto el autor la describió como “el último testigo de una 
antigua civilización condenada a la desaparición”.  Desde este momento pasa a formar parte 
indiscutible e imprescindible del imaginario sobre paisaje nacional ligado al esplendor 
mesoamericano. 
 
                                                          
22 Ibidem.  
23 Carl Nebel, Voyage pittoresque et archéologique dans la partie la plus intéressante du Mexique par C. 
Nebel, Architecte. 50 Planches Lithographiées avec texte explicatif, Paris, Chez M. Moench, imprimé chez 
Paul Renouard, 1836. 
 
 
  
Fig. 26. Antonio García Cubas. Pirámide de 
Papantla. Detalle de la Carta General de la 
República Mexicana. 1858.  
Fig. 27. Carl Nebel. Pirámide de Papantla, 1831. Publicado 
en Voyage pittoresque el archeologique… París, 1836. 
 
 
 
 
Fig. 28. Antonio García Cubas. Mitla. Detalle de 
la Carta General de la República Mexicana. 1858  
Fig. 29. Leon Gaucherel, Antigua fortaleza cerca de 
Mitla, 1838. Paris 1816-1886. (Representa Yagul, 
Oaxaca) 
A la izquierda de esta aparece una imagen poco nítida que se subtitula Mitla y que 
en realidad representa el antiguo emplazamiento de Yagul.  Está tomada de Luciano 
Castañeda, quien fue el dibujante de la expedición científica y anticuaria de Guillermo 
Dupaix, efectuada entre 1805 y 1808. Estos dibujos de Castañeda fueron copiados en dos 
publicaciones Europeas, la primera la realizó Lord Kingsborough, Antiquities of Mexico,24 
                                                          
24 Edward King Kingsborough, Antiquities of Mexico: comprising fac-similes of ancient Mexican paintings 
and hieroglyphics, preserved in the royal libraries of Paris, Berlin and Dresden, in the Imperial library of 
 
 
en Londres en 1830 y la segunda edición en París en 1834 Antiquités mexicaines por 
Baradére.25  Fue también copiada en 1838 por Leon Gaucherel, quien fuera alumno de 
Violet Le Duc y que nunca visitara México y el nombre original de la imagen es Antigua 
fortaleza cerca de Mitla, de ahí la confusión que García Cubas originó.  
  
Fig. 30. Antonio García Cubas. Uxmal. Detalle de la 
Carta General de la República Mexicana, 1858.  
Fig. 31. Frederick Catherwood. Fragmento 
de la casa de las monjas, Uxmal. Views of 
Ancient Monuments in Central America, 
Chiapas and Yucatan, lamina 15, Londres 
y Nueva York, 1843.  
Sigue a la derecha una imagen de Uxmal que fue tomada de la lámina 15 de la obra 
de Frederick Catherwood, Views of Ancient Monuments in Central America, Chiapas and 
Yucatan,26 titulada “Fragmento de la casa de las monjas, Uxmal”, Londres y Nueva York, 
1843.  
                                                                                                                                                                                 
Vienna, in the Vatican library; in the Borgian museum at Rome; in the library of the Institute at Bologna; and 
in the Bodleian library at Oxford. Together with the Monuments of New Spain, by M. Dupaix: with their 
respective scales of measurement and accompanying descriptions. London, Aglio, 1830. 
25 José N. Iturriaga, Litografía y grabado en el México del siglo XIX, México, Inversora Bursatil, Casa de 
Bolsa y Grupo Finaciero Inbursa, 1993, v. 1, p. 37. 
26 Frederick Catherwood, Views of ancient monuments in Central America Chiapas and Yucatan, London, 
Argyll Place, 1844, 212 p.  Lámina 15 “Fragmento de la casa de las monjas, Uxmal”. Londres y Nueva York, 
1843. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 32. Antonio García 
Cubas. Detalle de la Carta 
General de la República 
Mexicana. 1858.  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 33. Leon Gaucherel, 
Palenque, 1838.  
Paris 1816-1886. 
Por último una peculiar representación de Palenque se muestra sobre el lado 
izquierdo.  Esta podría ser parte del trabajo de Frederick Waldeck que se publicó en 
Monuments Anciens du Mexique,27 en París en 1866, (después de la aparición de la carta) lo 
que nos hace suponer que el grabado fue copiado del que imprimiera en 1838 Leon 
Gaucherel.  Llama la atención este dibujo ya que es una recreación imaginativa a partir de 
un detalle no muy conocido en la parte trasera del Palacio de Palenque.  Dibuja las 
incisiones polilobuladas en la parte alta de la crujía que estuviera recubierta por una bóveda 
maya y en la imagen parecen vanos a los que se suma la presencia de una puerta con la 
misma composición.  Desde luego que esta imagen de Palenque que hoy no identificamos 
fácilmente con el sitio y nos parece más relacionada con algún edificio arabesco. 
                                                          
27 Frederick Waldeck. publicada en Monuments Anciens du Mexique, París, 1866. 
 
 
Posteriormente, en 1861, García Cubas publicó la Carta General de la República 
Mexicana 28 acompañada de la Memoria correspondiente. En el prefacio de esta obra 
menciona la falta de estabilidad que existía en el país respecto a los nombres de los distritos 
y poblaciones y la necesidad de remediar tal situación, respetando los nombres originales 
que expresan la existencia de etnias antiguas, como las tarahumaras, en el estado de 
Chihuahua o los purépechas en Michoacán. En la Memoria menciona las principales rutas 
de la República como resultado de la medición de los caminos por medio del uso del 
trocómetro y calculados por los ingenieros de la Comisión de Límites. A pesar de haber 
aprovechado los trabajos de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y de los 
varios planos que guardaba, la cartografía de García Cubas adolecía de ciertas lagunas, 
pues se limitaba a reunir datos existentes, ya que no tenía los medios para hacer una nueva 
investigación a fondo. 
 
Fig. 34. Antonio García Cubas. Detalle de la Carta General de la República Mexicana. Acueducto de la 
hacienda de Matlala. 1858.29 
                                                          
28 Antonio García Cubas, Memoria para servir a la Carta General de la República Mexicana. Posiciones 
geográficas de varios puntos del Imperio Mexicano, México, Imprenta de Andrade y Escalante, 1861, vii, 166 
p., 1 mapa plegado. 
29 Antonio García Cubas, Fragmento de op cit. 
 
 
La Carta General de la República Mexicana de 1863 es también interesante ya que 
incluye dos nuevas imágenes, en el margen superior izquierdo se inserta una copia de la 
pintura de Eugenio Landesio titulada Acueducto de la Hacienda de Matlala.  De esta 
pintura Landesio realizó dos versiones, una con una escena de venados, que es la que se 
copió en el mapa y otra específicamente encargada donde aparece la poderosa familia de la 
Hidalga. Se representa aquí por primera vez un paisaje que incluye una construcción 
virreinal. A la derecha un paisaje de una zona árida donde en primer plano aparece una 
yuca. 
En resumen las imágenes en los primeros mapas de García Cubas y las 
repercusiones que tuvo su difusión en la sociedad mexicana, son en muchos sentidos el 
origen del imaginario con que se inaugura la idea del paisaje mexicano.  Muchas de ellas, 
las más enigmáticas continúan siendo hoy parte de los elementos indispensables de esta.  
La grandeza de los volcanes, indiscutible por su sola magnífica presencia, la certeza del 
 
Fig. 35. Eugenio Landesio. Acueducto de la hacienda de Matlala con la familia de la Hidalga. Museo 
Amparo, Puebla. (También existe el original con venados). 
 
 
esplendor del pasado mesoamericano30 y la tímida aparición de un paisaje novohispano 
parte de una obra agrícola. 
Como vimos, muchas de las imágenes no son representaciones reales de los paisajes 
o de los sitios pero su inclusión en los mapas indica claramente la necesidad lograda de 
incluir dibujos que con gran fuerza colaboraran a atrapar la fantasía y el orgullo de la 
antigüedad y la grandeza mexicana.  Como afirma Anderson, una nación se imagina como 
comunidad al concebirse con un compañerismo profundo y horizontal. “Un norteamericano 
jamás conocerá ni siquiera sabrá los nombres de sus 240 millones de compatriotas, pero 
tiene una confianza completa en su actividad sostenida, anónima, simultanea”.31 Pues los 
paisajes contenidos en los mapas que hemos visto cumplen también esta función de puntal 
sobre la idea de la nación.  Muchos, casi todos los mexicanos no conocían ni conocerían 
jamás estos sitios, sin embargo quedaban ya inmersos como idea de pertenencia común a su 
construcción de lo nacional.  Su valor estaba ya más allá del sitio y de la exactitud de su 
representación, está en la magnificencia de sus pertenencias comunes a los mexicanos y su 
inclusión quedó para siempre impresa en el imaginario del paisaje mexicano. 
 
Los paisajes del Atlas Pintoresco como expresión de México 
Sin duda la obra más emblemática de García Cubas por la difusión con la que contó, fue el 
Atlas Pintoresco e Histórico de los Estados Unidos Mexicanos,32 publicado en México por 
Debray y Sucesores en 1885, una elegante edición de trece Cartas: política, etnográfica, 
eclesiástica, vías de comunicación y movimiento marítimo, instrucción pública, orográfica, 
hidrográfica, agrícola, minera, histórica y arqueológica y de Reyno de la Nueva España a 
principios del siglo XIX, Valle de México (de clara influencia humboldtiana) y de México y 
sus cercanías, orladas todas con láminas, también en colores, de motivos adecuados a las 
materias de cada carta. 
Como el Atlas Pintoresco carece de textos, su autor consideró necesario para 
explicarlo publicar un Cuadro Geográfico, Estadístico, Descriptivo e Histórico de los 
                                                          
30 Cfr. Paula López Caballero, “De cómo el pasado prehispánico se volvió el pasado de todos los mexicanos”, 
en Pablo Escalante Gonzalbo, coord., La idea de nuestro patrimonio histórico y cultural, México,  Conaculta, 
2011, t. II. 
31 Benedict Anderson,  op, cit., p. 48. 
32 Antonio García Cubas,  Atlas Pintoresco e Histórico de los Estados Unidos Mexicanos, México, Debray y 
Sucesores, 1885, 13 Cartas. 
 
 
Estados Unidos Mexicanos33 (México, Oficina tipográfica de la Secretaria de Fomento, 
1885. Obra que sirve de texto al Atlas pintoresco, 474 p.)  De este cuadro existe una  
traducción al francés y otra al inglés.  Se refleja en estas versiones la política del gobierno 
de Porfirio Díaz (1876-1911) por atraer capitales extranjeros, dando a conocer el país a los 
inversionistas. 
 
 
Fig. 36. Antonio García Cubas. Portada interior del Atlas Pintoresco e Histórico de los Estados 
Unidos Mexicanos, 1885.34 
 
Los créditos que otorgó a los dibujantes del Atlas pintoresco mencionan a varios 
artistas cuyos trabajos hoy en día no son conocidos, entre ellos, Miguel R. Hernández a 
quien atribuye casi la totalidad de las acuarelas de los paisajes, Vicente Caderón otras 
acuarelas, Félix Parra y Francisco Mendoza que dibujaron los grupos indígenas y Santiago 
Hernández que elaboró los retratos. 
                                                          
33 Antonio García Cubas, Cuadro geográfico, estadístico, descriptivo e histórico de los Estados Unidos 
Mexicanos. Obra que sirve de texto al Atlas pintoresco, México, Oficina Tipográfica de la Secretaría de 
Fomento, 1885, xxxi-474 iii p., 2 h, pleg, 1 mapa. 
34 Ibidem. 
 
 
Todas las láminas incluyen un mapa temático en la parte central rodeado por un 
marco de viñetas que ilustran el tema con imágenes.  Estas son la síntesis en la que García 
Cubas intenta expresar plásticamente el contenido del territorio nacional representado en el 
mapa.   
Entre ellas se imprimen imágenes de paisajes, las que analizaré aquí por 
considerarlas más importantes en la búsqueda del tema central de este trabajo: el paisaje 
mexicano.  Considero que las cuatro que veremos primero corresponden a la línea que 
desde los viajeros decimonónicos se inició. 
 
La Carta Orográfica 
La Carta orográfica contiene el mapa de relieve de México que es representado a base de 
sombreados que destacan las elevaciones más notorias en el territorio señaladas con sus 
nombres y un listado de la altitud que alcanzan.  La topografía es mucho más acertada a la 
realidad y se incluye uno de los cortes altitudinales que lo explican en alzado. El mapa se 
acompaña de trece imágenes: 
 
Volcanes 
• Nevado de Toluca (México) 
• Iztaccihuatl (México y Puebla) 
• Popocatepetl (México y Puebla) 
• Malitzi (Tlaxcala) 
• Pico de Orizaba (Veracruz)) 
 
Volcanes en reciente erupción 
• Volcán de Seboruco (Jalisco Febrero 1870) 
• Volcán del Jorullo (Michoacán) 
• Volcán de Colima (Erupción del 28 de febrero de 72) 
 
Formaciones particulares y cuevas 
• Cerro de Bernal (Querétaro) 
• Peñas Cargadas (Hidalgo) 
 
 
• Órganos de Actopan (Hidalgo) 
• Caverna de Cacahuamilpa (Guerrero) 
 
Montes  
• Monte de las Cruces (México) 
 
 
Fig. 37. Antonio García Cubas. Carta Orográfica del Atlas Pintoresco e Histórico de los Estados Unidos 
Mexicanos, 1885. 
Es clara la selección de los volcanes más altos de México, cuya importancia como 
vimos en los trabajos de Humboldt tiene una línea continua simbólica desde tiempos 
mesoamericanos que evoluciona sin duda alguna hasta nuestros días.35  Si acaso en el 
trabajo de García Cubas se agrega con más precisión el valor cuantitativo, científicamente 
                                                          
35 Sobre la línea continua de importancia de los volcanes consultar el sugerente texto de Julio Glockner, Los 
volcanes sagrados. Mitos y rituales en el Popocatépetl y la Iztaccíhuatl. Punto de lectura. México, Prisa 
Ediciones, 2012, 348 p.  
 
 
preciso de la altitud.  En este caso es interesante observar como muchas de las imágenes 
fueron tomadas de trabajos anteriores que contuvieron estas ilustraciones.  
El volcán Popocatepetl está dibujado a partir de  la litografía El Popocatepetl 
sacado desde el cerro de Tlamaca de Eugenio Landesio de 1869. Fue impresa en el texto 
Excursión a la caverna de Cacahuamilpa36 y fue litografiada por su célebre alumno José 
María Velasco. 
 
 
Fig. 38. Antonio García Cubas. Iztaccihuatl y Popocatepetl. Detalle de la carta orográfica del Atlas 
Pintoresco e Histórico de los Estados Unidos Mexicanos, 1885. 
 
“asomando resplandecientes en el último término del paisaje las nevadas frentes del 
Popocatepetl y el Iztaccihuatl. Tal se ve el pintoresco Valle de México”37. 
 
La selección de los volcanes de reciente erupción tiene su origen gracias al creciente 
interés en los estudios de vulcanología cuyo origen vimos a principios de siglo, pero que 
aquí aparecen como una continuidad vigente de interés quizá más popularizado. En este 
caso el dibujo de El Seboruco está tomado de uno de José María Velasco impreso en la 
revista científica La Naturaleza.38 
                                                          
36 Eugenio Landesio,  Excursión a la caverna de Cacahuamilpa y ascensión al cráter del Popocatepetl, 
México, Imprenta del Colegio del Tecpam,  1868. 
37
 Antonio García Cubas. El libro de mis memorias. op.cit. 
38 El Seboruco. Dibujo de J. M. Velasco en La Naturaleza. Lam. 6. Lit. de la Vda. de Murguía e hijos. 
http://www.archive.org/stream/lanaturalezaperi23soci/lanaturalezaperi23soci_djvu.txt 
 
 
  
Fig. 39. Dibujo de José María Velasco. El Seboruco en 
La Naturaleza. Lam. 6. s/f. Lititografía de la Vida de 
Murguía e hijos. 13.5 x 21.5 cm. Colección particular. 
Fig. 40. Antonio García Cubas. Volcán del 
Seboruco. Detalle de la carta orográfica del 
Atlas Pintoresco, 1885. 
Resulta significativa la selección de los sitios con formaciones particulares como es 
el caso de Peñas Cargadas que se localiza en el estado de Hidalgo y cuya imagen es una 
copia parcial de una de las litografías de la Memoria de la Comisión Científica de Pachuca.  
A esta comisión asistió un grupo muy interesante de personajes y su característica más 
notable es que estuvo integrada no solamente por varios científicos y también por artistas.  
En ella coincidieron García Cubas y José María Velasco lo que nos da cuenta de la 
composición multidisciplinaria del equipo de trabajo.  
  
Fig. 41. Antonio García Cubas. Peñas 
Cargadas. Detalle de la carta orográfica del 
Atlas Pintoresco, 1885. 
Fig. 42. Peñas Cargadas. Litografía en la Memoria de la 
Comisión Científica de Pachuca, 1864. 39 
 
                                                          
39 Memoria de los trabajos ejecutados por la Comisión Científica de Pachuca en el año de 1864, dirigida por 
el ingeniero Ramón Almaraz; mandada publicar por orden de SMI por el Ministerio de Fomento, México, 
Litografía de Iriarte y Cia., 1864,  358, disponible en 
http://biblioteca.universia.net/html_bura/ficha/params/title/memoria-trabajos-ejecutados-comision-cientifica-
pachuca-a%C3%B1o-1864-dirigida-ingeniero/id/52605501.html 
 
 
 
“Bellos, majestuosos, sublimes se presentan los variados paisajes que por todas 
partes se dibujan en el fondo de un cielo purísimo” 40 
 
La lámina incluye, entre otras extrañezas, los órganos de Actopan y el Cerro de 
Bernal que son formaciones geológicas no muy usuales que ya la ciencia había detectado y 
que en este caso su valor se encuentra en su fuerza estética. 
Otro de los temas de gran interés en la época puede leerse con la inclusión de la 
imagen de la Caverna de Cacahuamilpa.  También aquí hay una tradición mesoamericana 
que identifica las cuevas con el inframundo y por otra parte el creciente interés por el 
desarrollo de la espeleología.  En este caso se suman al interés científico, las 
representaciones artísticas y su valoración estética en términos del locus horridus tan 
presente en la época romántica.  Aquí, la imagen es tomada una vez más de Eugenio 
Landesio en  Excursión a la caverna de Cacahuamilpa,41 publicada en 1868.  
  
Fig. 43. Antonio García Cubas. Peñas Cargadas. Detalle de la 
carta orográfica del Atlas Pintoresco, 1885. 
 
Fig. 44. Eugenio Landesio. Excursión a 
la caverna de Cacahamilpa, México, 
1868.42 
                                                          
40
 Antonio García Cubas. El libro de mis memorias. op.cit. 
41 Eugenio Landesio, Excursión, op cit 
42 Ibidem. 
 
 
“De vez en cuando parvadas de guacamayas, asustadas por la presencia del viajero, 
abandonan sus nidos, hendiendo el aire con su rápido vuelo, bajo las cenicientas rocas de 
las grutas, para proyectarse después en la purísima bóveda del cielo.”43 
 
En la carta orográfica, la selección obedece por una parte a la tradición y por otra 
prevalece como significativa la altitud, el más alto, lo cuantitativo y la extrañeza o rareza 
como un valor positivo y buscado. En esta carta vemos como se presentan imágenes que 
por su repetición son fácilmente recordadas quedando así grabadas en el imaginario 
colectivo sobre el país y en la idea de su paisaje. 
En la carta orográfica, la selección obedece por una parte a la tradición y por otra 
prevalece como significativa la altitud, el más alto, lo cuantitativo y la extrañeza o rareza 
como un valor positivo y buscado. En esta carta vemos como se presentan imágenes que 
por su repetición son fácilmente recordadas quedando así grabadas en el imaginario 
colectivo sobre el país y en la idea de su paisaje. 
 
La Carta Hidrológica 
Son quince las imágenes que acompañan el mapa hidrográfico de México en el que se 
incluye una sinopsis de longitud de los ríos más importantes del país.  Aquí también 
prevalece la selección en términos cuantitativos y estéticos.  El mapa nombra los 
principales ríos, las cuencas más importantes; las bahías y puertos; y los lagos y lagunas. 
                                                          
43
 Antonio García Cubas. El libro de mis memorias. op.cit. 
 
 
 
 
Fig. 45. Antonio García Cubas. Carta Hidrológica del Atlas Pintoresco e Histórico de los Estados Unidos 
Mexicanos, 1885. 
 
Las imágenes insertadas representan:  
Cascadas, saltos, chorros, molinos y lagunas 
• Salto y cascada de Tuxpango (Río Blanco Veracruz) 
• Cascada de Regla (Hidalgo) 
• Cascada de Juanacatlán (Río Grande de Lerma, Jalisco) 
• Tzararacua (Michoacán) 
• Chorros de Barai (Michoacán) 
 
Ríos 
• Rio Colorado (Sonora y Baja California) 
• Río Lerma y Puente de Tololotlan (Jalisco) 
 
 
• Río Balsas (Guerrero) 
• Río del Corte (Tehuantepec) 
• Molino de San Diego (Río Zahuapan, Tlaxcala) 
• Río Necaxa (Estado de Puebla) 
• Laguna de Patzcuaro (Michoacán) 
• Salto de Necaxa (Puebla) 
• Río San Marcos (E de Puebla) 
• La Señora Escondida (Río de subterráneo E.de Campeche) 
 
Reconocemos aquí varias imágenes que aunque no fueron tomadas como base de 
los dibujos fueron temas recurrentes de las publicaciones científicas y artísticas de la época.   
Fig. 46. Antonio García Cubas. Cascada de 
Regla. Detalle de la carta hidrológica del Atlas 
Pintoresco, 1885. 
Fig. 47. Cascada de Regla. Litografía en la Memoria de la 
Comisión Científica de Pachuca, 1864. 44 
La Cascada de Regla por ejemplo, fue dibujada por C. Escalante y publicada en la 
Memoria de la Comisión Científica de Pachuca y El Salto de Necaxa 45 fue dibujado por 
José María Velasco.  Me parece de particular interés la descripción que hace García Cubas 
en el Libro de mis memorias sobre el paisaje del Rio Necaxa donde muestra su sensibilidad 
paisajística: 
                                                          
44 Memoria de los trabajos ejecutados por la Comisión Científica de Pachuca en el año de 1864, dirigida por 
el ingeniero Ramón Almaraz; mandada publicar por orden de SMI por el Ministerio de Fomento, México, 
Litografía de Iriarte y Cia., 1864,  358 p. http://biblioteca.universia.net/html_bura/ficha/params/title/memoria-
trabajos-ejecutados-comision-cientifica-pachuca-a%C3%B1o-1864-dirigida-ingeniero/id/52605501.html 
45
 García Cubas, El libro de mis recuerdos: narraciones históricas, anecdóticas y de costumbres mexicanas 
anteriores al actual estado social, ilustradas con mas de trescientos fotograbados, facsímil de la primera 
edición de 1904, México, Editorial Porrúa, 1986, 635 p., ils. 
 
 
 
…el viajero no sabe qué admirar antes, si las montañas que forman el 
valle, revestidas de una vegetación lozana, o las vegas del río con sus 
plantas y flores; si la impetuosidad de la corriente que en su curso nada 
respeta, o el atrevido y esbelto puente de bejuco…46 
 
  
Fig. 48. Antonio García Cubas. Salto de Necaxa.  
Detalle de la carta hidrológica del Atlas 
Pintoresco, 1885. 
Fig. 49. José María Velasco. Cascada de Necaxa en 
Memoria acerca de los terrenos de Metlaltoyuca, 
1865.Litografía, 22.5 x 14.6 cm. Colección 
particular. 
 
                                                          
46
 Antonio García Cubas. El libro de mis memorias. op.cit. 
 
 
 
Fig. 50. Antonio García Cubas. Río Necaxa.  Detalle de la carta 
hidrológica del Atlas Pintoresco. 1885. 
 
Algunas veces el viajero ve formarse las tempestades bajo sus pies, extenderse las nubes y 
ocultar como con un velo los primores de la naturaleza, con los que está engalanada 
aquella cuenca prodigiosa, al mismo tiempo que sobre su cabeza se extiende un cielo puro, 
límpido y sereno. 47 
 
En esta comisión científica participaron García Cubas, Ramón Almaraz, Guillermo 
Hay, José María Velasco y Luis Coto.  Las comisiones científicas a las que asistían 
científicos, antropólogos y artistas produjeron un material que nota la confluencia de ideas 
y la producción de materiales en los que las disciplinas borran sus límites asunto que hoy 
parece irrecuperable. 
 
 
                                                          
47
 Antonio García Cubas. El libro de mis memorias. op.cit. 
 
 
La Carta Arqueológica 
 
Fig. 51. Antonio García Cubas. Carta Historica y Arqueologica del Atlas Pintoresco e Histórico de los 
Estados Unidos Mexicanos, 1885. 
Dada la importancia que revistieron las imágenes de arqueología y por la 
particularidad del uso de algunas litografías anteriores, revisaré la carta arqueológica.  Ésta 
contiene el mapa central con un acercamiento al Anáhuac.  En el margen superior e inferior 
incluye dibujos de las más representativas piezas del Museo Nacional  A los lados incluye 
los paisajes arqueológicos 
 Pirámide de Papantla 
 Ruinas de Tusapan (Veracruz) 
 Xochicalco (Morelos) 
 Teotihuacan (México) 
 Mitla (Oaxaca) 
 Uxmal (Yucatán) 
 
 
 Chichen Itzá (Yucatán) 
 Palenque (Chiapas) 
Llama la atención la representación de Teotihuacán que imita la forma de las 
emblemáticas pirámides egipcias, sin duda este sitio arqueológico era conocido y aunque 
no estaba excavado y su estado se prestaba a imaginarlo de casi cualquier manera. Existía la 
pintura que José María Velasco había realizado una década antes.  Sin embargo la que se 
incluyó en el Atlas  le otorga a la pirámide una cierta similitud a la forma piramidal pero 
deja ver sus escalonamientos.  Que las pirámides de Teotihuacán se parezcan a las egipcias 
podría ser también una búsqueda de la similitud de lo mexicano con las entonces 
consideradas más importantes manifestaciones culturales de la humanidad. 
 
Fig. 52. Antonio García Cubas. Teotihuacan.  Detalle de la carta arqueológica del Atlas Pintoresco, 1885. 
Descubrimos en esta lámina el uso de imágenes conocidas, de Carl Nebel Pueblo 
antiguo de los totonecas en Tusapan  y Xochicalco, ambas de 1831.  Aparecen de nuevo las 
imágenes que usó en su primer mapa, Papantla y la peculiar imagen de Palenque.  
Aparentemente de Chichen Itzá fue tomada de una fotografía de Desiré Chamay, 
explorador y arqueólogo que viajó a estos sitios en 1857. 
Parecería que la producción de imágenes de los sitios arqueológicos fue prioritaria 
en la época y se seguía disponiendo de las que produjeron los viajeros extranjeros. Habían 
pasado veinte años desde la impresión del primer mapa de México y se utilizan muchas de 
las imágenes que aparecieron en este.  
 
 
La Carta Agrícola 
La Carta Agrícola contiene un plano que indica los principales tipos de vegetación 
existentes en el país.  En la gráfica incluye un corte altitudinal que explica la relación entre 
los ecosistemas y la altitud.  Las viñetas se dividen en dos temas, dos de ellas tratan sobre la 
vegetación y las once restantes, siete incluyen diferentes imágenes sobre haciendas 
productivas y cuatro se dedican a las diferentes actividades en las haciendas:  
• La siembra 
• La cosecha 
• El herradero 
• El riego 
• Hacienda de Bocas–San Luis Potosí- 
• Soapayuca-Hacienda de Pulque-México 
• Hacienda de Matala-Puebla 
• Hacienda del Mirador en Huatusco-Veracruz 
• Hacienda de San Antonio-Veracruz 
• Hacienda de Jalapilla-Veracruz 
• Hidalgo-Hacienda de Santa Inés-Acueducto de Zempoala 
 
Fig. 53. Antonio García Cubas. Carta Agrícola del Atlas Pintoresco e Histórico de los Estados Unidos 
Mexicanos, 1885. 
 
 
Todo este imaginario sobre haciendas mexicanas pasa desde luego a ser parte 
indisoluble del paisaje mexicano tradicional, mas adelante la forma de vida en las haciendas 
resulta ser un escenario indispensable de la cinematografía de oro que caracterizó a México 
en los años 40 y 50.  
En cuanto a las especies vegetales representadas: 
• Huaya Elegans (Mocino y Seseé) 
• Nopalillo (Cercus speciosisimus) 
• Cacomite (Tigridia pavonia) 
(Jussia) 
• Exogonium Olivae (Barcena) 
• Maguey (Agave americana) 
• Oceloxochitl (Tigridia pavonia) 
• Ahuehuetl (Taxodium disticha) 
Sta. María del Tule-Oaxaca 
• Árbol de las manitas (Cheirostemun 
platanoides) 
• Palma de Coyol (Acrocomia 
aculeata) 
• Izote (Yuca gloriosa) 
• Organos(Cereus exagonus) 
• Nopal (Cactus opuntia) 
• Biznagas (Equinocatus cornigerus) 
• Viejos (Cereus semilis) 
  
Fig. 54. Antonio García Cubas. Detalle de la Carta Agrícola del Atlas Pintoresco e Histórico, 1885. 
 
 
 
Fig. 55. Antonio García Cubas. Detalle de la Carta Agrícola del Atlas Pintoresco e Histórico, 1885. 
  
Fig. 56. Oceloxochitl. Tigridia pavonia. Litografía 
anónima publicada por Francisco Javier Clavijero.  
Lititografía de M. Murguia y Cia., 1853  
Fig. 57. José María Velasco - Rafael Montes de Oca. 
“Ensayo ornitológico de la familia Trochilidae o sea 
de los colibríes o chupamirtos de México”. En La 
Naturaleza. Litografía de Iriarte, 32 x 25. Colección 
particular. 
 
 
Los ecosistemas representados son el templado en el que destaca el emblemático 
ahuehuete y la dalia, de significado nacional.  Podemos observar aquí también que la 
selección de plantas incluye especies que tienen un valor simbólico ancestral o que fueron 
objeto de estudios en la época. Los troquilideos del valle de México fueron copiados de una 
imagen de Velasco y Montes de Oca para el estudio de la Naturaleza.  El oceloxochitl 
(tigridia) fue objeto también de varios dibujos en temas científicos y botánicos.  El 
Macpaloxochitl (flor de la manita) es una de las plantas que ha sido mencionada y utilizada 
en diversas épocas y sus atributos medicinales y sagrados le han otorgado una suerte de 
halo que conserva.  Esta planta tiene valor simbólico en el mundo mesoamericano y fue 
descrita posteriormente por personajes, botánicos y científicos del virreinato y del México 
Independiente.  Hoy podemos decir que resulta entre las mexicanas una planta emblemática 
y continuamente importante para el paisaje mexicano, por lo tanto indispensable en la 
selección de García Cubas.  
  
Fig. 58.  Antonio García Cubas. Flor de las 
manitas. Detalle de la Carta Agrícola del Atlas 
Pintoresco e Histórico de los Estados Unidos 
Mexicano, 1885.  
Fig. 59. El árbol de las manitas. El Museo 
Mexicano. Imprenta litográfica. Callejón de Santa 
Clara 8. 
 
 
Sobre la vegetación de clima seco, hace una composición que incluye varias de las 
características cactáceas mexicanas, nopales, órganos, biznagas, viejitos, plantas que sin 
duda son en México y en el extranjero, tradicionales del paisaje mexicano.  No podemos 
olvidar que el 68% del territorio del país tiene un régimen de precipitación que lo califica 
de seco.   
 
La Carta Minera 
Uno de los controversiales temas que han dado significado a México es sin duda la minería.  
Desde la época virreinal México fue identificado por la riqueza de sus minas especialmente 
de plata y la necesidad de atraer inversiones extranjeras en el México independiente buscó 
difundir las posibilidades en este rubro.  La Carta minera de García Cubas localiza en el 
plano central las principales zonas mineras y los recursos que de su explotación podían 
obtenerse.  Curiosamente, y apoyando esta idea de generación de riqueza a partir de la 
minería, en el margen inferior izquierdo incluye una gráfica de las monedas acuñadas en los 
distintos estados.  Las viñetas ilustran 16 de ellas, más que las minas en sí dibujan las 
ciudades o los emplazamientos donde estas se localizan, también sitios alegóricos del 
paisaje mexicano: 
 
Fig. 60. Antonio García Cubas. Carta Minera del Atlas Pintoresco e Histórico de los Estados Unidos 
Mexicanos, 1885. 
 
 
 Mineral de Zacatecas 
 Mineral de Guanajuato 
 Mineral de Pachuca 
 Mineral del Monte (Hidalgo) 
 El Septentrión (Chihuahua) 
 Hacienda de Sánchez (Real del Monte) 
 Hacienda de Álamos (Sonora) 
 Mineral de Sombrerete  (Zacatecas) 
 Hacienda de Regla (Hidalgo) 
 San Miguel Regla (Hidalgo) 
 Hacienda de Velazco (Hidalgo) 
 Mineral de Sombrerete (Zacatecas) 
 Mineral de Tlalpujahua (Michoacán) 
 Mineral de Angangueo (Michoacán) 
 Zimapán (Hidalgo) 
 Mina de Acosta (Real del Monte) 
 
La Carta del Valle de México 
México, es indiscutible, nació centralizado y la imagen del Valle de México y sus paisajes 
son sin duda uno de sus referentes más recurrentes. La carta que se dedica a este tema 
incluye un mapa pequeño del valle formado por sus límites orográficos que encierran su 
emblemática laguna.  Las vistas que plasma son de los alrededores de la ciudad y  aunque 
incluyen construcciones, dejan que el particular paisaje de esta región protagonice las 
composiciones.  Indispensable, aparece el Bosque de Chapultepec con sus legendarios 
ahuehuetes plantados por Netzahualcóyotl  parte del imaginario de este lugar hasta hoy. 
Las viñetas incluyen las siguientes vistas: 
 Valle de México. Región oriental 
 Valle de México. Región Austral 
 Tizapán, San Ángel 
 Chapultepec, Observatorio Astronómico 
 
 
 Obras del desagüe 
 Canal de Chalco 
 Cascada y capilla de Molino de Flores, Texcoco 
 Belem, Fabrica de papel 
 Desierto de Cuajimalpa 
 Bosque de Chapultepec 
 
 
Fig. 61. Antonio García Cubas. Carta del Valle de México del Atlas Pintoresco e Histórico de los Estados 
Unidos Mexicanos, 1885. 
 
 
 
 
Fig. 62. Antonio García Cubas. Valle de México.  Detalle de la carta del Valle de México del Atlas 
Pintoresco, 1885. 
 
Los dulcísimos trinos de jilguero, el gorjeo de las demás aves, el armonioso sonido de las 
campanas que en las poblaciones anuncian la hora del alba: y el labrador que acude al 
campo con las yuntas para dar principio a sus faenas, marcan los instantes en que los 
espléndidos rayos de la aurora, que preceden a la salida del sol, se difunden por el 
transparente fluido de la atmósfera.48 
 
Valores geográficos en el paisaje mexicano   
García Cubas sabía que una razón central en la pérdida del territorio fue el desconocimiento 
del mismo.  Trabajó con tesón y produjo los mas celebres mapas de su época pero su 
trabajo no quedó ahí, buscó dar contenido y valor a ese territorio a través de vistas que 
produjeran un acercamiento anímico a este abstracto concepto.  Con su acción sentó las 
bases que contribuyeron a construir la idea de un paisaje mexicano. 
En los siguientes esquemas he localizado las zonas en donde se encuentran los sitios 
que se ilustran en las viñetas las láminas.  Prevalece la selección de imágenes del centro del 
país con contadas excepciones.  Una de ellas la de la carta agrícola que privilegia los 
ecosistemas secos.   
                                                          
48
 Antonio García Cubas. El libro de mis memorias. op.cit. 
 
 
 
  
Fig. 63. Localización de los sitios ilustrados en la 
Carta Orográfica. 
Fig. 64. Localización de los sitios ilustrados en la 
Carta Hidrológica 
 
Fig. 65. Localización de los sitios ilustrados en la 
Carta Agrícola. 
Fig. 66. Localización de los ecosistemas ilustrados 
en la Carta Agrícola. 
 
La selección de vistas privilegia la valoración de ciertas características, al tiempo 
que devalúa otras al no incluirlas.  La jerarquía, la magnitud, la extensión son valores 
buscados.  Por otra parte, la posibilidad de explotación es símbolo de la riqueza del país.  
Aquí valores en los que seguimos creyendo y que en cierta medida devalúan lo que no 
contiene estas características, todo eso en lo que la mayor parte de los mexicanos vive. Es 
de destacar que se preocupó porque el imaginario sobre el paisaje mexicano se nutriera de 
los paisajes más representativos y con una riqueza simbólica mayor, aunque no siempre 
real. 
El gran logro de García Cubas fue el de sintetizar representación y expresión, el 
mapa como signo y el paisaje como símbolo lo que visto a la distancia de siglo y medio nos 
resulta extraño.  Hoy hemos separado el saber de una forma casi irreconciliable, las ciencias 
 
 
y las artes caminan en líneas separadas que difícilmente se tocan.  El Atlas pintoresco logró 
conjuntar a través de los mapas y las viñetas, lo cualitativo y lo cuantitativo, destacó los 
límites del conjunto, esencia del país y materializó las entrañas de ese conjunto a través de 
las imágenes. Logró con esto un acercamiento al territorio desde dos formas de 
identificación  complementarias, la empática y la simpática. Juega en términos de lejanía o 
ajenidad y logró una identificación con la abstracción de la nación.  El mapa es un signo 
abstracto y las viñetas son imágenes individualizadas que destacan un solo rango de un todo 
más amplio que construye en su suma una idea de la forma del territorio mexicano.  Me 
parece también interesante el hecho de que García Cubas describiera muchos de estos sitios 
en su Libro de mis recuerdos en los términos que he incluido al pie de las imágenes.  Su 
vinculación con los lugares iba más allá de la descripción científica y les otorgó un valor 
romántico que es perceptible en su trabajo. Su preocupación porque el imaginario del 
territorio se nutriera de los paisajes más representativos y con mayor riqueza simbólica no 
siempre real, denota su insistencia en otorgar a México los más grandes valores.   
La producción y la difusión que gozaron los trabajos de García Cubas tuvieron un 
efecto directo en la construcción de la idea del paisaje mexicano que aun prevalece en 
nuestros días y la selección de imágenes que realizó, de manera consciente o práctica por 
ser las existentes con las que contó, injirió en la valoración de paradigmas o imaginarios del 
paisaje de México. 
Las imágenes logran una impronta que se fija con mucha mayor facilidad en la 
memoria de quien las mira.  Injusto sería decir que solamente las imágenes de García Cubas 
lograron este efecto, pero a mi parecer su trabajo resume y contiene muchas de las 
imágenes de paisaje más difundidas en la época.  Para algunos autores, García Cubas nos 
heredó “recopilaciones de cubículo”, porque la mayor parte de las imágenes son copias o 
interpretaciones de otras y eso para ellos resta valor.  Yo creo que las dificultades 
económicas y lo práctico de utilizarlas nos entrega un trabajo que ha seleccionado y 
apuntalado los sitios icónicos del paisaje mexicano en la época, lo que ya tenía su propio 
valor ganado a través de un selectivo proceso histórico. Lo importante no es si estos son 
realmente los mejores o más bellos paisajes de México, son sin duda los que los mexicanos 
identificaron como propios del territorio que formaba su país.  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO 11. 
LA REALIZACIÓN DEL TERRITORIO 
COMO BELLEZA PAISAJÍSTICA 
 
 
PARTE I. IMÁGENES DEL PAISAJE MEXICANO 
 
Si tu voz melancólica no entona 
ya sus himnos de amor, conmigo vuela 
a esta región que asombra y que consuela. Manuel José Othón1 
 
Paisaje e imagen visual (Vislumbres sobre el paisaje) 
Es muy común que al pronunciar la palabra paisaje venga a nuestra mente alguna pintura de 
este género, esta imagen es una conexión lógica que podemos explicar desde la aparición 
de la palabra en los diccionarios.  La definición de  paisaje nació vinculada como explicaré, 
de forma indisoluble a la idea de la imagen visual. 
Hélene Saule-Sorbé 2 tiene un amplio estudio en el que aborda el nacimiento de la 
palabra paisaje en diferentes idiomas y tiempos para explicar la evolución de sus 
significados y desde las primeras definiciones, encuentro el origen de su liga con la imagen. 
Entre las enunciaciones que incluye, distingo que en los idiomas europeos más hablados 
hay al menos dos líneas de significado.  La primera y más antigua, que surge del francés, es 
la que relaciona esta palabra con la pintura.  En francés, Paysage aparece en la reedición de 
1539 del diccionario de Robert Estienne donde se indica: 
Paisaje: “palabra común entre los pintores”. 
De esta definición ligada a la pintura, evoluciona la palabra española paisaje y la 
italiana paesaggio.  La palabra española se fija en 1627 con el antecedente de la palabra 
francesa y aparece definida en el diccionario en español en 1708. 
La otra línea de significado se relaciona con el holandés de finales del siglo XV  
donde se usaba la palabra Landschap, cuyo sentido remitía a la amplitud de país visto en 
todas las direcciones, desde un centro determinado por la mirada del hombre.  La palabra 
alemana Landschaft designa una extensión de país, desde el diccionario de 1518.  El 
término inglés, Landscape se une en una sola palabra en 1725 y el término tiene una 
acepción también cercana a la raíz holandesa.  
                                                          
1
 Fragmento de Noche rústica de Walpurgis.  Manuel José Othón, Poemas rústicos, México,  Fondo de 
Cultura Económica, 2000, p. 43. 
2 Hélene Saule-Sorbé, “Ante la prueba del motivo artístico: algunas reflexiones sobre la observación en el arte 
del paisaje”, en Nicolás Ortega Cantero, (ed,), Imágenes del paisaje,  Madrid, Fundación Duques de Soria, 
Universidad Autónoma de Madrid, 2006, p. 49-100. 
 
 
La palabra evoluciona y en los diccionarios franceses posteriores se empieza a 
precisar el sentido en la edición de 1680 donde:    
“Es un cuadro que representa alguna campiña, un paisaje hermoso, amar los 
paisajes.” 
Estas aclaraciones sobre la palabra paisaje nos dejan ver dos asuntos vitales, el 
primero, que esta idea no ha existido siempre, que su invención es bastante moderna y el 
segundo, como mencioné al principio, que la idea nace siempre ligada a la imagen, ya sea 
en la pintura o a la vista de un país. 
Otro interesante libro que se ocupa actualmente sobre aspectos teóricos del paisaje 
es el de Silvestri y Aliata3 que desglosa la relación entre el paisaje y la imagen.  Los autores 
afirman que para que exista un paisaje no basta que exista naturaleza; es necesario un 
punto de vista y un espectador; es necesario también un relato que dé sentido a lo que se 
mira y experimenta.  Lo que quiero destacar es que de esta afirmación resulta consustancial 
al paisaje la separación entre el ser humano que se vuelve el observador y el mundo que 
pasa a ser el objeto mirado a distancia.  Creo que aquí hay una importante clave que implica 
la modernización de las ideas que surgen desde las más antiguas definiciones. Esta 
modernidad entonces indica también la necesidad de que los humanos se conciban como 
individuos que desde fuera son observadores de la naturaleza. El paisaje entonces se asienta 
como una representación de lo que un hombre ha mirado desde un punto distante. 
También para que un paisaje exista en el mundo moderno, se requiere de la noción 
de sujeto, que un individuo pueda ser un observador que pueda representar lo que mira del 
mundo en una imagen, principalmente pictórica, visual.  Se requiere además de la 
intervención cultural, el relato, que le otorgue un sentido a ese fenómeno. En el texto que 
he mencionado Saule-Sorbé se propone una idea que a suerte de resumen recalca al 
significado de paisaje hoy “Si el campo, los montes o el mar pueden existir sin el hombre, 
el paisaje no puede existir sin él, sin su mirada, sin la representación mental, sin el deseo de 
representación que dará lugar a pinturas o imágenes.  El paisaje es una entidad perceptual y 
por consiguiente cultural”.4 
                                                          
3 Graciela Silvestri y Fernando Aliata, El paisaje como cifra de armonía. Relaciones entre cultura y 
naturaleza a través de la mirada paisajística, Buenos Aires,  Ediciones Nueva Visión, 2001, 205 p.  
4  Ibidem., p. 28. 
 
