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lunes, 11 de agosto de 2025

ACLARANDO COSAS. El Diablo, Lucifer y la perspectiva hermética

 


Aclarando las cosas: El Diablo, Lucifer y la perspectiva hermética 🔥
Quiero abordar un malentendido común que suele surgir en nuestro entorno: la idea de que "el Diablo" y "Lucifer" son figuras bíblicas tal como la mayoría de los cristianos las imaginan. Esta creencia se repite con tanta frecuencia que la gente piensa que proviene directamente de la Biblia, cuando en realidad se trata principalmente de una tradición eclesiástica posterior y de traducciones erróneas, no de las Escrituras originales, y ciertamente no de hermetismo.
1️⃣ La Biblia nunca describe a "Lucifer" como Satanás.
El término "Lucifer" proviene de una traducción errónea al latín de Isaías 14:12 en la Vulgata, donde el hebreo helel ben shachar significa "el resplandeciente, hijo de la aurora". Este versículo se refería a un rey babilónico, no a un demonio con cuernos. A lo largo de los siglos, los padres de la iglesia combinaron esto con interpretaciones posteriores para crear el personaje de Lucifer como Satanás. 2️⃣ “El Diablo” no es un solo ser en los textos originales.
En las escrituras hebreas, “satanás” simplemente significa adversario, un oponente; a veces incluso un adversario humano, a veces alguien que pone a prueba a Dios. Solo en la teología cristiana mucho más tardía se convirtió en una entidad singular y maligna que lucha contra Dios.
3️⃣ Desde una perspectiva hermética, ambos son simbólicos.
En el hermetismo, no hay un hombre rojo con una horca gobernando un reino infernal. Estas figuras son alegorías de fuerzas internas:
El Adversario representa la resistencia, el desafío y los obstáculos que agudizan el alma a través de la prueba.
Lucifer, literalmente “portador de luz”, puede representar la chispa iluminadora del conocimiento, que puede ser mal utilizada o malinterpretada si se toma sin sabiduría ni equilibrio.
4️⃣ El peligro del literalismo.
Cuando los mitos se toman como historia literal en lugar de sabiduría simbólica, se utilizan como armas para infundir miedo y control. La hermeticidad enseña que la luz y la oscuridad son dos polos de un mismo principio: no se puede tener una sin la otra. La verdadera maestría reside en comprender y equilibrar estas fuerzas en nuestro interior, no en demonizar a una ni idolatrar a la otra.
💡 Conclusión:
Si eliminamos las traducciones erróneas, las tácticas medievales de miedo y las políticas eclesiásticas, «el Diablo» y «Lucifer» dejan de ser villanos de dibujos animados y empiezan a ser reflejos de la condición humana: lecciones sobre nuestra propia luz, sombra, orgullo, caída y redención. La hermeticidad no está aquí para combatir la religión, sino para iluminar la verdad más allá de los límites del dogma.


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