 
Pues bien, siguiendo sobre las implicaciones de la definición del término moderno 
de paisaje, nos percatamos de que la forma más común de percibirlo ha sido a través del 
sentido de la vista y de su representación en la pintura y esto por supuesto le otorga 
particulares características que se relacionan con la forma en que la idea evolucionó desde 
su origen hasta su particular expresión en la pintura de paisaje decimonónica.  Sobre las 
implicaciones de la repercusión del ocularcentrismo en el mundo occidental es 
indispensable el texto de Pallasmaa,5 donde describe las implicaciones que ha tenido esta 
como forma de relación más común con el mundo.  En la cultura occidental explica, la vista 
ha sido considerada históricamente como el más noble de los sentidos y en muchos 
aspectos el propio pensamiento se ha considerado en términos visuales.  La invención de la 
representación en perspectiva hizo del ojo el punto central del mundo perceptivo, así como 
del concepto del yo.  El uso de la vista crece cada vez más y en esta forma de relación con 
el mundo evoluciona de la mano la idea del paisaje. 
La existencia de la idea de un paisaje implica el alejamiento del hombre de la 
naturaleza, la difícil convivencia entre el sujeto y el objeto que para lograr una cercanía 
requiere de un mirar con un sentido en términos culturales. Los términos culturales son los 
que logran acercarnos como vínculos que unen al territorio y la sociedad humana que son 
las claves de las particularidades de cada uno. Son estos a los que se refiere la definición 
del diccionario francés al que hice alusión, amar el paisaje.  Dice Jörg Zimmer que el 
paisaje “quiere decir alguna cosa más que presencia de una naturaleza coherente: –
significa– la presencia de un sujeto que reflexiona sobre el paisaje en cuanto naturaleza 
bella”.6 El territorio se hace paisaje al ser contemplado por los humanos, que le otorgan un 
significado. 
La pintura de paisaje puede ser interpretada pensando que la selección de la escena 
tiene esta doble posibilidad, la imagen de un sitio ajeno que el pintor representa como 
observador de un objeto y a su vez un lugar que selecciona y con el que a través del arte le 
otorga un significado que logra hacer visible un vínculo contemplativo.  Intentaré en esta 
parte utilizar estas dos posibilidades para buscar las características particulares de este 
                                                          
5 Juhani Pallasmaa,  Los ojos de la piel. La arquitectura y los sentidos, Barcelona, Gustavo Gili, 2006, 76 p.  
6 Jörg Zimmer, La dimensión estética del paisaje, edición de Jean Nogué, Madrid, Biblioteca Nueva, 2008, p. 
29 (Colección Paisaje y Teoría, 2). 
 
 
alejamiento y de estos significados culturales en el momento del nacimiento de la idea del 
paisaje mexicano. 
 
Algunos antecedentes de la pintura de paisajes en México.  
Coincido con Zimmer, quien afirma que  “El paisaje  se concebirá como una forma; pero 
también como una metáfora y como un sistema de signos y símbolos.  Para entender un 
paisaje es necesario entender sus representaciones escritas y orales, no solo como 
ilustraciones, sino como imágenes constitutivas de sus significaciones”.7 Esta idea es el 
punto de partida de esta parte del trabajo, cuyo objetivo está en encontrar las líneas de las 
significaciones del paisaje en la pintura paisajística mexicana y para esto comenzaré con  
describir brevemente algunos antecedentes de este género. 
El paso del siglo XVIII al XIX vio un momento de convivencia entre las formas de 
representación del paisaje antiguas, en donde se buscaba insertar paisajes arquetípicos y 
con  un contenido simbólico y las nuevas búsquedas, donde lo importante era la copia real, 
científica y razonada de un territorio.  En esta parte analizaré en términos generales la 
pintura de paisaje mexicano producida en el siglo XIX que se considera el momento 
culminante de este género pictórico y con mayor profundidad la obra de su máximo 
exponente, José María Velasco, quien a mi juicio logró el balance entre ambas formas de 
representación.  
Como describí en el capítulo anterior, la delimitación y la representación 
cartográfica del territorio fue una tarea de acciones y pausas durante el siglo XIX.  Esta 
línea de trabajo respondía a la necesidad  del conocimiento práctico indispensable para la 
solución de la incertidumbre sobre la posesión del territorio a la que se enfrentaba la nueva 
nación. Esta tarea fue principalmente impulsada por las instituciones políticas, sus 
actividades estuvieron insertas en el aparato estatal y determinadas por cierta inmediatez y 
pragmatismo.  El conocimiento físico del territorio fue necesario y contribuyó a iniciar una 
valoración positiva sobre lo propio, además de ser el punto de partida indispensable para 
crear la posterior idea simbólica y significativa del paisaje nacional.  Este último aspecto 
fue el trabajo que tuvieron en sus manos los artistas. 
                                                          
7 Ibidem., p. 29. 
 
 
No debemos olvidar que la máxima producción de la emblemática pintura 
paisajística mexicana coincide y no casualmente, con el tiempo de la construcción del país 
y es para este trabajo otro de los puntales indispensables en su consolidación.  Para entrar al 
tema empezaré por hacer mención de algunos de los antecedentes inmediatos de 
representaciones de paisajes en México.  El primero de ellos está en los escenarios o fondos 
del particular género pictórico conocido como cuadros o pintura de castas, que como 
veremos se ciñe a la representación arquetípica o simbólica y el segundo y posterior, en las 
litografías y grabados realizados por los viajeros extranjeros a estas tierras con una 
búsqueda por la representación objetiva y científica. 
Los llamados cuadros o pintura de castas8 son un fenómeno artístico que se 
reconoce como una tipología propia de la Nueva España y del Perú del siglo XVIII.  Son 
pinturas que producto de la necesidad de orden imperante en las ideas ilustradas intentaban 
clarificar las diferencias entre las castas que surgen de la mezcla de razas.  La palabra casta 
designaba a los grupos raciales resultado de la mezcla de europeos, americanos y africanos 
en las colonias, donde pronto surgió un sistema para clasificar las diferentes permutaciones.  
Para la segunda mitad del siglo XVIII, se había desarrollado un complejo esquema 
clasificatorio con muchas designaciones, las cuales podían variar de región a región.  
Resultaba común en estas representaciones que los personajes de las distintas castas 
se dibujaran delante de un paisaje.  Si bien estos paisajes resultan ser idealizados, telones de 
fondo que no siempre copian un espacio real, es muy interesante observar que el grado de 
intervención en estos lugares dialoga con el tipo de casta que representa.  Cuando esto 
ocurre, las castas nativas, es decir indígenas y especialmente los indios del norte del 
territorio aparecen retratados en sitios naturales, salvajes, entre plantas, animales exóticos y 
cuevas. Se alude de alguna manera a su relación directa con la naturaleza y a su situación 
bárbara o poco civilizada. 
 
                                                          
8 Cfr. Elena Isabel Estrada, “Las pinturas de castas, imágenes de una sociedad variopinta”, México en el 
mundo de las colecciones de arte,  v. “Nueva España”, México, Grupo Azabache, 1994,  p. 79-114. 
 
 
 
Fig. 67. José de Páez. Indios bárbaros montañeses I. c.1770-1780. Colección particular. 
En los casos de mestizajes entre peninsulares e indígenas, en general se ubican en 
huertos o sitios productivos, trabajados para la agricultura. Se alude a la relación entre estas 
castas y el trabajo o la transformación del territorio con fines prácticos agrícolas y en 
especial con paisajes rurales. 
 
Fig. 68. De español e india, produce mestizo. Las castas de México. Fomento Cultural Banamex. 
 
 
Los espacios más elaborados, especialmente los que contienen jardines son el 
escenario que se utiliza cuando la el grupo representado incluye a uno o ambos peninsulares 
o españoles que se dibujan ataviados con complicados trajes y rodeados de espacios 
perfectamente construidos y controlados. El jardín ornamental sin un fin práctico se 
presenta como símbolo del refinamiento y la civilidad. 
 
Fig. 69. Ramón Torres. De mestiza y español, sale criolla. C. 1770-1790. Colección particular.  
Entre estas pinturas destaco la representación de la titulada De alvina y español 
produce negro torna atrás, en la que la escena de los personajes se reduce a una pequeña 
parte en la esquina inferior izquierda y cuyo espacio principal se dedica al Paseo de la 
Alameda.  Esta resulta de particular interés ya que identificamos un espacio  en este caso si 
real.  El Paseo de la Alameda que se dibuja es producto de la ampliación sugerida por el 
marqués Carlos Francisco de Croix y construida por el virrey Antonio María de Bucareli, 
ambos pertenecientes a la casa de los borbones para la capital novohispana.  Fue proyectada 
en 1770 por el capitán de Flandes Alejandro Darcourt quien la diseñó con prácticamente el 
doble de la superficie que tenía desde su creación a finales del siglo XVI.  Este paseo se 
presenta con las características de un jardín neoclásico que corresponde a los cánones 
ilustrados buscados en la época.  Un jardín neoclásico, ordenado geométricamente, 
 
 
enrejado, con vegetación controlada, asientos de mampostería y con la inclusión de cinco 
fuentes dedicadas a dioses griegos relacionados con el agua: Glauco, Hércules, Tritón, 
Ganimedes y Arión. Un jardín es un texto que ilustra la forma en que una sociedad se 
relaciona con el paisaje y considero que adentrarse en el estudio del Paseo de la Alameda 
puede traer importantes claves de esta correspondencia en la época novohispana. 9  
 
Fig. 70. De Alvina y Español produce Negro torna atrás. Las castas de México. Fomento Cultural Banamex.  
Un análisis detallado sobre las características de los paisajes representados en este 
género pictórico daría muchas luces sobre el significado de esta idea al final del periodo 
novohispano y también como mencioné, sobre las tendencias que existieron para los 
jardines.  Debido a que el tema de esta tesis no abarca este periodo sino como antecedente 
quiero destacar que existe una relación entre la jerarquía de las castas y la intervención 
humana en el paisaje, y que la realidad en la representación de estos espacios no es siempre 
indispensable.  Se trata en la mayor parte de los casos de crear una atmósfera que contenga 
la escena humana y forme parte de los elementos que comuniquen las características de los 
personajes, respaldo que acompaña su ubicación social. La mayor escala social corresponde 
                                                          
9 Cfr. Amaya Larrucea Garritz, “La Alameda: El primer jardín público novohispano”, en Anuario de Estudios 
de Arquitectura, México, Universidad Autónoma Metropolitana, 2008, p. 115- 123. 
 
 
a las escenas de paisajes y jardines más elaborados, mientras que los de castas de menor 
rango, se contienen en espacios naturales, salvajes y poco transformados. Desde luego el 
tema central de las composiciones no es el paisaje sino la intrincada posibilidad de mezclas 
entre las castas pero se deja entrever una valoración jerárquica que califica o clasifica a su 
vez a las diferentes tipologías paisajísticas y las características ideales de estos sitios que 
aparecen como un telón de fondo. Este pequeño acercamiento es útil para explicar cómo en 
el cambio de siglo se observa un punto de inflexión en el que lo simbólico tiene matices 
entre representaciones idealizadas y copias reales.  Veremos como con el tiempo, la línea 
positivista se impone y con ella la línea de interés por lo científico, real y preciso que deja 
atrás este tipo de alegorías y de símbolos. 
Como el segundo antecedente sobre las imágenes paisajísticas en México, 
mencionaré las litografías producidas por los viajeros, donde podemos ver una de las 
diferencias que marca el siglo XIX en lo que se refiere a las imágenes, la búsqueda de 
representaciones objetivas, reales, tomadas de escenas directas.  Las ideas ilustradas y más 
tarde las románticas impulsaron estos trabajos y los avances en las técnicas de reproducción 
hicieron posible su amplia difusión en diferentes medios impresos de gran circulación que 
estimularon definitivamente la formación del imaginario nacional y extranjero sobre el 
paisaje mexicano.  
Durante el virreinato, América era imaginada en Europa como un continente 
extraño, exótico, rico y salvaje, de extensiones ilimitadas y lleno de montañas de metales 
preciosos,10 aunque estas ideas convivieron con las descripciones de un sitio nefasto. La 
imagen de la barbarie americana en la mente europea llegó al punto en que el famoso 
naturalista, conde de Buffon, afirmó que todo en América degeneraba y languidecía: 
hombres y animales crecían desmedrados y disminuidos por efecto de la naturaleza 
pantanosa y hostil de un continente surgido de las aguas más tardíamente.  Las 
controversias generadas por tan disímiles opiniones hicieron crecer el interés de los 
europeos por conocer directamente este territorio y testificar sobre lo que se señalaba y de 
los americanos por tener bases ciertas para defender sus propios valores.  
                                                          
10 Cfr. Jorge A. Ruedas de la Serna, Los orígenes de la visión paradisiaca de la naturaleza mexicana, México, 
UNAM, Coordinación General de Estudios de Posgrado,  Facultad de Filosofía y Letras, 1987, 154 p. 
(Colección Posgrado). 
 
 
En este contexto se encuentra el trabajo de Humboldt a quien ya me he referido y 
que produjo un cambio fundamental y definitivo de la visión europea de América al ofrecer 
una crónica científica a través de la experiencia directa que tuvo una amplia difusión.  Su 
objetivo, inserto en el ánimo moderno buscaba acotar y precisar las características del 
mundo desconocido que llevara a completar la idea del mundo. Y para lo cual incluyó 
descripciones e imágenes que despertaron el interés de algunos europeos para aventurarse 
en estas tierras en búsqueda de datos científicos y de espacios de inspiración artística. Sus 
escritos deben ser considerados como el impulso fundacional para pensar el registro visual 
de la naturaleza americana. Desde el Essai sur la géographie des plantes, el científico 
viajero alemán llamó la atención sobre la utilidad y relevancia de que se desarrollara una 
corriente de pintura paisajista dedicada a los trópicos. 
Como respuesta a estos juicios, los ilustrados americanos, los criollos 
principalmente, levantaron las voces en muchos sentidos alentados e inspirados por los 
trabajos basados en la experiencia directa de Humboldt que incluían una significativa parte 
de ilustraciones.  Es entonces cuando las imágenes producidas principalmente por este y 
otros viajeros extranjeros se volvieron documentos valiosos, pruebas objetivas, en apoyo, 
defensa o negación de ideas.  
La obra de Humboldt integra un conjunto gráfico en el que se mezclan la ciencia y 
la búsqueda de lo exótico y lo pintoresco a través de la aventura por conocer tierras lejanas.  
Podemos considerar que su obra es también el documento pionero que marca los 
lineamientos en la selección de imágenes y que inicia desde esta una línea de continuidad 
en atención a paisajes específicos.  Su trabajo en muchos sentidos es el punto de partida de 
la representación del paisaje mexicano en una importante escala de difusión y el impulsor 
decidido de viajeros especialmente extranjeros que siguieron su línea de trabajo y aportaron 
a su vez la síntesis de nuevos paisajes. 
Menciona Arturo Aguilar como la mayor parte de las imágenes sobre México en la 
primera parte del siglo XIX fue realizada por extranjeros, esto debido principalmente a la 
poca posibilidad para los mexicanos de y disponer del equipo técnico necesario y por la 
enorme dificultad que implicaba trasladarse a los sitios cuestión poco accesible en términos 
de costo y de transporte. “El espíritu explorador y aventurero de los extranjeros los llevaba 
a emprender camino a sitios lejanos mientras que los mexicanos buscaban acomodarse en 
 
 
las zonas urbanas cercanas que les proporcionaban la posibilidad de educación, paz y 
bienestar. Por último, las condiciones económicas prevalecientes no permitían el 
financiamiento de viajes de carácter institucional”.11 Es interesante constatar que los ojos 
foráneos de estos viajeros fueron en gran medida los que concurrieron en mostrar a los 
mexicanos sus paisajes y lugares.  La importancia de lo exótico lo diferente al mundo 
occidental más conocido es lo que atraía la atención de los viajeros y estas fueron las 
imágenes que se difundieron.  En opinión de Fausto Ramírez, incluso la difusión de 
imágenes realizadas por mexicanos e impresas o copiadas en obras de extranjeros, 
“adquirieron un significado y una repercusión que originalmente no tuvieron por ser 
manifestaciones aisladas o tener una finalidad más reducida”.12 
Como señalé, estos dibujos buscaban una reproducción objetiva de la naturaleza.  
Sin embargo, la más de las veces, los artistas dibujaban directamente en el sitio 
produciendo croquis que más tarde eran grabados en Europa por artistas y técnicos que 
nunca habían pisado estas tierras.  Así, muchos sufrieron una interpretación errónea que 
curiosamente se veía influenciada por el imaginario existente sobre América en Europa.  
Humboldt mismo alentó a los dibujantes a viajar al nuevo continente para subsanar los 
errores y así se fue formando un contingente de nuevos grabadores y pintores que lograron 
trabajos más precisos.   
Después de 1821, llegaron a México viajeros de diferentes lugares y con diversos 
propósitos entre ellos pintores o grabadores muy preparados y otros más, bien aficionados y 
aventureros. Incluyo a continuación una tabla que enlista a los más destacados, así como 
una relación de sus principales obras. 
 
 
 
 
 
 
                                                          
11 Arturo Aguilar Ochoa,  “La influencia de los artistas viajeros en la litografía mexicana (1837-1849)” en 
Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, México, UNAM, primavera, año XXII, 76, 2000, p. 113. 
12 Fausto Ramírez, “La visión europea de la América Tropical. Los artistas viajeros”, Historia del Arte 
Mexicano, v, 7, México, Salvat, 1982, p. 145. 
 
 
Nombre Estancia en México Actividad Principales obras 
Emily Elizabeth Ward 
1797-1860 
Inglaterra 
1823, 1825 Ilustradora 
Album de vistas. “Six View of the Most Important Towns 
and Mininig Districts” e ilustraciones del libro México en 
1827, 
Claudio Linati.13 
Italia 
1790-1832 
1825-26 
1832 
Grabador- 
litógrafo 
Litografías de El Iris (1826), Textos y Litografías de 
Trajes civiles, militares y religiosos de México (Bélgica, 
1828) 
Johan Friedrich von 
Waldeck. 
Alemania 
1766- 
1825-36 
Grabador- 
litógrafo 
Colección de las antigüedades mexicanas que existen en 
el Museo Nacional (México, 1827). Texto y litografías de 
Viaje pintoresco y arqueológico por la provincia de 
Yucatán (París, 1838) 
Johann Moritz. Rugendas 
Alemania 
1802-1858 
1831- 1834 
Pintor y 
grabador 
Álbum de vistas de México 
Karl Nebel 
Alemania, 
1805-1855 
1829-34 
Arquitecto y 
dibujante 
Textos y litografías de Viaje pintoresco y arqueológico 
sobre la parte más interesante de la República Mexicana, 
en los años trascurridos de 1829 a 1834 (París, 1836), 
Litografías de la Guerra entre los Estados Unidos y 
México, (Nueva York, 1851) 
Daniel Thomas Egerton 
Inglaterra, 
1800-1842 
1834-42 
Pintor y 
grabador 
Vistas de México (Londres, 1840) (Colección de 
litografías basadas en sus pinturas al oleo) 
Frederick Catherwood14 
Inglaterra 
1799-1854 
1839-40 
1841-1842 
Arquitecto y 
dibujante 
Vistas de México (Londres, 1840), colección de litografías 
basadas en sus pinturas al oleo) 
John Pillips15 1845 Dibujante Textos y litografías de México Ilustrado (Londres, 1848) 
                                                          
13 El caso más interesante entre los artistas viajeros es Nebel (1805-1855) quien promovió su obra con gran 
despliegue en los periódicos mexicanos con la famosa obra. Viaje Pintoresco y arqueológico sobre la parte 
más interesante de la República Mexicana, en los años transcurridos desde 1829 a 1834, publicada en París 
en 1836. Viajó por Zacatecas, Veracruz, Jalisco, Aguascalientes, Puebla y Guerrero y publicó en la 
mencionada obra, prologada por Humboldt, 50 litografías en gran formato. Publicó más adelante la obra en 
español, a principio de 1840, obra que incluso anuncia en los periódicos. Reproducciones de estas imágenes 
se incluyen en publicaciones como  El diario de los niños. Las escenas de Nebel causaron una grata impresión 
entre el público mexicano, incluso entre los artistas. Su obra fue copiada en publicaciones como El Museo 
Mexicano y México Ilustrado obras ambas de gran difusión. Nebel regresó a su país, después de haber vivido 
la guerra del 47 donde se relacionó con Kendal, reportero norteamericano con quien imprime en París el 
trabajo The War between the United States and Mexico. En este libro aparecen las escenas más famosas sobre 
esta guerra, dibujados por Nebel. 
14 Catherwood (1799-1854) fue arquitecto y dibujante y realizó una exploración con John Lloyd Stephens a 
Palenque, Uxmal y Chichen Itzá en 1834. Seis años después lo harían a Yucatán con lo que publicaron 
Incidents of Travel in Central America, Chiapas and Yucatán en 1841 y en 1843 Incidents of Travel in 
Central America.  Por su cuenta Catherwood  publicó 25 litografías de Copan, Palenque, Uxmal, Kabah, 
Sabaché, Labná, Bolonchen, Chichen –Itzá, Tulum e Izamal donde introdujo el uso del daguerrotipo que le 
proporcionó  a su trabajo una mayor precisión. Estas publicaciones fueron conocidas en México pues en 
varias revistas ilustradas como El Liceo Mexicano (1844) y La Revista Científica y Literaria (1845) se 
utilizaron sus imágenes.  La primera reprodujo y comentó un dibujo de la Casa de las Monjas. La segunda, 
editada por Manuel Payno se incluye una vista de Uxmal que lleva el título Hacienda de Yucatán. Estas 
imágenes copiadas del sitio y reales en su representación siguieron conviviendo con otras que eran de gran 
fantasía. Una de ellas publicada por Cumplido en El Álbum Mexicano de 1849, “Vista de las ruinas de Uxmal 
a la luz de la luna”, que contiene supuestos templos mayas que más bien parecen pirámides egipcias. Desde 
luego que lo primordial en estas imágenes no era representar la realidad, sino hacer una analogía que pusiera a 
la producción arquitectónica mexicana a la altura de las entonces consideradas grandes culturas mundiales. 
No el valor por sí mismo, si no por la similitud. La búsqueda indiscutible del valor de lo mexicano en ese 
parecido, aunque hoy nos parezca inverosímil. 
 
 
La obra de estos viajeros contiene imágenes del paisaje de México que fueron 
conocidas por una gran diversidad de mexicanos. Según señala Ernesto de la Torre,16 el 
progreso de la industria de la producción de papel ya no en hojas sino en bobinas, la 
invención de maquinas de imprimir y la aparición de empresas periodísticas promovieron 
nuevas formas de difusión para un público cada vez más amplio. La letra impresa y las 
imágenes que la acompañaban eran vistas por más personas constituyeron un nuevo método 
de transmisión mental, más frecuentemente sensorial que los anteriores, puesto que no es el 
lenguaje ni la imagen, sino la síntesis del uno con la otra. Así, tanto los libros como las 
publicaciones periódicas o los folletines o la novela por entregas, que apasionaron a 
grandes capas de la sociedad decimonónica y la producción de imágenes multiplicadas por 
tirajes sin precedente en la época se constituyeron como un poderoso vehículo de 
transmisión de ideas entre las que se encontraba el paisaje mexicano.  
 
Fig. 71. Emily Elizabeth Ward. Chapultepec. México en 1827. Litografía. Londres, 1828.17 
 
                                                                                                                                                                                 
15 John Phillips y Alfredo Rider fueron los viajeros británicos que permanecieron en México entre 1846 y 
1847 y son autores del álbum México Ilustrado. Publicada en Londres en 1848, su obra incluye 26 litografías 
que ilustran edificios, poblaciones y paisajes mexicanos tanto del interior como de la capital. Estos autores 
tomaron varios temas tratados por otros artistas y copiaron algunas ilustraciones completas o reinterpretadas 
de Bullock, Ward, Nebel y especialmente Gualdi.    
16 Ernesto de la Torre Villar,  Ilustradores de libros: guión biobibliográfico, México, UNAM, Dirección 
General de Publicaciones y Fomento Editorial, 1999, 364 p., ils. 
17
 http://www.aguascalientes.gob.mx/temas/cultura/webua/catalogo/emilyelizabeth.html 
 
 
 
Fig. 72. Claudio Linatti,18 Tlachiquero. Costumes mexicanes, 1828. 
Litografías de trajes civiles, militares y religiosos de México, Bélgica. 
Los viajeros recorrieron, en un lapso relativamente corto, una parte importante del 
territorio mexicano, y realizaron dibujos, muchos de los cuales fueron impresos y 
conocidos por los lectores.  Estas imágenes son una parte importante de la materia con la 
que la idea del paisaje de México se fue construyendo en términos visuales.  Estos puntos 
de vista conocidos por diversos medios impresos, se fijaron en la mente de muchos 
mexicanos que no conocieron estos sitios y quizá nunca los visitaron pero que a través de 
este material gráfico los integraron como parte de su ser mexicano restituyéndolos con sus 
características simbólicas como propias.   
El éxito de esta incorporación se explica por la difusión de estas imágenes. Lo 
gráfico incita el desarrollo de imaginario espacial y por sus características posee una mayor 
                                                          
18 Claudio Linati trajo la primera prensa a México en 1826  –Lucas Alamán introdujo otra en 1834–, ambos 
fundaron El Iris, en cuyas portadas aparecieron los primeros grabados en piedra hechos en México.  Del año 
1827 son las litografías de Federico Waldeck para la Colección de las antigüedades mexicanas y la Invitación 
a las fiestas del aniversario de la Independencia. 
 
 
 
capacidad de transmisión ya que no se requiere de una educación tan especializada como la 
necesaria para la lectura.  Desde luego que se dio prioridad a una parte del vasto territorio, 
que en repetidas ocasiones abarcaba la ancha faja central delimitada entre los mares y los 
estados de Guanajuato, Zacatecas y Morelos.  Casi siempre las expediciones avanzaban por 
Veracruz hasta la ciudad de México documentando al pasar diferentes sitios destacados por 
su producción minera, agrícola, comercial o por su riqueza arqueológica.  En este último 
tema, desde luego destaca la península de Yucatán que formó parte de otras rutas. 
 
Fig. 73. Johann Friedrich Maximilian Von Waldeck  Vista del Templo de la Cruz, Palenque, 1838. Plate 20. 
Viaje pintoresco y arqueológico por la provincia de Yucatán, París, 
Los recorridos hacían conscientes a los viajeros de la enorme diversidad paisajística 
y biológica del territorio mexicano y ellos seleccionaban lo que a su parecer resultaba más 
representativo a la vez que a sus ojos, más exótico o llamativo.  Destacan las cumbres 
nevadas, el paisaje del ascenso final al altiplano, las haciendas cultivadas de Morelos, las 
áridas zonas mineras del Bajío, los bosques y lagos de Michoacán y las campiñas del Bajío 
y Jalisco.  Los artistas se esforzaban por reproducir la fisonomía propia de cada región que 
intentaba precisar la flora y la conformación geológica.  En muchos de los casos se 
 
 
insertaba también los tipos y costumbres locales, las formas de vestir y de construir que 
subrayaban el sentido de la aventura y exotismo. 
 
Fig. 74. Daniel Thomas Egerton. The ravine of the desert. (El valle de México). Oleo sobre tela, 103 x 151 
cm.19 
De alguna manera las exploraciones de los extranjeros fueron marcando itinerarios 
recurrentes que determinaron ciertos estereotipos paisajísticos.  Con frecuencia como 
hemos visto se llegaron a utilizar imágenes que se repitieron en diferentes fuentes.  
Podemos distinguir vistas imprescindibles de ciertos lugares y ciudades, así como la 
reiteración de algunos motivos que iniciaron su atención en  las imágenes de la obra de 
Humboldt y que continuaron  hasta entrado el siglo XX.  Algunos puntos de vista como la 
ciudad de México desde Tacubaya resultaron miradas indispensables para entender las 
características de la apreciada belleza del valle.  Los volcanes, barrancas y cerros, 
agrupaciones rocosas, grutas fueron también otros de los temas recurrentes.  Una de las 
razones de este interés es el  desarrollo científico que abordaba estos temas y buscaba leer 
en las rocas la configuración de los estratos geológicos por lo que la representación de las 
mismas toma una gran importancia simbólica. 
                                                          
19 http://www.christies.com/lotfinder/lot/daniel-thomas-egerton-the-ravine- 
 
 
Una tipología interesante fueron las imágenes producidas alrededor de la guerra de 
intervención americana en las que se plasman las más importantes batallas.  En estas, el 
paisaje, especialmente el lejano aparece como elemento central de la composición.  Las 
batallas se retratan en medio del territorio haciendo claro que se trata de una lucha en la que 
participa en la contienda.  Estas litografías como veremos contienen elementos que serán 
centrales en las composiciones pictóricas de la siguiente etapa. 
 
Fig. 75. Carlos Nebel, Ataque hacia el Molino del Rey, 8 de septiembre de 1847. Litografía. 20,  
 
Fig. 76. Carlos Nebel, Batalla de Churubusco, 20 de agosto de 1847. Litografía. 21,  
                                                          
20
 Carlos Nebel, Ataque hacia el Molino del Rey, 8 de septiembre de 1847. Litografía. Tomada de  En defensa 
de la patria, AGN, 1997, p. 62 
 
 
Al avanzar el siglo, muchos de los retratos de los personajes protagónicos de la 
época se colocan dentro de paisajes escenográficos o vistas que aparecen como referentes 
geográficos o ideológicos.  Podemos ver estas características en el retrato de doña Dolores 
Tosta de Santa Anna en el que aparece ataviada con un curioso vestido adornado con hojas 
verdes y a cuya espalda se asoma una de las torres de la catedral de México. 
 
Fig. 77. Juan Cordero, Retrato de doña Dolores Tosta de Santa Anna, 1855. Oleo sobre tela. 22 
Otro ejemplo sobre la presencia del paisaje en el ambiente son los retratos de 
militares y de importantes personajes de la política y sociedad mexicanas.  Entre estos, 
podemos ver los del Presidente Mariano Arista y el de Don Manuel Romero de Terreros. 
                                                                                                                                                                                 
21 Carlos Nebel, Ataque hacia el Molino del Rey, 8 de septiembre de 1847. Litografía. Tomada de  En defensa 
de la patria, AGN, 1997, p.109 
22 http://munal.mx/educacion/ficha/ver/xx#prettyPhoto/7/ 
 
 
 
 
Fig. 78. Pingret, Edouard. 
Retrato de Mariano Arista, 1853. 
Oleo sobre tela. Museo Nacional 
de Historia. 
Fig. 79. Pingret, Edouard. Retrato de Don Manuel Romero de 
Terreros, 1865. Oleo sobre papel. Museo de Brooklyn. 
 
Lo pintoresco.  
La categoría estética de lo pintoresco fue incorporada en el repertorio conceptual de los 
viajeros y artistas decimonónicos  De un significado inicial que aludía a una forma de ver y 
aprehender la naturaleza siguiendo los cánones de composición de artistas clásicos, este 
término pasó a ser utilizado con un sentido considerablemente más amplio, como una forma 
de percepción y registro de la realidad en todos los ámbitos. Podemos ver que esta categoría 
estética jugó un papel esencial para vincular el quehacer artístico a los proyectos de 
reconocimiento científico en México. 
El viaje pintoresco constituye una fórmula de uso frecuente en los títulos dados a 
los álbumes de ilustraciones.  Pero lo pintoresco no es solo el denominador común de un 
determinado tipo de publicaciones; se trata de una categoría estética, a la que podemos dar 
 
 
el valor de un instrumento que sirve específicamente al propósito de aprehender las 
experiencias vividas en un escenario diferente al del mundo cotidiano del viajero. 
De forma explícita, Carl Nebel,  puso de manifiesto el sentido de este tipo de libros 
al anunciar en la introducción de su Voyage pittoresque et archéologique dans la partie la 
plus intéressante du Mexique, publicado en París en 1836: “El Nuevo Mundo, tan rico en 
objetos curiosos e interesantes para Europa, ha sido visitado reiteradamente por viajeros 
ilustres, que nos han dejado nociones preciosas sobre estadística, historia natural, etcétera, 
pero sea por desdén o por otras razones, estos señores han tratado con negligencia el 
aspecto pintoresco de este país, que me parece no es menos interesante que la parte 
científica. No todo el mundo es geógrafo, botánico, mineralogista, etcétera, pero todo el 
mundo es curioso”.23 
La aprehensión del paisaje mexicano por parte de los artistas viajeros europeos se 
fue modelando poco a poco, teniendo como un importante punto de referencia y apoyo esta 
corriente. Y fue la propia difusión y aceptación generalizada de este principio estético lo 
que permitió que su obra fuese reconocida también en ambientes más amplios. 
El interés por las ruinas propio de esta corriente fue un fenómeno europeo muy 
atractivo para visitantes y habitantes. El mundo mesoamericano era el fiel representante de 
las enormes diferencias culturales en el mundo que se deseaba desconocido.  Otro evento, 
el descubrimiento de Herculano y Pompeya a principios del siglo XIX impulsó también 
este interés.  La poética de las ruinas tan apreciada en los paisajes y jardines románticos fue 
también un factor determinante en estas preferencias. 
En México, las múltiples intervenciones extranjeras en el siglo XIX y la 
consecuente aversión por los forasteros trajo consigo una fuerte polémica contra sus 
opiniones, textos y producciones lo que obligó y favoreció el aprecio por el trabajo de los 
mexicanos y la litografía se vio fortalecida por los dibujos originales de éstos en géneros 
como el costumbrismo, los tipos y paisajes en obras como Los mexicanos pintados por sí 
mismos y el trabajo cumbre de la litografía mexicana México y sus alrededores.  Los temas 
arqueológicos sin embargo no tuvieron la misma atención probablemente por lo 
complicado de trasladarse hasta estos sitios. 
                                                          
23 Carl Nebel, Voyage pittoresque et archéologique dans la partie la plus intéressante du Mexique, Paris, 
Chez M. Moench, imprimé chez Paul Renouard, 1836. Prefacio.  
 
 
Una imperdonable omisión sería no mencionar al litógrafo mexicano, Casimiro 
Castro quien realizó 31 láminas acuareleadas para la obra monumental México y sus 
alrededores, publicada por entregas por el Establecimiento Litográfico de Decaen.  De esta 
publicación aparecieron otras tres ediciones, en 1862, con 42 láminas, en 1874, con 49 y en 
1878 con 48.  Las dos últimas publicadas por Víctor Debray. Entre estas destacan las 
relativas a la ciudad de México y su entorno en las que incluye como novedad las vistas 
aéreas captadas desde globos aerostáticos o desde azoteas. 
 
Fig.80. Casimiro Castro, La alameda de México tomada en globo Ciudad de México, 1855. Litografía 
impresa con dos tintas, 23.9 x 33.6 cm. Colección Banco de México.24 
En 1872, Castro elaboró también con otros artistas, la obra titulada Álbum del 
Ferrocarril Mexicano donde Antonio García Cubas se ocupó de los textos. Este álbum 
contiene diversas vistas pintadas al natural a lo largo del trayecto del ferrocarril así como 
los paisajes aledaños a este.  Fue publicada por Víctor Debray en 1877 y la técnica utilizada 
en las ilustraciones fue la cromolitografía.  Es interesante apuntar que Castro también 
                                                          
24
 Litografía impresa con dos tintas 23.9 x 33.6 cm. Publicada en México y sus alrededores: Colección de 
vistas, trajes y monumentos. México, Litografía de Decaen, 1855-1856, lám. 30. Colección Banco de México. 
 
 
realizó bocetos para tiendas, carteles para ferias, figurines para modas, notables acuarelas y 
óleos, cuya suma constituye un importante testimonio gráfico de la vida mexicana de la 
segunda mitad del siglo XIX. 
 
Fig. 81. Casimiro Castro. Portada del Álbum del ferrocarril mexicano. Colección de vistas pintadas del natural 
con textos de Antonio García Cubas.25 
  
Fig. 82. Casimiro Castro. Álbum del ferrocarril 
mexicano. Córdoba (Panorámica desde el camino 
de Coscomatepec). 
Fig. 83. Casimiro Castro. Álbum del ferrocarril 
mexicano.  Orizaba (Panorámica desde el Puente de 
Paso del Toro). 
                                                          
25
 México, Victor Debray y Co, editores, 1877, 56 p. 
 
 
Para dar entrada a la pintura de paisaje en México debemos considerar los 
antecedentes pictóricos inmediatos sobre este género que nos acercan a entender algunos 
aspectos que fueron puntos de partida para la pintura decimonónica.  En primer término, el 
creciente dominio de la preferencia o el gusto por las representaciones objetivas de corte 
positivista y el desplazamiento del carácter alegórico de las representaciones simbólicas y 
en segundo, la preferencia por la mirada de los mexicanos sobre su paisaje como respuesta 
a la prevalencia del trabajo de los extranjeros.  
 
La pintura mexicana en la Academia 
Reconocemos en el siglo XIX, la etapa de construcción de México como nación 
independiente y los acontecimientos políticos en términos de debate entre el Imperio y la 
República Federal que marcaron desde el principio lo que habría de ser un periodo 
complejo y convulso.  En la primera parte del siglo, México enfrentó intentos de 
reconquista y de frecuentes invasiones, la independencia de Texas, la primera guerra con 
Francia y la guerra con Estados Unidos.  Este contexto adverso permeó en todos los 
ámbitos de la vida de los mexicanos, en la vida cotidiana y en las formas de organización. 
Los acontecimientos políticos complejos se sucedían unos a otros con cortísimos o 
inexistentes periodos de tranquilidad. El devenir político después de la intervención 
norteamericana que concluyó en 1848, se caracterizó por el intento de los liberales 
moderados de llevar al país a una situación de equilibrio, sin embargo el ambiente no les 
fue propicio y los conflictos siguieron siendo la constante.  Lucas Alamán, a la cabeza de su 
partido y creyente del proyecto conservador para enderezar al país, impuso de nuevo a 
Santa Anna quien vendió a Estados Unidos el territorio conocido como La Mesilla.  En 
1854 estalló la revolución de Ayutla contra las fuerzas santannistas lo que llevó al poder a  
una nueva generación liberal.  Esta, intentó instrumentar su propio proyecto de nación con 
los que afectaban los intereses de la iglesia católica.  Las divisiones se profundizaron y la 
postura liberal se debilitó.  Finalmente la exacerbación de las posiciones ideológicas llevó 
al país a la guerra civil, que estalló en 1858 a raíz del golpe de estado del presidente Ignacio 
Comonfort en contra de la Constitución de 1857.  La guerra duró tres años, durante los 
cuales el gobierno de Benito Juárez emitió las Leyes de Reforma con las que separó la 
iglesia del estado.  En julio de 1861 el gobierno de Juárez se vio obligado a suspender los 
 
 
pagos de la deuda exterior y los gobiernos de Francia, Inglaterra y España planearon 
entonces una intervención.  Esta guerra entonces fue interna y externa.  Las tropas 
españolas e inglesas se retiraron pero permanecieron las francesas que lograron entronizar a 
Maximiliano de Habsburgo en 1864.  El fusilamiento del emperador en 1867, inició una 
etapa que prometía la fundación de la República Restaurada.  Sin embargo se hicieron 
evidentes las divisiones dentro del grupo liberal que impidieron la estabilidad.  Las 
rebeliones y revueltas continuaron y en diciembre de 1876 se dio inicio el periodo porfirista 
cuyos primeros años llevaron al país a un periodo de prosperidad y paz. 
La diferencia de pensamiento entre los liberales y los conservadores influyó en la 
manera de concebir a la nación y los constantes debates y enfrentamientos determinaron 
una compleja forma de sobrevivencia para la mayor parte de los habitantes que lidiaban en 
el día a día entre el poder que controlaba cada una de las facciones. 
Desde luego que el arte no permaneció ajeno a estos conflictos, en todo caso es una 
de las claras formas de su manifestación. Los diferentes grupos que se alternaban en el 
poder y al tomarlo, intentaban por todos los medios de justificarse como la ideología señera 
y el arte y sus el manejo de sus espacios fue uno de estos instrumentos. 
La sede oficial de producción artística era desde la época virreinal, la Academia de 
las Tres Nobles Artes de San Carlos que se fundó en la capital en 1785.  Ésta heredaba de 
las corrientes artísticas europeas la preferencia por el estilo neoclásico, símbolo del 
pensamiento ilustrado.  Los conflictos de la Independencia la debilitaron intensamente 
hasta que fue reorganizada en 1847 con la idea rectora de producir el arte nacional.  La liga 
de pensamiento que vinculaba al pasado virreinal con el estilo barroco provocó el rechazo 
de esta forma artística y la imposición de la búsqueda de nuevas formas de manifestación 
congruentes con la búsqueda de la nación independiente más cercanas al neoclásico. 
Para la reorganización de la Academia se recurrió a la incorporación de maestros 
europeos, destacando entre ellos Pelegrín Clavé quien se hizo cargo de la sección de 
pintura.  Su formación había sido cercana al neoclásico y al romanticismo.  Su obra más 
prolífica fue la de retratos de personajes importantes. En México contribuyó a la formación 
de destacados pintores como Manuel Rebull, José Obregón y Rodrigo Gutiérrez. 
Benito Juárez en 1867, procedió a la completa reorganización del gobierno, siendo 
la educación una de las áreas que más cambios importantes experimentó. La Academia de 
 
 
San Carlos cambió su nombre por el de Escuela Nacional de Bellas Artes, aunque se le 
siguió conociendo como Academia, desde entonces dependió directamente del gobierno 
que tenía la posibilidad de sugerir los temas a tratar. En este tenor, los artistas plásticos 
debían de tomar como fuente de inspiración los tipos, las costumbres mexicanos, así como 
los personajes y sucesos del pasado prehispánico, plasmándolos con gran realismo, ya que 
todo ello conformaba las imágenes de la nacionalidad buscadas por el aparato 
gubernamental. La idea era crear una conciencia o identidad propia basada en un pasado 
común del que todos los mexicanos por igual se sintieran orgullosos.   
La necesidad de elaborar una historia nacional y una mexicanidad indigenista fue 
promovida como una propuesta de esencia histórica.  A decir de Paula López Caballero, 
“Así, la defensa y la valoración de la soberanía nacional no sólo se traducía en el control 
del territorio… la soberanía residía también en la búsqueda de un periodo histórico propio 
que pudiera ser exhibido por el nuevo Estado, así como en la capacidad de imponer un 
monopolio legítimo sobre el pasado”.26 
Algunas de las acciones que por este tiempo realizaba el estado para difundir y 
promover este reconocimiento que el país necesitaba fueron las exposiciones periódicas de 
la Academia.  Se realizaron concursos de pintura con estos temas relacionados con el 
pasado prehispánico que idealizaban los episodios míticos.  Muestra de ellos son El 
descubrimiento del pulque de José Obregón y Senado de Tlaxcala de Rodrigo Gutiérrez.  
                                                          
26 Paula López Caballero, “De cómo el pasado prehispánico se volvió el pasado”, en Pablo Escalante 
Gonzalbo (coord.), La idea de nuestro patrimonio histórico y cultural, t. II, México, Consejo Nacional para la 
Cultura y las Artes, 2011, p. 140. 
 
 
 
Fig. 84. José Obregón. El descubrimiento del pulque, 1869. Óleo sobre tela, 189 x 230 cm. Museo Nacional 
de Arte. 
Estas pinturas de gran formato también fueron seleccionadas para ser exhibidas en 
las diferentes exposiciones internacionales del último tercio del siglo XIX, ya que se 
ajustaban a la imagen que el estado republicano quería proyectar de México, un perfil de un 
pasado glorioso de imperios épicos con héroes estoicos que reflejaban en tanto el temple de 
los personajes como el de la nación entera.  En ellas “resulta patente la eficacia persuasiva 
del uso oficial de las imágenes como un recurso de primer orden en el proceso de  
construcción de la nación como mito identificador de la modernidad”.27   
Es interesante observar estas obras en las que la temática es histórica del periodo 
mesoamericano pero las escenas son representadas utilizando elementos y modelos 
compositivos totalmente europeos, lo que provoca un ambiente totalmente ajeno al modo 
de ser de estas culturas  Sin duda su eficacia más que en términos de precisión histórica 
estuvo en la búsqueda del una posibilidad de identidad en la que concordaran todas las  
facciones de pensamiento.  Pues bien, mientras este era el ambiente sobre el objeto del arte 
                                                          
27
 Fausto Ramírez, “La visión europea de la América tropical: Los artistas viajeros”, en Historia del Arte 
Mexicano, v. 7, México, Salvat, 1982, p. 329. 
 
 
promovido por el estado nacía una propuesta radicalmente diferente: el paisaje mexicano 
como signo de la grandeza de la nación.  
 
La cátedra de pintura de paisaje de Eugenio Landesio 
Pelegrín Clavé, como dije, director de pintura en la reestructurada Academia de San Carlos 
organizó una exposición en 1853 en la incluyó algunos trabajos del paisajista italiano 
Eugenio Landesio a quien más adelante, invitaría a impartir en la Academia las cátedras de 
“Perspectiva, paisaje y ornato”.  Landesio, el pintor romántico de paisaje histórico, 
discípulo del paisajista húngaro Károly Markó llegó con este propósito desde Roma en 
1855.  La invitación inicial fue para Markó pero este recomendó a Landesio. 
 
Fig. 85. Károly Markó. Ideale Landschaft, 1837. Óleo sobre lienzo.36 x 41.5 cm. Österrinchische Galerie, 
Viena.28 
                                                          
28 http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Karoly_Marko_d._%C3%84.,_Ideale_Landschaft.jpg  
 
 
Markó, formado en la Academia de Artes de Viena y en la Academia de Roma fue a 
principios del siglo XIX el artista más destacado en la pintura de paisajes de esta última. Es 
considerado el artífice de la escuela de pintura húngara con enorme influencia en el 
desarrollo del paisajismo europeo caracterizado por las panorámicas dominadas por luces 
cálidas y por la inclusión de pasajes mitológicos o religiosos.  Su influencia en México está 
dada a través de la formación de Landesio y de sus preceptos como parte del adiestramiento 
y la visión del paisaje compartido por este a sus alumnos en la Academia. 
Escribió Manuel G. Revilla que Landesio fue incluido como docente en la 
Academia:  
por el atractivo y la maestría con que estaban representadas las vistas de Italia en sus pinturas, 
pudiendo esperarse que muchos sitios pintorescos de México, tan celebrados siempre, sus campos 
amenísimos, sus gigantescos nevados, su en parte quebrada configuración, sus dilatados horizontes, 
sus esplendorosos crepúsculos, serían al cabo del hábil intérprete que acertaría a trasladarlos 
directamente al lienzo. 29   
 
Fig. 86. Eugenio Landesio. Il tempietto di Esculapio, 1841. Vista para el Palacio Borghese.30 
                                                          
29 Manuel G. Revilla, El arte en México en la época antigua y durante la época virreinal, México, Oficina 
tipográfica de la Secretaría de Fomento, 1893.  A Revilla se le reconoce como el primer crítico del arte 
mexicano y autor de un ensayo sobre José Ma. Velasco de 1911.  Su obra ha sido publicada en la edición de 
Elisa García Barragán, Manuel Gustavo Antonio Revilla, Visión y sentido de la plástica mexicana,  México, 
UNAM, Coordinación de Humanidades, Programa editorial, 2006,  398 p. (Ida y regreso al siglo XIX).  
30 http://www.treccani.it/enciclopedia/eugenio-landesio 
 
 
Aunque la cátedra de paisaje se inauguró en 1855, debemos recordar como señala 
Juan de la Encina, “antes de que México tuviera una pléyade de paisajistas, ya estaba aquí 
presente ese sentimiento de la naturaleza que había de renovar y crear en cierto modo de 
nuevo la pintura de paisaje.  El anhelo estaba presente”. 31 Y las acciones necesarias para 
lograr el desarrollo de este género pictórico se estaban tomando. Revilla reconoce a 
Landesio como el responsable del nacimiento de la pintura mexicana del paisaje al afirmar: 
“Clavé había enseñado paisaje, pero muy tímidamente y los países (como se denominaban 
antaño a los paisajes pintados) que hasta esa época habían llegado a la República no eran 
suficientemente notables para llamar la atención ni dar cabal idea del género”.32 
Después de presentar sus vistas sobre Italia y a lo largo de su estancia en México, 
Landesio realizó varias pinturas de paisajes mexicanos.  Si bien estas retratan el paisaje de 
México, su interpretación resulta de un acercamiento a un territorio exótico especialmente 
en lo que se refiere a la luz, y recurre en muchos casos a modelos de composición y de 
representación que parecerían injertados en los paisajes como elementos ajenos, utilizando 
los patrones propios de la pintura paisajística europea especialmente los de Markó.  Es muy 
visible en sus pinturas la influencia del romanticismo, con  la inserción de escenas idílicas 
que en gran medida pertenecen a un pasado bucólico utilizado frecuentemente en la escuela 
europea. 
 
                                                          
31  Ricardo Gutiérrez Abascal (Juan de la Encina), El paisajista José Ma. Velasco (1840-1912), México, El 
Colegio de México, 1943, 207 p. (Ensayos críticos sobre arte mexicano, 1).  
32
 Manuel G. Revilla, op.cit. 
 
 
 
Fig. 87. Eugenio Landesio. El puente de San Antonio en el camino de San Ángel, junto a la Panzacola 
(Puente de Chimalistac), 1855. Óleo sobre tela, 51 x 64.7 cm. Museo Nacional de Arte. 
 
Fig. 88. Eugenio Landesio, El valle de México desde el cerro de Tenayo. 1870. Óleo sobre tela, 150.5 x 213 
cm. Museo Nacional de Arte. 
Eugenio Landesio fue profesor y además en la Academia publicó dos obras a partir 
de las cuales podemos acercarnos a su concepto sobre el empleo de la perspectiva y sobre el 
 
 
paisaje.  La primera de ellas, Cimientos del artista dibujante y pintor,33 en la que las 
litografías fueron realizadas por sus alumnos, Luis Coto, José María Velasco y Gregorio 
Dumaine. La segunda La pintura general o de paisaje y la perspectiva34 fue impresa por la 
imprenta de Lara y publicada por la Academia.  En este último texto, Landesio propone una 
catalogación tipológica sobre paisajes en la que destaca la sección de historia, cuyo 
episodio principal, aclara es histórico, sea este bíblico, profano o mitológico.  Fausto 
Ramírez35 califica esta rama del paisaje en la propuesta del pintor italiano cómo una 
persistencia de la poética del paisaje fundada en la capacidad de la historia como solo e 
insustituible factor legitimante de la recreación pictórica del mundo natural.  Agrego, que 
esta es la manera de hacer de ese territorio, un paisaje que se funda en la intervención 
humana como un hecho consumado.   
Fue un maestro de vocación y a través de sus lecciones podemos ver la sensibilidad 
con que describe un momento en un paisaje y entender el detalle con el que más adelante 
logra representarlo en su pintura: 
 
Siempre es la atmósfera más densa en las partes bajas que en las altas, y por eso vemos el sol tan 
anaranjado y su luz más débil al levantarse como al ponerse. Por esta misma causa es, por lo que 
estando el sol muy bajo y de frente, vemos el cielo de un amarillo rojizo inmediato al horizonte, el 
cual va tomando un color más claro y limpio elevándose, hasta que vuelve al azul; y viceversa, 
veremos el cielo aclararse cuanto más se aproxime al horizonte teniendo el sol a las espaldas. En el 
primer caso es que los radios visuales tienen que atravesar una cantidad de atmósfera iluminada 
detrás o por trasparencia; mientras que en el segundo atraviesan la que está bañada directamente. No 
de otro motivo depende el ver anaranjada y tan grande la luna al salir del horizonte, la cual va 
tomando su verdadero tamaño y color plateado a medida que se levanta.36 
                                                          
33
 Eugenio Landesio, Cimientos del artista, dibujante y pintor: compendio de perspectiva lineal y aérea, 
sombras, espejos y refracción con las nociones necesarias de geometría, México, Tipografía de M. Murguía, 
1866, 46 p.  
34
 Eugenio Landesio, La pintura general o de paisaje y la perspectiva en la Academia Nacional de San 
Carlos, México,  Imprenta de Lara, 1867, 28 p. 
35 Fausto Ramírez, “Acotaciones iconográficas a la evolución de episodios y localidades en los paisajes de 
José María Velasco”,  en  José María Velasco, Homenaje, México, UNAM, Instituto de Investigaciones 
Estéticas, 1989,  p. 57. 
36
 Eugenio Landesio, La pintura general, op cit., p. 3. 
 
 
 
Fig. 89. Retrato de Eugenio Landesio.37. 
 
Fig. 90. Portada de Eugenio Landesio. Los cimientos 
del artista dibujante y pintor. Compendio de 
perspectivas lineal y aérea, sombras, espejos y 
refracción, con las nociones necesarias de 
geometría, Tipografía M. Murguía. México, 1866. 
Su técnica de enseñanza incluía múltiples prácticas de pintura al aire libre parte de 
que “todo lo que existe en la naturaleza bajo forma visible, sea cual fuere la materia de que 
esté formado, la estación, hora, lugar en que se nos presente, cualquiera la luz que lo 
ilumine, con que abramos los ojos, y miremos, todo, sin excepción ninguna, está sujeto a 
las leyes inmutables de la óptica”.38  El  método básico que utilizó para la enseñanza de la 
pintura de paisaje partía del  uso preciso de la perspectiva lineal y aérea, así como en las 
sombras, espejos y refracción. La atmósfera en un paisaje, escribe “les modifica la fuerza 
del claroscuro y colores, haciéndonos disfrutar más o menos según el grado de su pureza, 
de un hermoso y extenso horizonte. Claro está, que no solo es útil, para un pintor, el 
conocer y saber aplicar dichas leyes, sino necesario, indispensable”:39 
Landesio clasificó la pintura de paisaje en cinco secciones,40 edificios, follaje, 
terrenos, celajes y aguas, cada uno con sus características particulares.  Entre el follaje 
destaca la sección de escenas familiares, para bosques, parques, calzadas, jardines y 
                                                          
37 Retrato de Eugenio Landesio tomada de Enrique Cárdenas de la Peña, Mil personajes en el México del siglo 
XIX, 1840-1870, tomo II, México, Banco Mexicano Somex, 1979, p. 314 
38
 Ibidem. 
39 Ibidem. 
40
 Tomado del cuadro de  María Elena Altamirano Piolle,  “José María Velasco. Paisajes de luz, horizontes de 
modernidad”, 2ª ed., México, DGE, Equilibrista, 2006, p. 54. 
 
 
polares.  En terrenos con escenas populares, religiosas o profanas, la representación 
alpestre, llanuras y cavernas.  En celajes, con escenas militares, el género tempestuoso, 
tranquilo o los efectos de luna y para las aguas, las marinas tranquilas o tempestuosas para 
secciones históricas bíblicas y mitológicas. Esta clasificación indica las tipologías en las 
que insistía como experiencia para la pintura de paisaje y por lo tanto como las formas de 
representar los diferentes modelos.  Destaca en todos ellos como vimos la necesidad de la 
inclusión de una escena humana con énfasis histórico. 
Sin duda, el más grande legado de Eugenio Landesio para México fue la formación 
de su alumno a quien dedicó uno de sus escritos titulado “Notas interesantes para la historia 
del más aprovechado de mis discípulos, Sr. José Ma. Velasco”.   
 
Fig. 91. Hacienda de Monte Blanco, 1877. Obra realizada por Eugenio Landesio y terminada por José María 
Velasco.  Entre los personajes aparece el maestro Landesio señalando el paisaje lejano. 41 
                                                          
41 http://www.inehrm.gob.mx/Portal/PtMain.php?pagina=exp-nacimiento-velasco-galeria 
 
 
PARTE II. PINTURAS EMBLEMÁTICAS DEL PAISAJE MEXICANO 
José María Velasco, paisajista mexicano 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 92. José María Velasco, Autorretrato, 1877. Óleo sobre 
tela, 55x40 cm. Museo Nacional de Arte. 1 
José María Velasco nació en Temascalsingo,  Estado de México  en 1840 y murió en la 
ciudad de México en 1912.  Se trasladó con su familia a vivir a la ciudad de México a los 
siete años, en el complicando 1847, año de las batallas de la intervención estadounidense en 
esta ciudad.  El conflicto bélico en la capital se vivió en  las batallas de Padierna, 
Churubusco, Molino del Rey y Chapultepec  y dieron origen a un debilitamiento y pérdida 
de control del país. Las consecuencias inmediatas fueron la ocupación estadounidense de la 
ciudad y la renuncia de Santa Anna a la presidencia y más adelante la firma del Tratado de 
Guadalupe Hidalgo con la pérdida del territorio en cuya defensa se sacrificaron numerosas 
vidas humanas y se empeñaron enormes recursos.  Las sensaciones de la derrota, la 
inseguridad y el temor fueron constantes entre los habitantes de la ciudad de este momento, 
“la guerra quedó impresa en la memoria de los mexicanos como una experiencia 
traumática”.2  Esta fue la ciudad que recibió a Velasco, todavía un infante con poca 
                                                          
1 Tomada de Xavier Moyssen, José María Velasco. Un estudio sobre su obra, México, SEP, 2004, p. 35. 
2 Kristyna M. Libura, Morales Moreno y Velasco Márquez,  Ecos de la Guerra entre México y los Estados 
Unidos, México, Ediciones Tecolote, Groundwood Books, 2004, p. 153. 
 
 
conciencia de los acontecimientos pero los cuales sin duda marcaron indeleblemente su 
vida.  
 
Fig. 93. Carl Nebel y Adolphe Bayot, La entrada del general Scott a México, 1851. Litografía.3 
Las tropas norteamericanas se retiraron de la ciudad el 30 de julio de 1848 y poco a 
poco las condiciones de vida volverían a cierta normalidad en términos de vida cotidiana 
aunque la huella del episodio traumático que fue además seguido por las otras 
intervenciones sería determinante en la forma de continuar la construcción de la nación 
mexicana.   
Las condiciones poco favorables obligaron a la familia a retirarse durante algún 
tiempo al Estado de México y regresaron a la ciudad esta vez de forma definitiva en 1849.  
En este ambiente creció y se formó Velasco4 que al cumplir 18 años en 1858 ingresó a la 
Academia de San Carlos para aprender dibujo.  Cursó anatomía, perspectiva, dibujo de 
estampa de figura y paisaje, del yeso y del modelo vivo, pintura de paisaje. Fue alumno de 
Eugenio Landesio a quien consideró su Maestro en la cátedra de perspectiva y más adelante 
en la de paisaje.   
El aprendizaje del dibujo inició en la formación de Velasco con la copia de modelos 
                                                          
3  Ibidem., p. 292.  Utilizó la misma perspectiva que en el cuadro realizado para su Álbum Viaje pintoresco y 
arqueológico sobre la parte más interesante de la República Mexicana. 
4 Sobre la forma de vida en el siglo XIX consultar John E. Kicza, “Familias empresariales y su entorno”, en 
Historia de la vida cotidiana en México. IV Bienes y vivencias. El siglo XIX, México, Fondo de Cultura 
Económica, El Colegio de México, 2005, p. 148-178. 
 
 
y con especial insistencia en el dibujo de campo o del natural, de figuras, elementos y 
detalles como plantas, follajes, troncos o partes del cuerpo humano.  Estas más adelante se 
incluirían en la composición de un paisaje.  Se consideraba entonces que de esta manera se 
podía ir creciendo en el grado de dificultad para lograr la experiencia necesaria para 
abordar obras complejas. 
  
Fig. 94. José María Velasco, Calabacera (Hojas), 
1859 (Copia de litografía de Landesio). Lápiz sobre 
papel, 33 x 45.5 cm. Museo Nacional de Arte.5 
Fig. 95. Eugenio Landesio, Baldana 
longa, 1836.6 
El maestro de paisaje, Landesio, reconoció inmediatamente en Velasco enormes 
cualidades que le enseñó a explotar.  
El primer óleo que realizó fue basándose en un estudio del natural, lo tituló Baño de 
dos pescaditos, y en el representó una sección del patio del lugar donde había vivido desde 
niño en la ciudad de México, cerca de la fuente de Salto del Agua. En esta obra es notorio 
el ejercicio que realiza para la representación de los follajes de las diferentes plantas que 
aparecen y por cuyo detalle podemos incluso identificar. 
En 1860, la Junta de Gobierno de la Academia lanzó un concurso para otorgar una 
pensión a un alumno.  Este consistió en pintar del natural el patio del ex convento de San 
Agustín.  José María Velasco ganó esta pensión con el óleo que presentó.  Como sugerencia 
de Landesio, un año más tarde pintó de nuevo este espacio añadiendo un episodio 
costumbrista a la composición.  Esta acción de abordar nuevamente un tema como veremos 
                                                          
5
 José María Velasco Hojas. Tomada del libro: Xavier Moyssén, José María Velasco, Fondo Editorial de la 
Plástica Mexicana, 1991, p. 129. 
6
 Eugenio Landesio, Baldana longa, 1836. Colección de treinta y cuatro plantas dibujadas del natural y 
litografiadas. 
 
 
fue frecuente en su trabajo, como una suerte de agregado o de idealización, así como un 
insistente ejercicio de perfeccionamiento. 
En sus primeras obras podemos ver la insistencia del maestro en la importancia de 
los significados históricos como parte de las composiciones en las que los personajes 
añaden escenas de esta índole. La mayoría de ellas son patios o espacios abiertos urbanos.  
La técnica que empleaba parte del punto de vista de la construcción en perspectiva 
geométrica, forma de presentación del paisaje que se consideraba la más exacta y que 
coincide con los lineamientos de la centralidad de la mirada humana con la que inicié esta 
parte del trabajo. 
 
Fig. 96. José María Velasco, Patio del Ex convento de San Agustín, 1860. Óleo sobre tela, 32 x 43 cm. 
Colección particular. Otra de las obras de su etapa formativa con las que ganó un premio en la Academia. 
 
 
 
Fig. 97. José María Velasco, Patio del Ex convento de San Agustín (2), 1861. Óleo sobre tela, 72 x 98 cm. 
Museo Nacional de Arte.7 
Velasco pasó del detalle de una planta al dibujo de patios y de ahí a la 
representación del templo de San Bernardo con lo que inició el crecimiento en la escala 
espacial.  En 1862 pintará desde la azotea de la casa de su amigo Manuel Payno8 en San 
Ángel, su primer óleo de una lontananza del natural.  Este lienzo fue el que podemos 
considerar pionero en lo que habría de ser su más grande logro, el paisaje lejano. 
En este paisaje vemos el origen de su capacidad de observar, dibujar y componer el 
paisaje lejano, su representación hasta el horizonte, las cualidades particulares de la luz en 
un cielo medio nublado en el que destaca la técnica de dibujo de las nubes.  La composición 
de este óleo se estructura en dos partes, el cielo y el paisaje terrestre.  Este último, que 
abarca un poco más de la mitad del lienzo, contiene un primer plano vegetal con detalle en 
los follajes, un segundo en el que aparecen pequeñas construcciones, signos de la presencia 
humana y por último el conjunto orográfico de Los Dinamos.  En el cielo destaca la audacia 
con la que representa las nubes, tema prioritario para crear una atmósfera lumínica que 
                                                          
7
 José María Velasco. El patio de San Agustín, 1861,  Museo Nacional  de Arte. Tomada de  Xavier Moyssen, 
José María Velasco. Un estudio sobre su obra, México, SEP, 2004, p. 38 
8
 Recordemos que Payno ya había escrito para entonces la novela por entregas El fistol del diablo y más 
adelante publicaría en el mismo formato la famosa novela Los bandidos de Río Frio. Es curioso que en 1871 
publicó su libro de cuentos Tardes nubladas. 
 
 
logra a través de las sombras que proyectan.  El cielo nuboso y la tierra enverdecida por la 
humedad se comunican en la estación lluviosa.  
La variación en los porcentajes de cada parte de la estructura de los paisajes será 
parte de la forma de experimentar y madurar los paisajes de Velasco. 
 
Fig. 98. José María Velasco, La cañada de la Magdalena, 1862. Óleo sobre tela 32 x 43 cm. Museo Nacional 
de Arte.9 
Con la llegada de Maximiliano, la Academia sería nombrada Academia Imperial de 
Bellas Artes.  A este periodo y por la insistencia de un acercamiento al pasado prehispánico 
buscado en la academia, realizó La caza.  En este cuadro buscaba dentro del ramo de 
episodios y en la sección de historia, pintar sobre el momento del México antiguo.  Sin 
embargo es muy claro que el protagonista en la composición es el paisaje, en especial las 
rocas.  En este caso la composición resulta basada en el primer plano, alrededor de un río, 
audazmente asoma como una ventana, el paisaje lejano del valle de México.  
                                                          
9
 Tomada de María Elena Altamirano, op.cit. p. 156. 
 
 
 
Fig. 99. José María Velasco, La caza, 1863. Óleo sobre tela 70x97 cm. Museo Nacional de Arte.10 
En 1863 expuso el cuadro La Alameda de México y también pintó El Cabrío de San 
Ángel donde aparece La Hormiga, la fábrica de textiles más grande de la época.  Esta 
composición fue más adelante incluida en el Atlas Pintoresco de García Cubas.  Como 
acostumbraba, realizó versiones posteriores en las que añadió escenas pastoriles. 
 
Fig. 100. José María Velasco, El cabrío de San Ángel (2), 1863. Óleo sobre tela 70 x 92 cm. Museo Nacional 
de Arte.11 
                                                          
10 Tomada de Xavier Moyssen, José María Velasco. Un estudio sobre su obra, México, SEP, 2004, p. 45. 
 
 
Distingo dos líneas en la producción artística de Velasco durante el Segundo 
Imperio, la primera sobre vistas de la ciudad de México y la segunda en su contribución a 
los estudios científicos que se impulsaron en la época. A estos trabajos me referiré en el 
siguiente apartado buscando discutir la visión positivista en el autor.   
 
Fig. 101. José María Velasco, Vista tomada en la Alameda de México por el lado de San Diego, 1863. Óleo 
sobre papel, 32 x 44 cm. Colección particular.12  
 
Fig. 102. José María Velasco, Fragmento de La Alameda de México, 1866. Óleo sobre tela 70x97 cm, Museo 
Nacional de Arte.13 
                                                                                                                                                                                 
11
 Ibidem., p. 106. 
12 Ibidem., p. 109. 
 
 
En 1866 realizó dos lienzos sobre la Alameda de México.  En el primero de ellos, 
fue copiado del natural y más adelante lo idealizó en otra versión dibujada en el taller. En la 
primera versión aparece el portal esquinero que fungía como puerta de la reja que rodeaba a 
la Alameda.  La puerta no aparece en la segunda versión, ya que esta fue realmente 
eliminada dos años después, podemos decir que el segundo cuadro es un proyecto que se 
construiría más adelante.  En esta última incluyó en la pintura a la Emperatriz Carlota que 
aparece supervisando las obras de remodelación que ella misma había ordenado.  De nuevo 
incluyó el paisaje lejano de la ciudad en la que aparece la entonces recién trazada Calzada 
del Emperador.  Este cuadro también es conocido como Un paseo en los alrededores de 
México.  La Alameda se concebía como un jardín romántico de corte inglés, de moda en la 
Europa del momento, es un proyecto de gusto cortesano imperante en el gusto y el régimen 
de Maximiliano.  
En 1868 concluyó sus estudios e inició su producción profesional que se extendió 
por 44 años en los que llegó a pintar más de trescientas pinturas al óleo, acuarelas y 
litografías con las que influyó de manera definitiva en la construcción de la idea del paisaje 
mexicano.  Velasco inició su vida profesional mientras el gobierno liberal y republicano del 
presidente Juárez intentaba pacificar México, fomentar la inversión extranjera y modernizar 
la vida cultural incluyendo la instrucción Pública.  En 1867 San Carlos dejó de ser 
Academia y se convirtió en Escuela Nacional de Bellas Artes.  Entonces la especialización 
de las disciplinas tomaba cada vez un peso más definitivo.  Arquitectura e Ingeniería se 
separaron y aunque había materias comunes para escultores, pintores, grabadores y 
arquitectos, la mayoría de ellas eran específicas para cada carrera. A pesar de las 
complicaciones políticas, ya que el pintor era identificado como conservador y afecto de 
Maximiliano, con dificultades logró ser maestro de perspectiva iniciando así su 
contribución a la formación de otros seguidores del paisaje.   
El éxito de sus trabajos continuó y sus pinturas fueron demostrando el camino a la 
maduración de su muy particular estilo de pintar a México.  Del paso del detalle, de sus 
paisajes familiares e íntimos a la construcción de paisaje mexicano de profunda narración. 
Así fue alcanzando, como iremos viendo, eso que dice Justino Fernández que “México era, 
pues, para Velasco eso: las grandes distancias, los celajes apenas manchados por las nubes, 
                                                                                                                                                                                 
13 Ibidem., p. 112. 
 
 
los planos, las serranías, los cerros, los volcanes, los lagos, las rocas, los nopales, los 
pirules y el aire; país como de encanto, habitado por águilas y en el que las villas y 
ciudades se tienden suavemente sin pretender rivalizar con la naturaleza, en el que la luz 
solar todo lo vivifica y la bóveda azul todo lo cubre”.14 
 
El paisaje de Velasco, entre la orientación positivista y el arte 
La orientación positivista que impregnó la mentalidad de la segunda parte del siglo XIX 
hizo del predominio científico la forma más aceptada de conocimiento,  lo que contribuyó 
sin duda, a imponer la tendencia realista en el gusto artístico y en la manera de mirar al 
paisaje. 
A partir de 1864 surgieron en varias ciudades y en la capital grupos cada vez más 
nutridos de científicos de diferentes disciplinas con interés en la naturaleza mexicana.  A 
todos los unía la necesidad de conocer México empleando los métodos de análisis científico 
para aprovechar mejor los recursos naturales del país.  Se realizaron entonces varias 
expediciones, entre ellas una promovida por el gobierno imperial, −la Comisión Científica 
de Pachuca− que se llevó a cabo de febrero de 1864 a los primeros meses de 1865.  Esta fue 
dirigida por el ingeniero Ramón Almaraz quien encabezó un grupo de lo que hoy 
llamaríamos un equipo multidisciplinario, ingenieros, médicos, topógrafos, expertos en 
minas e historia natural, dibujo y fotografía.  Cuenta Almaraz que en éstas “mucho me 
sirvió la buena voluntad del Sr. [Guillermo] Hay que fue nombrado igualmente en 
comisión, y que al acompañarme ponía a disposición de ella sus conocimientos y útiles 
fotográficos”, pues las instrucciones que tenía preveían “que sacase además algunas vistas 
de ellas y de los objetos más notables”.15 No obstante, el ingeniero consideraba que: 
…no bastaba la fotografía [...] ya porque a consecuencia de la estación de las aguas, era muy 
probable que no hubiese suficiente luz para tomar las vistas, ya porque en atención a lo quebrado del 
camino sería fácil que se rompiesen algunos aparatos, y ya en fin, porque encontrándose las ruinas 
dentro de espesos bosques, las vistas que se tomasen ofrecerían sólo grupos de árboles, y los 
monumentos harían en ellos un papel secundario. 16 
                                                          
14 Justino Fernández, Arte moderno y contemporáneo de México, Arte del siglo XIX, Tomo I, México, 
UNAM. Instituto de Investigaciones Estéticas, 1962, p. 91. 
15 Ramón Almaraz, (dir.), Memoria de los trabajos ejecutados por la Comisión Científica de Pachuca en el 
año de 1864, México, Imprenta de J. M. Andrade y F. Escalante, 1865. 
16 Ibidem. 
 
 
Por tanto, solicitó un dibujante y obtuvo la colaboración de dos alumnos de paisaje 
en la Academia Nacional de San Carlos, José María Velasco y Luis Coto.  Esther Acevedo 
resume así la experiencia: “para Velasco la excursión de cerca de un mes unió varios de sus 
intereses vitales: la relación con la naturaleza, el intercambio con sus camaradas científicos 
y el conocimiento de la provincia mexicana”.17  
Ya me referí a esta Comisión cuando abordé el trabajo de Antonio García Cubas 
con quien Velasco y Coto coincidieron.  Allí, los estudiantes realizaron los dibujos que les 
solicitaron y Velasco entregó a la Academia un reporte de su viaje en donde detalla algunas 
de las plantas que encontró: pimienta, chicozapote, mamey, naranjos, limones, higueras y 
algunos troncos de árboles vestidos con parásitos. Árboles de palo mulato, helechos, 
plátanos, lo que nos deja ver la impresión 
que le causó su encuentro con el paisaje 
húmedo y hasta entonces para él 
desconocido, trópico mexicano.  Destaca 
también desde este viaje además de su 
interés por la botánica, sus impresiones 
sobre la cascada de Necaxa que sin duda 
quedó grabada en la mente de los 
expedicionarios.  Existen referencias a esta 
en los dibujos de Velasco, en las 
descripciones de García Cubas en El libro de 
mis recuerdos y más adelante la inclusión de 
la imagen en su Altas pintoresco. 
 
Fig. 103. José María Velasco, Cascada de Necaxa. 
Mermoria acerca de los terrenos de Metlaltoyuca. 
1865. Litografía, 22.5 x 14.6 cm. Colección 
particular. 
                                                          
17 Esther Acevedo, “El legado artístico de un imperio efímero. Maximiliano en México, 1864-1867”, en 
Testimonios artísticos de un episodio fugaz (1864-1867), México, Instituto Nacional de Bellas Artes, 1995, p. 
95. 
 
 
Esta expedición, que influyó en la visión y la forma de acercamiento al paisaje de 
Velasco, se extendería hasta Teotihuacan y sería la primera experiencia de Velasco en la 
representación de vestigios mesoamericanos y de sus trabajos para el Museo Nacional. 
Su interés por la ciencia es patente cuando en 1868, vemos que su primer proyecto 
personal fue realizar una Flora del Valle de México, una obra de ilustración botánica por 
entregas para la que realizó 18 láminas de plantas  pero que tuvo que suspender un año 
después por falta de suscriptores que muestra la capacidad de observación científica, y su 
interés por difundir el saber científico que con su maestría tomaba un tinte artístico. 
 
Fig. 104. José María Velasco, Malvacea. Anoda triangularis. Flora de los alrededores de México.18 
  
Fig. 105. José María Velasco, Flor de pita floja. 19 Fig. 106. José María Velasco, Flora del Valle de 
México. 20 
                                                          
18 Flora del Valle de México. José María Velasco ilustrador. Litografía acuareleada, 24 x 32 cm. Colección 
particular. Tomado de María Elena Altamirano, op. cit. p. 133. 
19 Tomada de José María Velasco. Homenaje, UNAM, 1989, p.198. 
 
 
El acercamiento de Velasco al mundo de  la ciencia se vio reforzado al formarse la 
Sociedad Mexicana de Historia Natural, de la que fue miembro de número, secretario, 
vicepresidente e incluso presidente interino.  Algunos de sus compañeros en la Comisión 
Científica, entre ellos García Cubas fueron sus iniciadores.  El conjunto de sus miembros 
sumaban un centenar, contando con 10 fundadores y 15 de número entre los que se hallaban 
los hombres de ciencia más importantes del país.  Estos hombres fueron pioneros de la 
ciencia en México, y es de llamar la atención que la visión científica de este grupo, que hoy 
llamaríamos multidisciplinario, consideraba la inclusión de miembros dedicados al arte 
como Velasco.  Sin duda una visión más amplia de los asuntos científicos que cada vez se 
especializan más separando los enfoques y las disciplinas.  
Esta sociedad publicó el primer fascículo de la revista  La Naturaleza,21 en 1865 que 
incluyó temas desde botánica y zoología hasta geología y paleontología.  Sus 
colaboraciones para la revista no fueron únicamente como ilustrador, también participó con 
artículos.  Para el número 1869-1870 de esta publicación Velasco realizó un artículo sobre 
el Cereus serpentinus en cuyas ilustraciones podemos constatar como afinó su capacidad de 
observación y representación detallada de las plantas. Más adelante realizó un artículo 
sobre la Ipomea triflora, en 1873 ilustró el artículo sobre Troquileos del Valle de México y 
en 1875 el Ensayo ornitológico de la familia troquilidae.  Produjo también para la revista 
un interesante y extenso artículo sobre el Ajolote  al que dedicó 13 años de estudio.  Vemos 
un común denominador en todos estos artículos, su interés por la flora y la fauna nativa y 
peculiar cuya elección como tema de investigación e ilustración, hace patente su valoración 
y su actitud hacia los elementos de la naturaleza mexicana. 
En la revista, ilustró también algunos estudios geológicos, tema recurrente en los 
artículos que como mencioné tienen una línea de continuidad desde los trabajos de 
Humboldt sobre estas tierras.  Aquí ilustró el artículo Erupción del volcán Seboruco en 
1885 y Descubrimiento de un antiguo volcán en 1882. Una copia de esta vista fue más 
adelante también utilizada como parte del Atlas de García Cubas.  
 
                                                                                                                                                                                 
20 Tomada de Elías Trabulse, José María Velasco. Un paisaje de la ciencia en México, Toluca, Instituto 
Mexiquense de Cultura, 1992, p. 206. 
21 Sociedad Mexicana de Historia Natural. La Naturaleza, Periódico científico de la Sociedad Mexicana de 
Historia Natural, publicado bajo la dirección de Manuel M. Villada,  México, Imprenta de Ignacio Escalante, 
1870-1912.  
 
 
 
Fig. 107. José María Velasco, El Seboruco, en La Naturaleza. Lam. 6. Litografía de la Vida de Murguía e 
hijos, 13.5 x 21.5. Colección particular.  
 
Fig. 108. Antonio García Cubas, Volcán el Seboruco, Fragmento de la Carta Orográfica, 1885.22 
Dentro de los estudios orográficos y geológicos, también destacan dos de sus 
cuadros  Pórfido del cerro de los Gachupines y Pórfidos del Tepeyac, en los que se nota, al 
igual que en los botánicos, la precisión en términos científicos necesaria para las 
clasificaciones geológicas, así como en la representación estética de la fuerza de la tierra.   
                                                          
22 Atlas Pintoresco e Histórico de los Estados Unidos Mexicanos, México, Debray Sucesores, 1885. 
 
 
 
Fig. 109. José María Velasco, Pórfidos del Tepeyac. Óleo sobre tela, 62 x 46 cm. Museo Nacional de Arte. 23 
 
Fig. 110. José María Velasco, Peñascos del cerro de Atzacoalco, 1873. Óleo sobre tela, 159 x 103 cm. 
Escuela Nacional de Bellas Artes. 24 
 
                                                          
23 Tomado de María Elena Altamirano, op. cit., p. 156. 
24 Ibidem., p. 156. 
 
 
A lo largo de los años, la mirada del artista se enriqueció con el interés científico 
que además de producir interesantes disertaciones, sirvieron a Velasco como estudio de 
elementos aislados de su contexto, a través de las herramientas científicas lo llevaron a  
observación detallada, que más adelante seguirá utilizando al reincorporar estos 
componentes al mundo orgánico mas totalizado de sus paisajes maduros. 
Esta forma de acceder al estudio de un paisaje parcializado, de corte positivista, con 
el tiempo logra agregar estos elementos inicialmente distendidos al incorporarlos a un 
paisaje estético e integral sin perder la capacidad de contemplarlos individualmente.  Sin 
duda, entre sus aportaciones más contundentes al arte está la potenciación de la estética 
otorgada por su acercamiento al conocimiento científico-racional como un instrumento del 
arte. En este momento podemos reconocer la inercia que nunca perdió de conjugar las dos 
miradas, -la científica y la artística- como una propuesta característica de su trabajo.  
Es importante recalcar que Velasco no fue un científico en el sentido absoluto del 
término, pero si un respetuoso y admirador seguidor de sus preceptos generales.  El enfoque 
conductor de la educación que recibió fue la visión positivista, fruto del racionalismo y del 
espíritu científico que promovió la Ilustración.  Esta forma de ver estaba imbuida en el 
pensamiento del momento y la inversión de los personajes importantes en la misma era 
sumamente apreciada. Velasco abrevó de ella, aprendió y finalmente la utilizó en su mundo 
que fue el artístico. 
En Velasco se da una convergencia entre la representación de la escala monumental 
y la capacidad para reproducir en el grano más fino el detalle de las rocas, plantas y cielos 
que pudieron coexistir gracias a su formación de dibujante científico, logrando sumar a su 
sed de horizontes vastos la constante convivencia con la grandeza del paisaje mexicano. 
Si bien, en ese entonces, hace ya más de un siglo, la preservación de equilibrio 
ambiental era un hecho natural, esta preocupación intrínseca del paisajista mexiquense por 
reflejar la riqueza de la flora y fauna mexicana, sin duda nos lleva a pensar que buscaba 
contribuir a su puesta en valor en miras para su conservación.  No es casualidad que en esta 
época, el ingeniero Miguel Ángel de Quevedo realizaba una reforestación masiva de los 
alrededores del valle de México, utilizando por cierto, gran cantidad de árboles exóticos. 
Dentro de sus contribuciones de corte científico y desde luego enlazado con la 
pujante corriente de investigación arqueológica del momento que buscaba conocer y 
 
 
ensalzar los valores del México prehispánico,  aportó sus trabajos como dibujante oficial de 
la revista de Anales del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía.  También 
realizó en 1878 los cuadros Pirámide del sol en Teotihuacán,  Pirámides del Sol y de la 
Luna y El baño de Netzahualcóyotl, así como múltiples dibujos litografiados de piezas 
mesoamericanas, que expresan su mirada sobre el México antiguo.  Resulta interesante que 
haya dedicado uno de los cuadros al cerro del Tezcotzingo, los Jardines de 
Netzahualcoyotl, un sitio de especial significado para los arquitectos paisajistas por ser uno 
de los pocos lugares que conservan vestigios de un jardín mesoamericano y que incluso y 
hoy es poco conocido.  En todos estos lienzos, la huella histórica se remite a la construcción 
humana y en el caso del lienzo de Teotihuacan, su relación con el paisaje, es asunto 
suficiente para expresar un paisaje mesoamericano con toda su majestuosidad dentro de la 
naturaleza integral.  
La tremenda escisión que existe hoy entre la forma de ver el paisaje desde la 
racionalización o desde el sentimiento parece irreconciliable, esta, sin embargo no se había 
instaurado como la única e indispensable en el pensamiento decimonónico.  La 
racionalización sobre el paisaje, búsqueda de certezas imperante en el siglo XIX, apostaba 
por una relación meramente funcional apartada de la contemplación de la naturaleza, 
enfoque que a su vez creó la necesidad de articular una visión contemplativa a través de 
otro acceso a la naturaleza: la aproximación estética. Me atrevo a afirmar que la estética del 
paisaje mexicano que propone José María Velasco, entendida desde el positivismo,  es una 
respuesta a este problema, es una crítica a la racionalización como visión única. 
 
 
 
Fig. 111. José María Velasco. Pirámide del sol, en Teotihuacan, 1878. Óleo sobre tela, 43 x 32 cm. Museo 
Nacional de Arte. 25 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig.112. José María Velasco, Los baños de Nezahualcoyotl, 1878. 
Óleo sobre tela, 43 x 32 cm. Museo Nacional de Arte.26 
 
                                                          
25
 Ibidem., p. 200. 
26 Ibidem., p. 202. 
 
 
El valle de México, paisaje mexicano emblemático. 
 
¿Ve la ceja de aquel cerro? Véala…  
¿Vé la otra ceja que casi no se ve de lo lejos que está?... 
Como quien dice, toda la tierra que se puede abarcar con la mirada. 
Juan Rulfo.27 
El interés y la producción de pinturas de paisaje en México fue creciendo a la vez 
que acompañaba al  proceso de construcción de la nación hasta alcanzar su momento 
cumbre en la segunda mitad del siglo XIX, tiempo sin duda distinguido en términos de 
producción pictórica  por la obra de José María Velasco. 
El nombre de Velasco está indisolublemente ligado a la valorización del paisaje 
mexicano y en especial a su tema más recurrente: las vistas del Anáhuac. Coincido con 
Xavier Moysen, prolífico estudioso de su obra en que, “no fue este precisamente el 
descubridor de la grandiosidad del Valle de México, antes lo hicieron otros paisajistas 
como el mexicano Pedro Calvo28 y los europeos Johann Moritz Rugendas y Daniel Thomas 
Egerton, pero sí su consumado intérprete”.29 Añado, que en esta interpretación Velasco fijó 
los términos de la idea estética del paisaje mexicano añadiéndole una mirada nacionalista. 
 
Fig.113. J. M. Rugendas, Vista del Popocatepetl y del Ixtaccihuatl, 1831. Óleo sobre carton.30 
                                                          
27 Juan Rulfo, Pedro Páramo,  México, Editorial RM & Fundación Juan Rulfo, 1995, p. 9 
28 Pedro Calvo dibujó en 1825 Una vista panorámica de la ciudad de México que se considera la 
inauguración del género de vistas del valle de México, aunque su trabajo posterior fue dedicado al retrato de 
los burgueses de la sociedad de su tiempo. 
29 Xavier Moysen en José María Velasco, Homenaje, México, UNAM, 1989, p. 8. 
30
 Tomado de Rugendas, 1802-1858. Alemania, Goethe Institut. Santiago y Goethe Institut Sao Paolo, 1998, 
p. 215. 
 
 
En 1873 Velasco se trasladó a vivir a la villa de Guadalupe en la sierra del mismo 
nombre y desde ahí inició su extraordinaria obra sobre los valles de México, verdaderos 
hitos de la pintura mexicana. Pintó desde los alrededores múltiples vistas del valle, la 
mayoría de ellas en gran formato lo que les otorga una profundidad y una dimensión hasta 
entonces no vistas en la pintura de paisaje en México.  Desde luego que este fue un proceso 
de maduración y gestación estilística que fue acompañando al artista en su producción.  
 
Fig.114. José María Velasco, Valle de México con la Calzada de los 
Misterios, 1873. Óleo sobre papel, 32 x 43 cm. Colección particular.31 
 
Fig.115. José María Velasco J. M. Velasco, Vista del Valle de México, 1873. 
Óleo sobre tela, 30 x 45 cm. Colección particular. 32 
                                                          
31
 Tomada de María Elena Altamirano, op.cit., p.162. 
 
 
El valle de México con una superficie de alrededor de 1500 kilómetros cuadrados, 
tiene características naturales muy particulares en términos geográficos.  Es una gran 
planicie lacustre de características endorreicas, es decir sin salida al mar, que originalmente 
albergaba el sistema de lagos de Texcoco contenidos por importantes cadenas montañosas 
pertenecientes al Eje Neovolcánico que atraviesa el centro del país.  Este valle se ubica en 
una latitud característica de ecosistemas tropicales pero al localizarse en una altitud de 2400 
metros sobre el nivel del mar las condiciones climáticas son templadas.  Las 
particularidades del lago salado que mas tarde sería una planicie lacustre, resultado de la 
terrible decisión de desecar el cuerpo de agua, y la ubicación lejana de las formaciones 
orográficas, hacen que el paisaje de este valle tenga una ventaja estética particular, la 
posibilidad de vistas despejadas con horizontes muy lejanos y la persistencia de sugestivas 
formaciones de nubes en una atmósfera diáfana.  
Vivir en este valle y además en un punto alto sobre la villa de Guadalupe, aunado a 
las posibilidades estéticas del valle y simbólicas como centro de la nación mexicana, llevó a 
Velasco a hacer de este paisaje su motivo de representación más recurrente y a la postre 
más exitoso.  
Inició sus pinturas en formatos pequeños y en esta época realizó muchos estudios y 
acercamientos de accidentes geológicos, barrancas y rocas.  Ensayó entonces con vistas 
lejanas también en formatos pequeños como la Vista del Valle de México de 1873 hasta 
producir la primera composición del valle en un formato de 152 x 220 cm que tituló Valle 
de México desde el cerro de Atzacoalco.  Este cuadro fue presentado en la Exposición de la 
Academia del mismo año, donde obtuvo medalla de oro de manos del presidente Sebastián 
Lerdo de Tejada.  Más adelante estuvo expuesto en el consulado mexicano en Estados 
Unidos.  De esta pintura, Landesio destacó el celaje, las lontananzas y la vegetación del 
primer plano, todos ellos elementos esenciales de las vistas que de ese momento en 
adelante le imprimirían a su obra un sello particular.   
Vemos en este cuadro como la tan elogiada atmósfera del valle, célebremente 
calificada por Alfonso Reyes como la región más transparente del aire, puede ser apresada 
en una composición pictórica al lograr rodearla con los cerros que la envuelven y las nubes 
que la embellecen y reflejando tamizada la ligera luz del sol.   
                                                                                                                                                                                 
32
 Ibidem., p.160. 
 
 
 
Fig.116. José María Velasco, Valle de México desde el cerro de Atzacoalco, 1873. Óleo sobre tela, 45 x 60 
cm. Colección particular. 33 
Su producción artística continuaba dando frutos y su preferencia por el tema del 
valle continuaba a la vez que seguía su gusto por la enseñanza en la Academia de San 
Carlos.  En 1874 la cátedra de paisaje a la que Eugenio Landesio había renunciado es 
otorgada a Salvador Murillo y no a Velasco cuyas capacidades eran ya de sobra 
reconocidas, por asuntos de corte político.  Sin embargo, continuó pintando y 
perfeccionando sus capacidades, un año después  terminaría el cuadro que habría de ser 
punta de lanza entre las pinturas que lo consagrarían como el paisajista de México.  Este 
lienzo de gran formato, de 218 x 152 centímetros fue realizado para la Exposición de 
Filadelfia pero primero fue expuesto en la Academia. Lo intituló El valle de México desde 
el cerro de Santa Isabel, frase que incluye el paisaje y el punto de vista desde el cual se 
                                                          
33 Ibidem. 
 
 
admira esa grandiosa planicie. Incluyó una escena costumbrista, una escena bucólica que 
exalta la vida sencilla,  que a pesar de estar en un primer plano se ubica como un asunto 
secundario en la composición y en todo caso es útil para destacar la escala del lugar.  
La profundidad que logra a través del tratamiento de los elementos otorga al paisaje 
representado una escala monumental.  En las formaciones orográficas se distinguen en el 
primer plano las rocas, el cerro Gordo y el Tepeyac que enmarcan la parte baja, en la parte 
central la laguna de Santa Isabel y el gran laguna de Texcoco rodeada de las zonas de 
cultivo y atravesadas por la calzada de Guadalupe.  El horizonte, hasta donde abarca la 
mirada, distingue las características formaciones del contorno del valle, al fondo la sierra de 
Chichinautzin con el peculiar Ajusco, los conos volcánicos, la sierra de Guadalupe y al 
fondo la apacible sierra Nevada con sus grandes volcanes.  Con gran maestría captó la 
transparencia de la atmósfera que permite ver con detalle los elementos de la lejanía, como 
los volcanes y el paso de la luz del atardecer sobre las nubes.   
 
Fig.117. José María Velasco,  El valle de México desde el cerro de Santa Isabel, 1875. Óleo sobre tela, 35 x 
48 cm. Museo Nacional de Praga. 34 
Después de la exposición de este cuadro en la Academia, la crítica fue abundante y 
positiva.  José Martí escribió en la Revista Universal:   
                                                          
34 Tomada de María Elena Altamirano, op.cit., p. 194. 
 
 
Detengámonos; detengámonos y admiremos este notabilísimo paisaje, tan bello como la naturaleza, 
espléndido como nuestro cielo, vigoroso como nuestros árboles, puro como las aguas apacibles de 
nuestra majestuosa laguna de Texcoco.  Esas nubes son el bello cielo: se extienden, se transforman, 
están allá a lo lejos y, sin embargo, están delante de nosotros; estas breñas están cubiertas de las 
plantas de nuestro Valle; esa agua azul se turba con los celajes pasajeros que copia:; este hombre se 
ha colocado en la eminencia del genio para ver bien desde allí toda la extensión arrogante, todo el 
vigor soberbio, todo el cielo de ópalo, toda la tenuidad de atmósfera y la riqueza de montañas y las 
magias de luz con que en el centro del continente abrió su seno la virgen madre América, esfuerzo de 
la creación envejecida en las tierras sin savia del Cáucaso y en la cansada región del Himalaya.  El 
Valle de México es la belleza grandiosa: imponente como ella es el hermoso paisaje de Velasco. 35  
 
Es muy significativo que al ser esta su primera participación en una exposición 
internacional,  firmó la pintura en las piedras donde añadió a su nombre explícitamente la 
palabra mexicano.  Su firma en las piedras que son parte del paisaje le otorga al cuadro una 
cualidad solemne y la aclaración orgullosa de su nacionalidad habla de su interés por 
destacar este aspecto de la mano del paisaje. 
 
Fig.118. José María Velasco, Fragmento de El valle de México desde el cerro de Santa Isabel. 1875. Óleo 
sobre tela, 35 x 48 cm. Museo Nacional de Praga. 
 
Obtuvo el premio en México y también el primer premio en la Exposición de 
Filadelfia. Tuvo tanto éxito que Velasco lo repitió 14 veces y realizó dos versiones más, lo 
que nos indica que la imagen de este paisaje fue valorada y difundida como ninguna de sus 
vistas hasta entonces.  La prensa estuvo muy atenta y me parece especialmente significativo 
el artículo de Felipe López López en El Federalista, que abre su comentario sobre la 
pintura de Velasco escribiendo: “Despierta al instante la extensa vista de El Valle de 
                                                          
35 José Martí, “Una visita a la exposición de Bellas Artes”, en Revista Universal, México, 28 de diciembre de 
1875. O.C., t. 6, p. 386-387. 
 
 
México todo el afecto que la nacionalidad y el arte tienen depositado en el fondo de nuestro 
corazón”. 36 
Resume aquí el vínculo existente entre los cuadros de Velasco y la mirada 
nacionalista como una aprensión del momento y la seguridad de que lo representado 
inaugura a través de una ligadura sentimental la existencia del paisaje mexicano.  
Más adelante continuó pintando nuevas vistas del valle, las primeras sobre todo 
tomadas desde el poniente, desde las lomas de Tacubaya, un sitio que había sido 
representado desde la época virreinal.  En 1877 durante la presidencia de Porfirio Díaz, fue 
invitado a participar en la Exposición Universal de París de 1878 y la petición fue pintar en 
el anhelo de un exaltado nacionalismo en lo que la respuesta de Velasco resultó muy 
acertada.  Pintó un cuadro que intituló Valle de México desde Santa Isabel y que firmó 
como México, razón por la cual también se le conoce con este último nombre. El lienzo 
mide 106x76  centímetros y es sin duda, en términos de la representación paisajística, la 
obra cumbre del maestro.  
Este cuadro se presentó en la 18ª. Exposición de la Escuela Nacional de Bellas Artes 
y provocó gran entusiasmo y acogida. Obtuvo el primer premio de manos del presidente 
Díaz y fue llevado a París y expuesto por cierto en la sección de España ya que México no 
participó.  En este caso la pintura fue repetida 7 veces. 
Esta vez el punto de vista es más alto, la mirada se precipita impetuosamente del 
espacio figurado al natural.  Prescinde de los humanos y con un acierto genial da entrada a 
lo simbólico, a lo poético: la tierra, el nopal, el águila.  Como dice el maestro Justino 
Fernández, “Visión poética en verdad, así el atractivo de México; Velasco descompuso su 
símbolo y lo convirtió en paisaje, en que el nopal y el águila dan la nota en los primeros 
términos, algo así como el ayer, junto con el hoy de las ciudades y el siempre asoleado 
valle, pero todo dicho con la fina discreción, con la calma y grandeza, cual corresponde al 
México más amable, es el gran amor de Velasco por su tierra, por la naturaleza, por la 
creación… El México pintado era verdaderamente el de Velasco”.37 
                                                          
36  Felipe López López, El Federalista, 10 de enero de 1876, en “Exposición de la Academia Nacional de San 
Carlos”, 1876, en Ida Rodríguez Prampolini, La crítica de arte en México en el siglo XIX. Documentos II 
(1858-1878), México, UNAM, 1964, p. 345. 
37 Justino Fernández,  Arte moderno y contemporáneo de México, Arte del siglo XIX, Tomo I, México, 
UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1962, p. 91. 
 
 
 
Fig.119. José María Velasco,  Valle de México, tomado desde el Cerro de Santa Isabel, 1884. Óleo sobre tela 
77 x 110 cm. Colección particular. 38 
Velasco describió este cuadro explicando con detalle la composición, ubicación y 
las características de los elementos del paisaje:  
El efecto de la luz del cuadro es de uno de los primeros días del mes de junio a las tres de la tarde. 
El primer término representa el Cerro de Santa Isabel, situado como a dos leguas al N. de México. 
La montaña conocida con el nombre de Cerro del Guerrero, sombreada por una nube, es la más 
cercana al primer término; en seguida se ven las de Zacoalco y el Tepeyac; rodeando a esta última 
se encuentra la población de Guadalupe Hidalgo, con las dos calzadas que conducen a la capital de 
México, que se extiende a la derecha del observador; a la izquierda se ve el lago de Texcoco. El 
pueblo de Santa Isabel se halla situado en el plano iluminado por el sol y limitado, en parte, por los 
cerros mencionados y por el acueducto que lleva el agua a la Villa de Guadalupe. En la lontananza 
están los volcanes Ixtacihuatl y Popocatepetl, la cordillera del Ajusco y la cañada de la Magdalena 
hacia la derecha; delante de los volcanes están los cerros de Chimalhuacán, la Caldera, y de Santa 
Marta. En el cielo está pintado un cumulus llevado por el aire hacia los volcanes; en una región más 
                                                          
38 Repetición del cuadro de 1877. Tomada de María Elena Altamirano, op.cit., p. 267. 
 
 
baja flotan algunos nimbus que parecen desbaratarse, y en las más altas se hallan cirrus que 
coronan el grupo principal de las nubes.39 
El espacio que representa, dibuja la planicie lacustre cubierta por una ligera capa 
vegetal de color ocre, a la derecha un tenue asomo del lago de Texcoco y en primer plano 
algunos arbustos, propios del matorral crassicaule característico originalmente en el cerro 
de Santa Isabel  .40  La capa vegetal parece acariciar la tierra, el signo humano solo se mira 
en la línea que dibuja la calzada de Guadalupe.  La fuerza del horizonte montañoso se 
diluye en una veladura que aleja y dulcifica su presencia emblemática. Todo deja paso a la 
metáfora que logra con dos discretos elementos, el águila que ya está cerca del nopal, 
aludiendo al signo que los mexicas esperaron para fundar Mexico- Tenochtitlán.  El águila 
que no se ha posado deja abierta la posibilidad de una nueva fundación esta vez en la 
seguridad de un paisaje perfecto y propio. Toma un mito histórico que representa la 
fundación pero alude a la fuerza de la naturaleza y del paisaje. 
Con estas características, el atino compositivo más importante de esta pintura está 
en la síntesis profunda del paisaje mexicano haciendo que este lugar, en términos 
simbólicos, pueda estar en cualquier parte de México y ser una indiscutible posibilidad de 
identidad para todos los mexicanos. 
En l889 partió a la Exposición Universal de París, como jefe de la delegación 
mexicana. Allí obtuvo una primera medalla por los 68 cuadros que presentó, se le 
condecoró como caballero de la Legión de Honor.   En este mismo año, viajó a la 
exposición de Chicago en la feria mundial donde permaneció varios meses y donde obtuvo 
otra medalla de primer lugar.  Mis cuadros, escribió a su familia, “han gustado, todos los 
elogian y les llama bastante la atención la Naturaleza de México”.41 
Parece que tenía que obtener tantos reconocimientos en el extranjero, y esperar 
tiempos más tranquilos políticamente hablando, para que le fuera otorgada finalmente la 
cátedra de paisaje a través de la cual creó escuela y formó a los pintores paisajistas de 
México.  En junio de 1900, José María Velasco entregó en la Academia de San Carlos los 
programas de las materias que enseñaba: dibujo, pintura de paisaje y perspectiva.  Buscó 
                                                          
39 Manuel Romero de Terreros,  Catálogos de las exposiciones de la antigua Academia de San Carlos de 
México (1850-1898), México, UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1963, p. 483. 
40 Identificación de la vegetación de la M. en C. María del Carmen Mesa Aguilar, curadora del Herbario de la 
Facultad de Arquitectura de la UNAM. 
41 María Elena Altamirano, op.cit., p. 250 
 
 
siempre en sus lecciones, la práctica del dibujo en el campo o del natural para que los 
alumnos no memorizaran soluciones preestablecidas si no que a través de los estudios 
directos, interpretaran la naturaleza, sus colores y su singular luz. 
Fig.120. José María Velasco, Valle de México desde el Tepeyac, 1907. Óleo sobre tela, 46 x 60 cm. Colección 
particular. 
Velasco sin moverse mucho del lugar donde vivía, mirando desde los altos hacia el 
valle, montó su caballete contempló hora tras hora, día tras día, año tras año el valle, 
logrando retratar el tiempo.  Mientras algunos de los elementos geológicos, topográficos, 
edafológicos de la naturaleza permanecen aparentemente inmóviles en sus paisajes, el 
movimiento incesante de la atmósfera, el viento, la luz, las nubes son atrapadas en 
 
 
instantes.  La presencia del movimiento en el espacio inmutable nos asoma al inefable 
misterio de la naturaleza.  Pintó recurrentemente el valle de México hasta lograr arrancarle 
algunos de sus secretos para poder imprimirlos magistralmente en su pintura.  
 
Fig.121. José María Velasco, Valle de México tomado en las lomas de Tacubaya, 1884. Óleo sobre tela, 43 x 
59 cm, Museo Nacional de Arte.42 
Su recurrente incidencia en la representación del valle de México, le trajo algunas 
críticas o al menos fue un buen pretexto para señalar sus inclinaciones políticas.  “Pero si 
nos fuese lícito hacerle una indicación, le diríamos que no es sólo el valle de México, por 
decantado que sea, lo único que nuestro país ofrece a la ambición del paisajista y a la gloria 
del arte.  Hay algo mas nuevo, más original… hay los paisajes majestuosamente alpestres 
de nuestras sierras de zonas frías y hay los aspectos suaves y paradisiacos de la magnífica y 
exuberante vegetación de los trópicos.  Hay que copiar después de las llanuras estériles o 
palustres y de las colinas amarillentas del valle de México, las llanuras aterciopeladas y 
brillantes de la tierra cliente, sus ondulantes campos de caña esmaltados de flores, sus 
blandos ríos corriendo entre bosques de banano o cayendo espumantes entre enmarañados 
                                                          
42 María Elena Altamirano, op.cit., p. 274. 
 
 
cortinajes de línea gigantescas… En verdad que el valle de México es encantador, pero 
bueno es no abusar de sus encantos para no caer en la monotonía”. 43 
 
Fig.122. José María Velasco, Camino a Chalco con los volcanes. Oleo sobre tela, 1891. Óleo sobre tela,  89 x 
126 cm. Colección particular.44 
No puedo dejar de mencionar algunos de los cuadros que pintó sobre otros paisajes 
de México, que de igual manera, aunque no con la misma intensidad, dejaron huella en la 
impronta sobre el imaginario paisajístico mexicano. 
Entre estas, realizó un viaje a Oaxaca en 1887. Acudió invitado por el obispo de 
Antequera, con objeto de hacer un cuadro de la catedral y aprovechó para realizar otras 
pinturas entre ellas me parece especialmente bella la que titula Cardón.  Se trata de un 
candelabro, Myrtillocactus geometrizans, 45 propio de las regiones secas de Oaxaca. Me 
gusta pensar que en ella, el hombre, incluso tapado por la sombra,  sirve únicamente para 
mostrar la dimensión de la colosal planta.  Como expuse cuando traté el Atlas pintoresco, la 
                                                          
43 Ibidem., p. 349. 
44 Ibidem. 
45 Identificado por la M. en C. María del Carmen Meza Aguilar, curadora del herbario de la Facultad de 
Arquitectura de la UNAM. 
 
 
vegetación xerófila, en especial las cactáceas son otro de los elementos del paisaje con los 
que se identifica al paisaje mexicano.  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig.123. José María Velasco, Cardón, 1887. Óleo 
sobre papel, 62.3 x 46.3 cm. Museo Nacional de 
Arte. 46 
En cuanto a los ecosistemas tropicales, tuvo predilección por la pintura de plátanos 
particularmente de uno que se encontraba plantado en el jardín de un amigo.  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig.124. José María Velasco, Plátano, 1866. Óleo 
sobre tela, 45 x 32 cm. Colección Particular. 47 
                                                          
46 Tomada de María Elena Altamirano, op.cit. p. 282. 
47 Ibidem., p. 204. 
 
 
Pero destacan aún más las pinturas en primer plano de los follajes tropicales que logró en 
las pinturas que realizó sobre el Ferrocarril Mexicano en la zona de Veracruz.   
 
Fig.125. José María Velasco, Fragmento de Puente curvo del Ferrocarril Mexicano en la cañada de Metlac, 
1881. Óleo sobre tela, 121 x 153 cm. Museo Nacional de Arte.48 
                                                          
48 Ibidem., p. 258. 
 
 
 
Los paisajes en las pinturas de José María Velasco 
¿Qué mexicano podrá permanecer insensible 
 en presencia de ese panorama, regazo maternal, 
 seno de amores, origen de rica historia  
y foco de esperanza? 
 Felipe López49 
Crónica de la luz y las epifanías 
Octavio Paz  
 
 
Fig. 126. José María Velasco, Atardecer en el lago (detalle de la firma), 1911.50 
 
Podemos acercarnos a los paisajes pintados por José María Velasco al menos de dos 
maneras, la primera a través de la teoría estética limitándonos a reflexionar sobre la 
representación de sus paisajes en el arte, haciendo a un lado el impacto directo de la 
naturaleza.  En esta forma, filtrada a través de la conciencia artística transformamos al 
paisaje en un producto.  La otra posibilidad que he intentado aquí, consiste en reflexionar 
sobre la experiencia del paisaje de Velasco como un fenómeno cultural de interpretación 
sobre la naturaleza.   
La obra de Velasco es una interpretación sobre la naturaleza en términos de paisaje 
sentimental.   Me parece muy atinado el artículo de Georges Roque sobre el uso de la 
panorámica en la obra de Velasco, en el que además de atender a los significados 
totalizadores y culturales del concepto de panorama, demuestra con ejemplos que “la obra 
de Velasco no tiene mucho que ver con el paisaje real, con el espacio geográfico del 
                                                          
49 Felipe López López, en El Federalista, 10 de enero de 1876. 
50 Fragmento tomado de la imagen en Xavier Moyssén, José María Velasco, Fondo Editorial de la Plástica 
Mexicana, 1991, p. 125. 
 
 
paisaje.  Se trata de una composición hecha a partir de estudios preliminares parciales 
hábilmente pegados como en un collage”.51   
En este sentido, que las vistas pintadas por Velasco son paisajes idealizados que 
están de acercarse a la naturaleza en términos visuales de precisión para lograr un dominio, 
sino que son un motivo de contemplación estética en la que la los mexicanos pudieron 
mirarse y fundar su identidad vinculada a paisajes perfectos imaginados por una cultura que 
busca los términos de su nacionalidad. 
 
Fig. 127. José María Velasco, Hacienda de Chimalpa, 1892. Óleo sobre tela, 45 x 60 cm. Museo Nacional de 
Arte. 
Como afirma Zimmer,52 la cultura, no se encuentra más allá de la naturaleza, sino 
que tiene su fundamento dentro del ámbito natural.  
La contemplación de los paisajes civilizados de Velasco nos muestra la unidad 
indispensable entre naturaleza y cultura, en la que representa la olvidada superioridad de la 
                                                          
51 Georges Roque, “La pragmática de las obras”, en Arte y Espacio, XIX Coloquio Internacional de Historia 
del Arte, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1997, p. 42-43. 
52 Jörg Zimmer, La dimensión estética del paisaje, Madrid, Biblioteca Nueva, 2008. 
 
 
naturaleza entera en la cual el humano solamente se inscribe.  La idealización de los 
paisajes de Velasco, son una propuesta estética de la reconciliación entre la naturaleza, ya 
adoptada como mexicana y la naciente cultura mexicana.  Si bien el siglo XIX apostó por 
una relación con la naturaleza meramente funcional a través del empleo del método 
científico, la obra de Velasco desafía esta posibilidad para impedir el abandono de la 
contemplación del mundo al facilitar otro acceso a la naturaleza a través de la aproximación 
estética.    Sus paisajes son un complemento crítico a la mirada científica, se acercan a  una 
naturaleza coherente, pero sobre todo −significan− la presencia de un sujeto que reflexiona 
sobre el paisaje como naturaleza bella.  Logran el descubrimiento estético de un paisaje que 
implica un autodescubrimiento de un sujeto autónomo, en este caso, la nación mexicana 
liberada. 
Para Velasco, la riqueza de la nación, más allá del momento histórico, está en su 
territorio, en el grandioso paisaje que alberga la vida de los mexicanos. En sus lienzos no 
recurre a la presentación de asuntos religiosos o políticos, problemas en su momento sin 
final, su propuesta de reconciliación social está también en la serenidad del paisaje.  Sus 
paisajes, hacen una propuesta que resultó irrebatible.  Con su ofrecimiento, el paisaje 
mexicano se hizo fundamental para la conformación de la conciencia del ser mexicano.  
El mundo agitado en que creció, en especial la guerra de intervención 
estadounidense que vivió siendo niño, sin duda hizo mella en su visión sobre el territorio. 
Me parece que su obra muestra primordialmente una nostalgia infinita por el territorio 
perdido que se convierte  en sus pinturas en  una celebración exhaustiva sobre el territorio 
apropiado. 
Sus paisajes poseen a la vez una existencia física que en sí misma se suma a la 
existencia humana y una presencia sensible que  concierne a lo visible pero también a lo 
invisible, a lo material pero también a lo espiritual. 
 
 
 
Fig. 128. José María Velasco. El Popocatepetl y el Iztaccihuatl desde el lago de Chalco, 1882. Óleo sobre 
tela, 45 x 63 cm. Colección particular. 
Sus obras inician con estudios de elementos paisajísticos, plantas, rocas, 
arquitectura, pasando más adelante a la representación de paisajes en los que se incluyen 
escenas históricas o costumbristas que dan un sentido de relato a la composición.  Con el 
paso del tiempo, observamos un aspecto singular, la progresiva desaparición de las 
representaciones humanas en las que tanto insistía la escuela paisajística europea. Las 
inserciones pastoriles o pintorescas o de connotación histórica propias de la tradición 
romántica dejan cada vez más hablar por sí mismo al  paisaje y a la obra humana que lo ha 
moldeado. 
Sus vistas de gran formato, aún hoy, despiertan un sentimiento de asombro que al 
ser identificados como propios se traducen en orgullo por un territorio apropiado.  Velasco 
logró sin duda darle al territorio mexicano una dignidad sin precedente.  Con dignidad me 
refiero a esa fascinación mágica que otorga un ascendiente que reconoce una autoridad.  
Algunos de estos paisajes, como comenté, fueron firmados con la alusión explicita a 
México y a lo mexicano.  
Sin duda una de las aportaciones más relevantes de Velasco fue el punto de vista 
desde donde reproduce el paisaje.  La mirada humana se centra para lograr una anchurosa 
visión desvelada por medir el horizonte y se sitúa ante el paisaje desde un punto de vista 
 
 
aéreo – uno de las formas utilizadas por Landesio−.  Sus cuadros, al decir de Castañón, nos 
presentan “La sed abrasadora de geometría, la construcción de los grandes espacios como 
una necesidad física, el apetito de una monumentalidad sin monumentos, la representación 
casi imposible de la luz y el arcoíris de la transparencia son una de las más finas y firmes 
contribuciones seminales de Velasco”. 53 
La occidentalización del pensamiento mexicano, consecuencia de la impuesta 
cultura europea fue la cuna ideológica del nacimiento de la idea del paisaje mexicano en 
términos visuales, pero sus particularidades están ligadas al papel que jugó en la 
construcción de la nación.  La pintura de paisaje siguió los lineamientos de la escuela 
europea, especialmente la italiana, pero la elección de los sitios y de sus elementos nos deja 
ver los valores específicos que la mirada mexicana le otorgó a estos. .  El ojo, la vista, fue 
en la pintura de paisaje mexicana,  el instrumento de percepción que distinguió el modelado 
de un territorio que se pensaba y sentía como propio.  Estos paisajes se convirtieron en una 
prueba objetiva de la grandeza de México.   
 
Fig. 129. José María Velasco. Pirú, 1860. Óleo 
sobre tela, 43 x 30 cm. Colección particular. 
                                                          
53 Adolfo Castañón, José María Velasco: el arquitecto del aire. http://www.letraslibres.com/revista/artes-y-
medios/jose-maria-velasco-el-arquitecto-del-aire. Noviembre 2010. 
 
 
Arte y Paisaje 
La imagen transmite ideas, pensamientos que no tienen que pasar por el tamiz de la palabra, 
pasan directamente a la mente y al sentimiento humano.  Cuando una imagen es arte, esta 
transmisión puede alcanzar un nivel poético y este es el caso de los paisajes de Velasco. 
Como dice Baudelaire en Salón de 1859, “Si ese conjunto de árboles, de montañas, de 
aguas y casas, que llamamos un paisaje, es bello, no es por sí mismo, sino por mí, por mi 
gracia propia, por la idea o el sentimiento que le dedico.  Es decir bastante, pienso, que todo 
paisajista que no sable traducir un sentimiento mediante un conjunto de materia vegetal o 
mineral, no es un artista.” 54 
Me parece que son varios los factores que contribuyeron a que las vistas del valle de 
México de Velasco se cristalizaran en muchos sentidos como paisajes nacionales 
prototípicos.  En primer lugar como describí, la majestuosidad y la calidad de las pinturas 
que representan las vistas de este extraordinario lugar, muchas de ellas dibujadas sobre 
lienzos de gran formato y en segundo, los mecanismos de difusión de que estas pinturas 
fueron objeto, por las exposiciones nacionales en las que se presentaron, por su exhibición 
en ferias internacionales y por la propagación de los premios que merecieron. El público 
que las pudo ver era limitado, sin embargo no debemos olvidar la capacidad de la pintura 
de transmitir una idea, a través de la imagen era la posibilidad más eficiente. 
Para mirar una pintura y despertar sentimientos y empatías, no se requiere de una 
preparación previa como sería la necesaria para leer.  Según los datos históricos 
presentados por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística en sus estadísticas 
históricas de internet, en 1895 había en el país 8 millones 500 mil personas de 10 años de 
edad y más que no sabían leer ni escribir, las cuales representaban el 82% de la población 
total. Seguramente pocas de estas pudieron ver los cuadros de Velasco pero de este 
universo, los que lo hicieron, se acercaron sin barreras a la capacidad del arte de transmitir 
sentimientos e ideas.  
El reconocimiento de José María Velasco tuvo un importante impulso después de su 
fallecimiento en 1912, que lo hizo objeto de algunos textos. Manuel G. Revilla, escribió en 
1911 un ensayo dedicado a Velasco y se reconoce como su primer biógrafo a Luis Islas 
                                                          
54 Baudelaire, Salón de 1859. P. 273 
 
 
García quien escribió el texto titulado Velasco pintor cristiano en 1932.55  Sorprende sin 
embargo que en la primera página de este pequeño libro aclara que el ensayo está escrito 
como un homenaje al pintor olvidado y al descubridor del auténtico paisaje mexicano. 
Veinte años después de su muerte su obra estaba esparcida y no era conocida siquiera en los 
círculos artísticos.  
Tendría que llegar una nueva etapa para que en 1942 se presentara en el Palacio de 
Bellas Artes la magnífica Exposición Velasco organizada por la Dirección General de 
Educación Extraescolar y Estética y se produjo un catálogo de las 246 obras expuestas.  Se 
hizo un gran esfuerzo para reunirlas ya que estaban dispersas entre las Galerías de Pintura 
del Palacio de Bellas Artes, el Instituto de Geología de la Universidad Nacional de México 
y entre varios de sus descendientes y familiares entre otros.  Esta exposición que tuvo un 
gran éxito fue organizada por Carlos Pellicer, Víctor M. Reyes, Juan Pacheco y Fernando 
Gamboa.  Se ofrecieron en la inauguración dos conferencias, una a cargo de Diego Rivera y 
la otra de Antonio Castro Leal, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Fue todo 
un acontecimiento y marcó el inicio del reconocimiento del artista.  
Un año después Juan de la Encina56 escribió el libro El paisajista José María 
Velasco, aprovechando la publicación del catálogo y el interés que se había despertado 
sobre el tema.  En este texto incluye a Velasco en el grupo de Amado Nervo,  José 
Vasconcelos, Daniel Cosió Villegas, Enrique González Rojo, Genaro Estrada, Manuel 
Toussaint, Jaime Torres Bodet y Artemio del Valle Arizpe y basado en los datos 
biográficos de Luis Islas describió su obra como perteneciente al movimiento paisajista del 
siglo XIX en Europa sin negar la “mexicanidad del excelente paisajista.” 
Se suceden entonces varios textos y exposiciones que desde diferentes ángulos 
tratan la obra de Velasco donde se acepta plenamente su denominación como el paisajista 
de México.  José María Velasco  es también piedra angular en la construcción de la idea del 
paisaje mexicano que está presente en el imaginario de México más allá de cualquier 
evento.  
                                                          
55 Luis Islas García, Velasco pintor cristiano, México, Ediciones Proa, 1932, 56 p. 
56 Ricardo Gutiérrez Abascal (Juan de la Encina), op. cit. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig. 130. José María Velasco. 
Ahuehuete de la noche triste, 1885. 
Óleo sobre tela, 106 x 76 cm. Museo 
Nacional de Historia. INAH. 
 
"La pintura es poesía muda; la poesía pintura ciega" 
Leonardo Da Vinci 
 
Como afirma Adorno en su Teoría estética57, “la autenticidad de las obras de arte 
auténticas, o sea, las que con su completa transformación en una segunda naturaleza dan fe 
de su adhesión al ideal de reconciliación de la naturaleza, siempre han sentido la 
propensión irreflenable a salir de sí mismas, como si necesitasen tomar aire. La obra de arte 
cobra vida propia, habla por sí misma, más allá de lo que el autor hubiera pensado decir, sin 
duda una experiencia conocida al enfrentarse a los paisajes de Velasco.  
Hoy, el reconocimiento de las cualidades artísticas de Velasco son indiscutibles, 
                                                          
57 Theodor Adorno. Teoría estética, Barcelona, Orbis, 1983. 
 
 
pero me gustaría hacer énfasis en la capacidad de sus paisajes de evocar un sentimiento 
poético.  Un ensayo de finales de la década de los setenta de Octavio Paz titulado En lo alto 
de un valle frío destaca la capacidad poética de sus pinturas describiendo que el espectador 
de su obra “se siente en lo alto de un valle frio y respira un aire delgado, aire solo para las 
águilas, en un misterioso equilibrio entre cielo y tierra.  Cielos azules, límpidos, nubes 
blancas a un tiempo sólidas y aéreas”. 
En sus monumentales vistas del valle de México, Paz halló el equilibrio entre la 
contemplación poética y la noción realista de la representación del espacio natural. La 
evocativa mirada de la belleza física y espiritual del pintor sobre el paisaje despertó en el 
poeta la sensación que su obra captura las eternidades de un instante. Dice,  refiriéndose a 
los paisajes de Velasco,  
 
Todo está suspendido en un momento de pausa.  
Todo es grandioso, sereno y luminoso. [...]  
el pirú, surtidor verde de sombra,  
el testuz obstinado de la sierra  
contra la nube encinta de quimeras,  
la rigurosa luz que parte y distribuye  
el cuerpo vivo del espacio: 
geometría y sacrificio.58 
 
Los paisajes de Velasco logran eso que busca la poesía, acercarnos al misterio, al 
fondo oculto de la naturaleza y consigue que los mexicanos se vinculen sentimentalmente 
con un territorio en un espíritu amoroso. 
Los paisajes de José María Velasco han pasado a la historia y permanecen entre las 
obras pictóricas más apreciadas por los mexicanos.  Su producción paisajística se 
caracteriza por la representación de vistas panorámicas que son trazadas con precisión y 
que por su grandeza invitan al espectador a apropiarse de su contenido.  Los paisajes de 
Velasco personifican un territorio que no es ajeno, un territorio que es mexicano.  La 
                                                          
58 Fragmento del poema Conversar de Octavio Paz. El águila y el viento: homenaje a Octavio Paz. Madrid, 
Paraninfo. 128p. 
 
 
mayoría de las imágenes son del centro de México pero su proyección y difusión en ferias 
internacionales y los premios nacionales de las que fueron objeto, les otorgó desde el 
principio una categorización de paisajes mexicanos.  En estas pinturas se despliega un 
terreno que es ya nacional y en cuyos detalles se mide la riqueza natural y el progreso 
anhelado en la época.  El campo y la ciudad conviven armónicamente, la naturaleza y el ser 
humano se encuentran y conviven.   
Sus trabajos, especialmente las vistas panorámicas,  tuvieron una gran aceptación en 
el gusto finisecular, lo que se prueba a través de las múltiples copias que realizó de sus 
pinturas más famosas y por los múltiples reconocimientos recibidos.   
La obra de Velasco se produce en un tiempo de grandes tensiones, tirantez entre la 
ciencia y el arte, hay también resistencia entre posturas políticas conservadoras y liberales, 
entre las corrientes artísticas del realismo del  impresionismo, y su propuesta logra tener 
una aceptación generalizada.  El amplio beneplácito de estas imágenes surge de la 
materialización de la idea de un magnífico paisaje, en la que todos encuentran eco.  
 
Fig. 131. José María Jara. Fundación de la Ciudad de México, 1889. Óleo sobre tela, 141 x 195 cm. Museo 
Nacional de Arte. 
 
 
La participación de Velasco como maestro en la Academia de San Carlos hizo que 
algunos de los pintores que formó se interesaran en representar paisajes mexicanos. Entre 
ellos José María Jara quien a su vez enseñó pintura de paisaje en Morelia.  
El tema del paisaje fue en la segunda parte del siglo XIX y hasta la revolución 
mexicana, un tema protagónico aunque la forma de representarlo cambió de acuerdo a las 
propuestas y estilos. Sería importante hacer un estudio detallado de este fenómeno, aquí 
únicamente quiero ilustrar algunas de las obras que demuestran esta afirmación.   
Felipe Santiago Gutiérrez, pintor mexicano particularmente del género de desnudos 
y  contemporáneo a Velasco, coloca sus composiciones en el paisaje como es el caso de su 
famoso cuadro La cazadora de los Andes. 
 
Fig. 132. Felipe Santiago Gutiérrez. La Cazadora de los Andes. 1891. Óleo sobre tela, 130 x 198.5 cm. Museo 
Nacional de Arte. 
Sin duda los más importantes seguidores del gusto por el paisaje, Gerardo Murillo, 
el Dr. Atl y Joaquín Clausell.  El manejo del paisaje en estos autores se torna más sintético 
de acuerdo a las tendencias artísticas y conceptuales del momento.  La obra de Atl con 
vistas del paisaje local con formas simbólicas y contrastados colores destacan por su valor 
simbólico y por la posibilidad de aprehender su propuesta expresiva y afectiva.  
Clausell seguidor del impresionismo es otro de los pintores cuyo interés en el 
paisaje le hizo producir una obra con destacada sensibilidad y comprensión de la naturaleza 
del paisaje mexicano a través de las propuestas de este estilo artístico.  
 
 
 
Fig. 133. Gerardo Murillo. Paisaje con el Iztaccihuatl, 1932. Técnica mixta / madera, 88 x 154 cm. Museo 
Nacional de Arte. 
 
 
Fig. 134. Joaquín Clausell. Paisaje con bosque y río. 1910-1920. Óleo sobre lienzo, 57.5 x 96.8 cm. Museo 
Nacional de Arte. 
 
 
Un parteaguas en esta línea se encuentra en el gran parte del arte postrevolucionario 
cuando el paisaje es albergue de los seres humanos con denuncias sociales y el sentido de 
su representación cambia radicalmente.  
Para cerrar, la llegada de Eugenio Landesio para instaurar la cátedra de pintura de 
paisaje en la Academia de San Carlos coincide con un momento en que la mirada estaba 
puesta en el paisaje, este llegó para ser tema central de la producción artística por largo 
tiempo.  La obra de Velasco fue el detonador de este fenómeno y su propuesta fue el 
vínculo con el territorio nacional.  La aceptación y difusión de su obra produjo que las 
imágenes que pintó se integraran de manera definitiva al acervo de ideas sobre el paisaje 
mexicano. La intención en sus pinturas no es testimonial, es una interpretación del entorno 
que entrega a los mexicanos como un espacio para la apreciación estética y para el goce 
emocional.  Con esta interpretación comunica y propone un vínculo de belleza con el 
territorio, un vínculo que lo convierte en paisaje mitificado.  
 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO 111. 
ACERCAMIENTO AL PAISAJE 
MEXICANO EN LA POESÍA 
 
 
Si (como el griego afirma en el Crátilo) 
El nombre es el arquetipo de la cosa,  
En las letras de rosa está la rosa 
Y todo el Nilo en la palabra Nilo.  
Jorge Luis Borges1 
 
Algunos antecedentes del paisaje mexicano en la poesía 
El paisaje visto desde la literatura del siglo XIX es un tema complejo y muy poco 
estudiado, por esta razón he decidido abordar esta parte como un acercamiento a sus 
implicaciones y con el objetivo de dejar abierta una cuestión que merecería por sí misma un 
trabajo profundo y completo.  Quiero intentar esta aproximación porque en la literatura 
están las primeras huellas del pensamiento paisajístico en México y un asomo al tema nos 
dejará vislumbrar las bases del surgimiento de esta idea.  
Es importante aclarar que para esta parte no he realizado una revisión exhaustiva de 
la literatura decimonónica mexicana por la dificultad que representa pero para alcanzar los 
objetivos que me propongo en este argumento partí de dos textos que me han guiado para la 
revisión específica de los autores y obras más significativas y cercanas al tema del paisaje.  
El primero es un ensayo de Alfonso Reyes, escrito y publicado en 1911 que  se intitula: El 
paisaje  en la poesía mexicana del siglo XIX.2  El segundo, el libro de Montserrat Galí 
Boadella, Historias del bello sexo3 que discute los términos de la introducción del 
romanticismo en México en la primera mitad del siglo XIX en la visión propuesta por la 
historia cultural. 
El ensayo de Reyes fue escrito para el Ateneo de la Juventud y quedó inconcluso. 
Su punto de partida es la pregunta de cómo los poetas mexicanos han entendido y han 
interpretado la naturaleza y cómo han ido modificando la descripción de nuestro paisaje, 
que aclara, “es lo más nuestro que tenemos”.  No puedo dejar de comentar que en este texto 
escribió por primera vez, describiendo la entrada a la llanura central de  México, la célebre 
                                                          
1 1899-1986. Poesia completa, Barcelona, Random House Mondadori, Lumen, 2011, 646 p. 
2 Alfonso Reyes. “El paisaje en la poesía mexicana del siglo XIX”, p. 195-245.  Escrito y publicado en 1911, 
en Obras completas. Tomo I. Letras mexicanas, México,  Fondo de Cultura Económica, 1989. 
3 Montserrat Galí Boadella, Historias del bello sexo.  La introducción del Romanticismo en México, México, 
UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas, 2002, 548 p. (Estudios de fuentes del arte en México, 72). 
 
 
frase  “–Caminante: has llegado a la región más transparente del aire-”, que después 
incluiría como epígrafe en su ensayo Visión del Anáhuac.  
En el texto propone que una vez que el cielo fatigado de la memoria nacional se 
borra, queda la naturaleza hecha símbolo y sello y concreción de la unidad mexicana y 
encuentra que la originalidad del paisaje mexicano en las manifestaciones de la poesía 
nacional es “junto con el raro aspecto de la vegetación indígena, la extremada nitidez del 
aire, el brillo inusitado de los colores, la despejada atmósfera en que se destacan, vigorosos, 
todos los elementos de nuestro paisaje”, que ejemplifica con una frase de fray Manuel de 
Navarrete,4  
 
… una luz resplandeciente 
Que hace brillar la cara de los cielos 
 
Así, aborda las características de la obra de los primeros poetas emigrados de 
España como respuesta al espectáculo de la naturaleza mexicana. Inicia por Cristóbal de 
Cabrera5 que considera el primer vagido de la poesía clásica en el nuevo mundo en la que 
paulatinamente acuerda la insinuación cariñosa del campo novohispano. Menciona a 
Eugenio de Salazar y Alarcón6 que desarrolló en la Descripción de la laguna de México, 
sus impresiones de la naturaleza mexicana, con un estilo propio de las églogas españolas. 
Aborda brevemente a Juan de la Cueva,7 que en la epístola a Laurencio Sánchez de 
                                                          
4 Nació en Zamora Michoacán en 1768 y murió en Tlalpujagua, Michoacán en 1809. Perteneció al grupo de la 
Arcadia mexicana formado por escritores neoclásicos, en el que descolló por su sólida formación 
humanística. Autor de una obra poética en la que aborda los temas pastoril y elegíaco. Sus poemas fueron 
publicados póstumamente en dos volúmenes titulados Entretenimientos poéticos (México, Imprenta de 
Valdés, 1823 y Paris, Librería de Lecointe, 1835), prólogo de Porfirio Martínez Peñalosa, México, Porrúa, 
1991, 2 v. 
5 Nació en Burgos en 1513, vivió en México en 1531 donde acompañó a Juan de Zumárraga y Vasco de 
Quiroga hasta 1545. Murió en Italia en 1598. Viajero y poeta esencialmente religioso que publicó en el primer 
libro hecho en América, el Manual de adultos de Zumárraga. 
6 (Madrid, 1530-Valladolid, 1602) En 1581 es nombrado fiscal de la Audiencia de México, lugar donde 
permaneció por casi veinte años.  Fue rector de la Universidad Real y Pontificia de México. Compuso un 
manuscrito titulado Silva que no llegó a imprimirse, en donde describe su visión de la vida, refiere las tierras 
que recorre y las personas que conoce.  
7. Nacido en Sevilla en 1543 y fallecido en Granada en 1612. Vivió en México entre 1574 y 1577. Poeta de 
sonetos, églogas, elegías, sextinas, madrigales y odas. Juan de la Cueva, El infamador; Los siete infantes de 
Lara y el Ejemplar poético, edición, notas e introducción de Francisco A. de Icaza, Madrid, Espasa-Calpe, 
1953, I, 169, [2] p. (Clásicos castellanos, 60). 
 
 
Obregón, menciona cosas propias de la Nueva España, y a Francisco de Terrazas,8 autor del 
poema épico al honor de Hernán Cortés. A todos ellos los considera poco expresivos y 
destaca como pintor poético a Bernardo de Balbuena9 a quien califica como el primer poeta 
genuinamente americano que logra pintar el paisaje mexicano en la literatura anterior al 
siglo XIX. Incluyo un fragmento de elogio a México en Grandeza mexicana en la que 
elogia el cielo mexicano: 
 
México hermosura peregrina, 
y altísimos ingenios de gran vuelo, 
por fuerza de astros o virtud divina; 
 
al fin, si es la beldad parte del cielo, 
México puede ser cielo del mundo, 
pues cría la mahor que goza el suelo, 
 
En los poemas de estos autores a los que tuve acceso, encuentro que a través de una 
forma española de escritura se tratan los modos de vida política o social más que la propia 
originalidad de la tierra mexicana.  La naturaleza es un efugio abordado a través de figuras 
clásicas, en un lenguaje que pocas veces describe las particularidades de un lugar y más 
bien se construye a partir de conceptos generales.  Me explico, se habla del cielo, o de las 
montañas o de los bosques, hábitat de los dioses, pero no se describe ninguno en particular 
y por esto no se puede leer la afiliación emocional que como hemos comentado es 
indispensable para la construcción de un paisaje.  Es muy común, que aparezcan en los 
textos metáforas que aluden a plantas que tienen connotaciones simbólicas en el mundo 
europeo y que por supuesto no son propias de las tierras mexicanas, entre otras, el laurel, el 
roble, el olivo, así como a la existencia de dioses clásicos griegos habitando este territorio. 
A manera de ejemplo otro fragmento de Grandeza mexicana: 
                                                          
8. Poeta mexicano criollo (1525-1600) que escribió el poema épico, Nuevo mundo y Conquista.  Se considera 
seguidor de Petrarca. Poesías, edición, prólogo y notas de Antonio Castro Leal, México, Porrúa Hermanos, 
1941, xxvi, 114 p. (Biblioteca Mexicana, 3). 
9 Nació en Valdepeñas, Ciudad Real en 1562 y murió en San Juan de Puerto Rico en 1627. Viajó a México en 
1584. Escribe  La grandeza mexicana y Compendio apologético en alabanza de la poesía, [por] Bernardo de 
Balbuena, estudio preliminar de Luis Adolfo Domínguez, [1ª ed.], México, Editorial Porrúa, xl, 155 p. 
(Colección “Sepan cuantos”, 200), poesía de lugares de México donde elogia la capital del virreinato. 
 
 
Aquí do el mundo en maridaje altivo 
a la yedra y laurel teje y enrama 
la casta palma y el amable olivo, 
 
No será fácil encontrar la palabra paisaje en estos textos, ya que a juzgar por lo que 
hemos visto sobre su definición en los diccionarios castellanos es posterior, su búsqueda en 
la poesía novohispana inaugural sería una importante tarea para determinar sus acepciones 
iniciales o para acercarse a los puntos de partida de esta idea.  Otro asunto como vimos es 
que estas descripciones de la naturaleza, recalco, no están arraigadas sino en leves 
momentos al paisaje mexicano como lugar. 
Reyes encuentra en Balbuena el antecedente poético de Rafael Landivar,10 autor de 
la obra de inspiración clásica que califica como la más hermosa poesía descriptiva del 
continente, Rusticatio Mexicana,11 traducido como Por los campos de México.   
Este poema, escrito en latín, describe bellamente a la naturaleza, en la mayor parte, 
en los términos que vimos en los poetas anteriores pero inicia ya un acercamiento a la 
naturaleza mexicana.  Como vemos en la traducción al 
castellano de la descripción sobre el Cenzontle, pájaro 
emblemático de México: 
Ludit et insignis raro discrimine uocum  
alituum Princeps , quo non uocalior alter,  
Centzontlus, prisco uolucris non cognitus orbi,  
qui uoces hominum simu 
lat, uolucrumque, canumque,  
et modulos etiam sociantis carmina plectro. 
(Juega asimismo el príncipe de las aves, singular por la rara variedad 
de sonidos, a quien ninguna otra supera en sonoridad, el centzontle, 
desconocido en el viejo mundo, que simula voces humanas, los 
sonidos de las aves, el ladrido de los perros e incluso la melodía de 
quien acompaña un canto pulsando las cuerdas.)  
Fig. 135. Portada de Rústica Mexicana 
                                                          
10 Nacido en Guatemala en 1731y fallecido en Italia en 1793.  Jesuita ordenado en la Nueva España, fue 
desterrado con la orden en 1767. Poeta  de honda inspiración virgiliana 
11 Rafael Landívar, Rusticatio Mexicana, Bononiae, Ex Tip. S. Thomae Aquinatis, 1782, xxviii, 209 p., il. 
 
 
Aclara al pie, “Centzontle, término corrupto proveniente del antiguo 
Centzontlatolis, que significa innumerables voces”. 12 
Cabe aquí hacer un comentario que me parece trascendente. La poesía escrita en 
castellano sobre la naturaleza mexicana no tiene los nombres, las palabras que se refieren a 
sus plantas y animales.  Los poetas no las conocen y recurren a términos exógenos, para 
referirse a ellos.  El habla española sobre un territorio ajeno se percibe como un espacio 
lejano en el que los nombres no existen sino en las lenguas nativas que los poetas 
desconocieron.  Como puede apreciarse en  la descripción sobre en centzontle,  Landivar  
no solamente recurre a los nombres indígenas, sino que se interesa por describir sus raíces 
lingüísticas, es esta una característica que lo distingue como parte de una nueva mirada al 
paisaje.  Por otro lado, se refiere a sitios específicos, que hemos visto siguieron siendo 
señalados durante el siglo XIX como es el volcán Jorullo: 
 
Tum iuga Xoruli uisam, Vulcania regna;  
et uitreos celso latices de colle ruentes,  
coccineumque dein, Tyriumque, Indumque, uenenum:  
oppida mox fibri telis, ferroque fodinas  
aggrediar; luteisque, astringam sacchara formis:  
hinc fusum regione pecus, fontesque sequutus  
et uolucres, et lustra canam, ludosque docebo. 13 
 
(Contemplaré la cima del Jorullo, reino de Vulcano y los manantiales cristalinos que 
se despeñan de la alta colina luego me encaminaré con flechas a las ciudades del castor y 
con la barreta a las minas; concentraré la miel de caña en moldes de barro, después 
celebraré el rebaño esparcido por la región y siguiendo las fuentes, también celebraré las 
aves, las guaridas de las fieras y enseñaré los juegos). 
                                                          
12 Rafael Landívar, Rusticatio Mexicana: Por los campos de México, prólogo, vers. y notas de Octaviano 
Valdés, 2ª ed., México, Jus, 1965, 218-222. 
13 Ibidem., p. 11-17. 
 
 
En el apéndice, invita a una actitud sobre la 
naturaleza mexicana: “Aprende a valorar tus fértiles 
tierras, a explorar animosamente y a investigar 
contemplando ampliamente las riquezas del campo, 
los excelentes dones del cielo. Sea otro el que siga las 
campiñas doradas por la luz del sol, con los ojos 
incautos, como los animales, y dilapide, indolente, 
todo el tiempo en juegos. Pero, tú, que posees gran 
agudeza de entendimiento, despójate de las antiguas 
ideas y vístete ahora con las nuevas y, resuelta a 
develar sagazmente los misterios de la naturaleza, 
ejercita en la búsqueda todas las energías de tu 
ingenio y con gustoso esfuerzo descubre tus 
riquezas”. 14 
Destacan en este escrito las cualidades de la naturaleza que se vincula con los 
mexicanos, poseedores de las cualidades y posibilidades todas, que representa un mundo 
nuevo que si se conoce podrá ser moldeado por los mexicanos para crear un paisaje 
significativo, una actitud totalmente diferente a la que vimos en los poetas que lo 
antecedieron.  
Al entrar al siglo XIX,  trata a Manuel de Navarrete15 que publicaba en el Diario de 
México y a Juan José Martínez de Lejarza y Aldai16 quien además de poeta fue un 
destacado botánico que clasificó varias especies de plantas mexicanas.   En este tenor, en la 
mirada y el uso de los nombres nativos, Juan Francisco de Castañiza Larrea, obispo de la 
Nueva Vizcaya y rector del Colegio de San Idelfonso escribió en 1790 una Oda sáfico-
adónica17 que tiene los tintes de la Rusticatio Mexicana.  
                                                          
14 Ibidem., p. 94-112. 
15  Nace en Zamora, Michoacán en 1768 y fallece en Tlalpujagua, Michoacán en 1809. Participó en la 
fundación del  periódico el Diario de México en 1805 y fue elegido mayoral de la Arcadia Mexicana, 
academia poética fundada por el Diario 
16 Nace en Valladolid en 1785 y fallece allí en 1824. Botánico  poeta de la independencia,  y destacado 
orquidiólogo. Juan José Martínez de Lejarza, Poesías, [Lugar de publicación no identificado: editor no 
identificado, 19--], 136 p. [1 ejemplar UNAM, Instituto de Investigaciones Filológicas]. 
17 Juan Francisco de Castañiza Larrea y González de Agüero. (México 1756, Durango- México, 1825). Esta 
Oda fue publicada por Felipe de Zúñiga y Ontiveros con el título Obras de eloquencia y poesía premiadas 
por la Real Universidad de México en el certamen literario que se celebró el 28 de diciembre de 1790, 5 
Fig. 136. Portada de las Obras de 
elocuencia y poesía  
 
 
Esta Oda inicia así: 
¿Ves como inclinan su robusta frente 
los altos montes que al Anáhuac ciñen. 
Ves como humillan sus erguidas copas  
Cedros y Pinos? 
 
Ya de Tezcoco las salobres aguas, 
y las que en Chalco dulce lago forman,  
al oir de Carlos resonar los vivas  
Su curso paran 
 
Más adelante: 
El Floripundio, el Coatzontecoxochitl, 
El Jolloxóchitl y la flor del Cuervo 
Respiran luego que sus sienes tocas, 
Nuevos olores.  
 
Sobre este párrafo, aclara a pie de página, “El Coatzontecoxóchitl o flor de cabeza 
viperina es tan singular por su hermosura y su fragancia, que Hernández dice de él que es 
una flor hermosísima que apenas puede describirse con las palabras o imitarse con el 
pincel, estimada por los príncipes Indios como un milagro de la naturaleza.  El Jolloxóchitl 
o flor del corazón, abierta, tiene la figura de una estrella y cerrada, semeja un corazón. 
Despide un olor tan suave  tan grande, que una sola basta para llenar de fragancia una casa.  
La flor del Cuervo, en Mexicano Cacaloxóchitl, sobre ser muy olorosa y bella, sirve para 
hacer deliciosas conservas. No se usó del nombre Mexicano por evitar la repetida 
terminación xóchitl”. 
Las descripciones y las aclaraciones, que siguen en el poema continúan en este tono 
y aunque se presentan como una oda a Carlos III, es este motivo un mero pretexto para 
                                                                                                                                                                                 
páginas y 20 estrofas. http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/obras-de-eloquencia-y-poesia-premiadas-
por-la-real-universidad-de-mexico-en-el-certamen-literario-que-celebro-de-1790-con-motivo-de-la-
exaltacion-al-trono-de-carlos-iiii-sic-rey-de-espana-y-de-las-indias--0/html/c4c53359-6a49-4d46-bbce-
895322eba31a_172.htm. 
 
 
cantar a la grandeza de México desde el dulce sentimiento criollo donde la tierra mexicana 
actúa como un espejo de identidad, como un paisaje mexicano. 
El ensayo de Reyes, continúa con la mención de otros poetas del siglo XIX, a los 
que mide en términos de destreza poética como poco valiosos, destacando que sus paisajes 
se vuelven mas bien escenas, donde destacan los diálogos, armas o cabalgaduras y no la 
naturaleza, entre ellos, José Joaquín Pesado18, Manuel Carpio19, José María Esteva20 y 
Ramón Alcaráz.21   Es interesante mencionar que Manuel Carpio, además de ser uno de los 
poetas más leídos en el siglo XIX, fue maestro de anatomía en la academia de San Carlos y 
que José María Velasco fue uno de sus alumnos.  Con esta estrofa de su poema México, no 
podemos dejar de pensar en los paisajes de Velasco:  
 
El Popocatépetl y el Orizaba 
el suelo oprimen con su mole inmensa, 
y están envueltas entre nube densa 
sus cúspides de hielos y de lava. 
 
Para Carpio22, la patria mexicana es la que ilumina el paisaje de México en el que 
busca refugio y reflejo, en el siguiente fragmento encuentro claramente esta idea, que fue 
uno de los puntos de partida de esta tesis: 
 
 
 
 
 
                                                          
18 . Nace en Palmar de Bravo, Puebla, México; 9 de febrero de 1801 — fallece enMéxico, D.F. México; 3 de 
marzo de 1861. Poesías originales y traducidas de D. José Joaquín Pesado, 2ª ed. corregida y notablemente 
aumentada, México, En la imprenta de I. Cumplido, 1849, vi, 366 p., retrato 
19 Nace en Cosamaloapan de Carpio 1 de marzo de 1791 – Fallece en México D.F. el 11 de febrero de 1860. 
Poesías, México, Murguía, 1849, 202 p. 
20. Nace en Veracruz, 1818-1904. Poesías de D. José María Esteva, Veracruz, Imprenta del Comercio, 1850, 
292 p., retrato 
21 . Nace en Chucándiro, Michoacán, 3 de junio de 1823 – Fallece en Ciudad de México, 8 de abril de 1886. 
Poesías, México. Imprenta de Ignacio Cumplido, 1860, 2 v. 
22 Manuel Carpio. Fragmento de México en 1847.  Publicado en 1849.  Manuel Carpio. Poesía. Edición 
facsimilar. Presentación y apéndices de Fernando Tola. México, UNAM, 1998 
 
 
Hoy con rayos tranquilos iluminas 
risueños campos, dulces soledades, 
lindos arroyos, fértiles colinas, 
nuevos pueblos y espléndidas ciudades: 
 
Está México rica y afamada, 
esa París gloriosa con su ciencia, 
y esa soberbia Londres tan hinchada 
con sus grandes escuadras y opulencia.  
 
Sobre Alcaráz, quiero abordar un poema que intitula A la vista del Valle de 
México23, del que copio dos fragmentos: 
 
De la verde colina 
A la elevada cima trepar quiero…, 
¡oh cielos! ¡cuán divina, 
Cuán grandiosa y con cuanta  
Magestad aparece ante mis ojos 
La vista de ese valle dilatado 
Del valle celebrado  
Donde México asienta su grandeza 
Alzando su cabeza 
Coronada de nieves  
Hasta tocar los cielos diamantinos, 
Rozando apenas con sus plantas leves 
Las aguas de los lagos cristalinos 
____ 
¡Cuán dulce es respirar el aire puro 
De este cuadro magnífico gozando!  
                                                          
23 Ramón Alcaraz, Poesías. A la vista del Valle de México, México, Imprenta de Ignacio Cumplido, 1860, p. 
96-98. 
 
 
Sólo aquí en la montaña,  
Sin que rompa el silencio de la tarde 
Mas que la voz del mugidor torrente. 
¡cómo el alma se siente 
Libre y feliz, al contemplar serena 
De la Creación las grandes maravillas! 
¡Cómo se eleva el noble pensamiento; 
Y cómo la ardorosa fantasía, 
Más ligera que el viento, 
Recorre presurosa 
¡Oh México! Tu historia portentosa.  
 
En este poema, publicado en 1860,  destacan claramente las cualidades del valle de 
México que vimos fielmente retratadas en las pinturas de Velasco de manufactura posterior, 
lo que confirma que la primicia en la admiración del paisaje mexicano en la poesía es la 
base de la valoración posterior en la pintura.   La mirada al paisaje mexicano estaba 
impregnada de la manera en que había entrado al imaginario que cantó la poesía.  El paisaje 
del valle de México en este poema produce sentimientos sublimes y nobles y es el 
contenedor de la historia de su pueblo.  
 
Poesía y Romanticismo 
Antes de avanzar con otros autores quiero abordar un asunto importante. Hoy nos resulta 
insólito pensar que la poesía es una razón que influye en la mentalidad y en las formas de 
ver de un pueblo, ya que sus repercusiones lastimosamente en nuestros días son muy pocas.  
No así en el siglo XIX en el que la poesía romántica tuvo un papel protagónico en la vida 
cotidiana burguesa desde donde se desparramó a todas las esferas de la sociedad.  Sobre la 
secuela de la poesía en el inicio del México independiente, comentaré las propuestas del 
segundo de los textos que mencioné al principio, el de Montserrat Galí Boadella.   
Para la autora, el romanticismo que señala como parte de la visión burguesa del 
mundo, especialmente el de la primera mitad del siglo XIX, fue un vehículo de transmisión 
de mentalidad y de la sensibilidad. Centra su estudio entre 1821 y 1855.  Encuentra que la 
 
 
poesía romántica de este periodo se expandió con relativa rapidez en México porque existe 
en el pueblo mexicano una natural inclinación por los temas emotivos y poéticos.  Destaca 
que entre los temas abordados más recurrentes está el amor a la naturaleza que se expresa 
en la relación secreta entre las bellezas naturales y las del espíritu.   
Como demuestra, las revistas mexicanas de la primera mitad del siglo XIX fueron el 
terreno privilegiado para la difusión del romanticismo y la mayor parte de ellas estaban 
dirigidas a las mujeres.  Destacan de la ciudad de México, El Iris y el Águila Mejicana, de 
Puebla, La Abeja Poblana y El Baratillo y de Veracruz El Mercurio y El Oriente.  A partir 
de los años treinta las publicaciones sufren un cambio por la mejora de la calidad de las 
impresiones, y la inclusión de ilustraciones. El cambio en los contenidos también deja ver 
una mentalidad más alejada de la sociedad colonial y por lo tanto una cercanía mayor con la 
búsqueda de lo propio.  La serie de estas revistas inicia con El Mosaico Mexicano  
publicada por la imprenta de Ignacio Cumplido.  La década de oro de las revistas 
mexicanas es la de los cuarentas.  Se publican El Presente Amistoso, Semanario de las 
Señoritas Mejicanas, El Apuntador, el Panorama de las Señoritas, El Católico y El 
espectador de México, y el muy destacada El Museo Mexicano.  
Dada la variedad de temas que se trataban en estas revistas,24 cabe mencionar que 
también se publicaron algunos artículos sobre lugares de México con ilustraciones que se 
refieren a paisajes mexicanos que ya hemos visto en este trabajo, lo que nos indica que se 
copiaban o se utilizaban las placas litográficas de imágenes que se imprimían para otros 
trabajos entre ellos los de La Naturaleza y los de las Comisiones Científicas.  
                                                          
24 Valga como ejemplo de los temas tratados, el título de esta: Biblioteca Mexicana Popular y Económica; 
Ciencias, Literatura, amenidades. revista religiosa, política, económica, dramática, bibliográfica, judicial, 
médica,  de Bellas Artes, conocimientos útiles, de viajes, descubrimientos, costumbres, biografías, música, 
baile, dibujo, bordado, jardinería, equitación, modas, amenidades, noticias, etc., México, 1852, tipografía de 
Vicente García Torres.  
 
 
 
 
Fig. 137. Ignacio Cumplido. Ilustración en  El Museo Mexicano.  Las peñas cargadas.  El museo mexicano o 
miscelánea pintoresca de amenidades curiosas e instructivas. México. 1843, Tomo II.  Litografiada por Masse 
y Decaen. 
 
Fig. 138. Ignacio Cumplido. La ilustración mexicana. Caverna de Cacahuamilpa. México. 1853 Tomo IV. 
Aunque las revistas como vimos en estos ejemplos, contribuyeron a difundir 
imágenes del territorio, su principal aportación está en que los textos, sobre todo de tintes 
románticos y poéticos que favorecieron notablemente la construcción del imaginario del 
paisaje de México a través de un vínculo emocional con el mismo.   
 
 
Otro de los temas que trata Galí es la tradición oral como medio de difusión de la 
poesía en la época y uno de sus vehículos, la tertulia.  Las reuniones en tertulias  fueron una 
costumbre de la sociedad burguesa mexicana que se inició, como demuestra la autora, al 
inicio de la vida independiente como una transformación de las reuniones cortesanas.  En 
estos círculos se formaban certámenes poéticos, que consistían en declamaciones de 
poemas o en improvisaciones sobre una glosa.  La afición a la poesía era mucha y se 
recitaban o leían en voz alta poemas de autores conocidos y se escuchaban también los 
intentos de los asistentes.  Afirma la autora: “la cultura oral en el siglo XIX era mucha,  
más viva de lo que podamos hoy en día imaginar”25, la conversación se regía a partir de un 
complejo código y era un arte no solamente practicado, sino considerado como un valor 
indispensable de cultivar.  Desde luego que acceder hoy a los temas que se trataban en estas 
conversaciones es una tarea muy compleja pero bastará para este trabajo con decir que los 
temas en las revistas y la poesía se transmitían, acrecentaban y se suscribieron en el  
imaginario social. 
El estilo más recurrente en la poesía en esta época fue el romántico perteneciente a 
la entonces llamada escuela moderna, que buscaba la inspiración a partir de las impresiones 
y la contemplación, forma que contrastó con la descripción que considerada antigua, 
quedaría para el costumbrismo y el realismo y que distinguiría ambas corrientes de manera 
esencial.   
 
Paisajes mexicanos en Heredia, Altamirano y Othón. 
José Ma. Heredia es a quien Reyes, sin disputa,  considera el más grande de los poetas 
románticos de este tiempo. Este autor nacido en Cuba, vivió dos periodos en México donde 
fue redactor de El Iris, La Miscelánea y El Conservador. Dice del autor que traza los 
contornos del paisaje para levantarse luego a otras contemplaciones.  Su capacidad 
descriptiva plasma su percepción fina de la naturaleza y en ellas presenta como una de sus 
grandes características el sentido espiritual del paisaje físico.  Sus poemas fueron 
prolíficamente impresos en diarios y revistas especialmente de los años veinte y entre los 
más destacados copio dos fragmentos de los que dedicó al paisaje mexicano: 
 
                                                          
25 Montserrat Galí Boadella, op cit, p. 135 
 
 
En la tarde: su ligera brisa 
las alas en silencio ya plegaba, 
y entre la hierba y los árboles dormía, 
mientras el ancho sol su disco hundía 
detrás de Ixtaccihual.  La nieve eterna, 
cual disuelta en mar de oro, semejaba 
temblar en torno de él; un arco inmenso 
que del empíreo en el cenit finaba. 
Como espléndido pórtico del cielo, 
de luz vestido y centellante gloria, 
de sus últimos rayos recibía 
los calores riquísimos. Su brillo 
Desfalleciendo fue; la blanca luna 
Y de Venus la estrella solitaria 
En el cielo desierto se veían 
¡Crepúsculo feliz! Hora más bella 
Que la alma noche o el brillante día, 
¡Cuánto es dulce tu paz al alma mía! 
Al paso que la luna declinaba, 
Y al ocaso fulgente descendía, 
Con lentitud la sombra se extendía 
Del Popocatepetl, y semejaba 
Fantasma colosal. El arco oscuro 
A mí llegó, cubrióme, y su grandeza 
Fue mayor y mayor, hasta que al cabo 
En sombra universal veló la tierra.26 
 
Heredia visitó Cholula en 1821 y se inspiró para escribir estos versos que titula El 
teocalli de Cholula, después de que su padre había sido asesinado.  El poema se construye 
en la contemplación de un paisaje aéreo, el paisaje de aire y de luz que después veremos en 
                                                          
26 José Ma. Heredia. Fragmentos de El Teocalli de Cholula.  
 
 
la pintura, desde la cima de la pirámide, contempla la variada iluminación del espacio y de 
las montañas en un espectáculo que ni es por completo el del cielo ni es por completo el de 
la tierra..  A lo largo del poema destaca el paisaje de la atmósfera iluminada a la altura de 
las montañas, con solo las cimas y el marco del cielo que las rodea y el rasgo más 
importante, el que todo este paisaje majestuoso y el movimiento misterioso de la atmósfera 
se vincula con el poeta para llenar de paz su alma.   
A esta altura del desarrollo del texto puedo afirmar que no es casualidad que 
Heredia haya dedicado Al Popocatépetl uno de sus versos:  
 
Tú que de nieve eterna coronado 
alzas sobre Anahuac la enorme frente, 
tú de la indiana gente 
temido en otro tiempo y venerado, 
Gran Popocatepetl, oye benigno 
el saludo humildoso 
que trémulo mi labio te dirige. 
Escucha al joven, que de verte ansioso 
y de admirar tu gloria, abandonara 
el seno de Managua delicioso. 
 
Los poetas románticos reconocen que la poesía es la manera de dar forma a las 
vagas tristezas, las reminiscencias dolorosas, sus tópicos incluyen los desengaños del 
mundo, anhelos de trascendencia, soledad, llantos por el futuro trágico que se vislumbra.  
Los tópicos más abundantes son la mujer y el amor, pero como hemos visto, no son los 
únicos.  Los textos de Rousseau influyeron en el sentir romántico y crearon un ambiente 
propicio para el cantar a la naturaleza en su vertiente bucólica.    
Vemos un ejemplo27 en el texto que apareció el Calendario de Cumplido en 1852: 
“No hay ideas ni sentimientos que con más blanda dulzura conmuevan las fibras 
todas del corazón y al mismo tiempo den más noble elevación del espíritu y más digno 
                                                          
27 Citado por Montserrat Gali, op, cit. p. 300 
 
 
vuelo a la imaginación que los que inspira la contemplación de la naturaleza… Cada paisaje 
es una página brillante del gran libro de la naturaleza abierto a nuestros ojos…“28 
La literatura mexicana de principios del siglo deja claro un vínculo anímico con las 
bellezas de la naturaleza a través del cual estas se convierten en paisajes, que se  reconocen 
no solamente como objeto mirado sino como fuente del disfrute propio del romanticismo, 
especialmente con tintes del sentimiento russoniano.  Concuerdo con Galí en que las 
sensaciones del romanticismo no se limitan al cuerpo y a los sentidos, son sentimientos en 
un constante fluir, un ir y venir entre el ser humano y el mundo en un anhelo por la 
totalidad. 
Muy interesante es además que las mujeres eran las lectoras mas dedicadas de 
periódicos y revistas, además de que presidieron las más importantes tertulias de la época, 
asuntos que las convierte en las difusoras del sentimiento romántico sobre el paisaje y 
artífices de  imaginario en la sociedad mexicana.  
Ignacio Manuel Altamirano comentó que la pintura de José María Velasco hace 
imagen lo que los poetas ya habían dicho, aunque lo hace refiriéndose a su propia poesía; 
Como concluye Galí, vemos que esta afirmación es verdadera en la poesía de la primera 
parte del siglo donde  la poética paisajística mexicana estaba ya en el ideario como un 
tópico sentimental recurrente. 
Otro de los virajes ya en los años cincuenta algunos autores, como Félix María 
Escalante está en la producción de poemas en los que al entusiasmo por la naturaleza se une 
lo que podríamos llamar un sentimiento de amor a la tierra como forma de patriotismo, que 
sin duda como hemos visto, se vio impulsado por la guerra del 47.   
Continuó esta inclinación y entrando a la segunda parte del siglo, cuando se aborda 
el paisaje en los escritores mexicanos, es frecuente la mención de Ignacio Manuel 
Altamirano cuyas descripciones de la naturaleza mexicana son un tópico de sus novelas, 
ensayos y poemas. Sus metáforas a mi juicio resultan ya entintadas del positivismo, que 
utilizando un lenguaje en gran medida romántico, pierden en muchos sentidos las 
posibilidades profundamente poéticas.  Sus poesías surgen de los sentidos despiertos y su 
valor está en las bellas descripciones y en su capacidad de abordar el relato con un tono 
eminentemente nacionalista.  Incluyo de sus poemas Los naranjos, escrito en 1867 en el 
                                                          
28 “Paisages”. Calendario de Cumplido, 1852. P.p.59-64 
 
 
que dibuja el paisaje que le vio nacer, mencionando aves, plantas y amores.  Copio algunos 
fragmentos: 
 
Perdiéronse las neblinas 
en los picos de la sierra, 
y el sol derrama en la tierra 
su torrente abrasador. 
Y se derriten las perlas 
del argentado rocío, 
en las adelfas del río 
y en los naranjos en flor. 
Del mamey el duro tronco 
picotea el carpintero, 
y en el frondoso manguero 
canta su amor el turpial; 
y buscan miel las abejas 
en las piñas olorosas, 
y pueblan las mariposas 
el florido cafetal. 
En los verdes tamarindos 
se requiebran las palomas, 
y en el nardo los aromas 
a beber las brisas van. 
¿Tu corazón, por ventura, 
esa sed de amor no siente, 
que así se muestra inclemente 
a mi dulce y tierno afán? 
En la ribera del río 
todo se agosta y desmaya; 
las adelfas de la playa 
se adormecen de calor. 
 
 
Voy el reposo a brindarte 
de trébol en esta alfombra, 
a la perfumada sombra 
de los naranjos en flor. 
 
Posiblemente al difusión de los paisajes mexicanos descritos por Altamirano que 
lograron mayor influencia en la mentalidad social está en sus novelas, como El Zarco o 
Navidad en las montañas, todas llenas de contratiempos y de historias de amores 
imposibles, repletas de descripciones de los paisajes en los que se desarrollan, con los que 
los que se enlazan siendo un espejo de sus emociones.  
Finalmente, sobre esta etapa no quiero dejar de incluir a Manuel José Othón a quien 
Octavio Paz propuso en relación con José María Velasco en los siguientes términos: 
 
“El equilibrio, la sobriedad arquitectónica los ritmos austeros recuerdan la precisión de 
ciertos poemas mexicanos.  Si Velasco hubiera sido poeta, su forma predilecta habría 
sido el soneto.  Sus paisajes poseen el mismo rigor, la misma arquitectura desolada y 
nítida, la misma monotonía de los sonetos de Othón.  La línea horizontal que los divide 
tiene la calidad de un final de estrofa.  Y hasta se atreve con sobrias rimas, ecos, 
correspondencias.  El cielo frío y azul, inmenso, rima con el agua parada de los 
charcos, reducido infinito; las nieves de los volcanes, nubes inmóviles, son algo más 
que un recuerdo, una alusión y un eco de las otras nubes que se mueven, silenciosa e 
invisiblemente, en la profundidad del cielo: son una verdadera metáfora.  Como Othón, 
logra recrear el paisaje de México sin ninguna concesión, sin ningún adjetivo.  No 
necesita vestir la desnudez de lo que pinta con atavíos más o menos regionales para 
expresar que ese paisaje frío y altanero, mas desolado que triste, solo pertenece a 
México.  La ausencia de la figura humana –más indiferencia que desprecio- tiene 
estrecha relación con el famoso soneto Una estepa del Nazas.  Aunque no hay 
semejanza entre el paisaje de Othón y de Velasco –uno canta al desierto del norte y el 
otro pinta el valle de México- si existe cierta identidad en la actitud espiritual de ambos 
artistas:”29 
                                                          
29 Octavio Paz, “Pinturas de José María Velasco”, en Obras completas tomo 7 “Los privilegios de la vista II / 
Arte de México”, edición del autor, México, FCE, 2003. “Pinturas de José María Velasco” se publicó en la 
revista Hoy, núm. 290, en México, el 12 de septiembre de 1942. 
 
 
Incluyo aquí dos poemas de Othón y cierro esta parte dejando hablar a un gran poeta 
y dejando sobre todo que nos haga sentir lo que yo no puedo explicar. 
 
Fig. 139. Eugenio Landesio. Popocatépetl sacado desde el cerro de Tlamaca, 1869. José María Velasco 
litógrafo. Litografía, 9 x 12 cm. Colección particular. 
 
NOSTALGICA 
O! ubi campi? 
En estos días tristes y nublados 
en que pesa la niebla sobre mi alma 
cual una losa sepulcral, ¡ay! Cómo 
mis ojos se dilatan 
tras esos limitados horizontes 
que cierran las montañas 
queriendo penetrar otros espacios, 
cual en un mar sin límites ni playas. 
¡Pobre pájaro muerto por el frío! 
¿para qué abandonaste tus campañas, 
tu cielo azul, tus fértiles praderas 
 
 
y viniste a morir entre la escarcha?... 
¡Oh, mi naturaleza azul y verde! 
¿dónde están tus profundas lontananzas 
en que otros días engolfé mi vista, 
anhelante de sombras y de ráfagas? 
¿Dónde están tus arroyos bullidores, 
tus negras y espantosas hondonadas 
que poblaron mi espíritu de ensueños 
o a los hondos abismos lo arrojaban?... 
He de morir. Mas ¡ay! que no mi vida 
se apague entre estas brumas. La tenaza 
del odio, de la envidia el corvo diente 
y el venenoso aliento de las almas 
por la corte oprimidas, aquí sólo 
podrán me dar, al fin de la jornada, 
la desesperación más que la muerte, 
¡y yo quiero la muerte triste y pálida! 
Y allá en tus verdes bosques, madre mía, 
bajo tu cielo azul, madre adorada, 
podré morir al golpe de un peñasco 
descuajado de la áspera montaña; 
o derrumbarme desde la alta cima 
donde crecen los pinos y las águilas 
viendo de frente al sol labran el nido 
y el corvo pico entre las grietas clavan, 
hasta el fondo terrible del barranco 
donde me arrastren con furor las aguas. 
Quiero morir allá: que me triture 
el cráneo un golpe de tus fuertes ramas 
que, por el ronco viento retorcidas, 
formen, al distenderse, ruda maza; 
 
 
o bien, quiero sentir sobre mi pecho 
de tus fieras los dientes y las garras 
madre naturaleza de los campos, 
de cielo azul y espléndidas montañas. 
Y si quieres que muera poco a poco, 
tienes pantanos de agua estancadas... 
¡Infiltrame en las venas el mortífero 
hálito pestilente de tus aguas! 
 
 
Fig. 140. José Ma. Velasco. Volcanes del Valle de México, Óleo sobre papel, 18 x 45 cm. Museo José María 
Velasco, Toluca.  
 
NOCHE RÚSTICA DE WALPURGIS 
 
I. Invitación al poeta 
 
Coge la lira de oro y abandona  
el tabardo, descálzate la espuela,  
deja las armas que para esta vela  
no has menester ni daga, ni tizona. 
 
Si tu voz melancólica no entona 
ya sus himnos de amor, conmigo vuela 
 
 
a esta región que asombra y que consuela;  
pero antes ciñe la triunfal corona. 
 
Tú, que de Pan comprendes el lenguaje,  
ven de un drama admirable a ser testigo.  
Ya el campo eleva su canción salvaje; 
Venus se prende el luminoso broche . . .  
Sube al agrio peñón, y oirás conmigo  
lo que dicen las cosas en la noche. 
 
II. Intempesta nox 
 
Media noche. Se inundan las montañas  
en la luz de la luna transparente 
que vaga por los valles tristemente  
y cobija, a lo lejos, las cabañas. 
 
Lanzas de plata en el maizal las cañas  
semejan al temblar, nieve el torrente,  
y se cuaja el vapor trágicamente 
del barranco en las lóbregas entrañas  
 
Noche profunda, noche de la selva, 
de quimeras poblada y de rumores,  
sumérgenos en ti: que nos envuelva  
el rey de tus fantásticos imperios  
en la clámide azul de sus vapores 
y en el sagrado horror de sus misterios. 
 
 
 
 
 
 
 
CONSIDERACIONES FINALES 
 
 
El imperio se rompe, quedan montes y ríos.  
Su Tung-p’o1 
 
Inicio las consideraciones finales con un verso de un gran poeta chino que leí hace tiempo 
en un libro de Octavio Paz.  Esta línea, en pocas palabras logra expresar el significado del  
paisaje y me asombra cuan cerca está de lo que he revisado y encontrado en este trabajo.   
El siglo XIX mexicano fue un periodo de fuertes y constantes rompimientos, 
cruentas batallas, y terribles desacuerdos internos y a  los montes y los ríos recurrieron los 
mexicanos, para trazar con ellos un vínculo que moldeó la idea del paisaje mexicano, un 
paisaje que fue consuelo, espacio de convergencia,  motivo de unidad y forma de gozo e 
inspiración.  
El propósito de esta tesis, como explique en la introducción, es discernir qué tipo de 
imaginario colectivo se fue construyendo sobre el paisaje en el transcurrir  del siglo XIX, 
momento que al coincidir con la construcción de la nación,  formó ligada a ella, la idea del 
paisaje mexicano.  Al haber finalizado este texto estoy mucho más consciente de  lo 
ambicioso de la búsqueda y de la imposibilidad de abarcar en su totalidad la complejidad 
del tema, pero todo me destinaba a escribir sobre el paisaje y a hacer el intento. 
Como comenté en la introducción, en México no se han publicado estudios 
integrados o compilados sobre el paisaje y las investigaciones del tema se encuentran 
dispersas en textos especializados que lo abordan con lentes parcializados por los objetivos 
concentrados de cada disciplina. Por un lado la historia, por otro el arte y muy lejos de 
ellos, la ciencia.  Pero el paisaje es un fenómeno cultural complejo que para dejarse apresar 
requiere de una visión orgánica que se acerque a él, me atrevo a decirlo, de una manera 
empática. Este fue un afán constante en la tesis, no caer en el señuelo y no de tratar 
solamente un punto de vista, el racional-cuantitativo, el estético o el poético, sino 
abarcarlos todos con la seguridad de que aunque se sacrifica la profundidad, se garantiza el 
objetivo, el vislumbre del paisaje.  La sensación después de este intento es la de haber 
abierto una caja de contenido infinito.  Así, el primer resultado de este trabajo es el 
asombro ante todas las posibilidades que quedan abiertas, de temas y de enfoques y de la 
perentoria  necesidad de abordarlos. 
                                                          
1 Su Tung-p’o. (1036-1101). Primavera cautiva, China, 
 
 
La tesis se estructuró en tres capítulos y a lo largo del desarrollo de cada uno fui 
encontrando las huellas que construyeron el imaginario del paisaje mexicano cuyos matices 
comentaré a continuación.  Empezaré por las conclusiones a las que llego en una visión de 
todo el texto para pasar después puntualmente a destacar los que se refieren a cada capítulo.  
De los primeros, fue muy interesante percatarse de que en las fuentes del siglo XIX y en los 
escritos de los diferentes personajes se reseñaban los mismos lugares y acontecimientos.  
Antonio García Cubas y José María Velasco coincidieron en la Comisión Científica de 
Pachuca y ambos abordaron, cada uno con sus propios instrumentos, sus impresiones de 
varios lugares como la cascada de Necaxa.  Algunos dibujos de Velasco se imprimieron en 
los mapas de García Cubas quien coincidió con Altamirano en las Veladas Literarias que 
presidieron.  Velasco y Altamirano tuvieron una relación poco amistosa, pero no por esto 
inexistente.  A juzgar por los múltiples escritos en los que Altamirano habla sobre la obra 
de Velasco, el interés en su obra era grande, aunque sus textos están llenos de 
descalificaciones que se explican debido a que ambos tuvieron posturas políticas opuestas, 
nunca dejó de prestar atención a su pintura. Velasco pintó el valle de México desde la casa 
de poeta Manuel Payno y también participó con los editores científicos de la revista La 
Naturaleza, donde también publicó García Cubas quien a su vez expuso su mapa de 
México en la Academia de San Carlos.  Así podría seguir describiendo coincidencias, no es 
el caso, sirvan estos ejemplos para insistir que en espacio cultural que moldeó la aparición 
de la idea del paisaje mexicano, confluían las ciencias y las artes, se encontraban de una 
forma que dista enormemente de nuestra costumbre actual de definir disciplinas sin puntos 
de toque. 
Considero que el paisaje mexicano se funda dentro de dos formas de pensamiento, 
la visión racional cuantitativa propia del mundo científico en la que la realidad y las 
pruebas objetivas son indispensables en la búsqueda de su objetivo de  analizar y 
comprender a la naturaleza y el escenario romántico que encontraba en ella consuelo a 
través de su contemplación sensible.  Estas dos mentalidades lograron converger en la idea 
del paisaje mexicano. 
Dentro de los acontecimientos que aparecen como un hecho trascendental en todos 
los capítulos esta la huella anímica que dejaron las guerras de intervención, especialmente 
la del 47 cuyos efectos se vieron magnificados por las conflagraciones posteriores.  Este 
 
 
ambiente permeó de manera definitiva en todos los ámbitos relacionados con la 
conceptualización del paisaje, porque los mapas eran indispensables, su belleza requería ser 
retratada y la poesía tendría que lamentar su desaparición.   
 
 Fig. 141. Adolphe Jean Baptiste Bayot, copia de Carlos Nebel, US tropos marching on Monterrey during the 
Mexican-Américan War. 1851. Litografía.2 
Abordé los capítulos ordenándolos en la manera que me pareció más lógica y 
esperando que en esta secuencia fuera encontrando coincidencias de evolución temporal, lo 
que no sucedió.  Al llegar a este punto puedo afirmar que el aprecio por la naturaleza 
mexicana se muestra primero en la literatura que abordo en el último capítulo, 
especialmente en la poesía criolla novohispana y toma un tinte definitivo en el auge del 
romanticismo de la primera mitad del siglo XIX.  Este periodo que ha sido en múltiples 
ocasiones pintado gris por la historiografía, fue rico en la construcción de ideas, entre ellas 
la oda al paisaje que cura los lamentos de la violencia e incertidumbres reinantes.  Creo que 
el predominio de la idea del paisaje como imagen visual, paradójicamente no nos ayuda a 
imaginarlo. 
                                                          
2 Publicado en The war between United States and México Illustrated, 1851. George Wilkins Kendall & Carl 
Nebel. Appleton; Philadelphia. 
 
 
A lo largo del texto inserté mapas rodeados de vistas de paisajes, litografías, 
grabados, dibujos y pinturas magistrales, que reconocemos sin duda como paisajes 
mexicanos con las que pudimos percatarnos de la importancia de la imagen en la formación 
de la idea del paisaje mexicano.  Las consecuencias del predominio de la vista sobre el 
resto de los sentidos -y la consecuente parcialidad en la cognición- que ha sido una 
constante para definir el paisaje y el imaginario del paisaje mexicano que ha prevalecido, se 
centra en la vista.  En el siglo XIX, la poesía y el vínculo con el paisaje balanceaban un 
equilibrio que vimos desvanecerse en la segunda mitad, que apostó por el paisaje como 
imagen. 
 Pero, ¿Qué consecuencias trae el predominio de la vista en la idea del paisaje?, la 
voluntad de poder en la visión es muy fuerte.  Existe una tendencia muy sólida de la vista a 
captar y a fijar, a cosificar y a totalizar: una tendencia  a dominar, asegurar y controlar que 
con el tiempo, dado que se ha promovido ampliamente, ha asumido cierta hegemonía 
indiscutible sobre nuestra cultura. “El dominio del ojo y la eliminación del resto de los 
sentidos tiende a empujarnos hacia el distanciamiento, el aislamiento y la exterioridad  Sin 
duda, el arte del ojo ha producido edificios imponentes, pero no ha facilitado el arraigo 
humano en el mundo.”3  La imagen de los paisajes mexicanos fue cada vez más difundida, 
pero su aprecio en términos visuales produjo un alejamiento.  Se privilegió la valorización 
de paisajes emblemáticos, que como vimos estaban sobre todo en la zona centro del país y 
esto produjo una devaluación del resto.  Sin embargo, esta atención puntual no ha 
garantizado la conservación, y en todo caso más bien ha acelerado el deterioro.   
Dice Heidegger de que el acontecimiento fundamental de la edad moderna es la 
conquista del mundo como imagen.  Sentencia que la hegemonía de la vista en un primer 
momento sucitó visiones gloriosas, pero se fue volviendo cada vez mas nihilista en los 
tiempos modernos, asunto que en el estado del paisaje mexicano se identifica de manera 
plena. 
El territorio como un bien limitado repasamos las vicisitudes por las que pasó la 
construcción de un mapa de México, las complicaciones técnicas y sobre todo políticas y 
como un  mapa pasa de ser una representación a ser un símbolo de unidad y mexicanidad.  
                                                          
3 Juhani Pallasmaa.  Los ojos de la piel. La arquitectura y los sentidos. Gustavo Gili, Barcelona, España, 2006. 
18 p. 
 
 
Los mapas fueron adquiriendo importancia simbólica y el logro de García Cubas estuvo en 
sintetizar representación y expresión a través del mapa como signo y el paisaje como 
símbolo.  En el transcurrir del tiempo, el mapa pierde protagonismo y en el Atlas pintoresco 
toman su lugar los paisajes. La selección que hizo de vistas privilegia la valoración de 
ciertas características, al tiempo que devalúa otras al no incluirlas.  La jerarquía, la 
magnitud, la extensión son valores buscados.  Por otra parte, la posibilidad de explotación 
es símbolo de la riqueza del país.  Aquí valores en los que seguimos creyendo y que en 
cierta medida devalúan lo que no contiene estas características, todo eso en lo que la mayor 
parte de los mexicanos vive. Es de destacar que se preocupó porque el imaginario sobre el 
paisaje mexicano se nutriera de los paisajes más representativos y con una riqueza 
simbólica mayor, aunque no siempre real.   
La búsqueda del origen de las imágenes en los mapas fue una prueba irrefutable por 
un lado de que la noción de paisaje difundido en las litografías tiene su origen en los 
viajeros extranjeros y por otro de que el conocimiento del territorio era muy vago.  Los 
viajeros extranjeros buscaban lo exótico, lo diferente y esto fue lo que eligieron y dibujaron a 
partir de su propio imaginario sobre las tierras americanas.  Se muestran algunas interesantes 
confusiones  debidas a  que los grabados fueron hechos en Europa a partir de croquis y por 
dibujantes que los trazaron sin haber conocido estos lugares.  Este capítulo prueba como 
muchas de estas vistas fueron incluidas en los mapas creados por Antonio García Cubas, 
que no conocía gran parte del territorio mexicano y a través de la difusión de su trabajo las 
imágenes se implantaron en el imaginario sobre el paisaje de México.  La selección de los 
paisajes se puede atribuir a la pretensión de poseer un territorio magnífico, fuerte y bello 
para la nación, idea que se vinculó en múltiples ocasiones a la concordancia de las mismas 
características en el pueblo que los habita.  
La realización del territorio como belleza paisajística segunda parte de la tesis 
demuestra como el paisaje aparece en la pintura novohispana como un escenario que 
relaciona la jerarquía de las castas y los grados de intervención en los que el paisaje en 
muchos casos idealizado se convierte toma una suerte alegórica o simbólica. El foco central 
del paisaje esta en la pintura de José María Velasco que logra encontrar un punto de 
convergencia entre las dos corrientes de pensamiento, la científica y la romántica. 
 
 
La occidentalización del pensamiento mexicano, consecuencia de la impuesta 
cultura europea fue la cuna ideológica del nacimiento de la idea del paisaje mexicano en 
términos visuales, pero sus particularidades están ligadas al papel que jugó en la 
construcción de la nación.  La pintura de paisaje siguió los lineamientos de la escuela 
europea, especialmente la italiana, pero la elección de los sitios y de sus elementos nos deja 
ver los valores específicos que la mirada mexicana le otorgó a estos. Estos paisajes se 
convirtieron en una prueba objetiva de la grandeza de México por su belleza y su capacidad 
de difundir una idea que a través de imágenes que no requiere de una formación específica 
para recordarlos y otorgarles valor.  
El acercamiento al paisaje mexicano en la literatura, la última parte del texto fue 
como dije al principio una parte indispensable, aunque como advertí se trata únicamente de 
un asomo a un tema que ahora intuyo apasionante.  El canto al paisaje y el vínculo 
sentimental con el mismo están presentes en el pensamiento mexicano muy pronto, antes 
incluso que en la pintura.  La importancia de la poesía creó y difundió una idea del paisaje 
mexicano con tonos de la temática romántica que garantizó un vínculo afectivo que hoy 
está extinguido.  
La idea que permeó en todos los ámbitos de que un gran pueblo nace de un gran 
paisaje se intensificó en el sentimiento poético.  El canto a un gran paisaje se vincula con la 
grandeza de los mexicanos. Siento que el rescate del vínculo poético, propuesto desde los 
ámbitos de la literatura, la pintura y en especial de la arquitectura de paisaje son la 
posibilidad de dar un viraje en nuestra relación con la naturaleza. 
Detrás de este trabajo hay una duda que aún queda irresuelta en su totalidad pero 
nos hemos acercado a algunas razones, por qué los paisajes emblemáticos de México han 
perdido el esplendor y la belleza, por qué han sufrido un deterioro tan atroz.  Presenté en el 
8° Congreso nacional de arquitectura de paisaje en 2013 una ponencia que titulé, “Una 
mirada a la vitalidad de los paisajes que construyeron el imaginario de México”, en la que 
me di a la tarea de mostrar fotografías actuales de los paisajes que se imprimieron en el 
Atlas Pintoresco de García Cubas, específicamente en las cartas orográfica e hidrológica.  
La tragedia es absoluta, el progreso y la cosificación de la naturaleza han destruido los 
paisajes que fueron la cuna del pensamiento sobre México y la explicación de la razón a la 
que me referí por la que en ellos crecía un gran pueblo.  Creo que los vínculos sensibles con 
 
 
la naturaleza han desaparecido, la naturaleza como fuente inspiradora ha sido sustituida por 
su capacidad productiva y por la inclinación humana de ver en ella la posibilidad sin límites 
de encontrar el anhelado progreso en su explotación.   
Para terminar, me gusta el párrafo final del Breve tratado del paisaje de Alain 
Rogué, “Una teoría, nos lo enseñó Popper, siempre debe ser refutable.  Nunca es más que 
una herramienta perfectible, que debe cuestionarse sin descanso, cuyas piezas hay que 
cambiar si fallan y forjar otras más eficaces, golpe a golpe.4” En esto pongo mi atención.  
 
                                                          
4 Alain Roger, Breve tratado del paisaje, traducción de Maysi Veuthey a Court traité du paysage, edición de 
Javier Maderuelo, Madrid, Biblioteca Nueva, 2007, 211 p., ils. (Colección Paisaje y Teoría, 2). 
 
 
 
 
 
 
  
EFEMÉRIDES 
 
 
  
1731 Rafael Landivar nace en Guatemala. 
1756 Nace en México Juan Francisco de Castañiza Larrea y González de Agüero. 
1768 Manuel de Navarrete nace en Zamora, Michoacán. 
1769 14 de septiembre. Nació en Berlín, Alemania Alejandro von Humboldt, explorador, naturalista y 
geógrafo prusiano. 
1782  Rafael Landivar, S. J., publica Rusticatio Mexicana. 
1785 Juan José Martínez de Lejarza y Alday nace en Valladolid, Michoacán. 
1790 Juan Francisco de Castañiza Larrea, obispo de la Nueva Vizcaya y rector del Colegio de San Idelfonso 
escribió en 1790 una Oda sáfico-adónica. 
1791 1 de marzo. Manuel Carpio nace en Cosamaloapan de Carpio.  
1793 Landivar fallece en Italia. 
1800– 
1803  
30 de abril – 
4 de enero. Gobierno del virrey Berenguer de Marquina.  
1801 9 de febrero. José Joaquín Pesado nace en Palmar de Bravo, Puebla, Pue. 
1802 El Consulado de Veracruz envía cuestionarios a las intendencias de la Nueva España para captar datos 
e informes geográficos, demográficos, administrativos y económicos. 
1803  Alexander Von Humboldt, científico, naturalista y explorador alemán, llega al puerto de Acapulco. 
 31 de diciembre. Nace en Santiago de Cuba el poeta José María Heredia. 
1803–  
1808  
4 de enero – 
16 de septiembre. Gobierno del virrey José de Iturrigaray.  
1804  Humboldt realiza diversas exploraciones y, posteriormente, presenta al virrey José de Iturrigaray las 
Tablas geográficas políticas del Reino de la Nueva España. 
 23 de diciembre. Nace en Edimburgo, Escocia Frances Erskine Inglis: Madame Calderón de la Barca. 
1804– 
1827 
 Humboldt en París recopila, ordena y publica el material recogido en su expedición en treinta 
volúmenes que llevan por título Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente que contiene 
datos sobre el clima, la flora y la fauna de la zona, así como determinar longitudes y latitudes, medidas 
del campo magnético terrestre y unas completas estadísticas de las condiciones sociales y económicas 
que se daban en la Nueva España. 
1805 1 de octubre. Se publica  El Diario de México, primer periódico mexicano. Manuel de Navarrete 
publicaba en él. 
1806 21 de marzo. Nace en el pueblo de San Pablo Guelatao, Oaxaca,  Benito Juárez García. 
1808 15 de septiembre. La Junta de México es disuelta por un golpe de Estado. José de Iturrigaray es 
destituido como virrey de Nueva España.  Se inicia el proceso de Independencia. 
1809 El poeta fray Manuel de Navarrete muere en Tlalpujagua, Michoacán. 
1809– 
1810 
19 de julio – 
8 de mayo. Gobierno del virrey interino Francisco Javier de Lizana y Beaumont, arzobispo de México. 
1810  8 de mayo – 14 de septiembre. Gobierno del virrey Pedro Catani.  
 21 de junio. Nació en México, Manuel Payno. 
 16 de septiembre. En Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla convoca al pueblo a iniciar la guerra de 
Independencia. 
 9 de  noviembre. Decreto sobre la libertad política de la imprenta. 
 5 de  diciembre. Decreto que ordena la devolución de tierras a los pueblos indígenas. 
1810– 
1813 
14 de septiembre – 
4 de marzo. Gobierno del virrey Francisco Javier Venegas. 
1811 Creación del periódico semanario El Mentor Mexicano, que enfatiza la ilustración popular en las 
ciencias económicas, literatura y arte. 
 Humboldt publica su Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España, documento monumental que 
trata sobre geografía, recursos naturales, economía y población. 
 17 de enero. Batalla de Puente de Calderón, cerca de Guadalajara, donde las fuerzas del ejército 
insurgente comandadas por Miguel Hidalgo y Costilla son derrotadas por el Ejército del Centro al 
mando del realista Félix María Calleja. 
 21 de marzo. Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Ignacio Aldama y Mariano Abasolo son condenados a 
muerte. 
 13 de octubre. Decreto de José María Morelos y Pavón contra la insubordinación, la guerra de castas y 
 
 
la rapiña. 
1813 6 de noviembre. El Congreso de Chilpancingo expidió el Acta Solemne de la Declaración de 
Independencia de la América Septentrional. 
1813– 
1816 
4 de marzo – 
20 de septiembre. Gobierno del virrey Félix María Calleja del Rey. 
1814 22 de octubre. El Congreso Constituyente promulga el Decreto Constitucional para la Libertad de la 
América Mexicana mejor conocido como la Constitución de Apatzingán. 
1816– 
1821 
20 de septiembre – 
5 de julio. Gobierno del virrey Juan Ruiz de Apodaca, Conde del Venadito. 
 El periquillo sarniento es publicado por el escritor José Joaquín Fernández de Lizardi. 
1817 11 de noviembre. Es fusilado Francisco Javier Mina. 
1818 10 de febrero. Nace en la Ciudad de México el poeta y político Guillermo Prieto. 
 José María Esteva nace en Veracruz, 1818. 
1820 El Censor. Periódico político y literario, Madrid, imprenta del Censor, por D. León Amarita. 
1820–
1821 
La Abeja Poblana, Puebla. “Primer periódico que se publica en esta ciudad de la Puebla de Los 
Ángeles en uso de los derechos que ha declarado la Constitución política de nuestra monarquía 
española jurada en 3 de junio de 1820”, imprenta Liberal de Troncoso Hermanos (cambiará varias 
veces el pie de imprenta). 
1821 10 de enero. El virrey Juan Ruiz de Apodaca nombra a Agustín de Iturbide general de las fuerzas. 
 21 de febrero. Nace en Xalapa, Veracruz el once veces presidente de México Antonio López de Santa 
Anna. 
 24 de febrero. El Plan de Iguala mediante el cual se declaraba la Independencia de México, es 
proclamado por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero. 
 15 de julio – 21 de julio. Gobierno del virrey Francisco Novella Azabal Pérez y Sicardo. 
 24 de agosto. Firma de los Tratados de Córdoba entre Juan de O´Donojú, último virrey, y el general 
Agustín de Iturbide y Aramburu, primer jefe del Ejército Trigarante. 
 21 de septiembre. Se decretó el Acta de Independencia del Imperio Mexicano. 
 27 de septiembre. Se consuma el movimiento de Independencia. 
 28 de septiembre. Juan O'Donojú —último virrey designado—  firmó el acta de independencia de 
México. 
 2 de noviembre. Se decreta la creación de la bandera mexicana. 
 15 de diciembre. Decreto de la Junta Provisional Gubernativa. Reglamento de Libertad de Imprenta. 
1821– 
1822 
28 de septiembre 
18 de mayo. Agustín de Iturbide presidente de la Regencia. 
1822 24 de febrero. Es instalado el Primer Congreso Constituyente Mexicano. 
 19 de mayo – 1823, 19 de marzo. Gobierno de Agustín de Iturbide, coronado emperador de México 
bajo el título de Agustín I. 
 20 de diciembre. Se produce la primera emisión oficial del papel moneda (billete) en las 
denominaciones de 1, 2 y 3 pesos. 
 26 de diciembre. La Asamblea de Guatemala aprueba el Tratado de Límites entre las Provincias Unidas 
del Centro de América y México. En Guatemala se celebra una asamblea de todas las provincias de la 
antigua capitanía, donde Centroamérica decide formar parte del Imperio Mexicano. 
 Se establece el Museo de Historia Natural en la Universidad Pontificia y Nacional de México. 
1823 23 de enero. Vicente Guerrero y Nicolás Bravo se rebelan contra el gobierno de Agustín I. 
 3 de junio. Ramón Alcaraz nace en Chucándiro, Michoacán. 
 1 de noviembre. En el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, se divide al país en provincias. 
Formalidad jurídica mediante la cual los representantes legales de los gobiernos de los estados 
independientes, libres y soberanos, formados a partir de la disolución de facto del Primer Imperio 
Mexicano, reconocieron su intención de constituirse en un ente jurídico el 31 de enero de 1824, con 
patrimonio propio y capacidad legal ante otras naciones. 
1823– 
1824 
31 de marzo – 
10 de octubre.  Pedro Celestino Negrete, liberal, jefe de la Junta de Regencia: Gobierno de Guadalupe 
Victoria, liberal. Gobiernos de Nicolás Bravo, Miguel Domínguez y José Mariano Michelena, 
conservadores, y Vicente Guerrero, liberal. 
1823–
1826 
Águila Mejicana, México, imprenta de Ontiveros, más tarde impreso por T.W. Lorrain y finalmente en 
la imprenta del Águila, dirigida por José Jimeno, calle Medinas núm. 6. 
 
 
1824 8 de enero. Nace en la ciudad de San Luis Potosí Francisco González Bocanegra, creador de la letra del 
Himno Nacional Mexicano. 
 19 de julio de 1824. Agustín de Iturbide es fusilado en Padilla, Tamaulipas. 
 El poeta Juan José Martínez de Lejarza y Alday muere en Valladolid. 
 El archivista general, México, periódico editado por Mariano Ontiveros, redactor M. Prissette. 
 4 de octubre. Se promulga la primera Constitución de México, se establece la República Federal y 
como primer presidente funge el general Guadalupe Victoria. Mediante la Constitución se dan por 
creados los Estados Unidos Mexicanos y el país queda dividido en 19 entidades, cuatro territorios y 
Distrito Federal, llamado entonces Departamento Central. 
1824–
1827 
El Oriente, diario de Jalapa, Jalapa. “Este periódico se publica en Jalapa todos los días. Se recibe la 
suscripción en esta imprenta y casa de D. Juan Priani, al precio de 12 reales mensuales dentro de la 
villa y 14 fuera, franca de porte”. 
1824– 
1858 
Primera República Federal de México. 
1824– 
1829 
10 de octubre –  
1 de abril. Presidencia de Guadalupe Victoria, liberal, 
1825 Los españoles se rinden en San Juan de Ulúa a las tropas mexicanas. 
 Se constituye la Corte Suprema de Justicia, integrándose los Tres Poderes de la Unión. 
 Fallece en Durango, Dgo., México Juan Francisco de Castañiza Larrea y González de Agüero. 
1825–
1827 
El Mercurio. Veracruz, editores: Ramón Ceruti y Joaquín María del Castillo. “Imprenta de Papaloapan, 
a cargo de Guillermo F. Hanf. Se distribuye en el resto de la República en la administración principal 
de correos”. 
1826 Gran Bretaña y México firman el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación. 
 El Iris. Periódico crítico-literario, México, editores: Claudio Linati, Florencio Galli y José María 
Heredia. 
 Minerva, periódico literario, Toluca, editado por José María Heredia. 
1827 El Baratillo o Miscelánea de Chucherías, periódico de Puebla, imprenta del ciudadano Pedro de la 
Rosa. 
1828 Expulsión masiva de españoles de todo el país. 
1829 1 de abril – 17 de diciembre. Presidencia de Vicente Guerrero. 
 15 de septiembre. Abolición definitiva de la esclavitud en México. 
 18 – 23 de diciembre. Presidencia provisional de José María Bocanegra, liberal 
 23 – 31 de diciembre. Supremo Poder Ejecutivo de Pedro Vélez, Lucas Alamán y Luis de Quintanar   
(triunvirato 1 liberal y 2 conservadores). 
1830– 
1832 
1 de enero – 
13 de agosto. Presidencia de Anastasio Bustamante, conservador, impulsa la industrialización. 
1830 15 de septiembre. Nace en Oaxaca, Porfirio Díaz. 
 16 de octubre. Se establece el Banco de Avío para fomento de la industria nacional, por iniciativa de 
Lucas Alamán. 
1831 Lucas Alamán es designado ministro de Relaciones Interiores y Exteriores. 
 14 de febrero. Es fusilado en Cuilápam, Oaxaca el general Vicente Guerrero. 
 29 de septiembre. Nace en la Ciudad de México, Miguel Miramón. 
1831–
1890 
Calendario de Galván, México, se vende en la Librería núm. 7 del Portal de Mercaderes. (Impresores 
varios, según la época). 
1832 24 de julio. Antonio García Cubas, geógrafo, historiador y escritor, nace en la Ciudad de México. 
 14 de agosto – 26 de diciembre. Presidencia de Melchor Múzquiz, liberal. 
1832– 
1833 
26 de diciembre –  
1 de abril Presidencia de Manuel Gómez Pedraza, liberal. 
1833 Se funda la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. 
 1 de abril – 16 de mayo. Presidencia interina de Valentín Gómez Farías, liberal. 
 16 de mayo – 3 de junio. El general Antonio López de Santa Anna asume por primera vez la 
presidencia de la República Mexicana. Presidente de la República de 1833 a 1855, con interrupciones. 
Dominó la política mexicana durante un cuarto de siglo, liberal-conservador. 
 La Constitución de 1824 es reformada. La educación queda fuera del control del clero, se suprime la 
Pontificia y Nacional Universidad de México y se crea la Dirección de Instrucción Pública para el 
Distrito y Territorios Federales. 
 
 
 3 de junio – 18 de junio. Presidencia de Valentín Gómez Farías, liberal. 
 18 de junio – 5 de julio. Presidencia de Antonio López de Santa Anna, liberal-conservador. 
 5 de julio – 27 de octubre. Presidencia de Valentín Gómez Farías, liberal. 
 27 de octubre – 15 de diciembre. Presidencia de Antonio López de Santa Anna, liberal-conservador. 
1833– 
1834 
16 de diciembre –  
24 de abril. Presidencia de Valentín Gómez Farías, liberal. 
1834– 
1835 
24 de abril –  
27 de enero. Presidencia de Antonio López de Santa Anna, liberal-conservador. 
1834 13 de noviembre. Ignacio Homobono Altamirano Basilio nace en Tixtla (hoy municipio del estado de 
Guerrero, pero en aquella fecha municipio del Estado de México e incluido, durante la República 
centralista, en el territorio de la prefectura de Chilapa). 
1834–
1838 
El Instructor o Repertorio de Historia, Bellas Letras y Artes. Periódico de Londres. 
1835– 
1836 
28 de enero –  
27 de febrero. Presidencia interina de Miguel Barragán, liberal. 
 23 de febrero. Inicio de la Batalla de El Álamo en San Antonio, Texas. 
1836– 
1837 
2 de marzo –  
27 de abril. Presidencia interina de José Justo Corro, conservador. 
1836– 
1839 
19 de abril –  
20 de marzo. Presidencia de Anastasio Bustamante, conservador. Otorga la concesión para la 
construcción del ferrocarril ciudad de México-Veracruz. 
1836– 
1845 
2 de marzo – 
29 de diciembre. Texas se convierte en república independiente. 
1836–
1842 
El Mosaico Mexicano o Colección de Amenidades Curiosas e Instructivas, México, 1836-1837 
(Primera época), imprenta de Ignacio Cumplido; Segunda época: México, 1840-1842 
1836 En la ciudad de México se funda la Academia de Letrán para la formación literaria. 
 27 de diciembre. España reconoce la independencia de México. 
 29 de diciembre. Al promulgarse la Constitución de 1836, el país queda divido en 24 departamentos. 
 30 de diciembre. Decreto que expide las Siete Leyes Constitucionales de la República Mexicana. 
1837 17 de enero. Creación del Banco Nacional de Amortización de la Moneda de Cobre, con objeto de 
amortizar la devaluada moneda de cobre. 
1838 4 de diciembre. El desembarco de los franceses en Veracruz señala el inicio de la llamada Guerra de 
los Pasteles entre México y Francia. 
1838–
1851 
El Zurriago Literario, México, 1838-1840 (Primera época), director: José Gómez, conde De la 
Cortina; Segunda época: El Zurriago, México, 1851. 
1839 Anastasio Bustamante es presidente de la República. Asimismo, son presidentes interinos Antonio 
López de Santa Anna y el general Nicolás Bravo. 
 9 de marzo. Con la firma de un tratado de paz, concluye la guerra entre Francia y México. 
 20 de marzo – 10 de julio. Presidencia de Antonio López de Santa Anna. 
 7 de mayo. Fallece en Toluca, México, el poeta cubano José María Heredia. 
 10 – 19 de julio. Presidencia de Nicolás Bravo, conservador. 
1839– 
1841 
19 de julio –  
22 de septiembre. Presidencia de Anastasio Bustamante, conservador que con el pronunciamiento 
militar del general Paredes, cuyas fuerzas se unieron con las de Santa Anna, se le derrocó y expulsó del 
país. 
1840 7 de junio. Nace en el castillo de Laeken cerca de Bruselas, Bélgica, Carlota Amalia, emperatriz 
consorte de México, que fallece el 19 de enero de 1927. 
 6 de julio. Nace en Temascalcingo, Estado de México, José María Velasco, (José María Tranquilino 
Francisco de Jesús Velasco Gómez Obregón). Sus padres fueron Ma. Antonia Gómez Obregón y 
Felipe Velasco. 
 El Museo Popular. El amigo de la juventud. Periódico de Ciencias, Literatura y Artes. Méjico, impreso 
por J. Ojeda en las Escalerillas núm. 2. 
1840–
1841 
La Hesperia. México, editada por Luis G. Sousa. 
1841 Quiebra y liquidación del Banco de Avío establecido el 16 de octubre de 1830 para fomento de la 
industria nacional. 
 
 
 Son presidentes de la República Anastasio Bustamante, el empresario Francisco Javier Echeverría 
(interino) y Antonio López de Santa Anna. 
 Surge el periódico El Siglo Díez y Nueve, de corte político (ideología liberal), literario y de avisos. 
 22 de septiembre – 10 de octubre. Presidencia interina de Francisco Javier Echeverría, conservador. 
 El apuntador. Semanario de teatro y costumbres, Literatura y Variedades, México, dirigida por 
Casimiro del Collado y José María Lafragua, imprenta de Vicente García Torres, calle del Espíritu 
Santo núm. 2. 
 La Esperanza. Periódico político y literario de México, México, imprenta de Torres, calle del Espíritu 
Santo. 
1841– 
1842 
10 de octubre –  
26 de octubre. Presidencia de Antonio López de Santa Anna, liberal conservador. 
 Semanario de las Señoritas Mexicanas. Educación científica moral y literaria, México, imprenta de 
Vicente García Torres, calle de la Palma núm. 4. 
1842 Se implanta la obligación para que los gobernadores establezcan escuelas para niños y niñas por cada 
10 mil habitantes, así como escuelas para adultos. 
 Panorama de las Señoritas. Periódico Pintoresco, Científico y Literario, México, imprenta de Vicente 
García Torres. 
1842– 
1843 
26 de octubre –  
4 de marzo. Presidencia de Nicolás Bravo, conservador. 
 La Colmena, Londres, Ackerman y Cía. Redactado por D. Ángel de Villalobos, Catedrático de 
Literatura española del Consejo del Rey. 
 4 de marzo – 4 de octubre. Presidencia de Antonio López de Santa Anna, liberal conservador. 
1843– 
1844 
4 de octubre –  
4 de junio. Presidencia de Valentín Canalizo, presidente interino conservador. 
 La Junta Nacional Legislativa promulga una ley llamada Bases de organización política del país. 
1843–
1846 
El Museo Mexicano o Miscelánea pintoresca de amenidades curiosas e instructivas, México, lo 
imprime y publica Ignacio Cumplido, calle de los Rebeldes núm. 2. 
1844 La abeja. Periódico político y literario, México, imprenta de Vicente García Torres. 
 4 de junio – 12 de septiembre, Presidencia de Antonio López de Santa Anna, liberal conservador. 
 Se crea el periódico El Monitor Constitucional, diario de política con ideología liberal. Fundación de la 
Escuela de Tenedores de Libros en la ciudad de México. 
 Texas se anexa a Estados Unidos de América. 
 12 – 21 de septiembre. Presidencia interina de José Joaquín de Herrera, liberal. 
 21 de septiembre – 6 de diciembre. Presidencia de Valentín Canalizo, conservador. 
1844– 
1845 
7 de diciembre –  
30 de diciembre. Presidencia de José Joaquín de Herrera, liberal. 
 El Monitor Constitucional, México. Después de 1845 cambia el nombre a El Monitor Republicano, 
imprenta de Vicente García Torres. 
 Surge la Revista Científica y Literaria de México. 
1845– 
1846 
30 de diciembre –  
2 de enero. Presidencia de Gabriel Valencia, liberal. 
1845–
1847 
El Católico. Periódico Político-Cristiano, Científico y Literario, México, impreso por R. Rafael, calle 
de Cadena núm. 13. 
 22 de agosto. Establecimiento de la Segunda República Federal. 
1946 El Patricio. Periódico político industrial y literario, Puebla. 
 4 de enero – 28 de julio. Presidencia de Mariano Paredes y Arrillaga, conservador. 
 5 de agosto – 23 de diciembre. Presidencia de Mariano Salas, conservador 
1846– 
1848 
Guerra entre los Estados Unidos de América y México. 
1846– 
1847 
24 de diciembre –  
21 de marzo. Presidencia de Valentín Gómez Farías, liberal. 
1847 28 de enero. Parte de San Luis Potosí el presidente Antonio López de Santa Anna, liderando el ejército 
mexicano. 
 22 de febrero. Batalla de Buena Vista en Puerto de la Angostura, Coahuila entre tropas 
estadounidenses y mexicanas. 
 28 de febrero. Batalla de Sacramento en Chihuahua entre tropas estadounidenses y mexicanas. 
 
 
 21 de marzo – 2 de abril. Presidencia de Antonio López de Santa Anna, liberal conservador. 
 2 de abril – 20 de mayo. Presidencia interina de Pedro María Anaya, liberal. 
 20 de mayo – 15 de septiembre. Presidencia de Antonio López de Santa Anna, liberal conservador. 
 20 de agosto. Defensa del convento de Churubusco por Pedro María Anaya, en el marco de la 
Intervención Estadounidense. 
 13 de septiembre. En la batalla y defensa del Castillo de Chapultepec se enfrentan los estadounidenses 
contra los cadetes del Colegio Militar. 
 Difusión del Acta Constitutiva mediante la que se regresa al régimen federal y a la Constitución de 
1824. El país queda dividido en 24 estados, dos territorios y un Distrito Federal. 
 Inicia la Guerra de Castas en Yucatán. 
 26 de septiembre – 13 de noviembre. Presidencia de Manuel de la Peña y Peña, liberal. 
1847– 
1848 
13 de noviembre –  
8 de enero Presidencia de Pedro María Anaya, liberal. 
 8 de enero – 3 de junio. Presidencia de Manuel de la Peña y Peña, liberal. 
 2 de febrero. Firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo, puso fin a la guerra entre Estados Unidos y 
México.  El país pierde la mitad de su territorio y por nueva división político administrativa se forma 
con 20 estados, tres territorios y el Distrito Federal. 
1848– 
1851 
3 de junio –  
15 de enero. Presidencia de José Joaquín de Herrera, liberal. 
1848 15 de diciembre. La República de Yucatán se reincorpora a México. 
1849 mayo. Después de ganar la beca otorgada para la circunscripción de la prefectura de Chilapa, 
Altamirano viaja a Toluca. Es aceptado como alumno en el Instituto Literario. 
 El Álbum Mexicano. Periódico de literatura, Artes y Bellas Artes, México, editado e impreso por 
Ignacio Cumplido, calle de los Rebeldes núm. 2. 
 Felipe Velasco y su familia se establece al sur de la ciudad de México, en el Salto del Agua. José María 
ingresa al colegio Lancasteriano de Sta. Catarina Mártir en la ciudad de México. 
1850 Comienza el servicio ferroviario del país con la línea Veracruz-El Molino. 
 Ingresa Antonio García Cubas a la Dirección General de Colonización e Industria de la Secretaria de 
Hacienda del Gobierno de la República Mexicana. 
 José María Velasco ingresa a la Escuela de la Divina Providencia en la ciudad de México, donde 
Vicente Villaverde es su primer maestro de dibujo. 
 El Daguerrotipo. Revista Enciclopédica y Universal, México, director: René Masson; redactor: 
Alfredo Bablot, imprenta de Navarro, calle de Chiquis núm. 6. 
1851 García Cubas inicia estudios de geografía, geodesia y triangulación en el Colegio de Minería. 
 Ignacio Cumplido, empresario editor, funda la revista semanal La Ilustración Mexicana, con temas de 
arte y literatura. 
 5 de noviembre. Mariano Arista inaugura el servicio público del telégrafo. 
1851–
1852 
El Presente Amistoso dedicado a las Señoritas Mexicanas, México, imprenta de Juan R. Navarro. 
 El Espectador de México, México, revista semanal publicada por los redactores de El Universal, 
imprenta de Rafael y Vila. 
1851– 
1853 
15 de enero –  
6 de enero. Presidencia de Mariano Arista, liberal. 
1851–
1854 
La Ilustración Mexicana. México, publicada por Ignacio Cumplido, litografías de la casa Decaen. 
1852 Francisco Zarco, periodista, Vicente Riva Palacio, escritor, y José Tomás de Cuéllar, novelista y 
dramaturgo, fundan el Liceo Hidalgo en la ciudad de México. 
 José María Tornel y Mendívil, maestro, publica Breve reseña de los acontecimientos más notables de 
la nación mexicana, desde el año de 1821 hasta nuestros días, 1852. 
 Lucas Alamán termina su Historia de Méjico. 
 Biblioteca Mexicana Popular y Económica; Ciencias, Literatura, Amenidades. Revista Religiosa, 
política, económica, dramática, bibliográfica, judicial, médica,  de Bellas Artes, conocimientos útiles, 
de viajes, descubrimientos, costumbres, biografías, música, baile, dibujo, bordado, jardinería, 
equitación, modas, amenidades, noticias, etc., México, tipografía de Vicente García Torres, editor, en 
el ex convento del Espíritu Santo. 
1853 Velasco hace su primer dibujo a lápiz, el cual obsequia al general Ignacio Sierra y Rosso. 
 
 
 La Camelia. Semanario de literatura, variedades, teatros, modas, etc. Dedicado a las señoritas 
mejicanas, México, imprenta de Juan R. Navarro, calle Chiquis núm. 6, litografías de la casa Decaen. 
 6 de enero – 8 de febrero. Presidencia interina de Juan Bautista Ceballos, liberal. 
 8 de febrero – 20 de abril. Presidencia interina de Manuel María Lombardini  (1802-1853), militar y 
político mexicano, presidente interino, conservador. 
1853– 
1855 
20 de abril – 1855, 9 de agosto. Presidencia de Antonio López de Santa Anna (Perdió la guerra contra 
USA en la cual México perdió sus territorios del norte). 
 13 de diciembre. Antonio López de Santa Anna firma el tratado de La Mesilla, por el cual México 
vende a Estados Unidos el territorio comprendido entre el río Gila y la actual frontera de Sonora. 
 16 de diciembre. Antonio López de Santa Anna se hace llamar Su Alteza Serenísima. 
 El presidente Santa Anna nombra a Joaquín Velázquez de León, ingeniero, como primer secretario de 
Fomento. 
1855 José María Velasco ingresa a la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de México como alumno 
supernumerario. Poco después ingresó a la clase de paisaje impartida por el pintor italiano Eugenio 
Landesio. 
 Antonio García Cubas asiste a la Academia de las Nobles Artes de San Carlos junto con José María 
Velasco y Luis Coto. 
 Landesio llega a México y firma un contrato para impartir los cursos de perspectiva, pintura de paisaje 
y principios de ornitología. Director de la Academia de San Carlos: Bernardo Couto. Planta de 
maestros: Pintura de figura: Pelegrín Clavé. Pintura de paisaje: Eugenio Landesio. Escultura: Manuel 
Vilar. Huecograbado: Juan Santiago  
Bagally. Grabado en lámina: Jorge Periam. Arquitectura: Javier Cavallari. 
 15 de agosto – 12 de septiembre. Presidencia interina de Martín Carrera  (1806-1871), militar y político 
liberal. 
 12 de septiembre – 3 de octubre. Presidencia interina de Rómulo Díaz de la Vega  (1804-1877), militar 
conservador. 
 16 de septiembre. Designado orador por la Junta Patriótica local, Altamirano pronuncia su primer 
discurso cívico público en Cuautla (entonces en el Estado de México y hoy en Morelos). 
 4 de octubre – 11 de diciembre. Presidencia de Juan Álvarez Benítez  (1790-1867), militar y político 
liberal. 
1855– 
1858 
15 de septiembre –  
21 de enero. Presidencia de Ignacio Comonfort, liberal. 
1856 Altamirano cursa sus estudios superiores de derecho en el Colegio de San Juan de Letrán. 
 El Congreso Constituyente da inicio formal a sus sesiones. 
 García Cubas es miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y presenta una 
recopilación cartográfica (29 cartas y 2 cartas generales) apoyada por ella. 
 25 de junio.  Promulgación de la Ley Lerdo, ideada por el político Miguel Lerdo de Tejada, la cual 
declara la desamortización de los bienes raíces de la Iglesia a nivel nacional. 
1857 5 de febrero. Es promulgada la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1857, en la 
cual se establece que el país queda integrado por 24 estados y un territorio. 
 14 de septiembre. El Decreto de Comonfort trata nuevamente de imponer el uso del sistema métrico 
decimal, sin resultados positivos. 
 17 de diciembre. Félix María Zuloaga, general de división, promulga el Plan de Tacubaya que 
desconoce la nueva Constitución. 
1858 Inicia la Guerra de Reforma o de los Tres Años. 
 Joaquín García Icazbalceta, historiador mexicano inicia la publicación Colección de documentos para 
la historia de México. 
 José María Velasco ingresa, como alumno regular, a la carrera de pintura de paisaje con el maestro 
Eugenio Landesio. Exposición XI de la Academia: Dibujo de Mujer Hincada, Dibujo de Cristo 
Muerto, Dibujo de mano, Dibujo de pie, Dibujo de cabeza. 
 11 de enero. Altamirano obtiene el grado de bachiller en Derecho. 
 21 de enero – 24 de diciembre. Presidencia de Félix María Zuloaga  (1813-1898), militar y político 
conservador, presidente interino. 
 14 de junio. Nace en San Luis Potosí, San Luis Potosí el poeta Manuel José Othón. 
1858– 
1867 
Las diferentes corrientes políticas y la intervención francesa ocasionaron la existencia de dos 
gobiernos, por lo que existía un gobierno Conservador y un gobierno Liberal. 
 
 
1858– 
1867 
19 de enero –  
15 de mayo. Presidencia de Benito Juárez García (1806-1872. Benito Juárez establece su gobierno en 
Veracruz durante la Guerra de los Tres Años 
1858– 
1859 
24 de diciembre –  
21 de enero. Presidencia de Manuel Robles Pezuela, 
1859 Velasco hace su primer autorretrato (dibujo). 
 21 de enero – 2 de febrero. Presidencia de José Mariano Salas (1797-1867), conservador. 
 24 de enero – 1 de febrero. Presidencia de Félix Zuloaga, conservador. 
 Son promulgadas las Leyes de Reforma que establecen la nacionalización de los bienes de la Iglesia, 
dan al matrimonio la naturaleza de contrato civil, establecen el registro civil, la secularización de los 
cementerios y libertad de cultos. 
 Diciembre. Llega a México Madame Calderón de la Barca, autora de La vida en México durante una 
residencia de dos años en ese país. 
1859– 
1860 
2 de febrero – 1860, 12 de agosto. Presidencia de Miguel Miramón (1831-1867), militar y político 
conservador. Fue el presidente más joven de México, tenía 27 años al asumir la Presidencia. 
 12 de abril. Altamirano acude a recoger los cuerpos balaceados de sus amigos Juan Díaz Covarrubias, 
y Manuel Mateos. 
 6 de mayo. Alejandro von Humboldt, explorador, naturalista y geógrafo prusiano, falleció en Berlín, 
Alemania. 
 7 de septiembre. Por decreto, el general Vicente Jiménez, gobernador interino del estado de Guerrero, 
autoriza a Ignacio M. Altamirano a ejercer la abogacía en el territorio del estado. A solicitud de la 
Junta Patriótica de Tixtla, pronuncia el discurso cívico del 16 de septiembre. 
 Velasco gana la Beca de Paisaje con el cuadro Patio del Exconvento de San Agustin. Primer 
autorretrato al óleo de Velasco. Dibuja Baño de los Pescaditos. Exconvento de San Agustín. Pirú. Pinta 
Cedro de Chimalistac. 
1860 11 de febrero. Manuel Carpio fallece en México D.F. 
 13 – 15 de agosto. Presidencia interina de José Ignacio Pavón, conservador. 
 15 de agosto – 24 de diciembre. Presidencia interina de Miguel Miramón, conservador. 
1860– 
1862 
28 de diciembre –  
28 de diciembre. Presidencia de Félix Zuloaga, conservador. 
1861 García Cubas publica la Carta General de la República Mexicana acompañada de la Memoria 
correspondiente, gracias al apoyo que le brindó don Ignacio Ramírez. 
 Velasco pinta Patio del Exconvento de San Agustín. Templo de San Bernardo. Puente Rústico en el río 
San Ángel. 
 11 de enero. Concluye la Guerra de Reforma. 
 3 de marzo. José Joaquín Pesado fallece en México. 
 15 de abril. Benito Juárez decreta la Ley de Instrucción Pública. 
 3 de junio. Muere fusilado  Melchor Ocampo, político liberal. 
 11 de  junio. Se declara presidente constitucional de la República a Benito Juárez. 
 22 de julio. En la Cámara de Diputados, erigida en Gran Jurado, Altamirano pronuncia un terrible 
alegato contra Manuel Payno, acusado de traición por su participación en el golpe de Estado de Ignacio 
Comonfort el 11 de diciembre de 1857 y forma parte de los 51 diputados que piden su renuncia a 
Benito Juárez.. 
 28 de noviembre. En la Convención de Londres, entre España, Francia e Inglaterra, se hacen 
reclamaciones a México por la suspensión de pagos decretada por el presidente Benito Juárez, éste 
ordenó la reanudación de pagos para evitar el pretexto de la intervención. 
 El gobierno juarista suspende los pagos de la deuda externa, lo que causa la protesta de Francia, 
Inglaterra y España. 
 Llegan las primeras tropas españolas intervencionistas a Veracruz bajo el mando del general español 
Juan Prim y Prats. 
1862 Exposición XII de la Academia, Velasco presenta: Patio del Exconvento de San Agustín. Premio: 
Medalla de Plata y diploma. Puente Rústico. Premio: Medalla de Plata y Diploma. Baño de Pescaditos, 
Patio del Exconvento de San Agustín, Pirú. Exhibe también: Dibujo de un roble copiado de Landesio, 
Vista de Vallenfreda, San Pablo Primer Ermitaño y San Juan de Patmos. Exposición de fin de curso de 
Velasco: Cabrío de San Ángel. Premio: Medalla de Plata y diploma. Cedro de Chimalistac. Pinta el 
cuadro Cañada de la Magdalena. 
 
 
 7 de enero. Desembarcan en el puerto de Veracruz dos mil hombres enviados para reforzar las tropas 
francesas de intervención, que presionan al gobierno mexicano para el pago de la deuda externa. 
 5 de mayo. Las fuerzas republicanas al mando de Ignacio Zaragoza vencen a los invasores franceses en 
la Batalla de Puebla. 
1863 García Cubas publica la nueva versión de la Carta General de la República Mexicana (escala 
1:2,000,000). 
 Velasco pinta el cuadro Pirúes. Dibujo a la acuarela de una cacería. Boceto al óleo de una cacería. 
Pinta Rocas de tepetate del Olivar del conde. Una vertiente en el río del Olivar del Conde. Una 
vertiente en el río del Olivo del Conde. Pinta La Caza. Dos Autorretratos (Dibujo y óleo). El Cabrío de 
San Ángel. La Alameda. 
 El Ejército Francés toma la capital y Juárez la abandona. Santiago Rebull renuncia a la dirección de 
San Carlos sustituyéndolo José Fernando Ramírez. San Carlos cambia su nombre a Academia Imperial 
de Bellas Artes con la llegada de Maximiliano. 
 26 de febrero. Decreto por el que se extinguen en toda la República las comunidades de religiosas. 
 10 de  julio. Decretos de la Junta de Notables por los que establece la monarquía moderada como 
forma de gobierno y se nombra a Maximiliano de Habsburgo emperador de México. 
 13 de noviembre. Muere asesinado Ignacio Comonfort, quien fuera presidente de México. 
1863–
1855 
Calendarios de Ignacio Cumplido, México, México, Imprenta de Ignacio Cumplido. 
1864 Se funda el Banco de Londres, México y Sudamérica, primer banco de emisión. 
 García Cubas participa como ayudante de topógrafo en los trabajos de la Comisión Científica de 
Pachuca, adscrita a la Commission Scientifique du Mexique auspiciada por Maximiliano de Habsburgo. 
 Exposición de Fin de Curso de Velasco: La Caza. Premio: Medalla de Plata y Diploma. 
1864– 
1867 
27 de febrero –  
Napoleón III decreta formar a través del ministro de Instrucción Pública, Víctor Duruy, la Commission 
Scientifique du Mexique, la cual fomenta las ciencias, el cultivo de las letras y las artes. 
 9 de abril. Firma de los Tratados de Miramar, con los que Maximiliano de Habsburgo aceptó ser 
emperador de México. 
 10 de abril – 1867, 15 de mayo. Gobierno de Fernando Maximiliano de Habsburgo (1832-1867), 
archiduque austriaco y emperador de México Maximiliano I. 
 29 de mayo. Maximiliano y Carlota desembarcan en el puerto de Veracruz. 
1865 Abre sus puertas la Academia Imperial de Ciencias y Literatura en la ciudad de México, para “impulsar 
el progreso de la inteligencia en los ramos más nobles del saber humano y designó a José Fernando 
Ramírez presidente”. 
 Velasco inicia estudios en Ciencias Naturales en la Academia de Medicina: Botánica, Física y 
Zoología. 
 Se decreta la Ley sobre la División Territorial del Imperio de México, por la que el país queda 
organizado en 50 departamentos. 
 García Cubas se titula de ingeniero gracias a los trabajos que realizo al lado del director de la Comisión 
del Valle de México, Ramón Almaraz. Edita un Curso sobre Dibujo Topográfico y Geográfico, un 
Tratado Elemental de Geografía Universal, así como un Compendio de Geografía Universal. 
 Excursión de Velasco a la hacienda de Tetla para dibujar. Excursión a Teoloyucan, Coyotepec y 
Tepotzotlán, para dibujar y hacer bocetos al óleo. Excursión a Huauchinango. Exposición XIII de la 
Academia, presenta: Xochitzin. Premio: Medalla de Plata y diploma. Puente Rústico. La caza. El 
cabrio de San Ángel. Plaza de San Jacinto. Cinco Dibujos de figura. Dos copias de Marko: La vuelta 
del tabor y El Bautismo de Jesucristo. Pinta Peñascos de La Peña Encantada. Ladera de las montañas 
de Tepotzotlán, aunque está fechada 1864. 
 Decreto sobre la desamortización de los bienes eclesiásticos. Decreto sobre libertad de cultos de 
Maximiliano. Decreto Imperial sobre la secularización de los bienes del clero mexicano. 
 9 de marzo - 10 de abril. Estatuto Provisional del Imperio Mexicano. 
 5 de septiembre. Ley de Colonización. Maximiliano. 
 3 de octubre. Ley Marcial de Maximiliano 1. Ante la imposibilidad de un acuerdo, Maximiliano dicta 
medidas crueles contra los juaristas, como esta, que autoriza el juicio sumario y la muerte inmediata 
para quienes sirvan a la causa republicana. 
 30  de octubre. Altamirano apoya a Porfirio Díaz, quien, después de su evasión de la cárcel en Puebla, 
llega a La Providencia con el propósito de conformar nuevamente una fuerza militar. 
 
 
 1 de noviembre. Decreto sobre la libertad del trabajo en la clase de jornaleros. Ley para dirimir las 
diferencias sobre tierras y aguas de los pueblos. Decreto de Garantías individuales de los habitantes del 
imperio que les garantiza la libertad, la seguridad, la propiedad, la igualdad y el ejercicio de su culto. 
1866 Velasco pinta La Alameda de México. 
 Eugenio Landesio publica su libro: Cimientos del artista, dibujante y pintor. 
 8 de julio. La emperatriz Carlota Amalia sale hacia Francia para exigir al emperador Napoleón III los 
cumplimientos de los Tratados de Miramar. 
 18 de octubre. El general Porfirio Díaz derrota a los franceses en la “Batalla de la Carbonera”. 
1867 1 de febrero. Batalla de San Jacinto en Zacatecas entre tropas liberales e imperialistas. Las fuerzas 
republicanas al mando de Mariano Escobedo, Jerónimo Treviño, Pedro Martínez y Francisco O. Arce, 
enfrentan y derrotan a las imperialistas de Miguel Miramón. Por este triunfo Juárez obtiene 
reconocimiento nacional e internacional. 
 11 de  marzo. Sale de México el último contingente de tropas francesas. 
1867– 
1872 
15 de mayo –  
18 de julio. Presidencia del liberal Benito Juárez García que murió siendo presidente. 
 19 de junio. Muere fusilado en el Cerro de las Campanas el emperador Maximiliano con los generales 
Miramón y Mejía. Concluye el Imperio. Triunfa la República. San Carlos se convierte en Escuela 
Nacional de Bellas Artes. Gabino Barreda apoya al Positivismo como doctrina filosófica para el 
desarrollo de la Educación Pública. 
 15 de julio. Juárez restablece los poderes federales en la ciudad de México. El triunfo de Juárez, 
significa la victoria del estado laico frente a la iglesia, del poder civil sobre el militar, del liberalismo 
contra el conservadurismo, del derecho frente a la rebelión y de la independencia sobre la invasión 
extranjera. 
 24 de agosto. Un grupo de periodistas de la capital se reúne en casa de Altamirano, para conformar una 
planilla electoral. A la cabeza figura Porfirio Díaz como candidato presidencial. 
 1 de septiembre. Altamirano funda en compañía de Ignacio Ramírez, Pantaleón Tovar y José T. de 
Cuéllar el periódico El Correo de México, opuesto a la reelección de Benito Juárez y favorable a la 
candidatura presidencial de Porfirio Díaz. 
 16 de septiembre. Altamirano pronuncia el discurso cívico oficial en la Alameda de la ciudad de 
México. 
 2 de diciembre. A través del Ministerio de Justicia, el presidente Benito Juárez expide la Ley Orgánica 
de la Instrucción Pública, donde se declara gratuita la educación primaria. 
 4 de diciembre. Con motivo del regreso del poeta Guillermo Prieto a la ciudad de México, Altamirano 
organiza en su casa una exitosa Velada Literaria. En ella reúne a un nutrido grupo de literatos y poetas, 
pertenecientes a todas las tendencias políticas. Cansados de las violencias de las luchas civiles y de la 
guerra, estos hombres quieren entregarse nuevamente a los placeres de la paz y al cultivo de las bellas 
letras. Cunde la moda de organizar veladas. 
 31 de diciembre. Manifiesto “República y Patria Mexicana”, por el que piden al presidente Benito 
Juárez se reconozcan los derechos de propiedad a los pueblos indígenas. 
1868 Velasco copia el Códice Sánchez Solís. Practica profesionalmente la fotografía. Colabora con las 
láminas litografiadas de Flora del Valle de México. Es nombrado socio de Número de la Sociedad 
Mexicana de Historia Natural. 
 Con capital norteamericano, se funda la primera compañía de petróleo en Papantla, Veracruz. 
Compañía Explotadora del Golfo Mexicano. 
 Exposición de fin de cursos de Velasco: Ahuehuete y Castillo de Chapultepec. Premio: Medalla de 
Plata y diploma. José María Velasco termina sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Al 
ser retirado Landesio de su clase de perspectiva, esta última es impartida por José Ma. Velasco. 
 El doctor Gabino Barreda, inaugura la Escuela Nacional Preparatoria. Entre sus maestros están: José 
María Marroquí, José María Vigil, Leopoldo Río de la Loza, Ignacio Ramírez El Nigromante, Ignacio 
Manuel Altamirano, Manuel Orozco y Berra, Manuel Payno, Amado Nervo, Justo Sierra. 
 Velasco fue nombrado profesor de Perspectiva. 
 enero – junio. Altamirano publica quincenalmente una sección de crónica teatral en el periódico El 
Siglo XIX. 
 Pinturas de Velasco al temple de tema histórico en la casa de Felipe Sánchez Solís. Vista de Amealco. 
Litografías de Cacahuamilpa: Salón de los órganos. Salón de los Monumentos. Litografías del 
Popocatépetl: Cráter, vista del volcán desde el cerro de Tlamaca. Autorretrato en miniatura al óleo. 
 
 
 A finales de abril, al volverse las veladas actos sociales más que literarios, Altamirano e Ignacio 
Ramírez, sus principales animadores, deciden interrumpirlas. 
 abril – octubre. Altamirano colabora en El Monitor Republicano donde cubre a partir del mes de julio 
una sección quincenal de crónica teatral. 
 14 de junio. Nace el abogado, poeta, dramaturgo y político mexicano Manuel José Othón en San Luis 
Potosí, San Luis Potosí. 
 30 de junio  – 4 de agosto. Altamirano publica por entregas en el periódico La Iberia sus Revistas 
Literarias. 
1869 Da principio la Guerra de Castas en Chiapas, levantamiento tzotzil, ocurrido en la región alta de 
Chiapas. 
 Velasco publica en La Naturaleza una investigación sobre el Cereus Serpentinus. También publica otro 
artículo: “Ipomaea Triflora”. Realiza la litografía del volcán del Seboruco, para el artículo de A. 
Caravantes sobre la erupción de dicho volcán en La Naturaleza. Litografía de un Antiguo volcán”, de 
M. H. Saussure para La Naturaleza. 
 XIV Exposición de Velasco en la Escuela Nacional de Bellas Artes: Ahuehuetes y Castillo de 
Chapultepec, Alameda de México. 
 2 de enero al 18 de diciembre.  Publicación del primer número de la revista literaria El Renacimiento, 
fundada por Ignacio Manuel Altamirano y Gonzalo A. Esteva. Un intento por restaurar el ambiente 
cultural de México y conciliar todas las tendencias en pugna durante la Guerra de Intervención. 
 19 de septiembre. Invitado a participar en el viaje inaugural del ferrocarril de la ciudad de México a 
Puebla, Altamirano escribe una magnífica crónica de este evento que será publicada en El 
Renacimiento. 
1869– 
1914 
La Sociedad Mexicana de Historia Natural publica el periódico La Naturaleza, publicación que 
constituye un valioso documento para el estudio de la ciencia. 
1870 Se publica Clemencia, considerada la primera novela mexicana moderna, escrita por Ignacio Manuel 
Altamirano. 
 enero – noviembre, Altamirano colabora semanalmente en El Siglo XIX su novela Julia con el título de 
Una noche de julio. Posteriormente esta novela será incluida en la recopilación de textos narrativos que 
Altamirano reunirá en 1880 con el título de Cuentos de invierno. 
1871 A petición de Francisco Sosa, que prepara su Álbum de Navidad, Altamirano escribe su novela 
Navidad en las montañas. 
 Manuel Payno publica Tardes nubladas. 
 XV Exposición de Velasco en la Escuela Nacional de Bellas Artes: Los Grandes ahuehuetes y el 
Castillo de Chapultepec. Uno de los Grandes Ahuehuetes. 
 A invitación de Manuel Payno, fundador y director de El Federalista, Altamirano colabora en este 
periódico con una sección miscelánea, cultural y política, titulada “Bosquejos”. Con el título de 
“Rimas”, se publica en el folletín de El Federalista una recopilación de los poemas de Altamirano. En 
este mismo año las “Rimas” se publicarán también en El Domingo. Las descripciones del paisaje patrio 
le sirven de instrumento en su búsqueda de una lírica genuinamente mexicana. 
 9 de noviembre. Porfirio Díaz, perdedor en las elecciones proclama el Plan de la Noria, contra “la 
reelección indefinida”. 
 1 de diciembre. Discurso de protesta de Benito Juárez como presidente electo de los Estados Unidos 
Mexicanos. Accede a su última reelección para cerrar el paso a los militares y mantener el civilismo.  
1872 Velasco sustituye a Landesio en forma interina para la Clase de Paisaje, meses después, Landesio 
retoma su clase y pinta Ahuehuetes de Chapultepec. 
1872– 
1882 
5 de enero - 1882. Altamirano es electo primer secretario de la Sociedad Mexicana de Geografía y 
Estadística, ocupará esta función hasta su elección al puesto de vicepresidente de la misma, en 1881. 
En su calidad de primer secretario de la sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, Altamirano 
forma parte de la comisión encargada de reorganizar la publicación del Boletín de esta sociedad 
científica. Seguirá ocupándose activamente de este órgano de difusión científica hasta 1882. 
 18 de julio. Cuando Díaz está a punto de ser completamente derrotado, muere en el ejercicio del poder, 
el presidente Benito Juárez García. 
1872– 
1876 
19 de julio –  
20 de noviembre. Presidencia interina de Sebastián Lerdo de Tejada. 
1873 Durante el gobierno de Lerdo de Tejada se da la rebelión de los cristeros en los estados de Guanajuato 
y Jalisco como protesta a las disposiciones de la Reforma. 
 
 
 Hace Velasco una excursión para cumbres de Maltrata con Landesio, que renuncia a la Escuela 
Nacional de Bellas Artes.  
 Pinta Fresnos, sauces y chopos. Pórfdidos del cerro de los Gachupines. Cantera del cerro de los 
Gachupines o Atzacoalco. Rocas del cerro de Atzacoalco. Rocas del Tepeyac. Valle de  México desde 
el cerro de Atzacoalco. Cumbres de Maltratra. Tizapán y Cordillera de la Cañada de la Magdalena. 
Vista del Valle de México desde el río de los Morales. Valle de México desde el cerro de Atzacoalco y 
elabora lámina para el artículo “Troquilideos del Valle de México” de Manuel Villado en La 
Naturaleza. 
 1 de enero. Entra en operación el servicio comercial del Ferrocarril Mexicano, el cual cubre la ruta 
México-Veracruz. 
1874 Por intereses políticos y favoritismo a Salvador Murillo, Ignacio M. Altamirano critica injustamente la 
escuela pictórica de Landesio y la creatividad de Velasco. Salvador Murillo es nombrado profesor de la 
Cátedra de Paisaje. 
 Velasco pinta Peñascos del cerro de Atzacoalco. Barranca del agua Santa. Arroyo de Tlaxcala. Vista 
de la ciudad de Tlaxcala. Cascada de Barrio Nuevo. Cascada de Rincón grande. Cascada de 
Tuxpango. Realiza excursiones a Tlaxcala y a Veracruz. 
 García Cubas publica el Atlas metódico para la enseñanza de la Geografía de la República Mexicana. 
 enero – junio. Altamirano publica en El Artista un breve artículo titulado “La pintura histórica en 
México”. 
 1 de febrero. Aparece el periódico El Ahuizote, opositor del gobierno de Lerdo de Tejada. 
 14 de diciembre. Sobre leyes de Reforma. Decreto del Congreso. 
1875 XVII Exposición de Velasco en la Escuela Nacional de Bellas Artes: Valle de México desde el cerro de 
Santa Isabel. Primer Premio, Medalla de Oro. Pinta Bosque de Pacho. El Volcán de Orizaba. Cascada 
de Barrio Nuevo. Vista de la ciudad de Tlaxcala. Valle de México desde el cerro de Santa Isabel. 
Autoretrato al óleo. Realiza excursión a Veracruz. 
 mayo – junio. Altamirano colabora de modo episódico en la revista La Universidad Libre creada por 
los estudiantes huelguistas. El escritor aprovecha esta circunstancia para desarrollar sus ideas sobre la 
noción de libertad de enseñanza. 
 11 de septiembre. Fundación de la Academia Mexicana de la Lengua en la ciudad de México. 
1876 García Cubas publica The Republic of Mexico, para desmentir los rumores negativos sobre el futuro del 
país y ofrecer a los extranjeros un panorama más exacto de sus recursos naturales y de su situación 
económica, con la esperanza de promover la inversión externa. 
 Velasco pinta Bosque de Pacho. Cascada de Rincón Grande. Cascada de Tuxpango. Volcán de 
Orizaba. Peñasco del cerro de Atzacoalco. Valle de México desde las lomas de Tacubaya. Macetón del 
Baño de los Pescaditos. Plátano. Realiza varias láminas para el artículo Ensayo ornitológico de la 
familia Troquilidae, o sea colibríes o chupamirtos en México, escrito por Rafael Montes de Oca en La 
Naturaleza. 
 10 de enero. Se proclama el Plan de Tuxtepec de Porfirio Díaz, luego reformado en Palo Blanco. 
 11 de octubre. Sublevación del general Porfirio Díaz contra el presidente Sebastián Lerdo de Tejada, a 
quien luego sucede en su cargo. 
 30 de octubre. Sebastián Lerdo de Tejada abandona la capital. 
1876– 
1877 
31 de octubre –  
15 de marzo. Presidencia de José María Iglesias (1823-1891), jurista y político liberal. 
 26 de noviembre – 6 de diciembre. Presidencia de Porfirio Díaz, liberal, asume la presidencia de 
manera provisional. 
1876– 
1877 
6 de diciembre –  
17 de febrero. Juan N. Méndez. (1820-1894), militar y político liberal, presidente interino. 
1877 Velasco empieza a colaborar en el Museo Nacional. Hizo una serie de dibujos de temas prehispánicos. 
 Porfirio Díaz impulsa los trabajos del Museo Nacional y reorganiza y amplía sus instalaciones y se 
empezaron a publicar los Anales, órgano de difusión del Museo. Porfirio Díaz nombra a Ramón S. 
Lascurain director de la Escuela Nacional de Bellas Artes. 
 En la ciudad de México se aprueba el decreto de creación de la Comisión Geográfica Exploradora que 
tendría por objeto primordial hacer las cartas generales de la República en fracciones, para construir la 
Carta General, y también, las cartas particulares de cada estado o territorio. 1878, 4 de junio. 
1877– 
1880 
17 de febrero –  
30 de noviembre. Presidencia de Porfirio Díaz, liberal, único contendiente. 
 
 
 26 de octubre. México protesta ante Estados Unidos por la invasión de tropas durante el gobierno del 
General Porfirio Díaz. 
 28 de diciembre. Altamirano es nombrado profesor de Historia de la Filosofía en la Escuela Nacional 
Preparatoria. 
1878 Velasco  pinta y litografía. Pirámide del Sol. Participa con láminas litografiadas y coloreadas, para 
ilustrar la tesis sobre leguminosas medicinales autóctonas del Dr. Fernando Altamirano Carbajal. 
Velasco sobre la Hemostasis y los procedimientos quirúrgicos en las amputaciones. 
1879 Velasco publica en La Naturaleza una extensa memoria sobre las costumbres y metamorfosis de la 
especie de ajolote. Recibe un premio por esta publicación. 
 15 de enero. Altamirano recibe una patente masónica como miembro del Supremo Consejo del grado 
33 del Rito Escocés, antiguo y aceptado del Valle de México perteneciente al Soberano Gran Oriente 
de la República Mexicana. Al parecer sus actividades masónicas habían cobrado ya una fuerte 
relevancia desde el año de 1877. 
1880 Velasco recibe de manos de Porfirio Díaz el nombre de dibujante del Museo Nacional. 
 Manuel José Othón publicó sus primeros poemas bajo el nombre de Poesías. 
 enero. Al acabar su periodo como magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Altamirano 
funda el diario político La República que dirigirá hasta el fin de diciembre de 1881. Se encarga de la 
sección editorial titulada “Correo”, y publica en él un gran número de artículos políticos así como 
algunos textos de carácter cultural, histórico y costumbrista: “La Semana Santa en mi pueblo”, “El 
señor del Sacromonte o La fiesta de Guadalupe”. 
 enero – febrero. Altamirano publica en La Libertad una reseña crítica de la exposición plástica anual 
celebrada por la Academia de San Carlos. Estos comentarios serían publicados posteriormente en 
folleto. Publica en la Tipografía Literaria de Filomeno Mata la tercera y más completa edición de su 
recopilación de poemas titulada Rimas. 
1880– 
1884 
1 de diciembre –  
30 de noviembre. Presidencia de Manuel González. 
1881 Manuel José Othón se titula de abogado en el Instituto Científico y Literario (posteriormente la 
Universidad Autónoma de San Luis Potosí). 
 18 de julio. Altamirano es nombrado profesor de literatura y elocuencia en la Escuela Nacional de 
Jurisprudencia, cargo al que renunciará en junio de 1882. 
 27 de septiembre. Altamirano se desliga de su asociación con Filomeno Mata y queda solo al frente del 
periódico La República. 
1882 Se crean los bancos Mercantil Agrícola e Hipotecario, Mercantil Mexicano y el Banco Hipotecario 
Mexicano. 
 Velasco pinta Montañas del Poniente de México. Montaña del Ajusco. Murales: Vista de la cordillera 
de Ajusco. Los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Valle de México desde el cerro de Sta. Isabel . 
Vista de la cordillera del Ajusco. Los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl. Montaña del Ajusco. 
Montaña del Monte Alto. Vista Chapultepec. Chapultepec desde la calzada de la Reforma. 
 6 de febrero. Madame Calderón de la Barca fallece en Madrid, España. 
 27 de septiembre. Tratado de Límites entre México y Guatemala. 
1883 García Cubas publica una visión ampliada, con numerosos datos económicos y cifras demográficas de 
The Republic of Mexico. 
 Manuel José Othón publica un segundo tomo de sus poemas con el titulo de Nuevas Poesías. 
 Altamirano publica en el Primer almanaque histórico, artístico y monumental de la República 
Mexicana, editado en Nueva York por Manuel Caballero, su “Revista histórica y política” que propone 
una revisión de la historia nacional de México desde 1821 hasta 1882. En esta misma publicación 
Altamirano incluye su “Revista literaria y bibliográfica” que reseña una buena parte de las actividades 
de las sociedades literarias y científicas del país entre 1867 y 1882. Entre los jóvenes literatos de 
talento que menciona Altamirano figura Manuel Gutiérrez Nájera.  
1884 Comienzan a operar el Partido Militar y el de los Políticos Científicos. 
 Gonzalo A. Esteva, periodista, funda El Nacional. 
 La Sociedad Antonio Alzate es fundada en la ciudad de México. 
 Porfirio Díaz decreta la enseñanza obligatoria de la economía política en establecimientos de 
instrucción profesional. 
 García Cubas publicó el Atlas Geográfico y Estadístico de los Estados Unidos Mexicanos. 
 El presidente Manuel González nombra a Velasco representante de México en la Exposición de Nueva 
 
 
Orleáns. Velasco se traslada con su familia a la casa N° 5 de la Plaza Principal de la Villa de 
Guadalupe. 
 Exposición de Nueva Orleáns, Velasco expone: Barrancas de Metlac. Valle de México desde el cerro 
de Santa Isabel. Pinta Rosa. Geranios. Vista del Valle de México desde el cerro Santa Isabel. Valle de 
México desde las lomas de Tacubaya. 
 2 de abril. Abre sus puertas la Biblioteca Nacional de México en la Iglesia de San Agustín. 
 10 de abril. Inauguración del Ferrocarril Central Mexicano que corre entre la capital del país y Ciudad 
Juárez, Chihuahua. 
1884– 
1911 
1 de diciembre –  
25 de mayo. Presidencia de Porfirio Díaz, liberal. 
1885 Velasco pinta Baño de Nezahualcóytl. Valle de México desde las lomas de Tacubaya. Ahuehuete de la 
Noche Triste. Valle de México desde el cerro del Tenayo. 
1886 En una sesión del Liceo Hidalgo Altamirano da lectura de los 13 primeros capítulos de novela EL 
Zarco. 
 Velasco realiza dibujos para el libro medicina doméstica. 
 Manuel Payno es enviado a París en una misión diplomática. 
 8 de abril. Ramón Alcaraz fallece en la Ciudad de México. 
1887 Velasco realiza excursión a Oaqxaca y pinta Catedral de Oaxaca. Vista de la ciudad y Valle de 
Oaxaca. Vista de la ciudad y  Valle Grande de Oaxaca. Mitla. Cardón. Vista de Guelatao. Vista de la 
Carbonera. Vista de la fábrica de hilados La Carolina. Vista de los volcanes. Popocatépetl e 
Iztaccíhuatl. 
1888 García Cubas publicó el Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico de los Estados Unidos 
Mexicanos, volumen I y II. 
 Velasco pinta Vista de la ciudad y Valle de Oaxaca. Ciudad y Valle de Oaxaca. Ahuehuete de 
Chapultepec. Cascada de Barrio Nuevo. 
1888– 
1891 
Manuel Payno escribió en España Los bandidos de Río Frío. 
1889 Velasco es nombrado jefe de Grupo de Bellas Artes, por el Ministerio de Fomento. Parte con su hijo 
Francisco a la Exposición Internacional de París. Visita: Francia, Italia, Suiza, Austria, Alemania e 
Inglaterra. 
 Se crea la revista de corte feminista Violetas del Anáhuac. 
 Velasco pinta Bahía de La Habana. Mar Atlántico. Presenta 68 óleos y 19 dibujos de varios autores en 
la Exposición Internacional de París. Recibe Diploma y Medalla de Plata. Recibe la Condecoración de 
Caballero de la Legión de Honor, por sus pinturas presentadas allí. 
 Vicente Riva Palacio integra el último volumen de México a través de los siglos. 
 García Cubas publica el Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico de los Estados Unidos 
Mexicanos, volumen III. 
 7 de junio. Altamirano es designado cónsul general de México en España con residencia en Barcelona. 
1890 García Cubas publica el Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico de los Estados Unidos 
Mexicanos, volumen IV. 
 Porfirio Díaz le extiende a Velasco el nombramiento de dibujante – fotógrafo del Museo Nacional. 
 Velasco participa en la expedición científica a las Ruinas de Cempoala en Veracruz, dirigida por 
Francisco del Paso y Troncoso, director del Museo Nacional. 
 28 de febrero. La permuta propuesta por Manuel Payno y Altamirano para intercambiar sus cargos 
consulares respectivos, el primero en París y el segundo en Barcelona, es aceptada por el secretario de 
Relaciones Exteriores. 
1891 Velasco pinta Vista de México desde las lomas de Tacubaya. Vista de Guelatao. Popocatépetl e 
Iztaccíhuatl desde la fábrica La Carolina. Cañada de Metlac. 
 García Cubas publica el Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico de los Estados Unidos 
Mexicanos, volumen V. 
 Velasco es nombrado Socio Honorario de la Junta de Exposiciones de Aguascalientes. Participa en la 
Exposición con dos de los grandes cuadros del Valle de México. Gana Medalla de Oro. XXII 
Exposición de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Expone: Valle de México desde el río de los 
Morales. Volcán de Orizaba desde la hacienda de San Miguelito. Vista de Mitla. 
 Manuel Payno publica en Barcelona la 1ª edición de su obra Los bandidos de Río Frío. 
 Velasco hace 30 dibujos de Cempoala a partir de fotografías, así como un dibujo de los Chorros de 
 
 
Actopan y otro del Río del Agostadero. Algunos de estos dibujos son publicados en el libro de Jesús 
Galindo y Villa Las Ruinas de Cempoala, publicado en 1912. Pinta: Camino a Chalco con los 
volcanes. 
 2 de enero. Por decreto se establece la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas. 
 febrero. Sale de las prensas la 5° edición de La Navidad en las montañas, edición parisina en español 
de 3000 ejemplares que costeó Altamirano. También planea una edición de esta obra en francés. 
 agosto. Con la representación oficial de México, Altamirano asiste la Congreso Internacional de 
Ciencias Geográficas en Berna, Suiza. 
 10 de septiembre. Altamirano es distinguido por el gobierno francés con la condecoración de las 
palmas de Oficial de la Instrucción Pública. Es invitado a formar parte de la Sociedad L’ Alouette, en 
la cual participan periodistas y literatos franceses, hombres políticos de diversas nacionalidades y 
diplomáticos de países de lengua hispana. 
1892 El presidente Díaz asiste a la inauguración del tramo Puebla-Oaxaca del Ferrocarril del Sur. 
 Exposición Histórica Americana en Madrid, Velasco expone 14 de sus dibujos de Cempoala, que le 
valen una medalla de Oro. Pinta: Lumen in coelo. Hacienda de Chimalpa. 
 31 de mayo. Altamirano entrega una colaboración, episódica pero ruidosa, en El Partido Liberal, 
apoyando la reelección de Porfirio Díaz. 
1893 El Ministerio de Fomento nombra a Velasco jefe del grupo de Bellas Artes, que iba a representar a 
México en la Exposición Internacional de Chicago. Allí expone 14 obras, entre ellas: Valle de México 
desde el cerro de Atzacoalco. El Valle de Oaxaca. Valle de México desde el cerro de Santa Isabel. 
Hacienda de Chimalpa. Recibió Medalla y Diploma al Mérito. 
 13 de febrero. Altamirano fallece en la Villa Gabarino, San Remo, Italia. 
 8 de julio. Tratado de Límites entre México y Honduras Británica 
 Fundación del periódico El Demócrata en la ciudad de México. 
1894 Velasco pinta Lumen in coelo. Pórfidos del Tepeyac. Cantera del cerro de Atzacoalco. Autorretrato a 
lápiz. Puestas de sol desde el cerro de Atzacoalco. Valle de México desde el cerro del Tepeyac. Vista 
de la montaña del Ajusco y pueblo de San Ángel. Valle de México tomado rumbo de la Villa de 
Guadalupe. 
 La Revista Azul es publicada por los poetas Manuel Gutiérrez Nájera y Carlos Díaz Dufóo. 
 García Cubas publica  su libro  sobre la Geografía e Historia del Distrito Federal. 
 4 de noviembre. Manuel Payno fallece en el barrio de San Ángel, Distrito Federal. 
1895 Velasco expone en la Sala Dos del Museo Nacional catorce de sus dibujos de Cempoala. Pinta: Valle 
de México desde el lago de Chalco. Valle de México desde el Molino del Rey. 
 1 de abril. México y Guatemala firman el convenio final de límites entre ambos países. 
 Procedente de Estados Unidos de América, llega el kinetoscopio, aparato de reproducción de imágenes. 
1896 Llega al país el cinematógrafo que desplaza al kinetoscopio. 
1897 Exposición Universal de Nashville, en E.U.A., Velasco envía: Los volcanes Iztaccíhuatl y 
Popocatépetl. 
 Salvador Toscano, cineasta, abre la primer sala de cine donde empieza a fotografiar escenas de la vida 
cotidiana de México. 
1898 Los educadores Enrique C. Rébsamen, de origen suizo, y Emilio Fuentes y Betancourt, cubano, 
comienzan a editar la revista México Intelectual. 
 XXIII Exposición de Velasco en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Presenta: Vista del Ajusco desde 
San Ángel. Valle de México desde el Molino del Rey. Cañada de Metlac. Lumen in coelo. Vista de 
Cuernavaca, Puesta de sol. Pinta Vista de la Cascada de Juanacatlán. Puente de la Barranca del 
Muerto. Los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl a la puesta del sol. El Popocatépetl e Iztaccíhuatl. 
Valle de México desde el Molino del Rey. Lumen in coelo. 
1899 29 de abril. Decreto de la ley para la nacionalización de los ferrocarriles. 
 García Cubas realiza la cuarta y última edición de la Carta General de la República Mexicana. 
1900 Manuel José Othón obtuvo el cargo de diputado federal y se integró al Congreso de la Unión. 
 Exposición de Bellas Artes del Círculo Católico de Puebla. Velasco recibe Diploma y Medalla de Oro. 
1901 Velasco es invitado a la inauguración de la Capilla en el cerro de las Campanas, donde fueron fusilados 
Maximiliano, Mejía y Miramón. Escribe la Lista de Cuadros Originales de Paisajes. Recibe la 
Condecoración de la Cruz de Caballero de la orden de Francisco José. Dibuja el Tablero de la Cruz de 
Palenque. Pinta Cerro de las Campanas. Valle de México desde el Castillo de Chapultepec. Valle de 
México desde el Tepeyac. 
 
 
1902 Se publica el libro Poemas rústicos del poeta mexicano Manuel José Othón. 
1904 José María Esteva fallece en Veracruz, Ver. 
1905 Othón publica su obra El Desierto. 
 Velasco realiza expedición a Tepoztlán, Morelos. Pinta Valle de México tomando desde el Tepeyac. 
Árboles del Pirú del Tepeyac. Instituto Geológico  de México 10 lienzos en los que representó la flora 
y la fauna terrestre y marina. 
 Entre las actividades de Velasco para el Museo Nacional, destacan: Restauración del retrato del Obispo 
de Zumárraga. Doce acuarelas de diversas especies de hongos. Dibujo de roca fósil. Dos dibujos a 
lápiz de una cabeza zapoteca. Dibujo de pluma del plano del lago de Pátzcuaro. Acuarela de la 
orquídea Laelia Autumnalis. Acuarela de la flor de maíz de Tajas. 
1906 Se publica la obra más conocida del poeta Manuel José Othón, titulado Idilio Salvaje. 
 Velasco hace diversos dibujos para el Museo Nacional: Acuarela de la Crónica de Michoacán. Dibujos 
de pluma de diversos objetos arqueológicos. 
 Porfirio Díaz inaugura el Instituto Geológico de México. Se efectúa el Décimo Congreso Geológico 
Internacional. 
 28 noviembre. Muere el poeta, dramaturgo y político mexicano Manuel José Othón en San Luis Potosí, 
San Luis Potosí. 
1907 Se publica otra obra de Manuel José Othón bajo el titulo Noche rústica en Walpurgis. 
1908 Velasco termina de escribir su libro El arte de la pintura, orientado a la enseñanza de la pintura de 
paisajes. 
1910 Velasco deja el Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, después de 30 años, y se 
convierte en dibujante naturalista del Museo Nacional de Historia Natural. 
1912 13 de febrero. Muere Antonio García Cubas en la Ciudad de México. 
 26 de agosto. Muere en la Villa de Guadalupe Hidalgo, Ciudad de México el pintor paisajista José 
María Velasco. 
 
 
 
 
 
 
 
 
  
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_________, Carta general de la República Mexicana: formada en vista de los datos más recientes y 
exactos que se han reunido con tal objeto y constan en la noticia presentada al Exmo. Sr. 
Ministro de Fomento, [México], A. García Cubas, [1852], 2 mapas; 48 x 68 cm. Nota “Esta 
carta pertenece al Atlas general de la República por García y Cubas y nadie puede 
reimprimirla”. Este mapa viene acompañado de: Carta general de la República Mexicana: 
formada en vista de los datos más recientes y exactos que se han reunido con tal objeto y 
constan en la noticia presentada al Exmo. Sr. Ministro de Fomento, por Antonio García y 
Cubas, [México], Lit. de Salazar, [188?]. Incluye: 1. Comparación de los principales ríos de 
la República. 2. Comparación de las principales montañas de la República según su altura. 
_________, Carta general de la República Mexicana: formada para el estudio de la configuración 
y división interior de su territorio,  [México], Imp. Litog. de H. Iriarte, 188?, 1 mapa. Esta 
carta forma parte de: Cuadro geográfico y estadístico de la República Mexicana por 
Antonio García Cubas. En la parte superior derecha: “Carta I”. 
_________, Cuadro geográfico, estadístico, descriptivo e histórico de los Estados Unidos 
Mexicanos. Obra que sirve de texto al Atlas pintoresco, México, Oficina Tipográfica de la 
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Álbum del ferrocarril mexicano: colección de vistas pintadas del natural, por Casimiro Castro y ejecutadas 
en cromo-litografía por A. Sigogne C. Castro, con una descripción del camino y de las regiones que 
recorre por Antonio García Cubas. Album of the Mexican Railway; a collection of views lation from 
nature by Casimiro Castro, chromo-lithographed by A. Sigogne, C. Castro, etc. With through which 
it passes... English Ed. trad. from the Spanish by George F. Henderson, México, Victor Debray, 
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Album du chemin de fer mexicain: collection de vues peintes d'apres nature / par Casimiro Castro, litogr. A. 
Sigogne, description par Antonio Garcia Cubas, tr. par G. Gostkowski, México, Lithographique de 
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Álbum del ferrocarril mexicano: colección de vistas pintadas del natural, por Casimiro Castro y ejecutadas 
en cromo-litografía por A. Sigogne C. Castro, con una descripción del camino y de las regiones que 
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Álbum del ferrocarril mexicano: colección de vistas pintadas del natural, por Casimiro Castro y ejecutadas 
en cromo-litografía por A. Sigogne C. Castro, con una descripción del camino y de las regiones que 
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Álbum del Ferrocarril Mexicano: colección de vistas pintadas del natural = Album of the Mexican Railway: 
a collection of views taken from nature, por Casimiro Castro, litogr. por A. Sigogne, C. Castro, 
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Atlas geográfico, estadístico e histórico de la República Mexicana, 2a. ed. facs., liminar por Oscar Castañeda 
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Atlas geográfico y estadístico de los Estados Unidos Mexicanos: obra compuesta de una magnifica carta 
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español, francés e inglés, México, Publicado por Debray Sucesores, 1886, 1 atlas: col., montado en 
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Atlas pintoresco e histórico de los Estados Unidos Mexicanos. Divisiones política, etnográfica y eclesiástica; 
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del Valle de México y de las cercanías de la capital; Arqueología e Historia. Obra adornada con..., 
México, Debray Sucs., 1885, 1 v., 14 mapas, ils. 
Atlas pintoresco e histórico de los Estados Unidos Mexicanos, por Antonio García Cubas, facsimil de la 
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México, Invesora Bursatil, 1992, 19 p.  
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Atlas pintoresco e histórico de los Estados Unidos Mexicanos, ed. facs., México, Valle de México, 1985, 29 
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[Atlas Universal, s. p. i.], 1 v., maps. dobls. 
 
 
Carta general del Imperio Mexicano, [s. p. i.]. 
Carta general de la República Mexicana : formada en vista de los datos más recientes y exactos que se han 
reunido con tal objeto y constan en la noticia presentada al Exmo. Sr. Ministro de Fomento, 
[México], A. García Cubas, [1852], 2 mapas; 48 x 68 cm.  
Carta general de la República Mexicana: formada para el estudio de la configuración y división interior de 
su territorio,  [México], Imp. Litog. de H. Iriarte, 188?, 1 mapa; 15 x 19 cm. Esta carta forma parte 
de: Cuadro geográfico y estadístico de la República Mexicana por Antonio García Cubas. nota  En 
la parte superior derecha: "Carta I". 
Fernández Leal, Manuel, Carta general de la República Mexicana, formada en la Secretaría de Fomento con 
mejoramiento de datos, por disposición del Secretario del Ramo Ingeniero Manuel Fernández Leal,  
París, Monroco, 1899, 1 mapa.   
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Curso elemental de geografía universal dispuesto con arreglo a un nuevo método que facilita su enseñanza 
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Curso elemental de geografía universal dispuesto con arreglo a un nuevo método que facilite su enseñanza en 
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en los establecimientos de instrucción de la República, y precedido de las nociones indispensables 
de geometría para el estudio de esta ciencia, 8a. ed., México, Murguía, 1906, 432 p. 
Curso elemental de geografía universal dispuesto con arreglo a un nuevo método que facilita su enseñanza 
en los establecimientos de instrucción de la República, y precedido de las nociones indispensables 
de geometría para el estudio de esta ciencia, 9a. ed. rev. correg. y aum., México, Antigua Imprenta 
de Murguía, 1910, viii-432 p., láms. [plegs.] 
“Descubrimiento geográfico en Nueva España en el siglo XVI”, Boletín de la Sociedad Mexicana de 
Geografía y Estadística, ep. 5ª, v. 2, p. 781-785, 1907. 
Diccionario geográfico, histórico y biográfico de los Estados Unidos Mexicanos,..., México, Oficina 
Tipográfica de la Secretaría de Fomento, 1859, 5 v. 
Diccionario geográfico, histórico y biográfico de los Estados Unidos Mexicanos,..., México, Antigua 
Imprenta de Murguía, 1888-1891, 5 v., ils. 
Diccionario geográfico, histórico y biográfico de los Estados Unidos Mexicanos,..., México, Antigua 
Imprenta de las Escalerillas, 1896, 5 v. 
Diccionario geográfico, histórico y biográfico de los Estados Unidos Mexicanos, México, [s. n.], 1899, t. en 
v. 
Diccionario geográfico, histórico y biográfico del Estado de Morelos, tomo 1: 1888, presentación Valentín 
López González, Cuernavaca, Mor., V. López González, Instituto Estatal de Documentación de 
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“Documento que se refiere a la balanza comercial relativa al uso oficial de 1872-1873, mandada formar por el 
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Elementos de geografía de los Estados Unidos Mexicanos, México, Tipografía de la Oficina Impresora del 
Timbre, 1901, 8, [60] p., maps. 
Ensayo de un estudio comparativo entre las pirámides egipcias y mexicanas, México, Imprenta de Ignacio 
Escalante, y Cía., 1871, 26 p. 
Escritos diversos de 1870 a 1874, México, Imprenta de Ignacio Escalante, 1874, 422-[23] p. 
“Estudio comparativo de 2 elementos históricos”, en Congreso Internacional de Americanistas, reseña, p. 
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Etude géographique, statistique, descriptive et historique des Etats Unis Mexicains par Antoine García 
Cubas.... Ouvrage publié par ordre de Ministere des Travaux Publics, México, Ministere des 
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“Extensión territorial y población de la República”, Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, 2a. ep., v. 
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“Geografía”, Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, 2a. ep., v. l., p. 37-41, 1864.  
Geografía e historia del Distrito Federal. Obra ilustrada con dos cartas geográficas y hermosos grabados, 
México, Eduardo Murguía, 1892, 96 p., ils. 
Geografía e historia del Distrito Federal. Obra ilustrada con dos cartas geográficas y hermosos grabados, 
2a. ed., México, E. Murguía, 1894, 94 p., ils., maps. 
Geografía e historia del Distrito Federal, ed. facs., México, Antigua Imprenta de Murguía, 1894, México, 
Instituto José María Luis Mora, 1993, xvi, 94 p., grabs. (Colección Facsímiles). 
Geografía e historia del Distrito Federal, obra ilustrada con dos cartas geográficas y hermosos grabados por 
Antonio García Cubas, México, Instituto Dr. José María Luis Mora, 1997, 1894, xvi, 94 p., ils., 
mapas, facsím. (Colección Facsímiles). Originalmente publicado en la Antigua Imprenta de E. 
Murguía, en 1894. 
[Geografía universal; libro cuarto, México. s. p. i.] p. [601]-720, ils., 31 cm., sin portada. Título corriente: 
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Itinerarios generales de la República Mexicana; con expresión de las distancias en leguas y kilómetros, 
México, Imprenta de Francisco Díaz de León, 1881, 54 p., ils. 
“La leyenda de Volien”, en Academia Mexicana de la Historia, Memorias, v. 30, p. 183-190, 1910-1911. 
El libro de mis recuerdos; narraciones históricas, anecdóticas y de costumbres mexicanas anteriores al 
actual estado social, México, Arturo García Cubas, 1904, 635 p. planos. 
El libro de mis recuerdos; narraciones históricas, anecdóticas y de costumbres mexicanas anteriores al 
actual estado social, 2a. ed., México, Manuel León y Sánchez, 1934, 639 p., ils. 
El libro de mis recuerdos; narraciones históricas, anecdóticas y de costumbres mexicanas anteriores al 
actual estado social, México, Patria, 1945, 635 p., ils., retrs., planos. 
El libro de mis recuerdos; narraciones históricas, anecdóticas y de costumbres mexicanas anteriores al 
actual estado social, prólogo y selección de Manuel Carrera Stampa, México, Secretaría de 
Educación Pública, 1946, 94 p. (Biblioteca Enciclopédica Popular, 93). 
El libro de mis recuerdos; narraciones históricas, anecdóticas y de costumbres mexicanas anteriores al 
actual estado social, 4a ed., México, Ed. Patria, 1950, 823 p. (Colección México en el siglo XIX). 
El libro de mis recuerdos; narraciones históricas, anecdóticas y de costumbres mexicanas anteriores al 
actual estado social, 5a. ed., México, Patria, 1960, 828 p., ils. (Colección México en el siglo XIX). 
El libro de mis recuerdos; narraciones históricas, anecdóticas y de costumbres mexicanas anteriores al 
actual estado social, 6a. ed., México, Patria, 1969, 828 p., ils. (Colección México en el siglo XIX). 
 
 
El libro de mis recuerdos; narraciones históricas, anecdóticas y de costumbres mexicanas anteriores al 
actual estado social, 7a. ed. México, Patria, 1978, 828 p., ils. (Colección México en el siglo XIX). 
El libro de mis recuerdos: narraciones históricas, anecdóticas, y de costumbres mexicanas anteriores al 
actual estado social (ilustradas con más de trescientas fotograbados), ed. facs., México, A. García 
Cubas, 1904, México, Porrúa, 1986, 635 p., ils. (Biblioteca Porrúa, 86). 
“Mapa geroglifico de la peregrinación de los aztecas”, Boletín del Museo Nacional de México, 2a. ep., v. l, n. 
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“Materiales para la estadística general de la República Mexicana, apuntes relativos a la población”, 2a. ep., 
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Memoria para servir a la Carta General de la República Mexicana, México, Andrade y Escalante, 1861, vii-
166 p., ils., maps. 
Memoria para servir a la Carta General del Imperio Mexicano y demás naciones descubiertas y conquistadas 
por los españoles durante el siglo XVI en el territorio perteneciente hoy a la República Mexicana, 
México, Secretario de Fomento, 1892, 57 p., ils. 
Memoria para servir a la Carta General del Imperio Mexicano y demás naciones descubiertas y conquistadas 
por los españoles durante el siglo XVI en el territorio perteneciente hoy a la República Mexicana, 
ed. facs. de México. Secretaría de Fomento, 1892, México, Jorge Porrúa, 1983, 57 p., ils. 
Memoria para servir a la Carta General de la República Mexicana, [México, s. p. i.], [661]-720 p., ils. sin 
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México, its trade, industries and resources, trad. by William Thompson assisted by Charles B. Cleveland, 
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Nociones de geometría; para uso de los establecimientos de instrucción de la República, México, F. Díaz de 
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Nociones de geometría; para uso de los establecimientos de instrucción de la República, 6a. ed., México, F. 
Díaz de León, 1885, 71, 12 h. de láms. 
Nociones de geometría; para uso de los establecimientos de instrucción de la República, México, F. Díaz de 
León, 1886, 71, 12 h. de láms. 
Nociones de geometría; para uso de los establecimientos de instrucción de la República, México, F. Díaz de 
León, 1889, 71, 12 h. de láms. 
Noticias geográficas y estadísticas de la Republica Mexicana, México, Impr. de J. M. Lara, 1857, 27 p. + 1 
mapa. 
 
 
Nueva Guía manual de forasteros en la ciudad de México; escrita en castellano y en inglés y plano 
topográfico de esta capital... y publ. por la Antigua Librería de Murguía; texto español de José L. 
Groso..., México, Antigua Imprenta de Murguía, [s. a.], viii-78 p., ils. 
Nueva Guía manual de forasteros en la ciudad de México; escrita en castellano y en inglés y plano 
topográfico de esta capital..., México, Antigua Imprenta de Murguía, 1890 [?], viii-121-78 p. 
“Organización monástica de la familia mexicana”, en Divulgación Histórica, v. 3, p. 274-280, 1942. 
“Productos de las rentas federales en el segundo semestre corrido de julio a diciembre de 1868”, en Sociedad 
Mexicana de Geografía y Estadística, 2a. ep., v. l, p. 335-348, 1869. 
Los relatos de costumbres, presentación de Malena Mijares, México, PROMEXA, 1985, vii-784-[2] p. (Gran 
Colección de la Literatura Mexicana. Recopilación de varios autores). 
“Rentas federales de México en el 1er. semestre de 1868”, en Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, 
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“Reseña de los trabajos ejecutados por la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística durante el año 1869”, 
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Reseña Geográfica del Distrito de Soconusco o Tapachula; Estado de Chiapas, México, Vicente G. Torres, 
1857, 20 p., ils. 
“Resumen general del movimiento marítimo en todas las partes del golfo, durante el año fiscal de 1871-
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The Republic of México in 1876: a political and ethnographical division of the population, character habits, 
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Enseñanza, 1876, 130, [1] p., 8 lams., 24 p. 11 p. de música. 
“Ruinas de la antigua Tollan”, en Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, 3a. ep., v. 1, p. 173-187, 
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Teziutlan, [Puebla, Pue?], [s. e.], [1874], 11 p. 
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“Un milagro de San Antonio, Episodio de la Guerra de Intervención. México, Octubre 6 de 1881 en folleto 
1847-1867 Expediente certificado de los servicios prestados a la Nación por el C. General Ignacio 
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HUMBOLDT, Alejandro von 
Obra: 
A geognostical essay on the superposition of rocks, in both hemispheres, London, Printed for Longuan, Hurst, 
Rees, Orme, Brown, and Green, 1823, 482 p. 
Ansichten der natur, mit wissenschaftlichen Erläuterungen, von Alexander von Humboldt. 2. verb. und verm. 
Ausg. Stuttgart und Tübingen, J. G. Cotta'schen, Buchhandlung, 1826, 2 t. en 1 v. 
Aportaciones a la antropología mexicana, 2a. ed., corregida, est. y trad. de Jaime Labastida, México, Katun, 
1986, 364 p. 
Ansichten der natur, Leipzig, Bibliographisches Institut, 1849, 434 p. 
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Atlas géographique et physique des régions équinoxiales du nouveau continent, fondé sur des observations 
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1814-1834, [Amsterdam, New York, Theatrum Orbis Terrarum, Da Capo Press, a Subsidiary of 
Plenum Publ. Corporation, 1971], 2 v., ils. 
Atlas geográfico y físico de la Nueva España, París, Jules Renouard Librero, 1827, [27] h., mapas sin texto. 
Atlas géographique et physique du Royaume de la Nouvelle-Espagne (Denominado también por el autor Atlas 
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Atlas pittoresque du voyage; Vues des cordillères, [Paris, [F. Schoell], 1810], Amsterdam, New Yordk, 
Teatrum Orbis Terrarum Da Capo Press, a Subsidiary of Plenum publ. Corporation, 1972, 2 v., ils. 
Bad odesberg, Inter Nationes, 1969, 181 p. 
Cartas americanas, comp., prólogo, notas y cronología Charles Minguet, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 
[1980], 436 p. 
Cartas americanas, comp., prólogo, notas y cronología Charles Minguet, tr. Marta Trab, Edicion 2a ed., 
Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1989, xiii, 299 p. 
Cosmos; essai d`une description physique du monde, tr. par H. Faye, Paris, Gide et Cie. Libraires Editeurs, 
Imprimerie de Fain et Thunot, 1847-1859, 4 v., ils. 
Cosmos, o ensayo de una descripción física del mundo, trad. al castellano por Francisco Díaz Quintero, 
México, Vicente García Torres, 1851, 2 t. en 1 v. (Biblioteca Mexicana Popular y Económica). 
Cosmos: ensayo de una descripción física del mundo, vertido al castellano por Bernardo Giner y José de 
Fuentes, Madrid, Imprenta de Gaspar y Roig, 1874-1875, 4 v. 
Cosmos: ensayo de una descripción física del mundo, trad. de J. A. P., Buenos Aires, Glem, 1944, 601 p. 
 
 
Cosmos: ensayo de una descripción física del mundo, ed. facs. de México, García Torres, 1851, trad. al 
castellano por Francisco Díaz Quintero, México, Cultura, 1976, 2 t. en 1 v. (Ciencia y Tecnología al 
alcance de todos). 
Cosmos: essai d'une description physique du monde; pref. de Juliette Grange, Paris, Utz, c2000, 2 v. 
Cristóbal Colón y el descubrimiento de América; historia de la geografía del nuevo continente y de los 
progresos de la astronomía náutica en los siglos XV y XVI, trad. por Luis Navarro Calvo, Madrid, 
Viuda de Hernando, 1892, 2 v. 
Cristóbal Colón y el descubrimiento de América; historia de la geografía del nuevo continente y de los 
progresos de la astronomía náutica en los siglos XV y XVI, trad. por Luis Navarro Calvo, Madrid, 
Librería de Pelardo Paez, Sucesores de Hernando, 1914, 2 v. (Biblioteca Clásica, 164-165). 
Cristóbal Colón y el descubrimiento de América; historia de la geografía del nuevo continente y de los 
progresos de la astronomía náutica en los siglos XV y XVI, trad. por Luis Navarro Calvo, Buenos 
Aires, Centro Difusor del Libro, 1946, 436 p. 
Cristóbal Colón y el descubrimiento de América, tr. Luis Navarro y Calvo, ils. de Ferdinand Belleman, 
Caracas, Venezuela, Monte Avila, 1992, 393 p. Traducción de: “Histoire de la Geographie du 
Nouveau Continent et des Progres de l'Astronomie Nautique aux XV et XVI Siecles comprenant l' 
Histoire de la Decouverte de l'Amerique”. 
Cuadro estadístico de la isla de Cuba 1825-1829, trad. e introducción de Armando Bayo, La Habana, [s. e.], 
1965, 111 p. 
Cuadros de la naturaleza, trad. por Bernardo Giner, Madrid, Gaspar, 1876, 589 p. 
Cuadros de la naturaleza, según la ed. definitiva, anotada y ampliada por el autor, trad. por Javier Nuñez de 
Prado, con un prólogo de Emiliano M. Aguilera, Barcelona, Iberia, [c1961], xiv-326 p. (Obras 
Maestras). 
Cuadros de la naturaleza, Caracas, Monte Avila, 1972, 2 v. 
Del Orinoco al Amazonas; viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente, [tr. de la 2a. ed. alemana 
por Francisco Payarols; rev. por Augusto Pangella. Seguida de dos ensayos epilogares Alejandro de 
Humboldt, en su centenario, por Adolf Meyer-Abich y Alejandro de Humboldt y los españoles, por 
Rafael Candel Vila], Barcelona, Labor, [1962], xi-429 p., ils. (Libros de Viajes). 
Del Orinoco al Amazonas, La Habana, Huracán, 1971, 329 p. 
Del Orinoco al Amazonas; viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente, tr. Francisco Payarols, 2ª 
edición, Barcelona, Labor, 1988, 397 p. Traducción de: “Orinoko zum Amazonas, reise in die 
aquinktial-gegenden des neuen kontinents, nach der ubersetzung. 
Diario de viaje a España, edición y traducción de Miguel Angel Vega, Madrid, Cátedra, 1998. 
Discursos pronunciados en la velada conmemorativa del centenario de la estancia en esta República del 
Barón de Humboldt y de su compañero Amadeo Bonpland, México, Oficina Tipográfica de la 
Secretaría de Fomento, 1904, 43 p. 
 
 
 Essai géognostique sur le gisement des roches dans les deux hémisphères, Paris, Chez F. G. Leurault, 1823, 
379 p. 
Essai politique sur le Royaume de la Nouvelle-Espagne. Avec un atlas physique et géographique, fondé sur 
des observations astronomiques, des mesures trigonometriques et des nivellemens barométriques, 
Paris, Chez F. Schoell, 1811, 5 v. 
Essai politique sur le Royaume de la Nouvelle-Espagne. Avec un atlas physique et géographique, fondé sur 
des observations astronomiques, des mesures trigonométriques et des nivellemens barométriques, 
[Paris, Chez F. Schoeel, 1811], Amsterdam, New York, Theatrum Orbis Terrarum, Da Capo Press, a 
Division of plenum Publ. Corporation, 1971, 2 v., ils. y atlas. 
Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, sacado del que publicó en francés... por Pedro María de 
Olive, Madrid, Ibarra, 1818, 2 v. 
Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, 2a. ed. correg. y aum., trad. al castellano por Vicente 
González Arnao, Paris, J. Renouard, 1820-1829, 5 v. 
Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, trad. al español por Vicente González Arnao, Paris, Rosa, 
1822, 4 v. 
Essai politique sur le Royaume de la Nouvelle-Espagne, 2a. ed., Paris, Chez Antoine Agustín Renouard, 
1825. 
Essai politique sur le Royaume de la Nouvelle-Espagne, deuxième edition, Paris, Jules Renouard, 1827, 4 v. 
Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, 3a. ed. correg., aum. y adornada, trad. al castellano por 
Vicente González Arnao, Paris, Librería de Lecointe, 1836, 5 v., con mapas. 
Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, trad. al castellano por Vicente González Arnao, Jalapa, 
Imprenta Veracruzana de A. Ruiz, 1869. (Biblioteca Histórica Mexicana). 
Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, 6a. ed., ed. crítica con una introducción bibliográfica, 
notas y arreglos de la versión española por Vito Alessio Robles, México, Pedro Robredo, 1941, 5 t. 
en 4 v., mapas. 
Ensayo político sobre Nueva España, prólogo selección y notas de Luis Alberto Sánchez, Santiago de Chile, 
Ediciones Ercilla, 1942, 211 p. (Biblioteca Amauta Ser. América). 
Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, resumen integral realizado por Florentino M. Torner, 
México, Compañía General de Ediciones, 1953, 289 p. 
Ensayo político sobre Nueva España, prólogo, selección y notas de Luis Alberto Sánchez, México, Editora 
Nacional, 1959, 211 p. (Colección Económica, 756). 
Ensayo político sobre el reino de a Nueva España, est. prel. rev. del texto de Juan Antonio Ortega y Medina, 
México, Editorial Porrúa, 1966, 696 p., ils. (Colección Sepan Cuántos, 39). 
Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, 2a. ed., est. prel. rev. del texto de Juan Antonio Ortega y 
Medina, México, Editorial Porrúa, 1973, 696 p., ils. (Colección Sepan Cuántos, 39). 
Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, notas Luis Alberto Sánchez, México, Editora Nacional, 
1973, 211 p. (Libros de Bolsillo, 750). 
 
 
Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, trad. de V. González Arnao, estudio prel. y notas de Juan 
A. Ortega y Medina, México, Porrúa, 1978, clxxx-696 p. (Colección Sepan Cuántos, 39). 
Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, 2a. ed., resumen integral por Florentino Tornel, México, 
Compañía General de Ediciones, 1978, 289 p. (Ideas, Letras y Vida). 
Ensayo político sobre el reino de la Nueva España. 4a. ed., est. prel. rev. del texto, cotejos, notas y anexos de 
Juan Antonio Ortega y Medina, México, Porrúa, 1984, 696 p. (Colección Sepan Cuántos, 39). 
Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, ed. facs. París, Rosa, 1822, México, Instituto Cultural 
Helénico, M. A. Porrúa, 1985, 4 v. 
Ensayo político sobre la isla de Cuba, trad. al castellano por D. J. B. de V. y M., Paris, Jules Renouard, 1827, 
xxxii-361 p., ils. 
Ensayo político sobre la isla de Cuba, tr. por José L. Bustamante de V. y M., Paris, Jules Renovard, 1829, 
xxxii-361 p., ils. 
Ensayo político sobre la Isla de Cuba, 2a. ed. correg., trad. por D. J. B. de V. Y. M., Paris, Librería de 
Lecointe, 1836, 361 p. 
Ensayo político sobre la isla de Cuba, con un mapa, tr. por José López de Bustamante, Nueva ed., Paris, 
Lecointe y Lasserre, 1840, xxxii-361 p., ils. 
Ensayo político sobre la Isla de Cuba, introducción por Fernando Ortiz, La Habana, Cultural, 1930, 2 v. 
(Colección de Libros Cubanos, v. XVI, XVII). 
Ensayo político sobre la isla de Cuba, Homenaje de la Ciudad de la Habana en el centenario de su muerte, La 
Habana, Of. del Historiador de la ciudad, 1959, 295 p., ils. 
Ensayo político sobre la Isla de Cuba, nota prel. por Jorge Quintana Rodríguez, Introd. por Fernando Ortiz, 
La Habana, Archivo Nacional de Cuba, 1960, 435 p., ils. (Publicaciones del Archivo Nacional de 
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Ensayo político sobre la Isla de Cuba, [eds.] Miguel Ángel Puig-Samper, Consuelo Naranjo Orovio, 
Armando García González, Aranjuez, Madrid, Doce Calles, Valladolid, España, Junta de Castilla y 
León, Consejería de Educación y Cultura, c1998. 457 p., il., mapas, 25 cm. + 1 mapa suelto. 
(Theatrum Naturae. Colección de Historia Natural. Textos clásicos). 
Ensayo político sobre la Isla de Cuba, introducción biobibliográfica de Fernando Ortiz, corr., notas, 
apendices de Francisco Arango y Parreño, [et al.], La Habana, Cuba, Fundacion Fernando Ortiz, 
c1998, 2 t., il., + 1 map. (Coleccón de Libros Cubanos, vols. 16 y 17). 
Essai sur la géographie des plantes: accompagné d'un tableau physique des régions équinoxiales, par 
Alexandre de Humboldt et Aime Bonpland, redigé par Al. de Humboldt, ed. facs., México, Cultura, 
1955, 155 p. (Institut Panamericain de Geographie et D'Histoire, Publ., 200). 
Essai sur la géographie des plantes [accompagné d'un tableau physique des régions équinoxiales]. Par Al. de 
Humboldt et A. Bonpland, rédigé par Al. de Humbold, ed. facs. de Paris, Chez, J. G. Cotta, 1807, 
Amsterdam, New York, Theatrum Orbis Terrarum Ltd. da Capo Press Inc. a subsidiary of plenum 
Publishing Corporation, 1973, 155 p., ils. 
 
 
Ensayo sobre la geografia de las plantas acompañado de un cuadro físico de las regiones equinocciales; pref. 
de Jose Sarukhan, introducción de Charles Minguet y Jean Paul Duviols, México, Siglo XXI, 
Universidad Nacional Autónoma de México, 1997, 134 p. 
Examen critique de l`histoire de la géographie du Nouveau Continent, et des progrès de l'astronomie 
nautique aux quinzième et seizième siècles, Paris, Gide, 1836-39, 5 v., maps. 
El farón, Caracas, Venezuela, Creole Petroleum Corporation, 1959, 31 p., rets., diagrs., facs., fotos. 
Historische Hieroglyphen der Azteken injahr. 1803, im Königreich Neu-Spanien, [s. p. i.], 16 láms. facs. 
Ideas para una geografía de las plantas más un cuadro de la naturaleza de los países tropicales, basado en 
las observaciones y mediciones que se realizaron entre los paralelos de10 [grados] latitud norte 
hasta 10 [grados] latitud sur, durante los anos de 1799, 1800, 1801, 1802 y 1803, por Al-von 
Humboldt y A-Bonpland, tr. del texto alemán por Ernesto Guhl. Bogotá, Colombia, Arco, 1985, xx, 
177 p. “Jardín Botánico José Celestino Mutis”. 
Ideen zu einer Geographie der Pflanzen, hrsg. Von Mauritz Dittrich, Leipzig, Geest & Portic K. G., 1960, 180 
p., map., retr. 
México-Werk: politische Ideen zu México Mexicanische Landeskunde, ed. y comentarios de H. Beck, 
Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1991. 
Kritische Untersuchungen über die historische Entwickelung der geographischen Kenntnise von der Neuen 
Welt und die Fortschritte der nautischen Astronomie in dem 15 ten und 16 ten Jahrhundert. Aus dem 
französischen übersetzt von Jul. Ludw. Ideler..., Berlin, Nicolai'schen Buchhandlung, 1836-52, 3 v. 
Mimoses et autres plantes légumineuses du nouveau continent, recueillies par MM. de Humboldt et Bonpland, 
décrites et publieés par Charles-Sigismond Kunth. Avec figures coloriées, [Paris, Librairie Grecque-
Latine-Allemande, 1819], Amsterdam, New York Theatrum Orbis Terrarvum, Da capo Pres, a 
Division of Plenum Publ. Corparation, 1971, 223 p., 60 láms. 
Monographie des melastomacées, comprenant toutes les plantes de cet ordre récueillies jusqu'a ce jour, et 
notamment au Mexique, dans l'ile de Cuba, dans les provinces de Caracas, de Cumana, et de 
Barcelone, aux Andes de la Nouvelle-Grenade, de Quito et du Pérou, et su les bords du Rio Negro, 
de l'Orénoque et de la rivière des Amazones; par Al. de Humboldt et A. Bonpland; mise en ordre par 
A. Bonpland..., [Paris, Libraire Grecque-Latine-Allemande, 1816-1826], Amsterdam, New York, 
Theatrum Orbis Terrarum, Da Capo Press, a Division of plenum publ. Corporation, 1970-1971, 2 v., 
60. láms. 
Nociones de los escritores antiguos sobre la existencia de tierras occidentales. Apéndice 11 de la obra 
Cristóbal Colón y el descubrimiento de América: historia de la geografía del nuevo continente y de 
los progresos de la astronomía náutica en los siglos XVI y XVII, trad. al español por Luis Navarro y 
Calvo, Madrid, Artes Gráficas Rehyma, 1958, 43 p. 
Nova genera et species plantarum, [quas in peregrinatione orbis novi collegerunt, descripserunt, partim 
adumbraverunt A. Bonpland et Alex de Humbold... in ordinem digessit Carol Sigismund Kunth, 
accedunt tabulae a eri incisae, et Alexandri de Humboldt notationes ad geographiam plantarum 
spectantes. Lutetiae Parisorum, Sumtibus Libr. Graeco Latino- Germanicae, 1915-1925], Amterdam, 
New York, Theatrum Orbis Terrarum, Da Capo Press, 1971-1973, 7 v., ils. 
 
 
Observaciones sobre el Puerto de Acapulco hechas en 1804 por Alejandro de Humboldt, México, Porrúa, 
1987, 31 p., ils. 
Océano, atmósfera y geomagnetismo: capítulos seleccionados del Cosmos, vers. del alemán con introducción 
y notas de Otto Schneider, Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1949, 291 p. (Historia y Filosofía de la 
Ciencia). 
Personal narrative of travels to the equinoctial regions of the new continent during the years 1799-1824, tr. 
into English by Helen Maria Williams, Amsterdam, Theatrum Orbis Terrarum Da Capo Press, 1971, 
4 t. en 2 v., ils. (Voyage de Humboldt et Bonpland). 
Plantes équinoxiales, recueillies au Mexique, dans l'ile de Cuba, dans les provinces de Caracas, de Cumana 
et de Barcelone; aux Andes de la Nouvelle-Grenade, de Quito et du Pérou, et sur les bords du Rio-
Negro, de l'Orénoque et de la riviére des Amazones, [Paris. F. Schoell; et Tubingues, J. G. Cotta, 
1880-1909], Amsterdam, New York, Theatrum Orbis Terrarum, Da Capo Press a Division of Plenum 
Publ. Corporation, 1971, 2 v., 140 láms. 
Political essay on the kingdom of New Spain, trans. and annotated by Henaleyc, Woodbridge, Lexington, 
University of Kentucky Library, 1957 v. (Scripta Humanisticas Kentockiensis, 1). 
Political essai on the Kingdom of New Spain, trad. from the original french by John Black, London, 
Longman, 1966, 4 v. (En coedición con 7 editoriales). 
Political essay on the kingdom of New Spain, the John Black translation edited with an introduction by Mary 
Maples Dunn, New York N. Y., A. A. Knpof, 1972, 242 p. 
Political essay on the kingdom of New Spain, tr. John Black ed. withand introducción by Mary Maples, Dunn 
Norman, Oklahoma, London University of Oklahoma Press Alfred A. Knpof, 1988, x-243 p. 
Recueil d'observations astronomiques d'operations trigonométriques et des mesures barométriques, [Paris, F. 
Schoell, 1810], Amsterdam, New York, Theatrum Orbis Terrarum. Da Capo Press, A subsidiary of 
Plenun Publ., Corporation, 1972, 2 v., ils. 
Recueil de'observations de zoologie et d'anatomie compareé, faites dans l'océan Atlantique, dans l'intérieur 
du Nouveau Continent et dans la mer du Sud pendant les années 1799, 1800, 1801, 1802 et 1803, 
Paris, F. Schoell, G. Dufor, 1811-1833, 2 v., ils. 
Recueil d'observations de zoologie et d'anatomie comparée, [Paris, 1799-1803], Amsterdam, New York, 
Theatrum Orbis Terrarum. Dalapo Press, a subsidiary of Plenum Publ., corporation, 1972, 2 v., ils. 
Reise auf dem Rio Magdalena, durch die Anden und México, Berlín, Akademia, 1986. 
Reise in die Aequinoctial-Gegenden des Neuen Continents in den Jahren 1799, 1800, 1801, 1802, 1803 und 
1804. verfasst von Alexander Von Humboldt und A. Bonpland. Mit einem kupfer, Stuttgart und 
Tübingen, J. G. Cotta, 1815-1832, v., ils. 
Reise in die Aequinoctial-Gegenden des Neuen Continents. ln deutscher Bearbeitung von Herman Hauff. 
Nach der Anordnung und unter Mitwirkung des Verfassers Suttgart, J. G. Cotta'scher Verlag, 1859. 
Relation historique du Voyage aux régions équinoxiales du Nouveau Continent [fait en 1799, 1800, 1801, 
1802, 1803 et 1804, par Al de Humboldt et A. Bonpland.., [Paris, Chez F. Schoell, 1814], 
 
 
Amsterdam, New York, Theatrum Orbis Terrarum Ltd. du Capo Press lnc. a subsidiary of Plenum 
Publishing Corporation, 1973, 3 v., ils. 
Researches, concerning the institutions and monuments of the Ancient inhabitants of America, with 
Descriptions and views of some of the most. Striking seenes in the cordilleras, writtem in french by 
Alexande Humboldt, et translated in to English by Helen Maria Willams, London, Published by 
Longman Hurst, Rees Ovne et Brown J. Murray et H. Colburn Barnard and Farley Skinner Street, 2 
v., 1814. 
Researches concerning the institutions and monuments of the ancient inhabitants of America, tr. into English 
by Helen Maria Williams, Amsterdam, Theatrum Orbis Terrarum Da Capo Press, 1971, 2 t. en 1 v., 
ils. 
“Resumen del Estado del Reyno de Megico en 1803 sacada del Ensayo Político sobre Nueva España”, en La 
Abeja Poblana n. 14, de 1 mar. 1821. [Puebla, 1820-1821. Colección Puebla]. 
Revision des graminées [publiées dans les nova genera et species plantarum de Humboldt et Bonpland. 
Précédée d'un travail géneral su la famille des graminées; par Charles-Sigismond Kunth..., [Paris, 
Gide fils, 1829], Amsterdam, New York, Theatrum Orbis Terrarum Ltd., da Capo Press lnc. a 
subsidiary of Plenum Publishing Corporation, 1972-1973, 2 v., ils. 
“Ruinas de Miguatlan o Mitla en la Provincia de Oaxaca”, en Manuel Francisco Álvarez, Las ruinas de Mitla 
y la arquitectura, [México, 1900], p. 46-51. 
Selections from the works of the Baron de Humboldt, relating to the climate, inhabitants, productions, and 
mines of México, with notes by John Taylor, London, Longman, Hurts, Rees, Orme, Brawn, and 
Green, 1824, xxxiii-310 p., ils. 
Sitios de las cordilleras y monumentos de los pueblos indígenas de América, Madrid, Gaspar, 1878, 439 p. 
(Sus Obras). 
Sitios de las cordilleras y monumentos de los pueblos indígenas de América, est. prelim. de Fernando Márque 
Miranda, Buenos Aires, Soler, 1968, 297 p., ils. (Biblioteca Dimensión Americana). 
In Sudamerika, Leipzig, F. V., [s. a.], 158 p., ils. 
Tablas geográfico-políticas del reyno de Nueva España que manifiestan sus superficie, población, 
agricultura, fábricas, comercio, minas, rentas y fuerza militar, México, Mariano Ontiveros, 1822, 36 
p. 
Tablas geográficas políticas del Reyno de Nueva España y correspondencia Mexicana, México, Dirección 
General de Estadística, 1970, 158 p., ils. 
Tablas geográficas políticas del Reyno de Nueva España, introducción, transcripción y notas de J. Moreno de 
Alba, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1993. 
Tablas geográficas políticas del Reyno de Nueva España, Archivo General de la Nacion, Secretaría de 
Gobernación, Secretaría de Educación Pública, 1999, 79 p., il. 
Tableaux de la nature par. A. De Humboldt, tr. por Ch. Gaslusky Paris, Francis Gide et Baudry, 1851-1888, 2 
v., mapas. 
 
 
Viage á las regiones equinopciales del Nuevo Continente, hecho en 1799 hasta 1804, por Alejandro de 
Humboldt y Aime Bonpland, redactado por Alejandro de Humboldt continuación indispensable al 
Ensayo politico sobre el reino de la Nueva España, por el mismo autor con mapas geográficos y 
físicos, París en Casa de Rosa, 1826, 5 v. 
Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente, hecho en 1799, 1800, 1801, 1802, 1803 y 1804, por 
Alejandro de Humboldt y Aimé Bonpland, redactado por Alejandro de Humboldt continuación 
indispensable al Ensayo politico sobre el reino de la Nueva España, por el mismo autor con mapas 
geográficos y físicos, tr. de Lisandro Alvarado, Caracas, Escuela Técnica Industrial Talleres de Artes 
Gráficas, 1940-1949, 5 v., láms., retrs., 18.5 cm. (Biblioteca Venezolana de Cultura. Colección 
“Viajes y Naturaleza”). 
Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo continente hecho en 1799, 1800, 1801, 1802, 1803 y 1804 por A. 
de Humboldt y A. Bonpland. Redactado por Alejandro de Humboldt, tr. de José Nucete-Sardi, 
Caracas, Ministerio de Educación Nacional, Dirección de Cultura, 1941-1942, 5 v., ils. (Biblioteca 
Venezolana de Cultura. Colección Viajes y Naturaleza). 
Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo continente hecho en 1799, hasta 1804 por Alejandro de 
Humboldt y Aimé Bonpland. Redactado por Alejandro de Humboldt, trad. de Lisandro Alvarado y 
José Nucete-Sardi, 2a. ed., Caracas, Ministerio de Educación, Dir. de Cultura y Bellas Artes, 1956, 5 
v., ils. (Biblioteca Venezolana de Cultura; Colección Viajes y Naturaleza). 
Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente, trad. de Lisandro Alvarado, Eduardo Rohl y José 
Nucete-Sardi, [Caracas], Monte Avila, [199-], 1 v. 
Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente, trad. de Lisandro Alvarado, Eduardo Rohl, Caracas, 
Monte Avila, [1985-1991], 5 v. 
Vistas de las cordilleras y movimientos de los pueblos indígenas de América, prólogo Miguel S. Wionzek, 
México, Secretaría de Hacienda y Crédito Público, 1974, 373 p. 
Volcans des cordillères de Quito et du Mexique, Paris, Gide et J. Baudry, 1854, 15 p., ils. 
Volcans des cordillères de Quito et du Mexique, Nueva edición, Paris, Theodore Morgand, 1864, xii-[12] p., 
planos, maps. 
Vom Orinoko zum Amazonas, Reise in die Aequinoktiel Gegenden des Neuen Kontinents, nach der 
Übersetzung von Herman Hauff, bearbeitet von Adalbert Plott y herausgegeben und mit einer 
Einführung versehen von Adolf Meyer Abich, Wiesbaden, F. A. Brockhaus, 1964, 419 p. 
Voyage aux régions équinoxiales du Nouveau Continent, fait en 1799, 1800, 1801, 1802, 1803 et 1804, par 
Alexandre von Humboldt et A. Bonpland, rédigé par Alexandre de Humboldt; avec un atlas 
géographique et physique, Paris, Libraire Greque-Latine-Allemande, 1814-1831, 13 v., ils. 
Vues des cordillères, et monuments des peuples indigènes de l'Amérique, Paris, A la Libraire Grecque-Latine-
Allemande, 1816, 2 v. 
Vues des cordillères et monuments des peuples indigènes de l`Amérique, Paris, Francia, N. Maze, 1824, 2 v. 
 
 
VELASCO, José María. Su obra y estudios sobre ella. 
Belleza y verdad en la obra de Frederick Catherwood, por Eduardo Enrique Ríos, México, Editorial del 
Sureste, 1984. 
Dibujos de José María Velasco, textos de Xavier Moyssen, ed. Ángel Cristóbal Sánchez, México, [Ángel 
Cristóbal Sánchez], 1989, [35] h., il., dibs., 24 x 33 cm. 
José María Velasco: libreta de apuntes, presentación de Teresa del Conde, México, Siglo XXI Editores, 
Gobierno del Estado de México, Instituto Mexiquense de Cultura, 2011, 15, 84 p., il. 
La flora del Valle de México, por José María Velasco, México, Instituto Mexiquense de Cultura, 1991, 17 
reproducciones de obras de arte: fotograbado (col.); 44 x 34 cm. + + 1 folleto (23 p.) 
Algunas obras: 
Biografías de artistas mexicanos, por Manuel Gustavo Antonio Revilla,  est. prel. de Elisa García Barragán, 
México, coordinación de Humanidades, [1994]. (Al Siglo XIX. Ida y Regreso).  
Biografías de mexicanos celebres, por Aurelio María Oviedo y Romero, México, Ch. Bouret, 1889, 7 v. 
(Biblioteca de la juventud). 
Cimientos del artista, dibujante y pintor: compendio de perspectiva lineal y aérea, sombras, espejos y 
refracción con las nociones necesarias de geometría, por Eugenio Landesio de Turino, México, 
Tipografía de M. Murguía, 1866, 46 p. 
Catálogo de las exposiciones de la Antigua Academia de San Carlos, por Manuel Romero de Terreros, 
México, UNAM, 1962. 
Cinco grandes de la pintura mexicana: José María Velasco, José Clemente Orozco, Diego Rivera, David 
Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo, [tr. al español por R. L. Solís Brun], México, 1981, 159 p. 
(Colección-serie  Los grandes maestros de la pintura universal, 12). 
El paisajista D. José M. Velasco, por Manuel Gustavo Antonio Revilla, México, Escuela Tipográfica 
Salesiana, 1912, 33 p., il. 
El paisajista José María Velasco, 1840-1912, por Juan de la Encina [Ricardo Gutiérrez Abascal], México, El 
Colegio de México, Fondo de Cultura Económica, 1943, 207 p., il. (Ensayos críticos sobre arte 
mexicano, 1). 
Excursión a la caverna de Cacahuamilpa y ascensión al cráter del Popocatepetl, por Eugenio Landesio, 
italiano; escrita en castellano por el mismo,  México, Imprenta del Colegio de Tecpam, 1868, ix, 71 
p. 
Historia de la ciencia y la tecnología, por Elías Trabulse, México, El Colegio de México, 1991, p. X-XXXI. 
Historia del Arte Mexicano, México, Salvat, 1982, 16 v. 
Homenaje a José María Velasco en Temascalcingo, por Mario Colín, México, Libros de México, 1967, 87 p. 
(Colección-serie  Testimonios de Atlacomulco, 25). 
Incidentes del viaje a Yucatán,  por John L. Stephens, edición de Juan Luis Bonor Villarejo, México, Dastin, 
2003. 
 
 
José Ma. Velasco: una historia sobre un pintor muy especial, por Héctor Serrano Barquín, il. Eduardo Bernal, 
Toluca, Edo. de México, Gobierno del Estado de México, Instituto Mexiquense de Cultura, 1999, 57 
p., il. (Biblioteca infantil del Estado de México). 
José María Velasco entre la ciencia y el paisaje [videograbación]; Juan Rulfo: una visión de la mexicanidad, 
TV UNAM (Ciudad de México); Universidad Nacional Autónoma de México; Dirección General de 
Difusión Cultural, México, TVUNAM; Difusión Cultural UNAM, 1995, 1999, 1 videocasete: son., 
col. (En Contraste, 2). Nota  Una semblanza del escritor mexicano, Juan Rulfo, a 10 años de su 
muerte, y una aportación del pintor paisajista, Velasco, a la ilustración científica. 
José María Velasco, Paisajes de luz, horizontes de modernidad, por María Elena Altamirano, México, DGE 
Equilibrista, 2006. 
José María Velasco y sus contemporáneos: Una muestra de la pintura mexicana académica de la segunda 
mitad del siglo XIX y principios del XX época de J. M. Velasco, por Javier Pérez de Salazar y Solana, 
México, Perpal, 1982, 262 p. 
José María Velasco, monografía Víctor M. Reyes; panorama cultural Adrian Villagomez L, Buenos Aires, 
Codex, 1964, [8], xvi, [2] p., principalmente lams. col. (Pinacoteca de los genios, 114). 
José María Velasco, Paul Cezanne, prol. Laura González Matute, textos Lupina Lara Elizondo, tr. Trena 
Brown, fots. Arturo Piera, Guillermo Montesinos, Javier Hinojosa, México, Promoción de Arte 
Mexicano, Qualitas Compañía de Seguros, 2011, 273, [6] p., il. col. 
José María Velasco, por Justino Fernández, Toluca, Mex., Gobierno del Estado de México, 1976, 94 p., il. 
(Serie José María Velasco. Monografías de arte, México Estado. Dirección del Patrimonio Cultural y 
Artístico, 1). 
José María Velasco, por Xavier Moyssen... [y otros.], México, Fondo Editorial de la Plástica Mexicana, 1991, 
143 p. 
José María Velasco: el paisajista, [texto] Xavier Moyssen, México, CNCA, Dirección General de 
Publicaciones, 1997, 29, [32] p., fots. col. (Círculo de arte). 
José María Velasco: Homenaje, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1989, viii, 343 p., 
lams. col. 
José María Velasco: pintor del paisaje mexicano, [comp.] Daniel F. Rubín de la Borbolla ...[et al.], Toluca, 
Llthomex, [1975], 119, [114], p., il., lams. col. 
José María Velasco: un estudio sobre su obra, Xavier Moyssen, México, SEP, Fondo Editorial de la Plástica 
Mexicana, 2004, 143 p., il. 
José María Velasco: un paisaje de la ciencia en México, por Elías Trabulse, Toluca, Instituto Mexiquense de 
Cultura, 1992, 332 p., il., fots. 
La idea de nuestro patrimonio histórico y cultural, Pablo Escalante Gonzalbo (coord.),  t. II, México, Consejo 
Nacional para la Cultura y las Artes, 2011, 394 p., ils. 
La paleobiología en las pinturas de José María Velasco, por Ángel Silva Bárcenas,  México, Sociedad 
Mexicana de Paleontología, 1991, 64 p. (Publicaciones especiales, no. 2) 
 
 
La pintura general o de paisaje y la perspectiva: en la Academia Nacional de San Carlos, por Eugenio 
Landesio, de Turin,  México, Imprenta de Lara, 1867, vi, 28 p. 
Nuevas visiones de lo pintoresco. El paisaje como arte, por Javier Maderuelo, Teguise, Fundación César 
Manrique, 1996. 
Paisaje mexicano, siglo XX, México, Cámara de la Industria de la Construcción, 1989, 143 p. 
Pintura del siglo XIX, [videograbación], realización, Manuel Bonilla Rius; producción, Héctor Gómez 
Vázquez; guion, Carmen González Lagana, México, CONACULTA, SEP, UTEC, 1984, 1 casete (30 
min.), sd., col., 1/2 plg. (Historia de la pintura en México). 
Pinturas de José María Velasco, México, Instituto Nacional de Bellas Artes, [1958], 1 v., il. 
Pinturas dibujos acuarelas, con un prólogo y tres sonetos de Carlos Pellicer, México, Fondo Editorial de la 
Plástica Mexicana, 1970, 136 p., lams. 
Pinturas dibujos acuarelas, José María Velasco; con un prol. y tres sonetos de Carlos Pellicer, México, 
Fondo Editorial de la Plástica Mexicana, Banco Nacional de Comercio Exterior, 1981, 135 h., lams., 
col. 
Velasco de México José María, pintor del Valle, una línea en el tiempo, por Ricardo Orozco Ríos, México, 
Centro de Estudios Históricos del Porfiriato, 2001, 42, [5] p., il. 
Velasco en blanco y negro, prol. Jose Yurrieta Valdes; introducción Rodrigo Almanza Villanueva; comentario 
José A. Bernal Obregón; rescate iconográfico Gonzalo Pérez Gómez, Toluca, Gobierno del Estado 
de México, Secretaría de Educación, Cultura y Bienestar Social, Instituto Mexiquense de Cultura, 
1992, xxxiii, 164 p., principalmente lams. 
Velasco, pintor cristiano, por Luis Islas García, México, Proa, 1932, 56 p., [4] h. de lams. 
Velasco: intimo y legendario, por Alfonso Sánchez Arteche, Toluca, Mex., Gobierno del Estado de México, 
Secretaría de Cultura y Bienestar Social, Instituto Mexiquense de Cultura, 1992, 110 p., lams. 
(Bitácora, 1). 
Visión y sentido de la plástica mexicana, por Manuel Gustavo Antonio Revilla, edición de Elisa García 
Barragán, México, UNAM, Coordinación de Humanidades, 2006, 398 p. (Ida y regreso al siglo 
XIX). Publicado anteriormente como: El arte en México en la época antigua y durante el gobierno 
virreinal (1893) y El arte en México (1923). 
 
Algunos artículos: 
“Acotaciones iconográficas a la evolución de episodios y localidades en los paisajes de José María Velasco”, 
por Fausto Ramírez, en José María Velasco, Homenaje, México, UNAM, Instituto de 
Investigaciones Estéticas, 1989, p. 57 s. 
“Apología del entorno en la medicina y la plástica mexicana del siglo XIX”, por Andrés Reséndiz Rodea, 
Revista Estudios de Arte y Estética, 2002, n. 53, p. 577-597. 
“De cómo el pasado prehispánico se volvió el pasado”, por Paula López Caballero, en Pablo Escalante 
Gonzalbo (coord.), La idea de nuestro patrimonio histórico y cultural, t. II, México, Consejo 
Nacional para la Cultura y las Artes, 2011, p. 137-151. 
 
 
“De como José María Velasco descubrió los volcanes”, por Montserrat Galí Boadella, Revista  Elementos, 
Puebla, Pue., 1998, v.5, n. 30, abr-jun, p. 36-40. 
“El auge de la arqueología y su configuración alegórica en el arte mexicano del siglo XIX”, por Víctor Tomás 
Rodríguez, en Babel en prosa. Arte, cultura y sociedad, Guadalajara, Limbo, año 2, n. 4, invierno 
2007. 
“José María Velasco científico”, por María Elena Altamirano Piolle, Revista Ciencias, México, 1997, n. 45, 
ene-mar, p. 32-35. 
“José María Velasco en Carlos Pellicer”, por Elisa García Barragán, Revista  Literatura Mexicana, 1997, v. 8, 
n. 1, p. 247-260.  
“José María Velasco, pintor del valle de México”, por G., B. Taracena, G. Aceves Navarro, Revista  
Memoranda, México, ISSSTE,  1991, v. 2, n. 12, may-jun, p. 40-55.  
“José María Velasco y la apropiación estética del paisaje nacionalista”, por Amaya Larrucea Garritz, en La 
Revolución Mexicana y las Artes, Katherine R. Ettinger y Amalia Villalobos Díaz (coords.), Morelia, 
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Gobierno del Estado de Michoacán de Ocampo, 
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, H Ayuntamiento de Morelia, 2012, p. 17-52. 
“La visión europea de la América tropical: Los artistas viajeros”, por Fausto Ramírez, en Historia del Arte 
Mexicano, v. 7. México, Salvat, 1982, p. 329. 
“México en la Exposición Universal de 1889”, por Clementina Díaz y de Ovando, Revista  Anales del 
Instituto de Investigaciones Estéticas, México, UNAM, 1990, v. 16, n. 61, p. 109-171.  
“Pintura colonial”, por Manuel Gustavo Antonio Revilla, Divulgación Histórica, año II, 1940, p. 69-72. 
“Tiempo, fuerza y ascenso en el realismo intensivo del Dr. Atl. Proposiciones teórico-poéticas para una nueva 
interpretación de su pintura”, por E. Espinosa López, Revista Anales del Instituto de Investigaciones 
Estéticas, México, UNAM, 1986, v. 14, n. 56, p. 125-140. 
“Vida secreta de dos cuadros: El descubrimiento del pulque y El Senado de Tlaxcala”, por Alfonso Sánchez 
Aretche,  en Memoria, n. 7, 1998. México, Museo Nacional de Arte. 
 
 

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